MUNDIAL DE CATAR

El amuleto Camavinga esta vez no fue suficiente

El madridista saltó al campo con todo perdido y cuajó un gran partido de lateral para ayudar a los suyos a empatar el partido.

Camavinga pelea con Messi por un balón durante el partido./EFE
Camavinga pelea con Messi por un balón durante el partido. EFE
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Eduardo Camavinga, como en las grandes noches de la Champions con el Real Madrid, saltó al campo con el partido prácticamente perdido. Y todo cambió. Desde el césped vivió los minutos de locura de Kylian Mbappé que permitieron empatar una final que ya se celebraba en Buenos Aires. El madridista fue uno de los destacados en el tramo final de Francia pese a jugar en un puesto muy diferente al que está acostumbrado. 

Didier Deschamps sorprendió colocándole en el lateral izquierdo, algo que ya hizo en el partido ante Túnez en fase de grupos, y fue determinante. El zurdo entró en el minuto 71, con 2-0 en el marcador, y entendió a la perfección lo que debía hacer. Estuvo muy sólido defensivamente, aportó energía y presión, cerrando un agujero que De Paul y Messi habían aprovechado bien cuando Theo Hernández estaba sobre el campo. Con balón, el madridista le dio pausa y sentido a la salida de pelota gala, coincidiendo con los mejores minutos de Les Bleus en la gran final del Mundial de Catar.

Suena fuerte, pero Camavinga secó por momentos a Messi. Una jugada define perfectamente su partido. En el minuto 3' de la prórroga, le siguió a Leo, le cuerpeó, le ganó, la recuperó y el '10' le hizo una falta por la rabia de verse superado. Cuando los franceses volvían a necesitar un milagro, volvió a echarse el equipo al hombre. Otra gran jugada lo explica: El 'lateral' levantó la cabeza, superó a Messi y rompió líneas conduciendo hasta que Leandro Paredes le paró con una entrada durísima.

Falta de Paredes sobre Camavinga.

Por supuesto, Mbappé fue el genio, acompañando de Muani y Thuram, pero el joven madridista fue clave por fútbol, y también porque una vez más contagió a todos ese don que tiene para los momentos decisivos. Una relación con las remontadas que inició la temporada pasada en la histórica Champions League blanca, en la que fue habitual verle saltar al campo cuando hacía falta un milagro.

Las remontadas con el Madrid

Todo comenzó ante el PSG, cuando entró en el minuto 57 con 0-1 en el marcador y la eliminatoria perdida. Karim Benzema anotó en el 61, 76 y 78 para darle el pase a los blancos a los cuartos de final. Ante el Chelsea, Camavinga saltó a los 73 minutos, vio cómo Werner anotaba el 0-3, pero después fue clave amasando el balón, cortando el ritmo de los ingleses y generando juego para que Rodrygo y Benzema anotasen los goles de los de Ancelotti.

El gran día, quizá el más importante, fue en semifinales de la Champions ante el Manchester City. Con el 0-2 en el marcador global, el francés entró al campo a falta de 15 minutos para el final del encuentro por Modric. Pidió el balón, se ofreció y le dio fluidez al ataque madridista. Una vez más, fue clave para la remontada blanca. 

Un duelo tan loco como el que se vivió en Lusail. Esta vez, no fue suficiente para celebrar la remontada pero su partidazo en el lateral es una gran noticia para él y también para Carlo Ancelotti y el Real Madrid, que ahora tienen una opción más para ese carril zurdo.