MI EQUIPO Y YO

Jairo Ruiz, el espíritu rojiblanco del 'Nunca dejes de creer'

La vida del paratriatleta almeriense, una historia de superación, encarna los valores del conocido lema del Atlético de Madrid.

Jairo Ruiz posa para Relevo durante el encuentro en su Almería natal./MICHÈLE NOVOVITCH
Jairo Ruiz posa para Relevo durante el encuentro en su Almería natal. MICHÈLE NOVOVITCH
Michèle Novovitch
José Luis Guerrero

Michèle Novovitch y José Luis Guerrero

Nunca dejes de creer. Es una frase de cuatro palabras. Fácil de pronunciar, difícil de ejecutar. Sencilla en apariencia, compleja en profundidad. La historia de Jairo Ruiz López (26-11-1988) representa un lema en el que se identifican miles de atléticos. La vida de este almeriense quedó marcada desde su nacimiento debido a una agenesia de su antebrazo izquierdo. Aunque realmente fueron sus padres, Paco y Matilde, los que más sufrieron al principio: debían enseñar a su hijo pequeño cómo afrontar las tareas cotidianas de la vida, como atarse unos cordones, sin su mano izquierda.

Mi equipo y yo. Capítulo 1: Atlético de Madrid - Nunca dejes de creer. MICHÈLE NOVOVITCH

"Es un lema que siempre tuve muy interiorizado, mucho antes de saber que era el del Atlético de Madrid. Llevo dentro el 'nunca dejes de creer' porque soy una persona que desde niño se ha criado con una discapacidad. En una ciudad pequeña, que hace 30 años era la mitad de lo que es hoy en día, ahí en la esquina de un mapa aparece un niño que se cría con una discapacidad en un entorno en el que nadie tiene discapacidad", subraya. Ese niño, que se apuntó durante dos años al equipo de balonmano del colegio Francisco de Goya, acabó viviendo nueve años en Madrid, en la Residencia de Joaquín Blume, adscrita al Centro de Alto Rendimiento, y fue invitado al palco del Calderón, a un Atlético de Madrid - Málaga CF de LaLiga Santander, el 29 de octubre de 2016, donde recibió un homenaje por convertirse en el primer medallista olímpico de la historia del paratriatlón español, el bronce conseguido en los Juegos de Río de 2016.

Los primeros recuerdos de Jairo se encuentran asociados al deporte, elemento integrador por antonomasia. Practicó taekwondo y natación con su hermano Israel. "Recuerdo cuando fui a mi primer campeonato de Andalucía de deporte adaptado y llegué a una piscina en la que todo el mundo tenía algún tipo de discapacidad. A mí me chocaba muchísimo, porque en mi día a día no existía nadie más como yo. Para mí fue raro, vi a alguien sin una pierna o en silla de ruedas. Luego pensé: "¡Yo soy uno de ellos!", cuenta con su imborrable sonrisa.

Jairo Ruiz, durante el encuentro con Relevo en la Playa de las Salinas de Cabo de Gata. MICHÈLE NOVOVITCH
Jairo Ruiz, durante el encuentro con Relevo en la Playa de las Salinas de Cabo de Gata. MICHÈLE NOVOVITCH

En 2011, algo cansado de la natación, probó suerte con el triatlón, una disciplina que le enamoró. "En lugar de ser malo en un deporte, intentaba ser malo en tres a ver si me iba mejor", bromea Jairo, que encarna por los cuatro costados el espíritu rojiblanco: "Me empecé a hacer del Atleti por Fernando Torres. Cuando jugaba el Atlético de Madrid había algo en su forma de juego que era un poco diferente. Es un poco inexplicable, pero así es nuestra mentalidad". Pero en su vida ha tenido que crecer sin encontrar explicaciones muchas veces. "De niño sobre la época de adolescente, me empezaba a preguntar por qué soy yo el diferente. ¿Por qué soy el raro del grupo? Pero es que la explicación siempre fue la misma: ¡Es que no tiene explicación! Hay gente que nace diferente y tú naciste así".

Vinculación con el Atlético de Madrid

Lo que sí tiene explicación es su vinculación y amor por los colores rojiblancos. Su vida cambió completamente cuando se trasladó al CAR de Madrid. Dejó su trabajo de vendedor para dedicarse de forma profesional al triatlón. Fue entonces cuando recibió la llamada de otro almeriense, Paco Rojas, presidente del club Triatlón Atleti, que desde 2012 luce los colores rojiblancos brazada a brazada, pedalada a pedalada y zancada a zancada, pero sin llegar a formar parte del Atlético de Madrid de manera oficial (eran simples aficionados rojiblancos que competían en las pruebas de triatlón con los colores del club sin ser llegar a ser una sección de la propia entidad). "Fue una etapa muy chula, muy bonita durante cuatro temporadas, porque sí que teníamos esa vinculación, por lo menos afectiva, con el equipo de fútbol e incluso entrenábamos cerca del estadio o quedábamos allí para hacer alguna salida los domingos. Competí con ellos en pruebas de clubes para personas sin discapacidad y notaba un montón cómo nos apoyaba la gente por llevar los colores del Atleti", recuerda Jairo.

Jairo Ruiz posa con la camiseta del Atlético de Madrid. MICHÈLE NOVOVITCH
Jairo Ruiz posa con la camiseta del Atlético de Madrid. MICHÈLE NOVOVITCH

En Madrid, descubrió otra manera de entender la vida. "No me habléis de resistir, es mi Atleti de Madrid", cantan Sabina y Leiva. De eso se empapó Jairo. Y del ambiente del Vicente Calderón. "Ha sido un estadio mítico hasta que finalmente lo derribaron. Para mí, además de vivir partidos increíbles en LaLiga Santander, porque de vez en cuando íbamos los miembros del club juntos a verlo, el Calderón es muy especial: cuando me fui a vivir a Madrid, la carretera que utilizaba para subir de Andalucía hasta la zona que yo vivía en Madrid pasaba por las tripas del Calderón, por la M-30. Lo veía cada viaje que hacía, así que el día que me invitaron al palco, por la medalla de Río, fue increíble para mí".

"Cuando jugaba el Atlético de Madrid, había algo diferente, inexplicable. Así es nuestra mentalidad"

JAIRO RUIZ

Los días felices por el bronce olímpico tornaron en tristeza con los Juegos de Tokio. El resultado no fue el esperado. Como el Atleti del Cholo, el triatleta del barrio de Los Ángeles (el pabellón de deportes lleva su nombre) había puesto las expectativas muy altas y pagó la factura de una preparación atípica, donde se juntaron muchos factores en contra: el cierre del CAR de Madrid por la pandemia, un inagotable dolor en la escápula y varios problemas personales. En estos momentos, Jairo se encuentra preparando los Juegos de París 2024 desde su Almería natal. Donde empezó su sueño, el de convertirse en deportista profesional y le llevó a competir en 15 países diferentes. Sin angustiarse por resultados del pasado, ni preocupándose por los del futuro, el triatleta más querido de Almería disfruta con el 'Campamento Krusty', así es como autodenomina al grupo de entrenamiento que tiene en la ciudad andaluza porque se lo pasan como auténticos niños chicos, como los de Los Simpson. Cuanto más duro y difícil es el reto, más le motiva. Como dijo en su día el Cholo: "La vida no da batallas fáciles a los mejores guerreros". Jairo es uno de ellos. Entrenamiento a entrenamiento. Prueba a prueba. Sonrisa a sonrisa. Y, siempre, bajo un mismo lema, el de nunca dejes de creer.