LA CRISIS DE RUBIALES

Rubiales rogó sin éxito a Jenni Hermoso que lo defendiera en un comunicado conjunto

El presidente de la RFEF pidió a la futbolista que apareciera en el vídeo que difundió con las disculpas que le exigió el Gobierno.

Luis Rubiales durante una conferencia de prensa. /GABRIEL BOUYS / AFP
Luis Rubiales durante una conferencia de prensa. GABRIEL BOUYS / AFP
Natalia Torrente

Natalia Torrente

El avión de vuelta a España con las campeonas del mundo tuvo, al principio, de todo menos fiesta. En el vuelo de Sídney a Doha, donde la expedición hizo escala antes de poner rumbo a Madrid, la RFEF ya era consciente de que los gestos de Luis Rubiales en la final del Mundial -beso a Jenni y las imágenes echándose mano de los genitales en el palco- y los insultos a los que le criticaron habían dado la vuelta al mundo, así que puso la maquinaria en marcha. Entre patrocinadores, familiares, el staff, la directiva y las 23 jugadoras, el presidente Luis Rubiales rogó a Jenni Hermoso que saliera con él en un vídeo que grabarían en el aeropuerto de Doha pidiendo disculpas y explicando lo que había sucedido en la entrega de premios.

Con un acercamiento en el que le aseguraba el enorme cariño que tiene por su familia, le reconoció que su puesto estaba en juego y que necesitaba su respaldo. Pero la futbolista se negó. Hermoso sólo quiere hablar del título conseguido. A pesar de las presiones, quien tenga que dar explicaciones o pedir disculpas, alegó según varios testigos, que lo haga. Desde luego ella no era la persona.

Ahora se entiende mejor el "ocurrió sin mala fe por ambas partes" que pronunciaba el presidente en el vídeo difundido por la Federación y en el que finalmente, a pesar de sus intentos, aparecía solo. Como si la jugadora, que ha declinado pronunciarse sobre este asunto en todas las ocasiones, tuviera algo que ver. Según ha podido confirmar Relevo por otra fuente ella no sabía que el presidente de la RFEF le cogería de la cabeza para besarla en los labios en la entrega de medallas. Se lo encontró. Y todo lo que dijo ante sus compañeras y fans en su directo de Instagram tras ganar la final en el vestuario, es lo que va a salir de su boca: "No me ha gustado. Pero, ¿qué hago?".

 En el avión de regreso a España viajaban familiares de todas las jugadoras internacionales, directores de medios, representantes de instituciones deportivas, patrocinadores, personal federativo y el staff con las campeonas. Más de 300 personas que la RFEF recogió a la llegada a Barajas en cinco autobuses con dirección a la celebración de Príncipe Pío. Muchos de ellos pudieron asistir a la petición del presidente a Jenni, a pesar de que trató de hacerlo con la mayor discreción posible.

Ante el fracaso de su súplica, llegó el turno de Jorge Vilda. El seleccionador se acercó, según confirman varios testigos, hasta en tres ocasiones a la familia de Jenni que viajaba en el chárter para convencerla de cuál era el camino correcto para solucionar la crisis. Necesitaba que le dijeran a la jugadora que lo mejor era pronunciarse y quitar hierro a este asunto que estaba manchando la celebración de la mayor gesta del fútbol femenino español.

El vídeo en el que Luis Rubiales claudicaba ante el Gobierno y escenificaba con la boca pequeña sus disculpas por su beso y los insultos en varios medios, sobre quienes cuestionaron su comportamiento inadecuado, finalmente se grabó en la escala de Doha. Pero, lejos de su intención, sólo aparecía él. Después, tras subir de nuevo al avión con dirección Madrid la tensión, fue disminuyendo. Habían cumplido las exigencias del Ministro de Cultura y Deportes y pensaron que así podrían olvidarse lo ocurrido. Entonces la fiesta tomó el relevo del ambiente enrarecido del pasaje en el primer vuelo y las jugadoras retomaron la celebración con las familias involucradas en los sucesivos cánticos de las campeonas.

Las declaraciones difundidas por la RFEF no son de Jenni Hermoso

Además, según ha podido saber Relevo por otra fuente, las declaraciones difundidas por la RFEF la tarde del domingo, después de la consecución del título, tampoco pertenecen a la jugadora. El entrecomillado atribuido a la futbolista decía: "Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad y gratitud, hemos ganado un Mundial y no vamos a desviarnos de lo importante". Fueron escritas por el departamento de comunicación de la Federación y difundidas a los medios de comunicación con celeridad, pero ella no se había pronunciado en ese sentido.

Precisamente al discurso creado por la RFEF, y que ponía en boca de Jenni esas palabras, es a lo que se han acogido algunas autoridades para no tener que opinar ante lo sucedido. La delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, se ha remitido a las palabras de la jugadora de la Selección española de fútbol: "Yo a partir de que ella diga eso, creo que ya no tengo que decir nada", concluyó la edil. Declaraciones que no salieron de Jenni Hermoso, que ha declinado referirse a esta situación.

La familia de la futbolista madrileña cerró filas en torno a su decisión. Su madre, Marisol, apareció en TVE y Antena 3 para comentar la alegría de tener una hija campeona del mundo. Y fue preguntada por el comportamiento inadecuado del presidente de la RFEF: "Hay que mirar que son campeonas del mundo, lo demás no tiene importancia", dijo. Pero después de esas declaraciones, ningún familiar quiso pronunciarse más ante los medios. Quisieron atender a la prensa pero, al igual que la jugadora y a pesar de la insistencia de Relevo, no iban a compartir ni una palabra más sobre lo ocurrido. Tienen una campeona del mundo en casa y es lo único que quieren comentar.

Silencio absoluto del Director de Integridad de la RFEF

Ya en el aeropuerto, las jugadoras bajaron del avión, con Rubiales a la cabeza, y posaron ante los múltiples periodistas que se acercaron a Barajas. Sin embargo, se dirigieron directamente al bus que la RFEF que habían preparado vinilado con el título conseguido. Dejaron con la miel en los labios al centenar de personas que se acercó a recibirlas. Conscientes de ello, cuando salían de las instalaciones del aeropuerto, pidieron al conductor que parara para saludar a los fans desde dentro del bus. El presidente no se dejó ver en Príncipe Pío.

El resto de familiares y pasajeros del vuelo se fueron distribuyendo en cinco autobuses que esperaban fuera para dirigirse a la Explanada del Rey, donde tendría lugar la celebración. Algunos de ellos, como Emilio Butragueño, directores de medios o ejecutivos de la RFEF, se marcharon directamente a casa. No fue el caso de Miguel María García Caba, responsable de Integridad de la RFEF que llegó a estar apartado en su día, que siguió la estela de los que buscaban el autocar. Preguntado por lo ocurrido, pasó de largo y no quiso pronunciarse. Un cargo que, en el día que sus explicaciones eran más relevantes que nunca, se quedó callado. Tampoco quiso hablar públicamente nadie de la Federación a pesar de los múltiples empleados que se acercaron a la celebración y a los que intentó preguntar Relevo.

Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Ahora será el Gobierno al que le toque mover ficha. De momento, Yolanda Díaz, vicepresidenta en funciones ha asegurado que no le sirven las excusas, y que se debe cumplir la ley del deporte y los protocolos de la propia Federación. Por eso ha pedido su dimisión.