La estrella de Serbia es catalana; su portero, el único gallego del Mundial
Serbia debuta este jueves ante Brasil. Su faro en la medular, Sergej Milinković-Savić, nació en Lleida. Su hermano Vanja, en Ourense.

"I can. I will. I must". Puedo hacerlo. Lo haré. Debo hacerlo. El estado de WhatsApp de Sergej Milinković-Savić es una oda a la filosofía de trabajo que ha catapultado al 'Sargento' a la cima del fútbol. A sus 27 años, el centrocampista de la Lazio y de la selección serbia ha alcanzado un punto de cocción ideal. Ya no solo llega; también construye y hace llegar. Esta temporada suma tres tantos y siete asistencias en 14 partidos de Serie A. La pasada se elevó hasta los dobles dígitos en ambos capítulos (11 goles y 10 entregas).
Él, con permiso del delantero Dušan Vlahović, es la gran estrella de un combinado que este jueves inicia su andadura en el Mundial ante Brasil (20:00). Serbia fantasea con romper su techo y superar la fase de grupos por primera vez. Sergej tendrá la llave de la historia. A él casi todos le conocen, pero lo que muchos ignoran es que el portero suplente de la selección, Vanja, es su hermano. Y que su padre hizo carrera entre la Primera y la Segunda División del fútbol español. El más famoso de los Milinković-Savić nació en Lleida, pero ahora lidera al país que le vio crecer. Vanja es el único gallego que participa en la cita.
Los aprendices superan (con mucho) al maestro
La vida del futbolista profesional solo se concibe con la maleta a cuestas. Nikola Milinković (Bosnia, 1968) fue uno de los centenares de deportistas forzados a abandonar un territorio en permanente conflicto para perseguir su sueño. El ejército capturó su ciudad natal y él zarpó rumbo a Serbia, donde prosiguió su carrera en clubes como el Bečej. Varios buenos informes le condujeron a España.

Lleida fue su primera parada. Allí militó durante dos temporadas, entre 1993 y 1995. En la primera, saldada con descenso, llegó a anotar dos goles en Primera División. "Era un mediocentro ofensivo muy completo, con una planta impresionante. Siempre nos decía que a él le habían instruido a trabajar como el que más, que para dedicarse a esto había que currar mucho". Quien pronuncia estas palabras sobre Nikola es su excompañero Fran Caínzos, pero su valoración bien podría servir como análisis de Sergej. El actual '20' de Serbia vino al mundo en mitad de ese segundo curso de su padre en la comarca del Segriá.
Si algo le faltó a la carrera de Nikola fue estabilidad. Cerró su etapa en Cataluña y pasó de forma fugaz por Almería y la Primera portuguesa, en el Chaves, antes de aterrizar en Ourense. Allí, en Verín, una localidad cercana a la capital, Sergej comenzó a pegarle sus primeras patadas a la pelota. Y allí, en el pulmón de Galicia, nació Vanja. Ante las polémicas ausencias de Borja Iglesias o Iago Aspas en Catar, el guardameta del Torino será el único representante de la comunidad gallega en la Copa del Mundo.

La familia duró poco en España. Tras otra corta estancia en Portugal, Milinković colgó las botas en Austria y se asentó en Serbia. Todos los recuerdos de Caínzos son positivos: "Era una persona muy tranquila: puntual, trabajadora, se cuidaba… De '10'". Muchos de sus compañeros le perdieron la pista al abandonar el país. Tras colgar el teléfono con Relevo, Caínzos revivió el chat de exjugadores del CD Ourense en busca de huellas. No hubo respuesta.
El peso de todo un país
Aquellos chicos nacidos en cada extremo de la península son ahora la gran esperanza de Serbia, que recibe esta Copa del Mundo con una ilusión desbordante. Su combinado nacional, con jugadores de la talla de Vlahović, Mitrović (Fulham), Kostić (Juventus) o el exmadridista Jović (Fiorentina), parece más preparado que nunca para dejar pegada en el fútbol patrio. El mensaje de su seleccionador antes de enfrentarse a la 'Canarinha' fue sintomático: "No le tememos a nadie. Ni siquiera a Brasil".
Un catalán y un gallego, como si de un chiste se tratase, forman parte activa de ese sueño. Vanja tiene difícil jugar por la competencia de Rajković, guardameta del Mallorca; Sergej, como de costumbre, será capital. Catar podría terminar de componer su epopeya. No alcanzará el estruendo de Belgrado, pero en Lleida y Ourense también asomarán pequeñas sonrisas con cada triunfo de las 'Águilas Blancas'. Nikola lo contemplará orgulloso.