Las razones por las que la RFEF se adelantó a Luis Enrique y dejó a Marcelino sin llamada
Sentó mal que no renovara antes del Mundial y, peor, que tras supeditar todo a los resultados no dimitiera tras caer como hizo Bob Martínez.

Nada más acabar el Marruecos-España el pasado martes, la Federación tenía más ganas de que Luis Enrique no continuase en la Selección que el propio seleccionador. Se palpaba en el ambiente, en las conversaciones en mitad del luto y leyendo entre líneas algunos Whatsapps. Su rueda de prensa posterior a la debacle, en la que no hubo ni un amago de autocrítica y en la que básicamente se mostró orgulloso y echó balones fuera, acabó por convencer a los directivos para poner punto y final a su relación. El contrato del técnico finalizaba al acabar la participación en el Mundial y ahí decidieron no firmar uno nuevo.
Rubiales y su equipo de trabajo esperaban una dimisión en directo, como hizo el propio Roberto Martínez una vez que echaron a Bélgica o el Tata Martino tras descarrilar con México. Se encontraron todo lo contrario, mientras un país entero estaba decepcionado en llamas, con el apoyo de los futbolistas en zona mixta incluido y alegatos de que no había pasado nada grave, que fueron superiores en todo momento y que el futuro es esperanzador.
La comparecencia de Luis Enrique en la previa de los octavos de final ya había mosqueado a más de uno que venía contrariado por sus excesos en Twitch. De hecho, el distanciamiento no hizo más que acentuarse. La realidad era que el enfado estaba latente y venía de lejos. La eliminación tuvo el efecto de la gasolina en el fuego para que afloraran esas emociones. Desde el momento en el que el técnico rechazó la renovación que Rubiales le puso encima de la mesa, a principios de 2022, algo empezó a torcerse en Las Rozas. Respetaron su decisión, pero también entendieron ese gesto como otro foco de inestabilidad más. La institución, ya de por sí, no estaba encontrando la calma en ningún momento por diversos escándalos institucionales que todos los días aparecían en los medios y que ahora se están resolviendo en los tribunales. Luis Enrique ni ayudó a contribuir a la calma.
Pese a que el día a día en los clubes le empezaba a hacer tilín y tenía (y tiene) varias propuestas encima de la mesa, 'Lucho' supeditó su continuidad en la Selección a los resultados, como así evidenció con su negativa a renovar. Visto lo visto, las cosas habían quedado claras estos dos días de resaca tras abandonar el Mundial por la puerta de atrás. Aun así, hay quien apunta también dentro del entorno del entrenador que las sensaciones en Catar, y no sólo los resultados, también iban a tener su peso en la decisión final. Se puede ganar o perder de muchas formas.
Aquí manda la RFEF
Lo que parecía claro y los hechos han desmentido, es que era Luis Enrique el que tenía la sartén por el mango para decidir su continuidad. La Federación ha querido fulminar esa hipótesis de raíz y se ha adelantado con un informe presentado a Rubiales por los técnicos de la casa, liderados por Molina, en el que se deja claro que la solución inminente pasaba por un cambio de era. Es decir, más que escuchar al seleccionador, Rubiales quiso que le escucharan antes a él.
De hecho, ni siquiera Luis Enrique había decidido al cien por cien qué hacer con su futuro. Tenía el deseo de reunirse con Molina y Rubiales, charlar tranquilamente e incluso debatir para tomar una decisión conjunta. Según varias fuentes consultadas, muy cercanas a Luis Enrique, éste se veía con fuerzas para afrontar el futuro y, si los directivos hubieran estado en sintonía con él en las conversaciones que han tenido estas últimas horas, no estaba nada descartada su continuidad. Su staff le animaba como nunca a continuar. Esta Selección debe jugar una Final Four de la Nations League frente a Italia, Países Bajos y Croacia, empieza en marzo la clasificación para la Eurocopa 2024 y tiene una media de edad mezclada con experiencia estupenda para llegar a las próximas fases finales con más garantías incluso que lo ha hecho esta vez. Aun así, la Federación ha dado un golpe en la mesa para demostrar quien manda.

¿Y Marcelino?
Justo en estos dos días, la tensión no sólo ha afectado a Luis Enrique. Luis de la Fuente, elegido oficialmente su sustituto, y Marcelino estaban pendientes de una llamada. Hasta que esta mañana ha habido fumata blanca, sólo se habían producido acercamientos a través de terceros y gestos que daban a entender claramente que ambos estaban en la pomada. De la Fuente llegó a rechazar hace bien poco propuestas del extranjero que le iban a convertir en millonario por seguir con su proyecto en la Federación que ahora ha tenido el gran salto. Con Marcelino había un gran consenso en la RFEF (todos menos uno) para tenerlo como otra de las alternativas.
De Marcelino gustaba su experiencia (Recre, Racing, Zaragoza, Sevilla, Villarreal, Valencia y Athletic), que siempre saca el mayor partido de sus plantillas (varios ascensos a Primera, clasificaciones europeas, finales disputadas...) y también que está acostumbrado a la presión: de hecho en Valencia, plaza bastante complicada, llegó a ganarle la Copa al mismísimo Barça. Hasta ayer le seguían dando 'imputs' positivos de que podía ser el ganador de la batalla...
El problema que ha tenido el asturiano, y por el que al final la Federación ha optado por la continuidad y por lo tanto no le han llamado definitivamente, es que ese mandamás que tenía dudas ha influido decisivamente en el resto. La fijación del técnico por el sistema de juego 1-4-4-2 ha sido clave. Para la RFEF choca de lleno con lo que se está inculcando en este siglo en todas las categorías de la Selección (1-4-3-3). Marcelino estaba sin equipo tras haber salido del Athletic por iniciativa propia en mitad del proceso electoral. Rechazó varias ofertas y tanteos, entre ellos del Villarreal. Porque espera un proyecto ganador que compita en Champions y también debido a que mantenía la ilusión, desde el respeto y la admiración por el trabajo de Luis Enrique, de ser pronto seleccionador. Tendrá que esperar. De la Fuente es el elegido.