MARRUECOS 0 (3) - ESPAÑA 0 (0)

España sí que fue un topicazo

Marruecos apea a la Selección del Mundial a las primeras de cambio tras una tanda de penaltis de pesadilla.

Luis Enrique lamenta una ocasión /REUTERS
Luis Enrique lamenta una ocasión REUTERS
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Dijo Luis Enrique que los penaltis no son una lotería. Y menos mal. Como tampoco todo lo que sucedió antes de llegar al minuto 120. El 7-0 contra Costa Rica fue definitivamente un espejismo. Porque desde entonces España, salvo el inicio contra Alemania, fue una selección menor, sin la personalidad que se le presuponía al equipo que había armado Lucho. Contra Japón se rozó el bochorno y frente a Marruecos se consumó el topicazo. Porque volvemos a ser un topicazo, el de un equipo que promete mucho y cumple muy poco. Lejísimos de las que ganan, como dijo Aragonés cuando empezó a cambiar una historia que ahora nos queda tan lejos que la nostalgia ya no es ni consuelo.

España ha regresado a lo de siempre, a caer a las primeras de cambio, contra un equipo que nunca había llegado a los cuartos de final, huérfana de la magia y la determinación de los tiempos en los que se ganaba y convencía. La tanda de penaltis fue el peor epitafio posible. Se fallaron los tres lanzamientos, Sarabia, Soler y Busquets, para que Achraf, un chico de Getafe, certificara el pase de Marruecos.

El análisis en caliente no deja en buen lugar a Luis Enrique, que para bien y para mal se puso al frente del equipo y de la crítica.Quiso construir un equipo a su imagen y semejanza, con decisiones valientes, tanto en las ausencias como en las oportunidades. Pero a España le faltó colmillo, profundidad, alternativas y gol. Salvo momentos puntuales nunca fue nítidamente superior al rival en el cruce. Quitar a Gavi con tanta premura, siendo el jugador más en forma, es de difícil digestión. Tampoco le funcionó suplir a Nico por Sarabia para la tanda. De nada sirvieron los 1.000 penaltis que pidió a sus jugadores porque se fallaron todos en la que ya podemos catalogar como la peor tanda de nuestra historia.

Pobre partido

Empezando por el inicio, tardó España en enfocar a la portería de Bono. Excesivamente pendular en el juego, obligada a masticar tanto la jugada que se hacía bola, La Roja no encontraba la manera de desmontar la guarida de los leones del Atlas. Hasta que Alba, minuto 26, encontró el movimiento de Asensio al espacio. El remate del balear se fue al exterior de la red. Fue la más clara de los españoles antes del descanso. Porque seis minutos después se repitió la acción, pero Marco no controló por unos centímetros. 

Boufal fue un dolor en el costado izquierdo. Luis Enrique se la jugó con Marcos Llorente de '2', por delante de un Azpi que acabó tocado contra Japón y un Carvajal que definitivamente está gafado en las fases finales de la Selección. Les adelantó el rojiblanco, pero acusó la falta de ritmo (primeros minutos en tres semanas, porque tampoco jugó contra Jordania) ante un Boufal en estado de gracia. No solo por plasticidad, como el amago con el que dejó atrás a Marcos, sino por productividad. Profundo y vertical, cada vez que participaba el ex del Celta se olía peligro. También Llorente estaba obligado a esfuerzos constantes, porque en ataque se incrustaba casi como un delantero más y tenía que volver en transición para colocarse de lateral. Fue de más a menos, porque el español acabó imponiéndose, desfondado Boufal. Era el 66'. Y entraba Abde.

Siempre Gavi

Gavi fue Gavi en su máxima expresión. Cinco faltas le pitaron en la primera parte, porque el sevillano es fuego en el cuerpo, allá donde hay un balón dividido está Gavi, cuyo fútbol debería ser contagioso. Como compañero, si ves al más pequeño del equipo yendo así al choque, como para ser contemplativo. Su uniforme era un cromo, la evidencia de que lo suyo no es el esmoquin y de que cuando hay que remangarse es el primero. Agitaba y provocaba faltas, pero no fue suficiente para que pasada la hora de juego Luis Enrique le supliera por Soler. No se entendía viendo el contexto de partido.

El campo se fue inclinando hacia el área norteafricana, pero nunca se descompusieron los de Regragui, firmes delante de Bono. El que agitó fue Nico Williams, que esta vez sí cumplió con su papel de revulsivo. Nada más entrar encaró en uno a uno contra Mazraoui pero su pase no encontró rematador. Acto seguido, lanzó a Morata al hueco en otro acercamiento. Estaba enchufado Nico, que antes del final de los 90' se quedó muy cerca de marcar el gol de la clasificación. Primero en otra acción con Morata, pared incluida, cuyo remate fue rechazado. Y en la penúltima acción, acarició un centro chut de falta de Pedri. 

Marruecos buscaba su oportunidad en pérdidas y salidas rápidas con toda España en campo rival. Con Abde, Ounahi, Achraf y Ziyech. Se las tuvo Alba con el del Chelsea durante todo el partido, desde el segundo 25 cuando el marroquí cazó al lateral en el primer balón. Bronco y competitivo, se notó que está acostumbrado a noches de máxima exigencia. El mejor fue Amrabat, imperial en el medio, el pegamento del equipo. 

Con Ansu y Balde por Olmo y Alba, al inicio de la segunda parte de la prórroga, definitivamente mejoró España, arrinconando a Marruecos, salvando los goles en acciones de achique al límite, porque España creció a partir del pie de Pedri, rendidos ellos a alguna contra. Y la tuvieron, vaya que si la tuvieron, una conducción exquisita de Ounahi que acabó en el remate franco de Cheddar, cuyo disparo, blando, lo salvó Unai en la mejor parada del partido. El mismo pie que previamente había comprometido al equipo en dos salidas más que inquietantes.

Sorprendió Luis Enrique entonces quitando a Nico, que había sido el mejor, para meter a Sarabia pensando en los penaltis. Que a punto estuvieron de evitarse precisamente con un remate de Pablo en la última acción del partido que besó el poste. El VAR la hubiera revisado. Pero acabamos en la tanda, con la sombra de Corea en 2002 y Rusia en 2018 como últimos antecedentes. Una sombra que se alarga profundamente para otros cuatro años después de esta durísima eliminación contra Marruecos, que abre un necesario periodo de reflexión sobre la etapa de Luis Enrique y por dónde tiene que ir esta Selección en este nuevo ciclo. Porque el suspenso de este equipo es incuestionable.