OPINIÓN

Si Modric pierde la paciencia con Vinicius y encima Ancelotti le da la razón es que algo serio se está cocinando en el Real Madrid

Ancelotti habla con Vinicius en Butarque/AFP
Ancelotti habla con Vinicius en Butarque AFP

La imagen no deja de ser uno de tantos roces que se producen entre compañeros. Uno que no baja y otro que se está vaciando y que pierde la paciencia. El caso aquí es que hay matices que resaltar. Modric no suele protagonizar episodios así (al menos de puertas hacia fuera) aunque sea capitán y una leyenda camino de sus treinta y diez. Viene a la memoria un encontronazo con Isco en 2016 en Anoeta. O con Brahim el año pasado en Palma. Poco más. Pero claro, ninguno de ellos fue con un The Best. Abroncar a un jugador que acarició el Balón de Oro a la vista de todo el mundo es que el vaso se ha desbordado. Por si no fuera suficiente, Ancelotti dio la razón al croata.

Vinicius venía de protagonizar otro episodio de esos que captan las cámaras a pie de campo en Cornellà. Protestando a voces con Ancelotti que no le pasaban el balón y reclamando con gestos claros que no le veían, incluso afeándoselo a Ceballos cuando se la acaba de pasar. El brasileño ya está acostumbrado a vivir en la trinchera, siendo foco permanente. Nunca fue de esconderse, sino más bien de exponerse.

Llueve sobre mojadísimo con el comportamiento de Vini. Sus compañeros ya le han dicho por activa y por pasiva que debe cambiar. Ancelotti gasta energía en tratar de susurrarle al oído desde la banda, cuando ataca por su lado, que esté tranquilo y juegue con cabeza. En Butarque vio su undécima tarjeta de la temporada, ocho por protestar, sumada a la roja de Mestalla. También hay palabras que hay quien no olvida en el club: "Espero que España pueda evolucionar y entienda lo grave que es insultar a alguien por el color de su piel. Si para 2030 las cosas no mejoran, creo que hay que cambiar de sede". El Madrid pelea por albergar la final de ese Mundial.

No es casualidad este grado de crispación alrededor del jugador. El Madrid es como un pueblo, todos se conocen y (casi) todo se sabe. Y el runrún sigue creciendo con el futuro de Vinicius. Arabia no se va rendir, los millones se multiplican y no son pocas las voces autorizadas, dentro, cerca y fuera, que, mitad información, mitad opinión, apuestan por su adiós. Argumentos a favor de la operación: La mayor de la historia del fútbol, el mejor contrato que nunca haya firmado un jugador de fútbol, un ingreso brutal para el club blanco, una comisión histórica para sus agentes, una oportunidad de equilibrar el equipo dando a Mbappé el mando absoluto, un único candidato ganador al Balón de Oro, rebajar la tensión cada vez que el Madrid juega de visitante… En el lado contrario, claro está, el Madrid perdería a su jugador más desequilibrante, uno de los mejores del mundo, lo que es mucho, por supuesto, de lo contrario Arabia no estaría dispuesta a romper los límites del mercado por él.

Públicamente no habrá margen para la confusión. Amor eterno por ambas partes. Lo contrario nadie lo contempla. Hace menos de una semana Vinicius declaró en la televisión del club: "Ojalá pueda seguir muchos años más en el Real Madrid". Pero una cosa es lo que se dice con un micrófono delante, más si es el RMTV, y otra en la intimidad. Hace dos años sucedió lo mismo con Benzema. Y hace uno, con Nacho. Cada uno lo llevó a su manera, pero el resultado fue el mismo. Discreción absoluta prácticamente hasta el anuncio.

Todas las miradas se irán posando con el paso del tiempo en Vinicius. Si él quiere, se irá. Como todos los cracks del Madrid que decidieron marcharse, dejando en caja un traspaso que convenza a Florentino. Ese dinero llegará si el brasileño da luz verde. Dispuesto parece, pero luego hay que dar el paso. Y se verá si, como dice Ancelotti, Vini elige la gloria… o elige Arabia.