OPINIÓN

Gareth Bale: no todo el mundo quiere ser el número 1

La famosa bandera con la que posó Bale con su selección: «Wales. Golf. Madrid. In that order»./

Se retira el jugador cuya estética más me ha sorprendido en estos años ahí abajo. A ras de césped, el 1,85m. de un Gareth Bale siempre erguido era más que llamativo. "Es un David", decía cuando vivía de cerca algún partido del Real Madrid, de esos en los que sabías que en cualquier momento el galés podía acelerar el ritmo, estirar la pierna y conducir el balón en una zancada que se veía infinita.

Gareth Bale se retira del fútbol con una emotiva carta.SAMUEL SUBIELA

Deja golazos. Los hay muy bellos e importantes. Como la carrera desde campo propio en Mestalla, en la final de la Copa del Rey 2013/14 ante el Barça, en la que superó a Bartra con su pico de velocidad y desborde y a Pinto por debajo de las piernas con el disparo del 1-2 definitivo. O la chilena en la final de la Champions 2017/18 en Kiev, en la que salió del banquillo en el 60' y dos minutos más tarde firmó el primero de sus dos tantos frente al Liverpool (3-1) con los que ayudó al Real Madrid a levantar la Decimotercera.

Fueron dos de los 19 títulos que conquistó con el Real Madrid. Tan innegable ha sido su calidad y su contribución como que la puso al servicio blanco cuando quiso. Entiendo el reproche al de Cardiff por haberse activado y desactivado a su antojo durante las temporadas, por haberse borrado de partidos y por haber priorizado a su selección sobre el Madrid de una manera burlonamente explícita. Para la iconografía histórica del fútbol, el momento en el que sostuvo entre carcajadas la pancarta 'WALES. GOLF. MADRID. IN THAT ORDER'.

Pero no puedo evitar sentir una simpatía rebelde por el galés, por haber hecho lo que ha querido cuando ha querido. Porque confirma lo que mantengo cuando surge esta cuestión con amigos o compañeros de trabajo: todo el mundo no vive para ser el número uno, a todo el mundo no le interesa exprimirse ni ambiciona estirar su carrera aunque eso signifique emborronar lo que fue o seguir haciendo renuncias.

Hay quien elige vivir. Por eso Bale firma hoy un adiós elegido a los 33 años. Por eso se ha ido también cuando ha querido y no cuando el fútbol le ha echado, algo tan difícil de ver en estos tiempos y que tantas veces demandamos.

Por ello, Gareth, tienes mi aplauso.