LOS PERFILES DE LA SELECCIÓN

Luis Enrique, según Unzué: "Es autoexigente, competitivo, cercano y muy divertido"

Arranca un serial con los perfiles de la Selección a través de los ojos de sus allegados. Así es el seleccionador para el exportero, técnico y principal activista contra la ELA que padece.

Luis Enrique, visto por Juan Carlos Unzué./
Luis Enrique, visto por Juan Carlos Unzué.
Alfredo Matilla
Álex Corral

Alfredo Matilla y Álex Corral

Luis Enrique Martínez (Gijón, 1970) ve en estos momentos a España algo dividida por su peculiar estilo de liderazgo y la verá fraccionada también en unas horas por su convocatoria para Catar. Nada nuevo. Pero también tiene a su staff y a sus jugadores como motos a unos días de que arranque la gran cita. Que a fin de cuentas es lo importante. Éste es el resumen perfecto de lo que fue su vida como futbolista y de lo que es como entrenador. Un líder que nunca deja indiferente a nadie, aunque una cosa es lo que transmite de puertas para adentro y otra bien diferente lo que irradia hacia afuera. Así tejió una brillante carrera que arrancó de corto en Mareo a los 11 años, tras sobresalir en el colegio Elisburu y en el Xeitosa benjamín, y que le ha llevado a las puertas de su primer Mundial como seleccionador a los 52.

Luis Enrique, por Unzué. Los 23 EDICIÓN DE VÍDEO: ALEJANDRO CORRAL

Quien quiera conocer su obra y milagros no tiene más que echar un vistazo a los manuales y detenerse en los 614 partidos que jugó como profesional en la élite (144 goles) entre el Sporting (40), Real Madrid (213), Barcelona (300) y la Selección absoluta (61), o en sus numerosos títulos cosechados hasta su retirada el 16 de mayo de 2004 (un oro olímpico en Barcelona 92, dos Ligas, tres Copas, una Recopa, una Supercopa de Europa, dos de España...).

En esa despensa de las estadísticas también destacan los 425 partidos que lleva a sus espaldas como entrenador tras estrenarse en 2018, con la escuela holandesa renovada con ese toque enérgico que ha patentado, y sus nueve títulos, entre los que destaca el segundo triplete en la historia del Barça. Pero quien quiera saber cómo llegó hasta ahí y por qué ha conseguido ser uno de los entrenadores más laureados, lo mejor es que escuche a Juan Carlos Unzué. Sus ojos han guiado este perfil tras 43 minutos de emotiva, muy emotiva, y didáctica conversación.

Coincidieron en el Barça de Rijkaard en la temporada 2003-04. Unzué como entrenador de porteros y Luis Enrique como jugador, justo en el año de su retirada. Desde entonces han caminado juntos tras ser uña y carne curiosamente fuera de los terrenos de juego, subidos a una bici. Con el ciclismo empezó todo. Su amistad les llevó a vivir juntos más tarde la experiencia en el Celta, al que catapultaron al noveno puesto, y en el Barça de un tridente irrepetible con Messi, Neymar y Suárez a los mandos.

Ahora, por los latigazos que da la vida, sus duras experiencias personales les han unido con más fuerza que nunca. La mirada de Unzué, exportero de los buenos, con brillantes dotes felinas, técnico, actual comentarista en Dazn y activista incansable en la lucha contra la ELA que padece desde hace varios años, es ideal para conocer a la perfección cómo es de verdad el seleccionador. No cómo nos cuentan: "Lo que más me gusta de él es que es muy competitivo y que es una persona que va de cara y que no se esconde. Tengo la confianza de que en este Mundial va a ir muy bien la cosa".

"Es una persona que va de cara y que no se esconde"

Juan Carlos Unzué

La forma en que se conocieron dice mucho de cómo es el Luis Enrique ciudadano. El documental de Movistar+ Vivir vale la pena, con unas imágenes emocionantes y con las declaraciones que sólo sabe rascar Mónica Marchante, es revelador sobre ese cuento de hadas en torno a la bicicleta. En ese día de rodaje en Gavà el 23 de octubre de 2021, cuyas fotos prestadas por la periodista enriquecen estas líneas, Luis Enrique se volcó de lleno, involucró a todos sus familiares y amigos para arropar a su colega y, aunque pocos lo saben, casi llora en la escena final grabada en un gimnasio.

En ella (véanla, por favor) aparece Unzué en primer fila junto a su hijo Aitor (que es ayudante en la Selección), rodeado de todos sus seres queridos, pedaleando y dirigiendo una clase de spinning pese a que habían contratado a un profesor. Para ellos, la bici es un sacramento: "Cuando yo podía, salíamos con un grupos de amigos suyos [la famosa grupeta] y yo iba algunas veces", recuerda Unzué a Relevo. "Se fue repitiendo con el paso de los años y ahí empezamos a tener esa sensación de compromiso y de que nos llevamos muy bien pese a ser en muchas cosas muy diferentes. Había competitividad a tope, porque él es así en todo. Disfrutábamos subiendo como la mayoría de globeros, nos hacía mucha ilusión coronar. Era muy rápido y reactivo. Si llegábamos juntos yo no tenía nada que hacer. Intentaba dejarlo en la subida. Él es así de competitivo y ya se veía cuando era jugador. Me marcó un gol estando en el Barça y yo en el Sevilla...".

Luis Enrique, según Unzué: «Es autoexigente, competitivo, cercano y muy divertido»

Sus inicios

Lucho, como así le llaman sus amigos cariñosamente, empezó su carrera como entrenador en el Barça B: "Sentía lo que todos al inicio. Que era un novato. Se le veía con unas ganas tremendas por aprender y practicar, que es lo que se necesita cuando uno empieza. Siempre ha sido muy rápido para todo, y más que nada para aprender. Es muy observador. Un hecho así lo demuestra. Empezamos a contactar de manera ya profesional como entrenadores cuando se fue a Roma. Era mi último año de entrenador de porteros en el Barça. Yo ya había dirigido al Numancia y nos habíamos enfrentado ya que él había estado en el Barça B. Valoraba mucho la intención con la que jugábamos. Se identificó mucho con esa valentía de irme allí tras haber conseguido el Sextete junto a Guardiola. Se trataba de cumplir un sueño y eso era lo que él perseguía. Al final no fui porque él no siguió esa temporada y yo me fui al Racing, aunque rompí el contrato antes de arrancar. Así que fue ese año donde nos entregamos a tope a nuestro hobbie. Ahí es donde estrechamos más la relación".

Lejos de preocuparse en esos meses en el paro, Luis Enrique peleó para seguir dando forma a su librillo. Y entonces un viaje le marcó decisivamente: "Corrimos una prueba ciclista de ocho días juntos, por parejas, en Sudáfrica. Y allí, donde el ánimo y el estado de forma fluctúan tanto pedaleando ocho horas al día, se confirmó que podríamos trabajar de la mano en cualquier sitio y que podíamos superar cualquier problema porque íbamos a ser capaces de solucionarlo y llevarlo bien. Luis es un luchador nato. Esta carrera nos puso a prueba a los dos porque había que gestionar muchas cosas. Aprendimos el uno del otro y nos cambió. Un día me animaba él y al siguiente, yo". Justo como ha sucedido ahora.

"En una carrera en Sudáfrica se confirmó que podríamos trabajar de la mano en cualquier sitio y que podíamos superar cualquier problema"

Juan Carlos Unzué

Así, tras esta peculiar pretemporada, llegó una nueva oportunidad en el Celta, la primera para este tándem juntos: "Se dio una curiosidad que demuestra el carácter comprometido que siempre tiene Luis. Justo al firmar nos comunicaron el posible interés del Barça por ficharnos antes de traer al Tata Martino. Y cumplió con su palabra. No se fue y siguió en Vigo. A partir de ahí, ya con la temporada avanzada, íbamos en bicicleta hablando de esta opción futura y yo le transmití mi confianza en que estaba preparado. Se convenció y pasó lo que pasó...".

Al acabar la temporada 2013-14 en Balaídos fue presentando en el Camp Nou: "Tenía claro, igual que todos los entrenadores, que lo del Barça sería por un tiempo corto. Se fue cuando debía irse. No es normal decidir eso cuando las cosas van bien. Zidane, Guardiola y pocos más. Hay mucha impaciencia y la gestión no es sencilla. Por eso no sé lo que hará ahora. No lo he hablado con él. No ha renovado aún con la Selección y parece que quiere esperar a ver qué pasa en el Mundial. Si va fenomenal, igual es el momento... Ya lo hizo antes en el Barça. A veces hay que decir hasta aquí".

Luis Enrique da instrucciones en un partido de la Selección.  GETTY
Luis Enrique da instrucciones en un partido de la Selección. GETTY

El éxito en el Barça no fue fácil

Justo en el Barça gozó de sus mejores días en los banquillos, pero también sufrió. Aquella noche del 4 de enero de 2015 en Anoeta, donde su equipo cayó con Messi y Neymar de inicio en el banquillo, fue un punto de inflexión. "Ha pagado su osadía", rezaban algunos titulares de la prensa catalana. De aquella escena se ha escrito mucho, pero pocas veces los protagonistas han contado qué pasó realmente. Unzué arroja algo de luz: "Fue un momento complicado, pero recuerdo de aquellos días que teníamos claro que no era la primera vez que ocurría algo así, ya le pasó a Pep. No era algo con el propio entrenador. Era una frustración del propio Messi con la situación de Anoeta".

"Reconozco que aquella semana, aunque igual no fue cierto, fue la única en la que tuve la sensación de que si no ganábamos el siguiente partido en casa ante el Atlético nos podían echar. Eso no lo había vivido nunca antes. Pero yo le dije en ese partido clave: 'A los 5 minutos vamos a saber si la vamos a romper o si nos vamos a ir para casa; dependía de los jugadores'. Pocas veces he visto a un equipo así desde el minuto uno a full. Nos mirábamos como diciendo, 'esto va a funcionar'. En la vida necesitas momentos complicados para que sean un antes y un después". A partir de ese partido, en seis meses, sólo hubo éxitos hasta consumar otro triplete.

Así se comporta Luis Enrique en las crisis: "Su mejor virtud, teniendo muchas, es su capacidad para llegar al jugador con un detalle básico y que ayuda mucho: la naturalidad. Otros, calando mucho, lo llevan preparado. Las mejores charlas de Luis Enrique son las que salían de forma natural. Llega a la gente y los jugadores vuelan con él. Pasa siempre. Te gustará más o menos el juego, pero están muy comprometidos con su entrenador y con la idea de juego. Luis Enrique tiene una cosa muy buena y es que cree en sí mismo, en su manera de trabajar y en su forma de ser. No es lo habitual".

"Y en su caso no va reñido con no escuchar a los que tiene alrededor", reconoce Unzué. "Es todo lo contrario. Él decide, pero escucha a todos. Y, además, es una persona que delega. En esta sociedad parece que el que tiene ese carácter, porque él tiene mucho carácter, no delega. Y no es así. Engancha. Es muy autoexigente y es igual con los de su alrededor. Y no es fácil seguir su ritmo. Tienes que tener claro de que debes estar 24 horas activo. Tengo buenas sensaciones para que triunfe en el Mundial". Sería el golpe de efecto que falta para que dejemos de recordar a Luis Enrique en las citas mundialistas por aquel codazo de Tassotti en EEUU que aún duele.

Luis Enrique, después del codazo de Tassoti en el Mundial de 1994.  ABC
Luis Enrique, después del codazo de Tassoti en el Mundial de 1994. ABC

De esa realidad dan fe los actuales ayudantes del seleccionador. Su llegada a Las Rozas fue un deseo hecho realidad para el asturiano: "No fue una sorpresa cuando le nombraron, me lo dijo él mismo y me llevé una gran alegría. Llevaba años diciendo que era unos de sus sueños. Viéndole cómo lo contaba dije: 'Ostras, esto va a ir bien'", recalca Unzué. "Él decía que era lo mejor y lo que más le apetecía en ese momento. Sabía que no me iba a llamar como su ayudante. Nos habíamos separado después del Barça y yo me había ido a Vigo. Cuando él coge la Selección ya conoce cuál es mi problema de salud... Fue uno de los primeros a los que hice saber mi diagnóstico y ya sabía que yo no iba a poder entrenar más y que le iba a dar otro sentido a mi vida. Si me lo hubiese propuesto, al ser un reto nuevo y una situación diferente con un rol distinto, sí que le habría dicho que sí". Ahora hablamos de cosas mucho más importantes que el fútbol: "A él le encanta hablar de lo que tanto ama, pero no le he sugerido muchas cosas. Tenemos un contacto muy seguido y hablamos de todo y eso ayuda a gestionar nuestras vidas. La charla futbolística no es tanta y tiene confianza plena para eso con los que le rodean".

Luis Enrique tuvo que renunciar a la Selección durante 11 meses por el peor momento de su vida, la muerte de una de sus hijas (Xana), con el objetivo de estar al lado de su mujer (Elena Cullel), y de las otras alegrías de su vida (Pacho y Sira): "Ha coincidido que hemos vivido dos situaciones graves en nuestra vida. Él a través de su hija, que creo que es mucho más complicado de lo que yo estoy viviendo, sinceramente lo digo, porque al final uno no está preparado para despedir a una hija. Eso es antinatural. Lo mío no es fácil pero lo sientes como propio. Tengo la sensación de que he vivido 55 años, que no son demasiados, pero los he vivido a full. Tengo una vida plena y me hace estar más tranquilo. Es mucho más complicado lo que él vivió. Los dos éramos conocedores de nuestra situación gravísima. Eso lo que ha hecho es que nos ha unido más y nos hemos mirado de nuevo cara a cara con lo que estábamos sufriendo porque, con sus diferencias, nos ponía a la misma altura. Hemos confirmado que nuestra amistad no la va a separar nada ni nadie".

Luis Enrique y Unzué, junto al equipo de rodaje de Movistar+ en el rodaje de 'Vivir vale la pena'. M. MARCHANTE
Luis Enrique y Unzué, junto al equipo de rodaje de Movistar+ en el rodaje de 'Vivir vale la pena'. M. MARCHANTE

"Todos habéis podido percibir un cambio cuando aparece un problema grande. Él ya era muy claro, pero lo de su hija seguro que le ha marcado y le ha ayudado a relativizar las cosas a partir de ahí y a valorar las cosas en su justa medida", asegura Unzué. Lo que también quedó clara de aquella etapa de transición es que, para Luis Enrique, la lealtad es uno de los valores fundamentales en el ser humano. Así que por tanto, la deslealtad, como así entendió la actitud de Robert Moreno durante su interinidad en la Roja, es el peor de los defectos: "Yo jamás haría eso y no quiero a nadie así a mi lado. Es así de sencillo y claro. Para mí, la ambición desmedida es un gran defecto. Entiendo su opinión, pero no la comparto", llegó a sentenciar el seleccionador en una dura conferencia de prensa cuando regresó a su puesto.

Unzué dirige una clase de spinning con la grupeta con Luis Enrique al fondo. M. MARCHANTE
Unzué dirige una clase de spinning con la grupeta con Luis Enrique al fondo. M. MARCHANTE

Y después de Catar, ¿qué?

Luis Enrique no quiere oír ni hablar del futuro más allá de Catar. A lo sumo que algún día, no sabe cuándo, dirigirá a su Sporting: "Podría ser. Es un sportinguista nato. Estuvo poco en el primer equipo pero no lo esconde. Ni en nuestras conversaciones. Él, al haber jugado yo en el Oviedo, me dice de broma: 'Alguna pega tenías que tener...'. Es que Luis es muy bromista. Tiene mucho sentido del humor. La gente que lo conoce a través de las ruedas de prensa tiene una imagen de un Luis Enrique diferente. Es súper cercano y muy irónico. Te ríes mucho con él. Y lo que más llama la atención es la rapidez con la que es capaz de contestar e ironizar. Siempre he tenido la sensación de que era más lento, como me pasaba con la bici".

¿Y comentarista cuando se retire? "No lo veo. No se mordería la lengua. Quien lo contratara no querría un Luis Enrique diferente y él seguro que diría lo que piensa. Pero no le veo porque creo que le quedan muchos momentos por vivir como entrenador, al igual que no lo veo en otros lugares". ¿Y en el Barça?: "No me sorprendería que vuelva a entrenar al Barça. Si es el momento justo y le motiva... Es un hombre de retos no fáciles. Va a volver a entrenar a clubes de primer nivel. No sé cuándo. Pero volverá".

"Ha sido en esta situación personal que nos ha tocado vivir en los últimos años donde más me ha demostrado ser un hombre de honor"

Juan Carlos Unzué

Nada es descartable en un hombre de honor. Y Luis Enrique lo es para esa grupeta ciclista de la que tanto tiran su hermano, Toñín Llorente, David Rovira, el núcleo de Gerona y los gregarios de Madrid. Al final, estar juntos ha sido un refugio unas veces, ya que la muerte también ha tocado a otros escaladores menos conocidos, y una motivación extra la mayoría de ellas.

Pero sobre todo es un hombre de honor para su orgulloso amigo Unzué: "Ha sido en esta situación personal que nos ha tocado vivir en los últimos años donde más me lo ha demostrado. Siento que nos ha unido mucho más y que realmente hemos estado muy cerca y nos hemos entendido. Siempre recuerdo un abrazo que tuve con él. Hacía unos meses que no nos habíamos visto y estaba en ese difícil proceso con su hija. Él ya sabía un poco mi situación. Estuve un día en su casa y, nada, allí en la puerta de la entrada, nos dimos un abrazo que ha sido el más sincero y emotivo que he tenido con él. Hemos confirmado que nuestra amistad -coge aire y levanta la voz-, no la separará nada ni nadie". Palabra de Unzué.

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Este reportaje es un contenido editorial de Relevo, al que HONOR, una marca de tecnología que comparte los mismos valores, ha querido vincularse.

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