Los secretos de Dean Huijsen, el central pulido por Iraola, que mira a los ojos a Van Dijk y que defiende como si fuera Mascherano
El futbolista del Bournemouth es una de las grandes promesas en su posición.

Para quien el césped queda tan lejos y la pelota se aminora, Dean Dony Huijsen eligió una forma de enfrentar esa premisa que es, ciertamente, chocante. El central nacido en Países Bajos pero nacionalizado español no vive de una lectura contemplativa que le brinda un fútbol presenciado desde las alturas (195 centímetros), sino que su fuerza estriba en una anticipación y una pegajosidad extrañas para su cuerpo, como si fuesen dos atributos polarizados. No defiende como si su altura fuese la de Van Dijk, sino como si fuese la de Mascherano. Ahí radica lo emocionante en el chico.
Cuando un central emerge, y más en la cultura y ante los ojos de quiénes vieron a Piqué y Ramos dominar de forma tan distinta un mismo arte, la pregunta siempre es la misma. ¿Podrá ser tan bueno? ¿Pertenece a esa conversación? Con Cubarsí emergiendo para poder dar respuesta a estas dudas, Huijsen es la segunda aparición que empuja el debate. Lo primero que hay que subrayar es que merece toda atención. Sabe defender y su personalidad es la principal baza de todo lo que acontece en su cabeza. El chico afrenta situaciones con la seguridad de conocer la respuesta y la firme convicción que las va a resolver aun el juego quitándole la razón en algunas de ellas. Una vez dice que Sergio Ramos es su ídolo todo cuadra. Lo primero siempre es creerse inmensamente bueno.
Huijsen tiene un cuerpo espectacular, preparado para la defensa. Altísimo para repeler ataques aéreos e intimidar en las recepciones de los rivales, el hiper agresivo Bournemouth de Andoni Iraola le lleva a defender muy lejos de su portería (a 29,9 metros de media) lo que fomenta su carácter indómito y aventurero. Iraola le pide saltar, morder y no medir cuando se abre una grieta. Su fútbol no es reflexivo como su cuerpo pediría, sino que es muy vertical, algo que le lleva a situaciones un tanto extrañas, pues, a pesar de que posee unas piernas larguísimas y una gran intuición, su cadera gira lenta y siendo rápido no es un central que tenga una gran punta de velocidad. Él acepta el reto.


Se aprecia en esos giros rápidos que piden jugadas a campo abierto ante atacantes veloces que a veces le cuesta mantener la verticalidad, pero cuenta con una ventaja condicional evidente: unas piernas muy, muy largas y una gran intuición para poder limitar un peligro que, viendo su forma de moverse, parece inminente. Camufla esa debilidad con talento defensivo, pero a Huijsen le cuesta todavía defender la frontal porque es un central de pensamiento frontal; anticipa siempre y a toda costa, y hay veces que la jugada pide serenarse. Nada que el tiempo no pueda ajustar.
Que se haya adaptado tan bien -y rápido- a uno de los equipos más verticales y agresivos de Europa y en una liga que penaliza tanto el fallo habla muy bien de su madurez precoz y de su lectura. Huijsen ha mejorado al Bournemouth. En su área les permite sobrevivir mayores tramos, pues el central es muy hábil despejando, se posiciona bien y sabe molestar al atacante. Su cuerpo parece extenderse hasta el infinito y, al no tener una estructura como la de Van Dijk o Saliba, es decir, auténticos colosos, tiene que medir mejor en los choques y usar más el "tackle", porque cuerpeando todavía es batible. Quizás algún día ya no lo sea.
Quizás lo que más llame la atención en el central español es su porte con balón. Es ambidiestro y su personalidad le lleva a sentirse líder y actuar como tal, es decir, tomando decisiones. El juego más directo del Bournemouth propicia que su golpeo en largo se use bastante (es el quinto central de la Premier que más pases largos intenta) y genere bastantes ventajas a partir de ahí.


Pero es bastante más que eso y su potencial en esa faceta está por explotar. Sus conducciones, incluso alguna terminó en gol cuando estaba en la Roma, son un iceberg del que no se atisba profundidad real. Esa zancada y ese porte le impulsan arriba, tiene técnica y, una vez la suelta, puede llegar a zonas de remate o disparar él mismo; ¿Sergio Ramos, os suena? En un equipo más propositivo y de más volumen de pases en campo rival seguramente sus aptitudes se viesen potenciadas, aunque Iraola está exprimiendo a conciencia el rango de Huijsen.
Es lógico que este verano muchísimos grandes clubes llamen a la puerta y paguen lo que cuesta (60 millones de euros), un precio que parece más que razonable si se cree en sus credenciales, pero, sobre todo, en lo que apunta a futuro. Habiendo demostrado ya su carácter frío pero altivo y una enorme seguridad en área propia además del máster que está realizando con Iraola para mantener la línea alta y robar, su futuro parece immejorable. El central que miraba a los ojos a Van Dijk pero que sentía el juego a ras de césped ya ha nacido, aunque la forma que toma ante nuestros ojos nos haga dudar por lo que podrá ser o no.