MUNDIAL DE CATAR

¿Puede un 31-0 a favor provocar un cisma? La decisión más incómoda que cambió la historia de Australia

La selección australiana apostó por cambiarse a la AFC porque en la OFC goleaba y luego caía en la repesca.

Los australianos celebran el pase a los octavos de final./AFP
Los australianos celebran el pase a los octavos de final. AFP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Australia se ha metido en octavos de final de un Mundial por segunda vez en su historia. Una hazaña para la posteridad, que ha provocado grandes celebraciones en el país, pese a que el encuentro ante Dinamarca se celebró de madrugada. Los daneses, impotentes, se han convertido en una de las grandes decepciones del Mundial de Catar, pero eso no quita un ápice de mérito a los 'aussies'. Un éxito labrado a partir de un camino insólito: la selección decidió abandonar Oceanía y formar parte de la clasificación asiática. Lo que podía parecer un tiro en el pie es ahora el motivo que ha hecho de esta generación un conjunto del más alto nivel competitivo.

En 2001, Australia cosechó un resultado para el recuerdo ante Samoa Americana: 31-0, donde Archie Thompson marcó 13 goles. ¿Cómo?, ¿que ganas un partido 31-0 y pides marcharte de una confederación? Pues tiene una explicación. Los australianos arrollaban a todos sus rivales con goleadas sonrojantes y después se jugaban el pase con Nueva Zelanda, ante la que también solían ser superiores. El pase... o no. Porque Oceanía no tiene garantizada una plaza para los Mundiales, sino que debe jugarse el puesto en una eliminatoria a vida o muerte con el cuarto de Concacaf. Por ejemplo, para esta edición Costa Rica se impuso a Nueva Zelanda por un gol a cero.

¿Le compensa el cambio a Australia? Deportivamente, el mejor de la OFC puede estar al nivel del cuarto de Concacaf. Pero sí es cierto que Nueva Zelanda pasa de competir contra equipos del más bajo nivel a, de repente, no tener margen de error ante una selección que viene de enfrentar a Canadá, Estados Unidos o México. Y en las fases finales es todavía peor. No es lo mismo verse las caras con asiduidad con Irán o Arabia Saudí a hacerlo con Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea o Tahití. Así, el equipo llega más preparado para pelear con Dinamarca que si se midiera con combinados más débiles en cada parón internacional.

El punto de inflexión

Fue tras el 31-0 y demás goleadas cuando Australia comenzó a plantear su marcha de la OFC. Pero antes hubo un contexto: la maldición de las repescas. En 1994, FIFA redujo las plazas de la OFC a 0,25. Es decir, para clasificarse debía ganar al segundo de Concacaf y después al cuarto de Conmebol. Australia cayó ante Argentina, pese a pelear. En 1998, volvió el 0,5 a Oceanía, pero perdió frente a Irán.

De cara al Mundial de Corea del Sur, se acabó la paciencia australiana. 22-0 a Tonga, 31-0 a Samoa Americana, 2-0 a Fiyi y 11-0 a Samoa. En la final, derrocó a Nueva Zelanda: 2-0 y 4-1. Una superioridad aplastante... que no daba plaza para el Mundial. Todavía, porque tenía la posibilidad de hacerlo si lograba derrocar a Uruguay, la quinta de Conmebol. En el Centenario de Montevideo, los oceánicos perdieron con rotundidad en lo que era su tercera repesca seguida en la que cayeron.

Es ahí cuando la federación australiana se resignó y comenzó a valorar el abandono a la OFC. Este llegó definitivamente en 2006. Antes, lograron la clasificación para el Mundial 2006 tras 32 años de ausencia. Pasaron del 9-1 a Islas Salomón en su final a sufrir lo indecible frente a Uruguay. Aun así, la tanda de penaltis les dio la gloria. Aquello ocurrió el 16 de noviembre de 2005. El 1 de enero, se pasaron a la AFC.

Una decisión exitosa

En la clasificación para la Copa de Asia de 2007, Australia reinó. Luego en el torneo, llegó a cuartos. Ya era otra cosa: había nivel, igualdad, competitividad y eso hace crecer a los equipos. Desde entonces, los 'aussies' siempre han logrado meterse en la fase final de un Mundial. No como antes, cuando tenían que pasar por una repesca en la que, a priori, se medían a un rival superior por la circunstancia de su confederación.

Australia pasó de la maldición de las inevitables repescas a tener la capacidad de clasificarse de forma directa. Así llegó a Sudáfrica, Brasil y Rusia. No obstante, tal y como sucede con las selecciones asiáticas, sigue un paso por debajo de Europa o Sudamérica y nunca parte como clara candidata a estar en los octavos de final.

Cayó en Sudáfrica con un triunfo, un empate y una derrota. En Brasil sumó cero puntos. Tampoco fue mucho mejor su papel en Rusia, donde solo sumaron unas tablas. Ahora, en Catar, han hecho historia. Desde 2006 no lograban la clasificación para octavos. En aquel entonces, lo lograron ganando a Japón y empatando frente a Croacia. Ahora, al ganar a Túnez y Dinamarca. Un golpe en la mesa para el país, eufórico a altas horas de la noche. Una historia que comenzó con un 31-0 y que ha colocado a Australia a la altura de los mejores.