ENTREVISTA

Baltasar Garzón abre un melón con el fútbol femenino: "¿Por qué este apartheid? Los futbolistas tienen una gran responsabilidad"

El jurista repasa los principales puntos de conflicto legal del fútbol actual: Arabia Saudí, Rubiales, la Federación, los ultras...

Baltasar Garzón, tras su entrevista con Relevo./Salva Fenoll
Baltasar Garzón, tras su entrevista con Relevo. Salva Fenoll
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Baltasar Garzón fue durante años juez instructor en la Audiencia Nacional, un tribunal en el que aparecen los casos más mediáticos uno detrás de otro. Además de lo habitual en esa sala —narcotráfico, terrorismo, delitos económicos...— él, junto a otros jueces, abrió una vía por lo que, durante unos pocos años, España fue el país que persiguió los principales delitos de genocidio y de lesa humanidad que se habían dado en los años anteriores. La historia es compleja, pero basta con decir que encausaron a Pinochet, se abrió un proceso contra la dictadura argentina, se tocó el problema del Tíbet o el asesinato de Ellacuría en el Salvador, procesos complicados en los que latía de fondo siempre el mismo espíritu de defensa de derechos humanos.

Eso le convirtió en el mundo entero en un referente en este campo y por eso mismo es alguien capacitado para hablar del tema. Y eso hace en esta segunda parte de su entrevista con Relevo, tocar esas zonas grises en las que el deporte, especialmente el fútbol por lo que mueve, se convierte en un vehículo de prácticas muy poco éticas, a veces incluso ilegales.

En el capítulo anterior explicabas el partido 'Drogas No', que es una muestra de cuando el fútbol funciona en favor de la sociedad, pero esto no siempre es así ni mucho menos, de hecho hay muchos problemas en ese ámbito. En tu carrera profesional hay un compromiso evidente con los derechos humanos ¿Qué piensas cuando ves el fútbol relacionado con Arabia Saudí, como pasa cada vez con más frecuencia?

Bueno, es el mundo del negocio. El fútbol se ha convertido en estos ámbitos en un negocio no precisamente de juego limpio sino de oscuridad. Cuando veía el último partido o la final de la Supercopa entre Barça y Real Madrid en Arabia... pues la verdad es que no terminé de ver el partido. No. Disfruté por el resultado de las últimas confrontaciones con Barça-Real Madrid, pues han sido realmente favorables al Barça, pero ahí me sentía incómodo. Me sentía incómodo porque veía todo el panorama y todos los antecedentes y cómo se desarrolla todo y no siento esa base de transparencia y de verdad que yo pido en el deporte. Como también me ha ocurrido con el Mundial de Catar. Yo conozco Catar, conozco Arabia Saudí, yo necesariamente tengo que pensar cuando ha sido el Mundial todo lo que supuso esto y cómo se hicieron algunos estadios y cómo sufrieron quienes lo hicieron y todas las denuncias que hubo respecto de migrantes, de colaboradores, trabajadores, y la limitación de derechos. Yo creo que no está bien si no se avanzan en algunos ámbitos de democratización y de apertura en esos países.

Yo sé que hay quienes dicen, 'bueno, es una fórmula para penetrar' y quizás a través del deporte se están percibiendo algunos avances, o el Comité Olímpico, o la FIFA exige, o la UEFA, o quien sea exige, ponen condiciones, ya se ven mujeres que van tal, pero todos sabemos que esto es posible que sea una excusa, y que lo único que medie son las condiciones económicas.

Y luego, en sí mismo, pues la verdad es que yo no sé qué pintamos jugando la Supercopa en Arabia Saudí cuando debería de jugarse aquí. Pero bueno, la respuesta es economía, son fondos, fondos que percibe la Federación Española, creo que está el contrato en 40 millones, la mitad se la llevan los equipos y la otra mitad la Federación, pero con una cláusula de que si no llega el Real Madrid o el Barcelona a la final se rebaja la cuota o algo así, lo cual me parece que no es precisamente el ejemplo. Y lo que ocurre es que también todos lo que son Juegos Olímpicos, mundiales y demás se ha ido también politizando con una progresión bastante evidente.

No sé, quizás el deporte pueda ser la puerta para que países o sociedades se abran más y se respeten más los derechos fenomenal. Si es así trabajemos por eso, porque es una forma, no necesariamente tiene que ser que alguien llegue al poder y entonces de la noche a la mañana cambie todo el establishment y demás. Eso no sucede así. Si eso lo hace el deporte, ojalá, pero entonces hagámoslo bien. Hay que hacer una estrategia, hay que hacer un desarrollo, no solamente que se perciba como que esto es un negocio. Eso es lo que no me gusta de esa situación.

El fútbol suele responder esto con dos argumentos, uno ya lo has introducido tú, que es el de que puede servir para ayudar a avanzar al país. El otro dice que todo el mundo, incluidos los estados, tienen relaciones comerciales con esos países de muy mejorable historial en cuestión de derechos humanos.

Sí, es verdad, por eso digo que no lo tengo claro. Una cosa es que no me guste, porque son una teocracia donde los derechos humanos no ocupan ningún lugar preferente,y probablemente no ocupan ninguno, pero también son tradiciones ancestrales y sistemas políticos que desgraciadamente nos guste o no nos guste, no vamos a cambiar. ¿Por qué nos acordamos ahora de Riad en Arabia Saudí y no nos acordamos de Beijing? Si a eso vamos. O de Moscú. Hay muchos sitios en el mundo donde la democracia no es precisamente el valor más preciado y las relaciones económicas efectivamente fluyen. Hay un aspecto político clarísimo, hay relación con Arabia Saudí de todos los países y todos sabemos que no es una democracia. Y hay otros países a los que se les pone la cruz en rojo porque se dice que no son lo suficientemente democráticos. Y hay otros a los que se les sanciona con no participación en competiciones. Y hay otros que participan en festivales como Eurovisión sin ser parte de Europa y se está cometiendo un genocidio en Gaza.

No sé, hay pocos claros y muchos oscuros en este mundo y en esta vida, y efectivamente hay que ser relativistas. Yo lo que digo es que si esto es así, si el deporte lo tenemos que tomar como algo más que un negocio, y que nos guste visualmente como juegan 22 señores o 22 mujeres, que cada vez nos gusta más o está cuajando más el fútbol femenino, que a mí siempre me llama la atención de por qué no ha sido desde hace mucho tiempo así, quizás porque tenemos un componente machista bastante importante todavía, y desde luego en países como Arabia Saudí esto es impensable. Entonces hagámoslo con una estrategia, que esto se debata en las propias federaciones, que si esto es así, que haya una profundización como un mecanismo y que sea aceptado por el país, porque a lo mejor el país, como digo, de la noche a la mañana no cambia, pero bueno, puede ser que progresivamente sea el camino. Pues hagámoslo bien, pero con inteligencia, no solamente decir 40, 50, 70, 80, más petróleo, menos petróleo... Esos argumentos que yo sé que los exponen y que pueden ser válidos, no se transmiten así a la sociedad. Repensemos esas federaciones que hay, vayamos y profundicemos en el tema porque lo mismo nos encontramos que es un mecanismo de penetración y de cambio en aquellos sistemas autoritarios o de limitación de derechos y si eso es así, enhorabuena, pero será una progresión.

En los últimos 10 o 15 años, el fútbol ha terminado muchas veces en los juzgados por muchos temas distintos, cosa que antes pasaba menos. ¿A tí te tocó alguna vez instruir algún caso?

Indirectamente sí, pero temas menores. En este ámbito de lo judicial también es muy triste y es un muy mal ejemplo por parte de los clubes y de sus políticas sobre todo lo que es la afición. Eso sí ha acabado muchas veces en los juzgados: las batallas campales de los extremistas o menos extremistas o muy extremistas, de un equipo o de otro, el destrozo urbano, el incivismo de estas gentes. Yo con la Selección española he ido a Viena, he estado en la final de la Champions en Roma, o he estado en París, he estado donde he podido ir siempre con mis hijos, porque los tengo del Barça y del Madrid respectivamente, pero nunca me ha dado por golpear a la gente, ni tirarme al campo, insultar y demás. Si eso me pasa a mí, ¿por qué no le tiene que pasar a todos? Algo falla en ese tipo de educación del deporte, o del deporte hacia el exterior.

Y sabemos que, si no en la actualidad, no hace mucho tiempo, se potenciaba ese tipo de grupos extremos que al socaire de ser los más fieles animadores desarrollaban acciones que a veces han costado la vida a otros aficionados y a otras personas. No es un buen ejemplo ese, no es una buena política, hay una responsabilidad de las directivas y también de los jugadores que tienen que hacer mucho más esfuerzo. No se puede permitir en estadios las connotaciones racistas, xenófobas, que hemos visto en muchos estadios y en los españoles también, respecto de personas. Tendría que ser una reacción unánime frente a todos.

Y si eso lo trasladamos además a los juzgados, en que ya últimamente directivos de federaciones, de equipos y demás están dentro de los tribunales, pues realmente es muy poco edificante. A mí me gusta ver a los directivos dirigiendo sus equipos, sus sociedades deportivas, y a los futbolistas y a las futbolistas en las canchas de juego, no en los tribunales. Si esto no sabemos conseguirlo es que algo se está haciendo rematadamente mal y no responde, desde luego, a ese espíritu deportivo que tiene que ser educativo y formador sino todo lo contrario.

Entre esos casos recientes hay uno muy importante que es el Caso Negreira. Quizás su vertiente judicial no es tan grande como su parte ética, durante 18 años un club, en este caso el Fútbol Club Barcelona, tuvo en nómina a un oficial del fútbol ¿Cuál es tu opinión?

Yo tendría que decir que, como está sub judice, hay que respetar el principio de presunción de inocencia. Tendría y lo digo, efectivamente hay que hacerlo así, hay que ver cuál es el desarrollo de la investigación.

Lo que en estos casos se pide es que la investigación no solamente sea exhaustiva, sino también rápida, que no se dilate en el tiempo porque es perjudicial. En cualquier caso en el ámbito judicial una investigación dilatada en el tiempo se convierte en un ejemplo de una mala justicia.

Yo creo que tiene que haber la máxima dureza, tiene que hacerse una investigación profunda y quien haya sido responsable, que se le exija esa responsabilidad. Yo no conozco el caso de Negreira en profundidad para saber esos pagos a qué obedecieron, pero aparentemente da muy mal cariz, muy mal olor. Es zafia la cosa. En los procesos de lucha contra la corrupción no solamente se tiene que hacer la investigación sino que tiene que percibirse esa transparencia y aquí no se ve transparencia. Pinta muy mal que un alto directivo del arbitraje o del comité directivo del mismo esté vinculado económicamente por una razón o por otra a un club determinado, no es buen ejemplo y para erradicar cualquier duda al respecto tiene que haber una transparencia.

Eso es lo que tiene que quedar claro y cuanto antes para que quede evidenciado qué es lo que ha ocurrido en realidad. Porque si no sucede lo que está aconteciendo, que cada uno opina escribe y dice lo que considera y al final tenemos un batiburrillo de exposiciones que al único que puede beneficiar es el que ha hecho la infracción y que no quede demostrado lo que ha sucedido. Por tanto: mal ejemplo ético, nefasto, y mal ejemplo judicial porque no se llegue a la profundización del mismo. En todo caso lo que tiene que haber es una normativa deportiva que exija no solo ya en lo judicial sino en lo corporativo las sanciones correspondientes para que esto no vuelva a suceder y eso se consigue con transparencia, con procedimientos abiertos, que podamos percibir esa fluidez, ese aire puro, que tiene que haber.

Pasa ahora con Negreira, también pasaba con el dopaje, hay veces en las que parece que la normativa para enjuiciar algunos casos ha llegado tarde y eso implica que el juez se vea con pocas opciones para hacer justicia ¿En algún momento has tenido una frustración por ese juego de cambios de leyes, prescripciones, leyes desactualizadas...?

Sí, pero es que eso es así. Es decir, los tipos delictivos no son los mismos hace 40 años, que hace 20 y que hace 10. Las reformas en el Código Penal se van sucediendo, conforme aparecen nuevos fenómenos que antes estaban ocultos. Porque, como bien dices, este Caso Negreira, aparte de su trascendencia penal, fueron casi 20 años. Durante esos 20 años han pasado muchas cosas. Si hubiésemos tenido la normativa adecuada de transparencia no hubiera acontecido. Pero es que puede ocurrir nuevamente en algún momento, entonces lo importante es que exista esa transparencia, esa esa apertura. El fútbol no tiene por qué ser opaco, no debe ser.

Es que todo el mundo desde los representantes, de las compras de las ventas, de los jugadores, de los derechos de imagen, los de publicidad, tal, todo es como muy oscuro, comisiones por aquí, comisiones por allí. Todo eso tiene que estar transparente y tiene que producirse en zonas donde no haya una exigencia atenuada fiscal, por ejemplo. Eso no quiere decir que si tú vives en Andorra o vives en Seychelles o donde sea, pues tú cotizas allí y ya está. Pero todos sabemos lo que quiero decir. Los paraísos fiscales son un mal que para mí desde hace muchos años tendría que haber desaparecido. La pregunta es ¿por qué no desaparecen? ¿A quién les interesa que estén ahí? Porque si todos estamos diciendo lo mismo en los países con normativa regulatoria y sin embargo siguen existiendo zonas de baja tensión fiscal que se utilizan precisamente para estas operaciones. Es muy fácil lo que habría que hacer, ¿no? Y, sin embargo, no se hace eso.

Es un poco como lo de jugar en Beijing, jugar en Arabia Saudí o prohibir que Rusia participe en los eventos. Hay que establecer una normativa, ya que se han producido todas estas circunstancias, con claridad, con transparencia, yo siempre digo lo mismo, transparencia y claridad, que son los mecanismos fundamentales. Y establecer las normas.

Tampoco hay que poner muchas normas. La inflación de normas legales es mala también, porque al final te pierdes en la vorágine legalista y un buen abogado te hace cuatro regates, nunca mejor dicho, y te quedas fuera. Y no pasa nada y seguimos engordando la bola.

Creo que la corrupción siempre va a existir, es muy difícil que tengamos corrupción cero en ninguno de los espacios de la vida humana, pero sí que se pueden establecer mecanismos de contención, eliminación y prevencion. En el fútbol la transparencia sería fundamental, en las sociedades deportivas, en las federaciones, en los estamentos directivos mundiales, y no es precisamente porque los escándalos de la FIFA, de la UEFA... Donde hay dinero hay negocio, y donde hay negocio probablemente puede haber corrupción y gente que es desaprensiva pero frente a ello una normativa clara contundente dura y sanciones duras.

Estas semanas se celebra el juicio por agresión contra Luis Rubiales por el beso a Jenni Hermoso que además se vio en la televisión de todo el mundo. El fútbol es un espacio conservador, es un lugar muy masculino, ha sido un lugar muchas veces muy reacio a cualquier tipo de cambio en este sentido. ¿Qué ves tú en esto que pasó?

A mí lo que me duele es que lo que fue un éxito impresionante del fútbol femenino en España se opacara de esta forma porque a alguien se le ocurrió tener esa actitud inapropiada, presuntamente delictiva porque se está pendiente de un juicio, y en todo caso impropia de alguien que dirige un estamento. No es suficiente conque se esté enjuiciando los hechos, con el resultado que sea que acontezca. Probablemente, si fuera condenatorio, habrá unos recursos y no sabemos al final qué ocurrirá.

Pero en todo caso esos comportamientos tienen que ser erradicados, tiene que haber más pluralidad dentro de los propios mecanismos deportivos y tiene que haber más respeto mutuo y consideración al fútbol femenino, que no es ni mejor ni peor que el masculino. Es diferente, a todos nos gusta ver a los tíos corriendo, bueno, pero la mujer ha tomado posición en todos los ámbitos del deporte, también en el fútbol, y merece un respeto y apoyo para que se equipare.

En esa equiparación, a mí me encanta ver partidos de fútbol femenino que se llenan los estadios. Tenemos que cambiar, pero principalmente los aficionados. ¿Por qué nos gusta más o les gusta más un partido donde hay hombres corriendo unos contra otros que mujeres jugando al fútbol? Es lo mismo, ¿no?

Y si para una directiva de empresa estamos diciendo que los derechos tienen que ser equiparables, si la cuota de género tiene que subir, si en las empresas o en otros ámbitos ¿Por qué no? ¿Qué es lo que pasa para que en el deporte y especialmente en el fútbol haya ese apartheid, con todas las limitaciones de la expresión, o ese sectarismo contra la mujer? Creo que es una cuestión de educación, porque el que haya visto fútbol femenino es exactamente lo mismo, jugadas espectaculares, buen juego, buena armonía. Mal juego también, mala armonía, como ocurre en el fútbol masculino. Entonces, ¿por qué razón eso todavía no ha calado al nivel que tiene que hacerlo? Esa es una reflexión importante, yo creo que es porque hay todavía un componente machista muy importante.

Es verdad que el título se opacó con aquello, y hubiese sido mucho mejor que no hubiese ocurrido, pero ese momento también fue un clic para mucha gente, personas a las que lo que ocurrió les sirvió para reflexionar.

Tenemos que ir al núcleo, lo que hay que cambiar son las actitudes machistas y patriarcales que todavía hay en la sociedad española y en el mundo, en casi todo el mundo, y mucho más respecto del deporte y en particular respecto del fútbol. ¿Eso está cambiando? Sí, afortunadamente, pero tenemos que trabajar y ahí hay que trabajar en educación, en preparación y los futbolistas tienen, y ahora utilizo el género, los futbolistas tienen una gran responsabilidad y deben de emplearla a fondo para que esto cambie y se equipare.

Una mención de cualquiera de los futbolistas de élite en este sentido hace más que siete entrevistas que yo pueda hacer o que se puedan hacer en el mundo entero.

Quería preguntarte por las federaciones, y en particular por la de fútbol, que tiene unos cuantos frentes judiciales abiertos: el contrato de Piqué con Arabia, un nuevo presidente que también tiene que pasar por el Supremo... Es una institución que tiene poderes públicos, aunque sea privada, y es un mundo en el que la corrupción está muy presente.

Bueno, esto es un ejemplo, es un síntoma, pero el problema yo creo que es más amplio. Hay partidos políticos que tienen corrupción por todas partes y después los vuelven a votar. O hay políticos que auspician la entrada violenta en el Capitolio y después los eligen presidentes del país, como Donald Trump.

Lo de las federaciones es también un ejemplo. ¿Cómo evitar que esto se produzca? Realmente siempre puede haber, como en la judicatura, como en los arquitectos, como en los periodistas, como en la política, el eslabón que falle, pero lo importante es establecer los mecanismos para prevenir y cuando sucede sancionarlo, porque entonces se percibe que es juego limpio, no solamente el fair play que se dice y luego se hace todo para que sea sucio.

Entonces, se han producido estos hechos, que se investiguen y que se sancionen, pero si después llega una elección y por cuestiones corporativas, económicas o de amistad se elige a la persona equivocada, pues la responsabilidad no es de la persona, sino de quien les elige. Ese es el eterno problema que tenemos. Hay una normativa, hay que decir ¿son entidades privadas o no son entidades privadas? Parece que son entidades privadas ¿tienen una proyección pública? ojo, pues entonces como afectan a intereses públicos, establezcamos unas normativas más exigentes todavía, porque tienen esa trascendencia, pero que se estipule.

Los contratos de mediación, que se diga quién es el comisionista, no hay por qué ocultar el nombre. Y que luego ya sepamos todos quién es, pues si es un trabajo legítimo, se especifica. Oye, la compañía telefónica de Arabia Saudí ya tiene el 9,5% de Telefónica en España. O el Fondo Soberano de Catar tiene participación en grandes empresas españolas. Entonces ¿qué pasa? Que es más democrático el Fondo Soberano de Catar o la compañía telefónica de Arabia Saudí o pon el nombre que quieras en esta economía globalizada

Esto, en pequeña escala, es lo mismo. Transparencia, transparencia y exigencia. Es decir, que se ponga que personas que están con sanciones penales pendientes no pueden ser presidentes de una federación. Ya está. Una normativa que salga así. Ya lo tenemos claro.

Ahora bien, que sea sentencia firme, que sea apertura de juicio oral... lo que sea, pero que esté claro. Y entonces sabemos cuáles son las reglas de juego. Lo que no podemos es hacer presunciones, hacer juicios de valor y masacrar a quien esté porque si está cumpliendo la normativa... otra cosa será la ética, pero en ese caso establezcamos normas éticas. Insisto, y no soy partidario de la hiperinflación de normas y de requisitos, pero los mínimos que estén muy claritos.

¿Se puede o no se puede intermediar en negocios de este tipo? La respuesta es no, pues ya sabemos que el que lo haga está fuera de la ley. Entonces, sanción, delito o lo que sea. Sí, ¿cómo? Con transparencia. ¿Cómo se hace el representante de este, el representante de aquel jugador?

¿Se puede hacer negociando en paraísos fiscales? Sí, vale, pues ya lo sabemos, clarito que lo sepamos todos y los medios de comunicación los primeros. No, pues entonces vamos a indagar quién lo, lo mismo que si fuera un empresario del sector del turismo, que pague las consecuencias.

La última ¿Todavía haces deporte? Físicamente estás muy bien.

[Ríe]. No me digas, 'no aparentas la edad que tienes', porque entonces me matas. No, ando, camino. Camino, y ahora estoy empezando a hacer boxeo, pero no para pelearme con la gente, sino porque creo que el boxeo, que yo creía que era más fácil, porque yo era aficionado a ver el boxeo y demás, decía, 'uy, cómo se mueven, sí, y tal'. Chico, hasta que te pones a moverte tú. El juego de piernas, de cómo tienes que mover la puntera, el tacón, cómo tal, cómo esto, el cambio de manos, el crochet, qué sé yo, qué sé yo, el gancho, qué tal, es tal galimatías que dices. Es dificilísimo. Yo creo que es uno de los deportes más difíciles que hay, la coordinación que es espectacular. Y lo estoy haciendo as

El fútbol es que me da miedo, me da miedo porque yo me conozco y si me pongo a jugar con mis 69 años, me pongo debajo de los palos, si hay que tirarse a por el balón en un penalti, me tiro. Y lo que ya no sé es los huesos cómo responderían. He tenido la suerte siempre de ser portero, que aprendí a caer y eso es bueno. Incluso en la profesión. Hay que aprender a caer y saber levantarse. Y para caer tienes que girar adecuadamente para no romperte la crisma y rodar.