OPINIÓN

Dentro de la fiesta de despedida de Mbappé con el PSG... donde su madre no le quitó ojo

Mbappé, junto a su madre, en su despedida del Parque de los Príncipes./Reuters
Mbappé, junto a su madre, en su despedida del Parque de los Príncipes. Reuters

Anoche tuve el placer de estrechar la mano de Kylian Mbappé y felicitarle por el título conquistado con el París Saint-Germain. Personalmente, una gran emoción. En ese momento podría haberle preguntado por el Real Madrid (aunque todos sabemos que de todas formas ya está hecho), pero no era ni el momento ni el lugar adecuados, porque en plena fiesta de la victoria del campeonato, sobre el césped del Parque de los Príncipes, digamos que mi cabeza estaba en otra cosa. Nada de mercado. Ni una cara triste del francés. Lo cierto es que su último partido en casa con el PSG lo vivió con más sonrisas que muecas de tristeza. 

Desde que terminó el PSG-Toulouse, es decir, desde que comenzó la celebración en el campo, con fuegos artificiales y familiares a lado, me quedé mirándole largo rato, directamente a los ojos, durante buena parte del tiempo, y nunca percibí tristeza en su mirada: el delantero estaba celebrando, bailando, cantando, abrazando a todo el mundo, haciéndose repetidas fotos con adultos y niños. Kylian se mostró amable, servicial, casi consciente de haberlo dado todo con esta camiseta (pero consiguiendo menos de lo que le hubiera gustado) y ahora preparado para el futuro.

Casi como si fuera una liberación después de tantos meses difíciles de tensión incluso con el club francés, al que no le gustó la forma en que Mbappé comunicó su despedida, es decir, con un vídeo que no fue consensuado con la dirección del PSG. Kylian me pareció una persona despreocupada, serena, educada y con muy buenos modales. Un joven que lo tiene todo, pronto será del Real Madrid, pero que tiene los pies en el suelo y las ideas claras.

Rebobinemos la cinta. Ayer tuve el placer de vivir en persona el último partido en casa del PSG en el campeonato. El equipo de Luis Enrique ya había ganado el torneo y la velada se centró en el último partido de Kylian ante su afición.

El francés entró al campo emocionado, preocupado, pude verlo, alguien, durante el calentamiento, cuando el locutor anunció su nombre entre los titulares, le abucheó. Mbappé convirtió el nerviosismo en mala leche competitiva, y a los ocho minutos marcó el gol que desatascó el partido contra el Toulouse. A su manera, a velocidad, saltando limpiamente por encima del portero. En ese momento, todo el estadio se puso en pie y lo celebró, casi como para rendirle homenaje. Ah, hay otro detalle que me llamó la atención: al sonar el pitido final descubrí que el speaker, al igual que Mbappé (y Keylor Navas), también deja el PSG tras 30 años de servicio. Ante el anuncio, hecho por él mismo, el estadio se puso en pie como en la mejor de las despedidas.

Una estrella que se va, como Mbappé, que al final del partido que luego perdió contra el Toulouse recibió delante de mí dos bonitas fotos de recuerdo de una niña, aficionada del PSG. En sus últimos momentos en el Parque de los Príncipes, Kylian estuvo acompañado por su madre, Fayza Lamari, y su hermano pequeño, Ethan. Su madre, durante las celebraciones finales, no le perdió de vista ni un segundo, persiguiéndole con la mirada en todo momento, mientras Kylian reía junto a Sergio Rico o alardeaba de la copa junto a los aficionados.

Cuando, al final, me disponía a abandonar el estadio, pasé por los meandros del Parque de los Príncipes y por el pasillo que te lleva del campo a la salida, me di cuenta de que había tantas fotos en honor de los grandes futbolistas que han vestido la camiseta del PSG; vislumbré a Neymar, Messi, Ibra... y entre ellos estaba Mbappé. Casi como si fuera un mensaje de adiós del club francés que ya le considera parte de su pasado desde hace varios meses. Sí, porque Mbappé decidió no renovar hace tiempo, ya en el último meses de 2023. En el futuro, ahora, está el Real Madrid. Kylian, ici c'était Paris.