Argentina demuestra que sin Messi también sabe ganar y vence a Uruguay en el Centenario de Montevideo

Cuando dos equipos se conocen tanto en todos los apartados, los partidos suelen ser cerrados al principio y más abiertos al final. En un partido de selecciones, esto ocurre más. Y si esto lo llevamos a cabo en Sudamérica, con pocos entrenamientos y jugadores que vienen de hacer muchos kilómetros, se acentúa la historia. Uruguay contra Argentina, Bielsa contra Scaloni. Y duelos como Giménez contra Julián. El respeto se veía en el Centenario por encima de todas las cosas.

El partido, para el espectador neutral, era muy aburrido. Porque el objetivo de ambos conjuntos era intentar contrarrestar lo que propusiese el rival. Era Uruguay el equipo que quería más con el balón pero a pesar de eso, no lo conseguía porque la albiceleste estaba bien armada atrás, atenta a cualquier irrupción de De Arrascaeta o Valverde.

Algo que tampoco ayudaba a que esto fuese un partido fluido era el estado del césped del Centenario. Enzo Fernández, cada vez que fallaba un pase, miraba al suelo y se quejaba del estado del pasto del coliseo uruguayo. Ya lo había visto antes del partido el Dibu Martínez y se lo dijo al entrenador de porteros, pero la realidad es que casi no se podía jugar en Montevideo.

No se vivía un partido brillante, al contrario. Se veía un partido duro en el que el árbitro mantenía a todos a raya. O por lo menos lo intentaba. Las jugadas de ataque brillaban por su ausencia y la más peligrosa, pese a todo lo que se vivió en el primer tiempo, fue de Enzo Fernández tras un buen pase de Giuliano, que era titular por primera vez con la albiceleste.

Parecía, que con más espacios, la historia era otra. Uruguay quería seguir teniendo el control de la pelota pero las más claras eran de Argentina y Thiago Almada, que fue la gran sorpresa del once de Scaloni, tuvo la primera del segundo tiempo tras una contra muy buena comandada por Alexis y Julián, pero Rochet respondió bien.

Si este era el ritmo del segundo tiempo, nos íbamos a poner mucho más contentos que en el primer tiempo. Argentina dio dos pasos hacia delante y el partido se animó mucho más, incluso hizo que Bielsa moviera el banquillo para meter a Brian Rodríguez por un Pellistri que no pesó mucho en el encuentro.

Sin Messi y sin Lautaro Martínez, el del Atlético de Madrid se echó el ataque a la espalda. Sabiendo que ante Araujo y Giménez no iba a tener muchas oportunidades, el '9' decidió tirarse atrás y hacer jugar a su equipo. Entre las diagonales que tiraba y los pases filtrados para Almada o Simeone, el del Atleti demostraba que cada vez será más importante.

Argentina era mejor en el segundo tiempo, llegaba más, tenía las más claras y además, marcaba. Lo hizo la gran sorpresa del once albiceleste, Thiago Almada. El del Lyon, campeón de la Libertadores con Botafogo, pegó un derechazo tremendo ante el que nada pudo hacer Rochet. La albiceleste se ponía por delante gracias a un destello que reafirmaba lo realizado en la segunda mitad.

Lo intentó la Celeste, pero sin acierto y sin casi ocasiones. El segundo tiempo de Argentina era digno de un gran campeón del mundo, sabiendo en todo momento lo que tenía que hacer y cómo gestionar el partido. En el global del partido, Argentina fue muy superior y esta victoria hace que lleguen al partido contra Brasil con toda la confianza del mundo.