OPINIÓN

Benzema: oro sin patria

Benzema, en un entrenamiento con Francia antes del Mundial de Catar./

Muchas veces, la mayoría, no somos profetas en nuestra tierra. Benzema ya hacía años que no lo era en la suya. El francés no estuvo ni se le esperaba, ni siquiera en la última gran final con su selección. Mientras tanto, veíamos a un Kun Agüero volver a compartir habitación con Messi en la noche previa al día más importante de su vida, y concentrarse, cábala o no, con los que fueron sus compañeros en los últimos años, los que insistieron en que estuviera, como siempre, e incluso que no se hubiera ido nunca. Acabaría llevando al 10 sobre sus hombros en su paseo más dorado. El Kun fue uno más en todo, como Lo Celso y otros tantos de los que nunca se olvidaron.

Sin embargo, el actual Balón de Oro, declinó una invitación que olía más a postureo político que a un sentir sincero del grupo, de Deschamps y de todo un país.

Benzema ha decidido marcharse por la puerta de atrás de Francia, que es la misma por la que había vuelto a entrar. Y lo que aún es peor: nadie le extraña ni extrañará. Porque el idilio con su selección no se terminó hace dos semanas, cuando cayó lesionado. La ruptura entre ambos es de años, pero el rendimiento del francés en el Real Madrid, con el reconocimiento del mundo entero, y los cambios en el vestuario galo hicieron que su presencia con Francia pareciera inevitable e impepinable tras seis años de divorcio.

Aun así, en realidad, Benzema nunca volvió. Jugó con Francia en estos últimos meses, sí, pero como ese jarrón roto que jamás vuelve a ser el mismo. Acusaciones de racismo, chantaje, traición entre compañeros, juicios reales y paralelos. Francia ya había dictado sentencia: ni olvido ni perdón.

Así que, aunque debieran parecer inseparables los caminos de la mejor selección francesa de su historia y del mejor jugador del mundo en 2022, no se volvieron a encontrar ni siquiera cuando Deschamps le citó para la Euro 2021. Saber qué hubiera sido de esta Francia de haber contado con Benzema no ha sido siquiera una conjetura para la finalista de Catar. Nadie preguntaba por él. Así que el francés entendió que de allá donde no te quieren, siempre te debes ir.