OPINIÓN

El portero que no dejó que un niño le metiera un gol: hay que ser miserable

El niño llora desconsolado después de que el portero evitase que marcase gol. /RELEVO
El niño llora desconsolado después de que el portero evitase que marcase gol. RELEVO

Zsombor Senkó tiene 20 años y muy poco corazón. El nombre no les sonará de nada, pero es el protagonista del vídeo en el que este guardameta, formado en la cantera de la Juventus, priva a un niño de cumplir el sueño de marcar un gol al portero rival en su estadio, ante su afición. Imagino pocas ilusiones mayores cuando tienes 7 u 8 años, no debe tener más el pequeño, y luces el 10 en la espalda.

Ojalá fuera sólo un vídeo, una ficción, pero no. Ocurrió el lunes en el partido que enfrentó al MTK Budapest y al en Diósgyőri VTK en la jornada 27 de la segunda división húngara. Los visitantes, el equipo en el que milita este desalmado, llegaban al duelo como líderes con 58 puntos. A dos, el equipo rival en ese partido, el MTK.

Por su cumpleaños, el triste protagonista de esta historia se disponía a realizar un saque de honor de lo más especial. Fue tras el descanso, con un 2-0 en el marcador. Kata, mediocentro de su equipo, le cede el balón y éste avanza entre los jugadores visitantes que, lógicamente, abren paso a la internada del menor. Me imagino sus nervios y sus ganas por conducir bien ese balón, por recorrer cuanto antes la mitad de los 105 metros de largo del Hidegkuti Nándor Stadion. Del estadio de su equipo, ante su afición.

Cinco toques al balón en su menuda carrera y se planta ante el guardameta, internacional sub-21 con Hungría. Chuta. Y el portero dobla la rodilla derecha y detiene el lanzamiento con el pie. Con más pundonor del que demostró el meta, el niño sigue la trayectoria del balón y se rehace, busca de nuevo la portería. Vuelve a chutar. Senkó bloca el balón y le da un puntearon hacia el centro del campo. Hay que ser miserable.

Se acabó la fiesta. Se acabó la emoción de este pequeño que terminó compungido entre los brazos de su padre, que trató de consolarlo al retirarlo del campo, ante la desaprobación de la grada, tan incrédula como cada uno de los que vemos la secuencia. Tan poco deportiva. Tan poco humana.

Si yo fuera aficionada del Diósgyőri VTK, miembro del equipo, del club o de su selección, estaría tremendamente decepcionada con su reprochable actitud. Zsombor Senkó no es ni siquiera el portero titular del equipo. Apenas era éste su segundo partido en esta liga. El meta titular es el croata Danilovic, que quiero creer que no habría actuado de la misma forma. Pero nunca lo sabremos.

Lo que sabemos es lo que no debe repetir ningún otro portero que tenga delante a un niño ilusionado con marcar un gol en su estadio. Espero que al húngaro le sirva de correctivo. Que su club le sancione de alguna forma, para que aprenda. Que las miradas de todo el mundo sobre él le hagan abrir los ojos y darse cuenta de que no actuó correctamente. Que con la ilusión de un niño no se juega, aunque vista de rival. Aunque vayas perdiendo. Aunque cualquier cosa.

De momento, el equipo del pequeño le dio su correctivo: le endosó cuatro goles en un 4-2 final que ha invertido las dos primeras posiciones de la tabla. El menor vio, al final de la jornada, cómo su equipo es líder con 59 puntos, uno más que los visitantes. Aunque seguro que no fue consuelo, sus jugadores y el karma hicieron su parte. La vida hará el resto.