MUNDIAL FEMENINO

Encontrar un español que haya viajado a ver a la Selección al Mundial es (por ahora) misión imposible

España debutó en la cita planetaria con frío, lluvia y un rival que le goleó en la grada. El Sky Stadium enloqueció con la salida al campo de Alexia Putellas.

Aficionados de Costa Rica en la grada del Sky Stadium. /Hagen Hokins | Getty
Aficionados de Costa Rica en la grada del Sky Stadium. Hagen Hokins | Getty
Mayca Jiménez

Mayca Jiménez

Wellington.- Del frío al calor. De la noche al pleno día. España vivió dos realidades totalmente diferentes en su debut en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Este último país fue la sede donde las once jugadoras elegidas por Jorge Vilda abrieron la puerta a un nuevo sueño en una cita de este nivel. Concretamente, en Wellington, con lluvia, un frío que 'calaba' hasta los huesos y un estadio en el que las ticas 'golearon' a España al grito de 'Costa Rica, Costa Rica' y 'sí se puede'.

La imagen dejaba dos polos opuestos. En España, los aficionados lo vivieron con un café, desayunando e incluso recién levantados en sus vacaciones de verano. En Nueva Zelanda, había pocas ganas de playa. Los perritos calientes, los plumas y las bufandas abrigadas protagonizaron un partido al que también faltó calidez en las gradas. Ni siquiera la canción de los goles de España dio ambiente o empuje a un escenario en el que apenas se escucharon los acordes de Nerea Farga.

Más allá de que la asistencia fue comedida, con 22.966 espectadores en un estadio con capacidad para 33.132 personas, hay que dar mérito a los hinchas que asistieron a la cita pese a que la tarde no invitaba a salir de casa. España se sintió 'sola' en Wellington. Los aficionados españoles, seguramente por estar en las 'Antípodas', se podían contar con los dedos de las manos.

Si bien era esperado que no viajaran aficionados más allá de familiares y amigos de las jugadoras, esta realidad generaba cierta sorpresa. Aunque España no hubiese llegado con buen pie a Nueva Zelanda tras su polémica haka, la Selección había firmado 'la paz' días antes. "No hay españoles", decían los familiares de una jugadora de la Selección. Y no les faltaba razón. El contraste con la hinchada de Costa Rica era mayúsculo. Las 'ticas' incluso tenían banda de tambores poniendo música a su regreso a un Mundial. Y, aunque no ganaran en el campo, su victoria social estaba servida.

Había banderas de España. Pero tras ellas no se hablaba castellano. Filipinos, neozelandeses, australianos, chinos... hinchas de todo el mundo repartidos por Nueva Zelanda se acercaron al Sky Stadium para animar a España y que con la salida al campo de Alexia Putellas en la segunda parte, enloquecieron. Aunque no tuvieran relación con ella. "Me gusta el fútbol", aseguraba un hincha filipino. Nada más que decir...