Clemente fulmina a la Quinta, Luis se borra del 'raulismo', la 'chapa' de Xavi, la desazón de Casillas, el escepticismo de Iniesta...
Ninguna de las otras despedidas polémicas de la Selección alcanzaron el grado de toxicidad que alumbra la de Sergio Ramos con De la Fuente con la Federación como testigo de cargo.

Salvo circunstancias ocultas y escondidas entre los interesados que nunca hayan saltado a la luz pública, la despedida de Sergio Ramos de la Selección pasará a la historia por su inesperado final. Tóxico, abrupto, escabroso, inesperado... Posiblemente, no se haya librado la última batalla al respecto y habrá siguientes entregas por ambas partes con la Federación como testigo de cargo, pero con lo sucedido el jueves ya puede uno imbuirse en el túnel del tiempo y recordar cómo fueron otras despedidas ilustres.
Algunas, como la global de la Quinta del Buitre en la era de Javier Clemente, la de Raúl con Luis Aragonés o la de Casillas con Del Bosque tuvieron su polémica historia particular y también se jugaron a través de los medios de comunicación. En cualquier caso, ninguna alcanzó la virulencia que ha tomado la de Sergio, precisamente el internacional con más partidos (180) en la historia de la Selección.
Iribar y Arconada y los motivos políticos
Todo viaje por la memoria tiene obligatoriamente que partir de un punto determinado y este reportaje comparativo lo de dos casos con raíces comunes, pero ramificaciones diferentes: José Ángel Iribar y Luis Arconada. Dos mitos. Dos leyendas. Curiosamente, el segundo se hizo con el puesto del primero y en ambos casos aparecieron nubarrones supuestamente políticos e interesados detrás de sus respectivas retiradas. El portero del Athletic, que el 1 de marzo cumple 80 años, en sus 12 años de internacional se quedó en 49 partidos con la Selección. Kubala dejó de convocarle en vísperas de un partido contra Yugoslavia en octubre de 1976. La prensa de la época argumentó que detrás de la decisión del seleccionador habían existido presiones de la Federación. Desde luego lo que no tuvo fue tacto para, por lo menos, haberle 'despedido' con los 50.
Iribar, siempre elegante, habló lo justo sobre el caso, pero fue rotundo en sus palabras. "Si me hubieran seguido llamando, hubiera ido. Estaba en plena forma y podía haber llegado a los 50, pero no me convocaron más. Lo entendí como un mensaje. En el último gol que recibí en mi último partido contra Alemania Federal en el Vicente Calderón a lo mejor pude hacer más...".
También su relevo generacional, Luis Arconada, tuvo que soportar a lo largo de su carrera un buen puñado de insinuaciones sobre su aventura en el equipo nacional. Una absurda polémica con las medias blancas que el portero utilizaba siempre con su equipo, la Real Sociedad, se tomaron como elemento arrojadizo para insinuar que no quería lucir los colores de España que se plasmaban en los calcetines oficiales. Absurdo. Kubala dejó de llamarle por primera vez sin estar lesionado en vísperas de un partido contra Irlanda del Norte (26-5-85) después de un 3-0 contra Gales en Cork. Convocó a Zubizarreta, que venía siendo el suplente habitual y a Ablanedo, que entonces era el portero menos goleado de la Liga. Luis tenía 30 años y llevaba 68 partidos internacionales.
No volvió a ser convocado. La temporada siguiente, la 85-86 la pasó lesionado y a su vuelta aunque volvió a rendir a un gran nivel, Miguel Muñoz no le llamó nunca más. Arconada nunca realizó ninguna declaración al respecto. Silencio absoluto. Ni siquiera cuando su compañero José Antonio Camacho, en 1988, antes de la Eurocopa de Alemania, manifestó en la revista Interviú que "los directivos de la Federación eran los culpables de que Arconada no volviera a la selección". Tal denuncia motivó la reacción del organismo federativo, que pidió al jugador del Real Madrid que explicase sus acusaciones. Nunca hubo una respuesta oficial y se dejó correr el tiempo.
Clemente y la Quinta del Buitre
Butragueño, Sanchis, Míchel, Martín Vázquez y Pardeza. La Quinta del Buitre en pleno estuvo presente en el Mundial de Italia 90 con Luis Suárez de seleccionador. No coincidieron los cinco en ningún partido. Normalmente cuando entraba en acción Pardeza, el sustituido era Butragueño, pero nadie podía dudar de que ellos formaban entonces el núcleo duro de la Selección. Su recorrido venía de lejos. Míchel y Butragueño ya habían disputado el Mundial de México 86 y Sanchís y Martín Vázquez se habían incorporado, sucesivamente, hasta coincidir los cuatro en la Eurocopa 88. Después de la cita italiana, Pardeza fue el primero en desaparecer de la órbita de los internacionales, pero los otros cuatro jugadores siguieron entrando en los planes de Vicente Miera.

Su horizonte vestidos de rojo cambió radicalmente con la llegada de Javier Clemente. Sanchís y Pardeza nunca fueron llamados por el técnico vasco. Butragueño no está en la primera convocatoria y aparece en la cuarta casi por obligación. El equipo había estado romo ante el gol. Jugó ante la República de Irlanda. España tampoco marcó y Emilio no volvió a enfundarse la camiseta patria. Míchel, que sí había entrado en las primeras listas, también cayó al ostracismo tras ese partido en Sevilla. Tampoco forma parte de la lista contra Letonia (16-11-92). Son pasado de la Selección. Martín Vázquez, el más prolífico con Clemente, también desapareció en enero del 93.
A través de la prensa se generó bastante polémica al respecto. La edad de los miembros de La Quinta no servía de coartada. Ninguno llegaba a los 30. Míchel fue el más rebelde contestario en público, mientras Butragueño pasó de puntillas por lo sucedido. El seleccionador siempre echó la culpa a la prensa de Madrid porque defendía a los jugadores blancos y reconoció que la principal razón por la que dejó de contar con ellos fue fútbolística. "Butragueño era el mejor de España en el área, pero nosotros no jugábamos como su equipo, no teníamos tanto la posesión del balón. Jugábamos a la contra y con entradas desde atrás. Para ese juego no nos servía y no lo quería llevar de suplente. Me venían mejor delanteros como Julio Salinas, pero Butragueño siempre fue exquisito en su trato conmigo".
Con Míchel, Clemente fue siempre bastante más duro. "Jugaba bien en casa, pero fuera no podía jugar. No metía el pie, se escondía. Solo jugaba a favor de corriente. Comencé a contar con Luis Enrique, que era su suplente en el Real Madrid, pero tenía más velocidad e intensidad. Era mucho más rápido, más agresivo y más competitivo que él. Martín Vázquez entraba en mis cálculos, pero se lesionó en una rodilla... A Sanchís no lo llevé nunca y es algo de lo que me arrepiento", aseguró Clemente. La enemistad entre Clemente y Míchel se fue retroalimentando a través de los tiempos -se enfrentaron como entrenadores- y se mantiene hoy en día.
Aragonés y su pulso a Raúl
La retirada más áspera de la historia del fútbol español. Insospechada porque Luis Aragonés, cuando llegó al puesto de seleccionador (septiembre 2004) era un 'raulista' confeso. Lo demostró al esperarle hasta el último momento cunado estaba lesionado, e incluirle en la lista definitiva para el Mundial 2006. Allí fue, precisamente, donde se rompió el hechizo. La luz comenzó a apagarse en el primer partido. Raúl no fue titular y no lo aceptó bien. Lógico por otra parte y aunque acabó en el último once contra Francia el día de la eliminación, ya nada fue igual. Durante esa larga concentración, día a día, se fueron distanciando de manera irremediable.

La derrota en Belfast ante Irlanda del Norte (3-2) ya en la fase de clasificación para la Eurocopa 2008 fue la gota que colmó la paciencia de un Luis que durante el verano terminó por desabrocharse todos los botones de su 'raulismo'. Antes y después de ese último partido tuvieron un seco y agrío intercambio de pareceres. El hotel Barajas fue el escenario de ambas situaciones. No le volvió a llamar. "Ahora ya sé quien está en el barco y quién no", apostilló el técnico al finalizar el partido.
Una España sin Raúl parecía imposible: 102 partidos, 44 goles... pero se hizo realidad. El técnico se sentía defraudado y aunque lo pasó mal porque sin ir más lejos España perdió el primer partido sin su capitán, la ayuda de los goles de Villa y de Torres, la aportación de Tamudo en Aarhus... la irrupción de Cesc, le animó a enrocarse en su decisión. Irrevocable. Ni la presión de parte, gran parte, de la prensa; ni la presión de los aficionados, con dos puntos álgidos, la estación del AVE de Málaga, aunque allí eran casi todos niños y el partido contra Letonia en Oviedo, septiembre de 2007, le hicieron dar marcha atrás.
Seleccionador y futbolista siguieron jugando su particular partido en la distancia. Utilizaban sus 'lobbys' particulares para ejercer presión. Raúl no entendía su vida sin la Selección y Luis ya estaba convencido de que en su Selección no cabía Raúl. Incluso ambos llegaron a dar una conferencia de prensa conjunta el 21 de febrero de 2008. Un paripé que no tuvo ninguna influencia positiva en la mejora de su relación personal, ni en la vuelta del futbolista al combinado nacional. No estuvo en la consecución del título en la Eurocopa 2008, ni después Vicente del Bosque, aunque lo sopesó, le volvió a llamar cuando ocupó el cargo. Raúl un hombre-selección por excelencia se quedó a mitad de camino.
El carácter de Xavi...
La etapa de Vicente del Bosque, por gloriosa que resultó, también acabó con retiradas ilustres envueltas en circunstancias particulares. Hasta a los campeones del mundo les llegó la hora del adiós y no todos lo asimilaron de la misma manera. El seleccionador siempre recuerda que la decisión más ingrata que tomó durante su mandato fue la de no convocar a Senna, que había sido una de las piezas maestras de la Eurocopa 2008 con Luis Aragonés. No lo decidió hasta el último momento y pensaba que el jugador se merecía una explicación precisamente porque él no lo había tenido. En una reunión con Fernando Hierro, entonces era el director deportivo, decidieron que sería él y no el entrenador quien hablara con el jugador. Así se hizo.
De los primeros campeones del mundo que anunció su retirada de la Selección fue Xavi Hernández. Su decepción en el Mundial 2014 de Brasil le llevó a dar el paso de manera casi inmediata, en el mes de agosto. Con el tiempo, en varias entrevistas, confesó en público lo que llevaba tiempo manifestando en privado a sus más allegados. Que Del Bosque le había fallado por no ponerle en el segundo partido contra Chile, después de perder contra Holanda. "Me enteré de que no iba a jugar en el último segundo de la charla, hora y media antes del partido. Fue una decepción muy fuerte. Me sentí señalado directamente por la derrota. Me quiso poner luego, ya eliminados, en el tercer partido contra Australia y le dije que no estaba para jugar".
Xavi (133 partidos) anunció oficialmente su marcha, pero no llamó personalmente a Del Bosque, que continuó en el cargo hasta 2016. Era una prueba evidente de que, por su parte, la relación con el técnico había quedado deteriorada desde aquel partido contra Chile. Hasta entonces habían tenido sus buenos cambios de impresiones sobre el estilo de juego. El jugador era partidario de 'copiar' en la Selección al cien por cien el método-Barça y el seleccionador tenía sus propias ideas al respecto, sobre todo en el posicionamiento de los hombres del centro del campo.
Del Bosque ya comentaba entonces que Xavi llevaba un entrenador dentro y que estaba al tanto de todo, "hasta del riego antes del partido y la altura del césped". Incluso, llegó a ver un mal entendido entre el jugador y Toni Grande, la mano derecha de Vicente. El técnico había desvelado en una entrevista ese afán de Xavi por todas las cuestiones del juego y que había insinuado en alguna conversación con quién se sentía más cómodo jugando. Al actual entrenador del Barça no le gustó ese comentario. Podía dar a entender que quería elegir a sus compañeros en el campo, aunque no era ese el mensaje que quería mandar Grande y los dos, a petición del jugador, se reunieron para aclarar la situación.
"Xavi siempre era muy directo con nosotros cuando nos tenía que comentar cosas, no se andaba por las ramas. Nos decía lo que sentía y casi siempre eran cosas puramente futbolísticas, de táctica. Tenía un carácter fuerte. Aquella semana después de su suplencia contra Chile, trabajó bien. Intentamos explicarle por qué habíamos puesto a Silva. No lo entendió...", comenta, Javier Miñano, otro de los hombres de confianza del Del Bosque.
Casillas quería una explicación
Aunque nunca llegó a retirarse oficialmente de la Selección, la carrera de Iker Casillas en La Roja concluyó en la Eurocopa 2016. Fue entonces cuando Vicente del Bosque decidió que la titularidad debía ser para David de Gea. El ya entonces portero del Oporto, sorprendido por la situación, no aceptó bien la decisión y culpó de ello directamente a los ayudantes más directos del seleccionador: Ochotorena, preparador de porteros y Javier Miñano, preparador físico y a la mano derecha de Vicente, Toni Grande. Consideraba que ellos habían influido notoriamente en la decisión del 'jefe'.
Se vivieron momentos de tensión en la concentración de la Isla Ré. Ochotorena, el hombre que lógicamente pasaba más tiempo al lado de los porteros, recuerda que no fueron momentos fáciles. "La relación de Iker con Vicente estuvo muy tensa desde que comenzó la concentración. Más que tensa, de distanciamiento evidente. Intentamos entre todos suavizar la situación. Iker estaba quemado, la relación conmigo hasta el final creo que fue buena. Me hacía notar su malestar. No compartía nuestra decisión. Él fue a la Eurocopa convencido que podía jugar. Intentaba explicárselo como podía, pero estaba molesto".
Hubo un momento de máxima tensión. Cuando llegó el tercer partido. España ya estaba clasificada para octavos y los técnicos preguntaron a Casillas si se veía con fuerza para jugar ese encuentro contra Croacia. Iker no se negó como tal, pero todos se dieron cuenta de que no estaba con fuerzas ni moral para jugarlo.
Cuando concluyó el Campeonato y antes de abandonar su cargo, Del Bosque reconoció públicamente que había mandado un mensaje de despedida a todos los jugadores menos a uno. Ese uno era Iker Casillas. El técnico estaba molesto con su comportamiento. "Estuvo perfecto con sus compañeros, pero no con el cuerpo técnico. Se enfadó con nosotros. Me sabe mal por Grande, Miñano y Ochotorena. El cuerpo me pidió poner a De Gea y le puse. Lo mismo obramos mal, pero era nuestra opinión". Unos días después, el portero se plantó en la Ciudad Deportiva para hablar con el ya 'ex' e inmortalizó el acuerdo en una foto. "25 años juntos y los que nos quedan!. Un abrazo míster, suerte".

Fotos y reconciliación mediática al margen, Iker fundamentaba su enfado en que pensaba que el técnico le tenía que haber dicho que no iba a jugar e iba a poner a De Gea. Lo que le molestó es que no le avisase. El portero se lo dijo directamente a la cara al técnico en una charla que mantuvieron para El País en octubre de 2020. Era la primera vez que hablaban detenidamente desde julio de 2016. "No sé si estaré equivocado o no, míster, pero siempre le he dicho con cariño que a veces hay que coger al jugador y hablar con él. Oye Iker, pasa esto. Sí todos somos iguales, pero creo que me había ganado el respeto como para que perdiera cinco minutos conmigo y me hubiera dicho el día anterior: Iker, que sepas que mañana empieza David (De Gea). Por esto, por esto y por esto... Me podría haber sentado mal o bien, seguramente me hubiera sentado mal, pero habría tenido una explicación y lo habría encajado. Pero claro, estás ahí, estás compitiendo, eres el tío con más internacionalidades lleva, el capitán, tanto tiempo con usted y llega la charla y me entero de que no juego. Pues me sienta mal, de verdad", dijo Casillas.
Del Bosque le contestó que su máxima como entrenador siempre había sido tomar decisiones sin dar explicaciones. "Si las das caes en la falsedad y siempre hemos obrado como creíamos que teníamos que obrar. Era imposible... ¿Qué quieres que te hubiera dicho? No juegas por eso, por aquello. Imposible... Fue difícil y doloroso para nosotros también, pero fue estrictamente desde el aspecto puramente deportivo. Recuerdo que una vez, cuando no jugabas en el Madrid, me dijiste que podía contar contigo hasta de tercer portero, que querías seguir viniendo a la Selección y hasta el último momento estuviste con nosotros. Por lo menos no te dejamos fuera de ninguna lista", respondió el exseleccionador.
En noviembre de 2016, Julen Lopetegui, el nuevo seleccionador, viajó hasta Oporto para excepcionalmente, según sus palabras, explicar a Iker las razones por las que no le había llamado en su primera convocatoria y le dejó bien claro que, aunque hubiera elegido a otros porteros, De Gea sería el titular, las puertas de la Selección seguían abiertas para él y estaría atento a su rendimiento.
La charla Iniesta-Hierro
El 3 de julio de 2018, Andrés Iniesta se despedía de la Selección mediante una carta abierta a los aficionados. Después de 136 partidos, consideraba que "hay que dar un paso la lado". Semanas antes había salido muy tocado del Mundial de Rusia. Su suplencia en el que a la postre fue su último partido, contra Rusia, le había dejado un sabor amargo. "No fue la despedida soñada, me dolió mucho. Me dolió muchísimo no jugar contra Rusia de titular", me confesó justo un año después de lo sucedido.
Fernando Hierro se reunió antes del partido en cuestión con Iniesta. Fue con el único jugador que tuvo una cita de manera individual. Fernando creía que darle una explicación de por qué no iba a ser titular: "No fue fácil. Fue una decisión táctica. Pensaba que el partido nos iba a pedir una cosa y a Andrés lo íbamos a necesitar más tarde. O incluso en la prórroga si la había. No fue un castigo. Como entrenador entendía que él, en la última media hora, me podía ganar el partido. Así de claro. Me sentía yo peor que él. Seguro. Estaba seguro que Rusia iba a bajar su físico y ahí iba a encontrar con sus frescura los espacios. Yo por Andrés siento y siempre he sentido adoración".
Andrés, por su parte, no entendió como su técnico manejó la situación: "Después del partido le dije que a los entrenadores que había tenido siempre había respetado sus decisiones, que la respetaba pero no la compartía para nada. Él pensó que era lo mejor y es respetable porque el entrenador siempre piensa hacer lo mejor para su equipo, pero no lo podí a compartir, ni por el momento, ni por todo. Fue muy duro y difícil para mi aceptarlo".
Haberlas, habrá habido más retiradas-despedidas con salsa de morbo y esencia de litigio, pero aquí quedan recogidas algunas de las más conocidas del último medio siglo.