EL AFTERWORK DE LOS VIERNES

Marcelino Torrontegui cuidó las piernas de Indurain y dio masajes en 10 Tours: "Hay demasiado friki haciendo deporte los fines de semana"

El doctor en Ciencias de la salud, podólogo y fisioterapeuta habla con Relevo sobre su exitosa carrera: "Al deportista hay que mirarle a la cara".

Marcelino Torrontegui./
Marcelino Torrontegui.
Lu Martin

Lu Martin

De las muchas cosas que le debo en esta vida a Carlos Arribas (diría maestro de periodismo, pero siempre me ha parecido cursi de cojones esa frase) es que me presentara en un Tour (creo igual que fue en unos Juegos Olímpicos o en un Mundial de ciclismo o en un bar, no sé bien) a Marcelino Torrontegui (Gijón, 1964), un señor bajito, calvo, con gafas, asturiano, simpático hasta reventar, que ejercía de físio (diría que de maestro, pero eso...). Desde entonces le he buscado siempre que he podido porque me trata bien y me lo paso estupendamente a su lado. Siempre descubro y aprendo cosas nuevas del cuerpo humano, de la vida y del mundo, especialmente de Asturias y de Málaga, donde nos reunimos esta semana en otro ratito que resumo en esto, un Afterwork de los viernes, otra charla después del trabajo. Del suyo, claro. Si ser profe de Universidad es un trabajo, claro.

A ver, para empezar, ¿usted por qué es fisioterapeuta? De hecho, ¿cómo se llama su curro?

Soy doctor en Ciencias de la salud, podólogo y fisioterapeuta.

¡Hostia! ¿Y ahora profesor universitario?

Bueno, ahora trato de compartir conocimientos con chavales que están estudiando aquí en la Universidad de Málaga. Entré aquí en la facultad de ciencias de la salud de la universidad de Málaga, que estoy súper agradecido y estoy muy contento de poder también aquí transmitir.

¿Le premian?

Bueno, ayer a unos cuando profesores nos dieron un detallito.

¿Tipo profesor honoris causa?

No, hombre, no. Un regalito, sin más.

Y naciendo en Candás, en Asturias, paraíso natural, ¿me explica lo de vivir en Málaga mas de 20 años?

Nací en Gijón pero me crie en un pueblo muy pequeño. Mi padre era camionero, luego montó un restaurante y mi madre, pues trabajó en el restaurante que ahora lo lleva mi hermano, en Turias. Hace una carne espectacular.

Vale, pero es asturiano... ¿Cómo acabó usted viviendo en Málaga más de 20 años? ¡Hombre, no digo yo que Málaga sea mal sitio para vivir y currar, Dios me libre! Especialmente en el barrio del Torcal, pero... ¿me lo explica?

Porque tuve la oportunidad de fichar por el Málaga, en 1999, y bueno, como ya sabes que soy un culo inquieto, entonces me dije: "Voy a probar, vamos a ver qué puedo aportar yo ahí". Vine aquí y aquí me quedé.

¿Con Joaquín Peiró de entrenador?

Si, con Peiró de entrenador. Me vine después de acabar un Tour, acababan de subir a Primera, vine a echarles una mano y después de la Vuelta a España se ve que los jugadores estaban contentos y al final me lie y me quedé 21 temporadas, que se dice pronto. Pero eso ya lo sabías ¿no?

Bueno, pero debía concretar. Y resulta que he buscado en la Wiki, para confirmar, y resulta que aparece Carlota, su hija, pero usted no. ¿Y eso?

Es que mis hijos son mucho mas importantes que yo. Saldrá también Samuel, mi hijo, que juega en las divisiones del Sporting. Igual Susana, mi mujer.

¿La que estudio filología inglesa? ¿La traductora de ingles por la Universidad de Málaga?

Si, ¿la conoces?

Sí, creo que la conocí en un Tour. O en Málaga. ¿La que no le deja comer dulces, la madre de sus hijos?

Esa. Yo al fin y al cabo lo único que he hecho en esta vida ha sido intentar aportar algo al deporte, que me apasiona. No he hecho otra cosa que no sea trabajar en el deporte. Ahora en la docencia, estoy muy a gusto aquí.

Marcelino Torrontegui junto a su hijo Samuel.
Marcelino Torrontegui junto a su hijo Samuel.

Siendo hijo de camionero y cocinera, ¿cómo le llega la vinculación deportiva?

Porque crecí en una zona muy deportiva, donde siempre tuvimos grandes referentes, como Herminio Menéndez, mi amigo Herminio; el boxeador Rodríguez Calde, del club Los Gorilas; Julio Alberto, el futbolista. Es decir, Asturias, bueno, y sobre todo el concejo, tiene una tradición deportiva muy buena: el Náutico de Carreño, bueno, todo lo que genera el Ayuntamiento de Carreño, que tiene muchas escuelas deportivas, siendo un Concejo pequeño, con mucha promoción de la salud y del deporte, entre los niños, la juventud y también con la gente mayor, yo creo que es un ejemplo para toda España, ¿no? Y bueno, pues claro, todos nos enganchamos, nos enganchamos a la sidra y nos enganchamos a hacer deporte.

¿Y qué es más saludable, la sidra o el deporte?

Todo va correlacionado. La sidra te viene bien, te estabiliza y va muy bien para la serotonina. Pero disfrutar de los entornos naturales que tenemos en Asturias... Eso es un regalo.

¿Usted es mas de sidra o de deporte?

Últimamente soy más de cerveza. Me estoy haciendo más cervecero que de sidra. Bueno, a ver, me gusta disfrutar de los amigos, disfrutar de las compañías. Y bueno, pues cuando puedes tomarlo con un culín de sidra, que ahí en Carreño tenemos, tenemos sidra Peñón, que es una sidra espectacular... Y exacto, pues ¿cómo disfrutas de tus amigos, de tu entorno? Pues con una buena botella de sidra o con una cerveza. No lo hay más grande, claro. Aquí, cuando estás fuera de Asturias, es más complejo y más complicado.

Hombre, una cuadrilla y una barra de bar nunca faltan. Tengo un buen amigo, un excelente entrenador de fútbol, a quien un día le pregunté por qué jugaba a golf y me dijo que por la cervecita del final.

Pues claro, eso es lo bueno de hacer deporte: juntarte con los amigotes.

¿El ciclismo de fin de semana es un poco así? ¿Salir en grupeta es eso?

Hombre, yo soy del ciclismo antiguo, de la gente que acababa el domingo por la mañana y se juntaba a desayunar con su cervecita.

Ahora no, ahora se meten complejos vitamínicos.

Ahora son de arroz, controlan peso, las proteínas, ahora va todo muy controlado.

¿Se nos ha ido tema de las manos?

A ver, hacer deporte es siempre saludable, es genial, pero yo creo que ahora mismo, no sé, creo que hay demasiado friki, mucho no profesional haciendo deporte los fines de semana que yo qué sé... Será porque llevo toda la vida trabajando con deportistas de élite y me apasiona y disfruto como un enano en el deporte de élite y haciendo deporte, saliendo al monte con amigos pero claro, yo cuando veo según qué actitudes, qué quieres que te diga. Yo no sé qué hace la gente. Que sí, es súper saludable hacer deporte, pero también hay que tomarlo solo como un deporte, como un disfrute, como eso, como el tomar una cervecita después de darse una vuelta en bici.

No querer ser tan profesional cuando no lo eres. Quedar con los colegas, ¿no?

Exacto, con los colegas, para disfrutar del paisaje. Yo cuando veo gente que queda a correr y van torturándose unos a otros, uno baja de no sé cuanto y otro a no sé cuanto... Pues yo no lo veo. No lo veo. Y salen en bicicleta y se están atacando como si estuvieran haciendo el Tour de Francia. Y con unas edades... El deporte es saludable y hay que hacer deporte, pero tanto... Es decir, el espíritu de superación siempre es bueno para todo. No sé si será bueno, pero yo no lo haría. Yo no lo haría. Y me gusta salir a correr, me gusta ir a hacer fuerza, porque sé que es bueno para mi salud, y voy a correr y hago fuerza. Pero a veces voy más lento y no me pasa nada, ¿eh? ¿Y qué me importa a mí si voy más rápido o más lento? ¿Qué voy a ganar? ¿Sabes qué gano? Nada, un dolor en una rodilla, un dolor en un pie, porque al final somos lo que somos y el cuerpo sufre, el cuerpo al final con la edad va deteriorándose, no es lo mismo, es más fácil que te pase algo si te machacas con más edad. El concepto, yo creo que se ha pasado del deporte de salud a otra cosa. Pero cuando veo a la gente mayor haciendo fuerza en el gimnasio, un montón de mujeres, hombres, más mujeres que hombres haciendo gimnasia, la verdad es que a mí me encanta eso. Pero cuando ves ahí a toda la hostia en bicicleta sufriendo... eso no es normal.

Tengo un amigo que asegura no haber visto a nadie morir en la barra de un bar... pero que yuppies jugando a squash caían como moscas...

Bueno, en mi pueblo hubo una señora, mítica, auténtica, una de las grandes, trabajadora de una conservera, gente de talento, tradición folclórica, que le gustaba eso, los bares, la jarana... Pues murió en los bares... Pero tenía 90 y pico años, estaba tomando potes.

Si, y mi madre fumaba y bebía vino y la endiñó con 94, nos ha jodido mayo... Pero volvamos a su impresionante currículum. Según mis cálculos lleva usted más Tours que Xavier García Luque y juntos. ¿Es así?

Hombre no tantos, pero unos cuantos sí llevo. Llevo 10. Debuté en el de 1999, hice nueve seguidos, y volví el año pasado. He hecho diez Tours.

¿Todos con el mismo equipo?

¡No! Clas, Mapei, Cofidis, Festina, Polti, Movistar...

Suele decir que al Clas le debe todo. ¿Por qué?

Me sacó de casa, me formó. Entré de masajista gracias a Carlos Muñiz, que era un ciclista que había en el equipo, con el que habíamos estudiado juntos en el colegio, y me dijo que necesitan probar un masajista. Y ahí empecé. Luego llegó Rominger y claro, aquello fue un trampolín porque, claro, era un equipo casi de casa y nos convertimos ya en top mundial, de grandes objetivos en grandes carreras, un equipo atractivo y que gustaba a la gente. Gracias al Clas y a Rominger he tenido la suerte después de trabajar con los mejores.

Con Rominger, ¿tres Vueltas?

Si, tres Vueltas.

Y en los JJOO, ¿algunas medallitas han caído?

Hombre, he tenido el honor de trabajar en diez Juegos Olímpicos. Así que a Miguel Indurain y Abraham Olano en Atlanta les vi colgarse oro y plata; luego las de Joan Llaneras en pista en Juegos y la de Samu.

Torrontegui junto a Indurain.
Torrontegui junto a Indurain.

¿La de su paisano Sánchez? Impresionante, en Pekín, qué noche aquella en la casa de España, con doña Leticia metiendo la gamba.

Bueno, eso ya lo dices tú, yo lo que recuerdo es la felicidad de verle ganar la medalla. Para mí, poder ayudar en el Comité Olímpico Español es algo que, qué quieres que te diga, es una suerte que no imaginas. Y ya más allá de eso, la gente que conoces, los sitios, las enseñanzas...

Es usted como un globo, esta en todas las fiestas...

Bueno, pero el del cumpleaños siempre ha sido otro... Digamos que yo hinchaba los globos.

¿Pero disfrutó de la fiesta o no?

Joder, sí he disfrutado, claro que he disfrutado... He disfrutado de momentos increíbles y lugares maravillosos, como en los Juegos de la juventud de invierno, el año pasado en Corea, como un crío. Porque no solo he trabajado con ciclistas, he tenido la suerte de trabajar en otros deportes, he conocido gente de la natación, del balonmano, por supuesto del fútbol en el Málaga...

¿Suerte? Sí llegó a unas semis con Pellegrini.

¡Sí! Imagínate.

¿Son muy diferentes los atletas de disciplinas distintas? ¿O son todos los atletas de elite igual de tarados?

Son distintos, pero igual de competitivos. Sus problemáticas individuales no son las mismas, claro. O sea, es mi experiencia. Los nadadores, por ejemplo, compiten para ellos mismos. Los deportistas de equipo me apasionan porque forman grupo, los de balonmano, por ejemplo, me han enganchado por su filosofía de equipo. Es que hay que diferenciar el deporte de equipo y el deporte individual, es muy distinto, y eso les convierten en gente muy diferentes, son unas personalidades diferentes.

Hombre, usted conoce bien la soledad de los nadadores y el trabajo grupal de un equipo ciclista, claro.... ¿Es diferente?

Sí, pero hasta cierto punto. Cuando un ciclista arranca... ahí estás solo amigo... Hay un momento que si, el equipo te ayuda, genial, pero cuando Pogacar sube, sube solo cuando es la hora de ganar, de apretar el culo... y la natación es lo mismo pero desde que te tiras al agua, claro. Ahí no hay más, tienes que ser tú, en los deportes individuales estas solo.

Pero el ciclista llega al hotel y nunca está solo y la nadadora, Carlota, tiene a su entrenador y para de contar. Y así cada día.

Bueno, no te creas. Yo hago mis pinitos con el Canoe, voy con ellos de vez en cuando a los campeonatos y también he echado una mano a la Federación Andaluza, he ido con ellos y con mi hija lo que he vivido. Al final tienen sus ratos. El tercer tiempo lo hay en todos los deportes. En todos los deportes hay un rato de compañerismo, vas a un campeonato y están juntos, acaban de comer y están juntos. Claro, en los deportes de equipo hay más gente, y no todos están a gusto con todo el mundo, o no todo el mundo quiere estar con todo el mundo, que siempre unos son más afines con otros, ¿no?

Hablas de comer... Una cosa que he visto, gracias a la suerte que he tenido por estar a mi manera muy cerca del deporte de elite, es como ha mejorado la medicina gracias al deporte. Incluso gracias al dopaje, lo cual puede sonar a una barbaridad... Y en ese sentido la alimentación es básica. Incluso la cerveza. Comer es súper importante.

Es que en el deporte de elite ya no se trata de tener un médico. Es lo que dices, la influencia de una nutricionista evita lesiones y genera rendimientos, el fisio... El tratamiento médico en el deporte de elite es la hostia, la posibilidad de trabajar con un atleta de elite para un médico, un nutricionista, un fisio... es como para un mecánico trabajar con el motor de un Ferrari. Pero también te digo una cosa: igual estás con Messi y Messi necesita la mitad de atención o del tratamiento que si estás trabajando con un futbolista de Segunda B que por las mañanas va a currar a Primaprix... Es decir, que viene a entrenar por la tarde, acaba de entrenar y vuelve a trabajar. Entonces, claro, tienes que trabajar con musculaturas diferentes a las de un jugador de elite, que se alimenta con un control de la hostia, que descansa, que vive para eso.Trabajar con los deportistas de alto nivel es muy gratificante. Como dice mi amigo Juanjo Brau.

¿Juanjo Brau? ¿El que trabajaba en el Barça hasta que llegó Ricard Pruna y se lo cargó?

Uno de los grandes amigos que tengo en la profesión, tenemos muchas inquietudes comunes, hablamos mucho, mucho, mucho. Juanjo siempre dice que no tratas lesiones, tratas a deportistas lesionados, a personas con lesiones. Y tiene razón. Cada lesión, aunque tenga el mismo diagnóstico, es diferente porque cada lesionado es una persona distinta. Hay tantas variables que por mucho artículo de investigación que tenga detrás, por mucho diagnóstico, tiene cosas que se escapan, que no se ven.

Cosas que no se ven porque no llegan. Por ejemplo, con frecuencia no llega el resultado que busca el deportista y si llega, el periodista, el listo de turno, habla de fracaso. Usted ha vivido muy cerca ganar o perder medallas, títulos, grandes vueltas... Me pregunto siempre: ¿el fracaso existe?

Depende. Volvemos a la diferencia de los deportes de equipo y de los individuales. Mira, a mí en las clásicas ciclistas, en los mundiales, ha habido veces que casi me da un infarto, pero en las grandes vueltas ya sabes más o menos a por lo que vas, a ganar, a por pódium, o meterte entre los diez primeros. O a ganar una etapa. En los deportes de equipo es diferente. Llegas sin expectativas y se crea un clima que booom, explota algo y ganas. Pero nunca, nunca, nunca he visto a un deportista que no dé el 200% para llegar y para rendir al máximo. Así que no he visto a un atleta fracasar. Otras cosas son las circunstancias, una caída, una lesión, llegar a unos Juegos mejor o peor. El fracaso no existe en el deporte, hay circunstancias. Tío, que tú vas a los Juegos y lo que cuesta llegar a los Juegos en cualquier deporte, incluso los Juegos menores, a los de la Universidad, y luego, mira, tienes un mal día, una gripe y a tomar por culo, qué le vas a hacer... Hay circunstancias que te hacen rendir más o rendir menos, tanto mentales como físicas, gente a la que le puede la presión, que por lo que sea pues no va y no va.

¿A Indurain le podía la presión?

A Indurain no le podía nada. Ni Dios. Hasta que no pudo más.

Imparte clase en la Cátedra salud y dolor de la UMA. ¿Existe el dolor emocional?

El dolor empieza en la cabeza, claro.

Torrontegui, en el Málaga.
Torrontegui, en el Málaga.

Pero usted es podólogo. Los pies duelen ¿y hablan?

Habla la cara del deportista. Ves entrar a un jugador en el vestuario y su cara te lo dice todo. O a un atleta, su cara te lo dice casi todo. Hay que saber mirar a la gente a la cara. A veces veías entrar a uno por la mañana en el vestuario del Málaga y decías: buah, me pongo en otro lado. O bajaba uno en el desayuno antes de cuatro puertos y decías: ese hoy no ha dormido. Hay que mirar a la cara.

Oiga, ¿por qué los futbolistas tienen tan mala fama?

Porque la gente es gilipollas, porque no tienen ni puta idea.

Tiene usted razón. Hombre, hay de todo, pero es verdad, la gente es muy injusta con el futbolista. ¿O no?

Mucho. Ya, claro, todos hemos jugado a futbol pero salto de altura no ha hecho ni Dios y solo se les ve cada cuatro años. Y de fútbol sabe todo el mundo. Y los futbolistas, además, viven expuestos mediáticamente diez meses al año, u once si juegan el Mundial, son muy conocidos. Intimidad no tienen. Y tontos hay en todos lados, le pegas una patada a un piedra y salen cuatro idiotas.

Bueno, si juegas a waterpolo te conocen en la Barceloneta y en Sabadell. Y si eres ciclista, en el País vasco y en Asturias, ¿no?

Ya, pero mediáticamente no hablan de ti como se habla de un futbolista y eso mentalmente desgasta que no veas.

Por cierto, ¿algún día descubriremos por qué salen tantos ciclistas de Asturias?

Porque la cabra tira al monte.

¿Qué hacemos con el Málaga?

Sufrir.

¿La espuela?

Vale.

¿Con quién se iría de viaje mañana?

Con la selección española de balonmano.