SELECCIÓN

El toque de atención que cambió el destino del futbol femenino en España

La Selección tocó fondo ante Japón para coger impulso y ganar el Mundial. Recordamos las 24 horas clave en la Selección.

Jorge Vilda, exseleccionador española, junto a Montse Tomé, ahora entrenadora de la Selección y entonces su segunda, y a jugadoras como Oihane Hernández, Mariona Caldentey, Jenni Hermoso, Olga Carmona, Ivana Andrés y Ona Batllet, durante una charla tras la derrota ante Japón en la fase de grupos del Mundial en Nueva Zelanda y Australia. /RFEF
Jorge Vilda, exseleccionador española, junto a Montse Tomé, ahora entrenadora de la Selección y entonces su segunda, y a jugadoras como Oihane Hernández, Mariona Caldentey, Jenni Hermoso, Olga Carmona, Ivana Andrés y Ona Batllet, durante una charla tras la derrota ante Japón en la fase de grupos del Mundial en Nueva Zelanda y Australia. RFEF
Mayca Jiménez

Mayca Jiménez

31 de julio. España acababa de protagonizar su peor desastre en once años. El 4-0 en el marcador ante Japón encendía todas las alarmas y, aunque la sangre no llegó al río -ya habían firmado el pase a octavos-, este varapalo amenazó con arrastrar a un equipo que, lejos de achantarse, creyó más que nunca en su potencial. Tras la debacle en el campo, la imagen era desoladora: caras largas, un educado "hola" de Alexia Putellas y una Jenni Hermoso que rompió con su rutina y no apareció ante los medios bajo el pretexto de "las que vienen detrás".

Era difícil explicar lo que había ocurrido sobre el terreno de juego. Ni las propias jugadoras -Mariona Caldentey, Aitana Bonmatí, Olga Carmona, Irene Paredes o Alba Redondo, entre otras, sí atendieron a los periodistas- encontraban las palabras para explicar las razones de esta derrota. "Sus tres goles han sido calcados y perfectos", afirmó Paredes.

Entonces, en caliente, la frustración era mayúscula. Jorge Vilda intentó poner la primera tirita, sin reproches y con un corrillo improvisado aún en el verde -la imagen se puede ver en la fotografía que ilustra este texto-. El mensaje del entrenador fue de calma. Había sido un mal día y la solución era mirar hacia dentro. "Hemos hecho un mal partido. Lo reconocemos. No hemos estado a la altura", dijo poco después Aitana Bonmatí, que dejó la primera pista de lo que ocurriría días después: "Esto nos va a unir más que nunca".

La predicción de la actual Balón de Oro pasó de puntillas por una zona mixta en la que se respiraba decepción. Nadie creyó en que este toque de atención sería el impulso definitivo para esta Selección, que tres semanas después alzaría su primer trofeo de un gran torneo. La derrota ante las niponas, la peor de España en un Mundial, había escocido mucho, pero el vestuario había aprendido la lección. Incluso hubo quien entonó el "esto ya le pasó a España en el Mundial de 2010" en medio de una confianza plena de la RFEF en las 23 jugadoras de La Roja.

Este correctivo no hizo sino sacar la mejor versión de aquellas 23 jugadoras. Volvemos a las 24 horas que cambiaron el rumbo de un equipo que rompió con su historia. A ese momento de inflexión en el que el cuadro de Jorge Vilda dibujó su ser para ser campeón del mundo. En medio de la "negatividad", España tomó aire y se hizo fuerte. El día después fue clave. A la mañana siguiente, hubo un gran silencio durante el desayuno y el equipo se ejercitó en su habitual entrenamiento tras un duelo: las titulares realizaron recuperación y las suplentes hicieron ejercicios con más intensidad.

Todo ello bajo la atenta mirada de Vilda, su cuerpo técnico y Luis Rubiales, presente en los entrenamientos del equipo desde su llegada -aterrizó en Nueva Zelanda justo para el debut de la Selección ante Costa Rica- y salvo algunos días que viajó a Australia por compromisos con la FIFA. El expresidente fue una de las voces que intentó levantar al equipo durante los instantes posteriores a la derrota. Aunque lo que verdaderamente necesitaban las jugadoras era resetear energías.

Una cicatrización récord: turismo en familia, desconexión...

Tras el entrenamiento, la plantilla al completo tuvo un día libre, hasta la comida del día siguiente. Arropadas por sus familias y amigos, que habían viajado gracias al nuevo plan de conciliación que lucharon y consiguieron las jugadoras en la previa de la cita, la Selección cicatrizó su herida en tiempo récord. El equipo analizó, con autocrítica, lo que sucedió ante Japón y, como predijo Aitana Bonmatí, las jugadoras hicieron piña. Varias incluso hicieron planes en grupo para visitar algún punto de la ciudad o ir a dar un paseo con amigos y familiares.

Hasta quedaron anécdotas de algunos familiares que habían llegado justo para el partido de Japón y pensaron en marcharse por creer que habían atraído la mala suerte. "Me han hecho un favor en el trabajo para que pueda estar aquí. Llegué cuando el partido de Japón y como estuve en la final de Copa de la Reina y también perdieron, pensé en volverme a España", relató a Relevo la madre de Teresa Abelleira. No obstante, se quedó en Nueva Zelanda, pues la mediocentro del Real Madrid la necesitaba con ella.

Fue un tiempo de pura desconexión. Algunas organizaron excursiones improvisadas a los monumentos más emblemáticos de Wellington, como el Monte Victoria o subir a lo más alto de la ciudad en el 'cable car'. Otras, prefirieron ir a algún restaurante y dando un paseo por la ciudad o quedarse de relax en el hotel de sus familiares, con alguna salida a los alrededores. Tras digerir la derrota, el equipo reanudó el trabajo con ganas de aprender de los errores para que ese "bloqueo" que habían sufrido ante Japón no volviera a repetirse.

La personalidad de varias jugadoras, que tomaron la palabra en varios momentos íntimos del vestuario, y la ilusión de que apenas estaban a tres partidos de plantarse en la final hicieron el resto. La Selección sacó su mejor cara, con entrenamientos en los que la intensidad aumentó. Y Jorge Vilda abrió las opciones en su once y aumentó la competitividad y motivación de su plantilla. "Tengo 23 balones de oro", avisaba. Y tiró de pizarra con hasta cinco cambios para el duelo ante Suiza en octavos.

Si había dudas, España las despejó en apenas cinco minutos. Aitana Bonmatí, que se puso el brazalete ante los medios después de la derrota ante Japón, lideró una goleada (1-5) frente a Suiza con la que la Selección superó su techo al ganar una eliminatoria en un Mundial por primera vez. "Fue el clip que tuvieron todas para creer con seguridad que iban a ganar el Mundial", recordó Virginia Torrecilla en Quiero ser Como. Lo que ocurrió después fue historia. España fue campeona del Mundial. Con Japón empezó todo.