Carvajal, según Sarabia: mandos rotos de la Play… y la venganza del 'paluego'

Primero Carvajal radiografió a Sarabia y ahora le toca a Pablo pintar el retrato de su inseparable Dani, cuyos primeros trazos tienen que ver con aquel niño que puso la primera piedra de Valdebebas y los actuales con Catar, donde dos amigos desde hace casi 20 años, que han ganado y perdido juntos, tienen el privilegio de jugar un Mundial el uno al lado del otro.

"Cuando llegué al Madrid, 2004, Carva ya estaba allí y destacaba por el pelo a lo tazón que llevaba, lo primero que hicimos juntos fue jugar el torneo de Brunete", empieza Sarabia. "Hicimos muchas migas desde el principio. Él, Fran Sol (Málaga), Saúl (hoy en el Atleti), Barril, David Buyo, Barroso... Algunas tardes las pasábamos juntos mientras nuestros padres estaban de sobremesa", un clásico de los equipos de inferiores.

Mismo equipo, mismo instituto ("en clase solo coincidíamos en inglés, y aquello no era el mejor ejemplo, pff la liamos bastante todos") e incluso misma carrera, al menos de inicio, INEF. En aquellos años las quinielas les señalaban junto a otros como Morata, Álex Fernández, Rodrigo, Óscar Plano… "Yo tenía claro que Carva iba a llegar, en juveniles lo hablábamos entre nosotros. Nosotros lo intentaremos, pero este con lo constante que es, con el valor que le echa, con la concentración que juega… se veía que iba a llegar".

Pablo se fue al Getafe en 2011 y Carva al Leverkusen en 2012, pero al año volvió. Nunca se han separado, más allá de que ahora incluso el grupo de amigos se fusionó. "Hace como seis años o siete hicimos un viaje común cada uno con sus amigos a Punta Cana y ahí se formó el grupo actual".

Seguimos cronológicamente porque preguntado por el mejor recuerdo deportivo compartido, Sarabia se va a 2013. "Cuando ganamos el Europeo Sub-21, en Israel. Porque más allá de lo bonito que es ganar algo, que mires a tu derecha y tengas a un amigo desde pequeño… es raro y a la vez te encuentras como en casa, porque hemos pasado tardes, noches, mañanas, todo lo hemos pasado juntos. Pocas cosas no habremos vivido juntos Carva y yo, porque lo que te puede diferenciar de tu grupo de amigos es lo que tú vivas dentro del fútbol, pero en este caso es que también lo he vivido con él".

Los peores momentos ya son más recientes. Para Sarabia, el suelo de Carva fue hace dos años. "Cuando pasó todas las lesiones, estaba jugando muy bien y no tenía esa continuidad. Hablamos de ello, si necesitaba un preparador, dietas, lo que fuese, cambiar la cama… Todos los consejos que le di es lo que hubiera hecho en su situación. Y ahora está súper bien". Unidos por lo que no soportan. Preguntamos qué saca de quicio a su amigo y responde: "Perder. Pero en el juego, no por tener un coche mejor, o una pala de pádel… Es perder al pádel, las cartas, el baloncesto… Le hierve la sangre".

Por eso los piques entre ellos son habituales. "Hemos jugado mucho y los dos somos muy competitivos, nos hemos picado a todo, al ping pong, a la play, a las cartas, al voley en vacaciones… Nos gusta ganar y hacer ver al otro que ha perdido, y ahí nos vamos encendiendo y calentando. Alguna vez hemos tenido que dejar de jugar a la Play porque se ha roto un mando…".

Siempre hay una anécdota que al recordar provoca las carcajadas de dos amigos. Ambos contestaron la misma: "Cuando éramos unos críos y fuimos a comer con mi antiguo representante y su hija, que era abogada. Charlamos, todo muy bien, y salimos. Y me dice: 'Oye Pablo, tienes en el diente un trozo de lechuga'. Y le pregunto: '¿Desde cuándo?'. Y me dice: 'Desde el primer plato'. 'Hijo de p… ¿y no me lo dices?'. Estuvo toda la comida riéndose de mí con el trozo de lechuga en el diente. Hora y media allí contando historias, jijijaja, riéndome y enseñando todos los dientes. Le quería matar. 'Esta te la devuelvo seguro'. Entonces llegó otra comida familiar, y le pasó a él, en una muela. Y no se lo dije, claro, esperé 20 minutos y se lo solté delante de todo el mundo para que se muriera de vergüenza. Se la devolví. Habría pasado año y medio", ríe al recordarlo.

Su amistad va más allá de lo personal y lo futbolístico, porque también han emprendido negocios juntos. "Uno de electroestimulación, que no salió del todo bien. Publicidad, campus, tema inmobiliario, y en ello estamos. También nos compenetramos muy bien en los negocios. Dani es una persona de honor, de valores, muy fiable". ¿Y qué puede pensar el público de Carvajal que no se ajuste a la realidad? "Hay gente que en el campo es de una manera de ser, que protesta, mete patadas, y fuera es una buenísima persona, agradable, tranquilo. Cada vez conozco a más gente así y Carva es uno de ellos".

Cuando llegue el primer partido, en el vestuario, antes de saltar al césped, se mirarán y se abrazarán. Por su cabeza pasarán tardes frías entrenando en Valdebebas, títulos de blanco y rojo, momentos personales que solo ellos saben… Todo antes de jugar un Mundial juntos. "Es la cosa más grande que podría jugar con él, indescriptible, a nivel emocional competir un Mundial al lado de un amigo tan cercano…".

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Este reportaje es un contenido editorial de Relevo, al que HONOR, una marca de tecnología que comparte los mismos valores, ha querido vincularse.

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