Un abrazo, un sollozo, un recuerdo: la historia tras la foto más emocionante de Irene Paredes
La jugadora de la Selección española rompió a llorar tras el partido.

Wellington.- El fútbol -muy pocas veces- te da lo que te quita. Normalmente, hay muchas lágrimas de dolor, de frustración, de impotencia, que de todo lo contrario. Pero cuando se pone justo... Os hablo de la justicia en el fútbol por Irene Paredes. Para los que no la conozcáis, Irene es todo lo que está bien en el fútbol y llevaba un año de mierda -perdón por la expresión-.

Cuando estalló todo -lo de 'Las 15'-, a Irene la señalaron como la cabecilla de la revuelta. Desde dentro y desde fuera. De muy amargo recuerdo aquella rueda de prensa, la primera de todas, en la que ella, Patri Guijarro y Jenni Hermoso comparecieron ante los medios. "Cuando las cosas están mal, hay que decirlas", dijo Irene. Esos días fueron unos de los peores de su vida, cuentan las personas que mejor la conocen. Además del señalamiento público y de todo lo que estaba pasando dentro, Irene Paredes tuvo que lidiar con amenazas. Como aquellas que decían que había un vídeo suyo llorando y que iba a salir a luz. "Chantajista" o "niñata" fue de lo más suave que escuchó.
Por eso, en cuanto esa concentración acabó, Irene Paredes desapareció del mapa. Limitó sus apariciones en público, no volvió a la Selección y ni siquiera envió el mail que sí que mandaron 15 de sus compañeras. Tampoco se posicionó públicamente: no formó parte del comunicado que esas mismas futbolistas redactaron exigiendo mejoras en el seno de la Selección y pidiendo no ir convocadas hasta que la situación se resolviese. Sin embargo, y aunque no mostrase su sentir de puertas para afuera, Irene Paredes pensaba lo mismo que sus compañeras. Pero estaba tan dolida y tan decepcionada, que sólo quería desaparecer.
Una pérdida repentina
Cuando Irene -y Jorge Vilda- consideró que la herida había 'cicatrizado', o algo parecido, volvió a la Selección. Fue para los amistosos ante Noruega y China en Ibiza, los últimos antes de la prelista del Mundial.
Después de leer estas líneas, supongo que entenderéis mejor el valor de las fotos. Abrazada y llorando desconsolada al lado de su mujer, Lucía Ybarra, en el interior del Sky Stadium. Se me ocurren pocas formas mejores de liberación.
Durante todo el curso, Irene Paredes ha aprendido a convivir con el dolor. Un dolor y un sufrimiento que se multiplicó antes del inicio del Mundial, cuando Irene, de forma repentina, perdió a su padre. El destino es tan cruel que, tan sólo unas semanas antes del Mundial, Irene había ganado la Champions con el Barça. Después de dos finales perdidas, por fin, levantaba el trofeo. Su padre estaba allí. Por eso, cuando nos enteramos de la noticia, muchos pensamos: "Parece que Irene Paredes nunca puede ser feliz del todo".
Ya en Nueva Zelanda, la central vasca posteaba: "A veces, la vida golpea duro, muy, muy duro. Inevitablemente, esta sigue. Aunque la nuestra se haya parado. No sé de qué manera, pero seguiremos hacia adelante. Por ti, Aita". Hoy, en zona mixta, cuando le han preguntado: "Si echas la vista atrás, ¿en quién piensas?", ella contestaba: "En mi familia", rompiendo a llorar. Su padre, que era un habitual en las gradas y siempre la acompañaba, seguro está muy orgulloso.