Onésimo: "Odio al futbolista que no compite; mi padre me enseñó a ser siempre el mejor, así que si eres tonto, gana, tienes que ser el más tonto"
El exdelantero, el rey del regate en los 90', entrena en AFE a afiliados sin equipo con el objetivo de relanzar sus carreras.

La mejor manera de comprobar que Onésimo Sánchez (Valladolid, 1968) ha vuelto al ruedo es simplemente hacerle una llamada. Desborda pasión. Con sólo un puñado de entrenamientos al frente del equipo de Sesiones AFE -proyecto organizado por el sindicato para mimar y catapultar a jugadores sin equipo-, el técnico ya se ha quedado prácticamente sin voz. Es lo que tiene vivir el fútbol como lo hacía él en los 90' siendo uno de los mejores regateadores del mundo (pasó por Valladolid, Cádiz, Barcelona, Rayo, Sevilla, Burgos y Palencia). Y es lo que tiene involucrarse en la tarea como lo hace siempre desde que ejerce en los banquillos desde 2006.
Después de su última aventura en el Atlético Baleares, y tras su paso por Valladolid, Huesca, Real Murcia, Toledo, Girona (segundo de Eusebio) y Celta, dirige durante dos semanas en Alicante a una plantilla que se entrena con el sueño y la esperanza de reengancharse a la élite en este mercado invernal. El nuevo equipo de Onésimo volverá a ponerse en el escaparate en el amistoso de hoy ante el St, Mirren (Escocia) y en los de la próxima semana frente al Murcia Imperial y el Polissya Zhytomyr (Ucrania).
Has jugado y entrenado en todas las categorías. ¿Dirigir a un equipo de jugadores en paro es más fácil o, por su situación, es el proyecto más complejo al que te enfrentas?
Ni más difícil ni más fácil. Es diferente. Es un escenario en el que no he estado nunca. Y me apetecía mucho. Tiene sus connotaciones especiales. Yo, por suerte, he estado entrenando en nueve de los últimos 10 años, pero sé que no tener equipo es complicado. Por eso le doy tanta importancia a este mini-stage al máximo nivel, porque aquí todo es profesional. Estamos para ayudar y echar una mano.
¿Quién te lo propone y qué es lo que más te sedujo para dar el paso?
Fue en una de estas reuniones habituales que tuvimos con AFE. En el sindicato hay gente con la que he compartido mucho [José Antonio Camacho, Fernando Zambrano...]. Surgió la posibilidad, David Aganzo, Diego Rivas y compañía me lo propusieron y acepté. Lo que me seduce a mí es el día a día, entrenar, el régimen de concentración... Todo. Me gusta mucho mi profesión y, cuando no ejerces, se nota.
¿Qué es lo más importante a la hora de entrenar a un futbolista que trabaja todos los días, como el resto, pero que no puede competir los fines de semana?
Estar cerca de ellos. Y eso va mucho conmigo y con mi forma de entrenar. Doy mucha importancia a lo conceptual, a lo que queremos que pase en el campo. Vamos a estar poco tiempo juntos, dos semanas, y sólo llevamos unas cuantas sesiones. Ahora tenemos tres amistosos y quiero que se plasme lo que vamos trabajando. Que demos sensación de un equipo que sabe lo que quiere y que compite a muerte. Eso es innegociable. Todavía ni nos conocemos. Al menos yo a ellos, porque además con los nombres soy un desastre. Pero, bueno, el fútbol tiene ese lenguaje universal y acabas entendiéndote.
Llevas varios meses sin entrenar desde que saliste del Atlético Baleares. ¿Un entrenador, cuando regresa, también nota esa falta de actividad y se ve un poco oxidado?
Yo lo que me noto es que estoy un poco gordo [risas]. Menos mal que llevo nueve años seguidos entrenando. Si no es que haría la canción del verano cada año. Pero, bueno, aunque uno tenga la idea clara, siempre que dejas la actividad lo notas. Digamos que todos estamos un poco en pretemporada, en rodaje. Es verdad que la experiencia también te deja improvisar. Pero hasta que te vuelves a poner en el día a día, cuesta.
¿Alguna vez como futbolista estuviste en la situación de tus chicos?
En mi última etapa como profesional estuve tres meses parado. No en el paro, pero sí sin equipo. Fue tras salir del Rayo Vallecano. Rescindí en septiembre o así, y hasta diciembre o enero no cogí equipo. Cuando se abrió el mercado.
¿Y qué sentiste?
Cada uno lo vive de una manera. Va con la personalidad. Para mí lo más complejo era mantener el físico, porque en eso no era un privilegiado. Y no competir. Echaba mucho de menos competir. Soy muy competitivo, siempre lo he sido, y eso pesa. Pero hay una cosa clara para los que hemos sido profesionales mucho tiempo: sabemos que tú no dejas el fútbol; el fútbol te deja a ti. Y yo ya notaba que el fútbol... Como empecé muy joven para todo [debutó en Primera con 18 años], sabía que también me iba a dejar joven.
¿Cuál es la señal más evidente de alerta?
Depende de las condiciones del jugador. En mi caso, yo jugaba para ser diferencial. Y empezaba a notar que me costaba. Me costaba lo que antes era un regate fácil. Te vas adaptando y empiezas a soltar más la pelota. Lamentablemente empiezas a entender mejor el juego cuando ya estás físicamente peor. Y bueno, digamos que te readaptas a otras situaciones, pero ya empiezas a notar, amigo, que ya no eres el de antes. Y más cuando juegas para marcar diferencias, no para cumplir el expediente.

¿Cuál fue tu peor situación como futbolista: siendo suplente, estando lesionado o sufriendo algún que otro impago?
Lo peor es estar lesionado. Porque te sientes incapaz. Ser suplente jode. Por eso entiendo a mis jugadores. Pero es parte del juego. Y el impago también es un problema. Sobre todo, en categorías donde vives al mes. En otro tipo de categorías, es un problema, pero mucho más asumible. Tienes cierto margen.
Habrá de todo en tu plantilla para que un futbolista llegue al punto de no tener equipo, pero... ¿los jugadores son autocríticos a la hora de evaluar su situación?
Noto que se ven jodidos, hablando claro. Se ven en una situación que nadie, en principio, piensa que va a darse. Pero estos chicos, cuando se apuntan aquí, lo hacen con esa ilusión de reengancharse [los futbolistas afiliados interesados en participar se inscriben a través de la extranet de AFE, siempre y cuando permanezcan en activo en la actualidad, estén sin equipo y permanezcan al corriente de pago en las cuotas de la asociación; después un comité técnico que cambia en cada edición hace la selección]. Se notan esas ganas. Soy un entrenador muy exigente y a veces...
A veces... ¿A un jugador en paro también eres capaz de echarle una bronca o tienes más tacto?
Yo mismo me digo 'qué gilipollas, lo que le he dicho al pobre chico, déjale'. Pero es que los veo y tengo que ayudarles. Por ejemplo, corren demasiado. Me gusta que corran pero, a veces, tener tantas ganas les hace precipitarse. Y quizás no dan importancia a otros aspectos, como el juego posicional. Tienen las ganas, que es lo principal, y eso es muy positivo.
¿Percibes más angustia en ellos por no poder jugar o por no tener un contrato laboral?
Claramente por no poder jugar. Ahora todos nos damos cuenta de que, por ejemplo, ser suplente no está mal. Es una circunstancia y hay que estar preparado para cuando llegue la oportunidad, aprovecharla. Lo que es jodido es no tener la posibilidad. Los chicos tienen que ir quedándose con los mensajes que les vamos mandando. Eso ya lo tienen identificado.
Estos días, en la concentración, irán apareciendo ojeadores para pescar y representantes para ver si aportan alguna solución. ¿Cómo se controla esa presión hacia el futbolista?
Yo lo llevo bien. Es normal. Lo que les digo y quiero inculcarles es que naturalicen la situación. Ahora somos unos privilegiados, porque hay muchos que querrían estar aquí y no pueden. Y se nos abre una puerta para que nos vean. A todos. El entrenador inclusive, por mucha carrera que tengas, por muchos equipos donde hayas estado. El fútbol no tiene memoria. Lo importante es lo que está pasando y lo que tiene que pasar, no lo que ya pasó. Tienen que naturalizar y disfrutar de la estancia aquí, donde vamos a competir con otros equipos extranjeros profesionales.
Veo en el listado de la concentración que tienes un segundo entrenador, un preparador físico y un médico. ¿La preparación mental es más importante aún en estos casos y es algo a lo que le das mucho valor o prefieres hacer tú esas funciones?
Siempre he preferido o he estado acostumbrado a que el entrenador sea el responsable de esa parte. Pero no podemos obviar los tiempos, los adelantos. Hay gente preparada. He trabajado con varios psicólogos deportivos, más en la etapa como entrenador que como jugador, y lo valoro. Quizá para estancias como la nuestra, tan corta, de dos semanas, no es tan necesario. Pero en general es una figura que podemos adaptarla perfectamente al día a día de un equipo. A mí me gusta más, en ese sentido, pinceladas en lo colectivo, incidir mucho en el que lo necesita y en lo individual.
¿A ti te ha ayudado personalmente la psicología como entrenador?
Yo, cuando he trabajado con psicólogos, lo enfocábamos más para los jugadores que para el cuerpo técnico, aunque también es necesario. Soy un poco autodidacta, un poco diferente. Siempre es bueno porque hay gente que aporta. Y lo inteligente es rodearte de gente preparada. Pero, personalmente, en mi manera de transmitir el mensaje soy un poco autodidacta.
¿Cuando uno está sin jugar en qué se nota más: en el físico, en lo técnico, lo táctico...?
En lo táctico y en lo técnico. Obviamente, el físico es muy importante. No es lo mismo el que acaba de dejar de competir que el que ya lleva un tiempo. No es lo mismo este stage en invierno que en verano. En verano, normalmente, los jugadores vienen en forma. En invierno... Algunos te cuentan que han estado entrenado, les miras y piensas 'ya me lo has dicho todo'. También me fijo mucho en lo táctico. Y en lo técnico, porque el balón y el campo no engañan a nadie. Lo anímico es importante, pero esto, desde que se apuntan a las Sesiones AFE, y sobre todo cuando ya se ven elegidos, es un refuerzo importante para ellos.
¿Habías entrenado antes a algún jugador de los que tienes hoy en esta plantilla?
Sí, sí, Había coincidido con René, el portero que estaba en el Baleares, y con Uzo, un delantero que también estuvo un poco tiempo conmigo allí.
¿Y cómo es ese reencuentro? Llevado a la vida real, lo comparo con un reencuentro de viejos compañeros en la fría cola del INEM...
Bueno, lo naturalizas también. Es cierto que yo en Baleares estuve muy poco tiempo. No tuvimos mucha oportunidad de estrechar lazos. Pero siempre te gusta volver a ver a tus jugadores, a gente que ha trabajado contigo. Obviamente es mucho peor para ellos que para nosotros, los entrenadores. Y eso que cada vez somos más, que cada vez nos echan antes y que cada vez es más difícil estabilizarte. Por eso me siento un privilegiado por haber podido entrenar en nueve de los diez últimos años. Es casi un logro. Esto es peor para el futbolista que vive de ello, que vive por y para el fútbol y que ahora se encuentra en estas circunstancias. Estoy encantado de la experiencia y de poder echarles una mano. Y cuanto más jugadores encuentren equipo próximamente después de estar aquí, más exitosa será nuestra labor.
Mantener el buen humor es clave en un grupo así. ¿Sueles tirar de tu experiencia como jugador con ellos o, como la mayoría ni te habrá visto jugar, prefieres centrarte en tus conocimientos como técnico?
Esto es como esos anuncios... 'Lo que surja'. Cuando estás recién retirado de futbolista, tiras más de argumentos de cuando jugabas. A medida que te vas haciendo y los años pasan y eres más entrenador, tiras un poco más de esa experiencia en los banquillos. Ahora tienen muchos medios para informarse de quién les va a entrenar, y lo ven, se documentan, se enteran, hablan entre ellos, y muchas veces son los propios futbolistas los que te preguntan, los que sacan temas. Suelo ser muy cercano con el jugador. Creo que se puede ser amigo del jugador. Hay una línea que los dos sabemos que no podemos cruzar, pero que la cordialidad y el ser muy cercanos es bueno para el equipo. Y yo procuro hacer todo lo que es bueno para mi equipo.
¿Les has contado ya que un técnico te dijo una vez «eres el mejor futbolista que nunca ha ganado nada»?
[Carcajada] Pues no habrá surgido. Pero si surge, claro que se lo diré. Y alguna frase más de éstas. Cuando estoy en el campo, que es cuando estoy muy metido en la tarea, me salen estas anécdotas. Hoy, antes de esta entrevista, hemos parado el entreno un par de veces y ahí sí que suelto alguna cosa. Que no la tengo ni pensada, pero que me sale en ese momento porque tiras un poco de vivencia, tanto de jugador como de entrenador. Soy un poco visceral, insisto, sobre todo cuando estoy en el entreno, cuando estoy metido en la mejora del futbolista, que para mí eso es muy importante.

¿Qué te faltó para ser un futbolista con un palmarés mucho más amplio que la Copa que ganaste con el Barça en la temporada 89-90?
Me faltó entender el juego.
¿Cómo?
Sí. Entender el juego antes. Jugué demasiado para divertirme y para divertir. Y tenía que haber sido un jugador que buscara más la eficacia. Por eso yo, en cuanto a condiciones-logros, siempre me sentí un pelín fracasado.
"Me faltó entender el juego antes. Jugué mucho para divertirme y divertir y debí ser más eficaz; en cuanto a condiciones-logros..., pero ya sabes: a cojón visto, macho seguro"
¿Qué te sobró?
Pues no sé si sobrar, pero quizá no debí tener una autoestima tan alta. Hubo momentos en que me perjudicaba. Era un jugador que me veía con tantas condiciones que quizá, yo creo que la palabra humildad no es -porque dentro de un carácter fuerte, agresivo, competitivo, no me considero que no haya sido humilde -, pero igual necesitaba una autoestima un poco más rebajada. Me hubiera dado cuenta de ciertas situaciones un poco antes. Pero ya sabes cómo es esto: a cojón visto, macho seguro.
Destacaste, sobre todo, como uno de los mejores regateadores. ¿Echas de menos a jugadores así en la actualidad ante un fútbol tan robotizado?
Hay una época clave en esto. Desde la temporada 2003-2004 más o menos, en adelante, sí se echa de menos a ese tipo jugador. Y justo ahora empieza a volver. Algunos regatean por velocidad, como los Williams. Otros, como Lamine Yamal, por calidad, por desborde. Ya ves jugadores incluso en Segunda que encaran y que van de verdad. Me viene a la memoria Hassan en el Sporting. Volvemos a ver el futbolista desequilibrante, con desborde y al que marca en esos aspectos la diferencia. Muchas veces al fútbol se lo comen por tantas normas, por tantos inventos que empiezan ahora y que se olvidan de las condiciones básicas. Y el fútbol es sacar lo máximo de las condiciones de tus futbolistas. Punto. No es meter a un futbolista en una dinámica para que pierda aspectos que tiene por el hecho de encorsetarle.
¿Cuánta culpa tienen los entrenadores de que hoy no haya más 'onésimos'?
Los entrenadores... En el fútbol, hay lo que hay. Se quiere meter mucha gente. Muchos te cuentan unas milongas que bueno... Lo respeto, pero son milongas. Los espacios son los mismos. Cambian palabras, pero es lo de siempre. Es normal que haya gente que se quiera meter ahí, con esa apariencia de que hay muchos cambios, y que lo hagan por otro tipo de situación. Yo veo mucho fútbol. Pero mucho. Me encanta verlo cuando no estoy entrenando. E incluso cuando estoy entrenando, y puedo, siempre me acerco a ver el fútbol de calle que ya no hay. El fútbol de chavales. Y alucino. Veo a mucha gente decir ' suéltala'. ¿Suéltala? ¡Pero si no la tiene! ¿Por qué la va a soltar si no la tiene todavía? Quitamos un poco el sentido normal del deporte.
¿Por qué?
Es sencillo: al que le va un poco mejor, pues es el que tira a canasta y la mete de tres. Y no, aquí jugamos todos a lo mismo. No, no, no jugamos todos. Hay gente que se lo tiene que buscar... Normalmente, desde pequeños, al bueno le decimos 'suéltala' y 'dásela al compañero'. Pero al final eso es coartar. Y coartar es lo peor que hay. Coartar y el miedo. Son dos cosas que me no me gustan de los vocabularios futbolísticos. Yo aparto esos dos conceptos. No entran en mi vocabulario y procuro no utilizarlos.
Con esa forma de jugar tuya, y para los lectores más jóvenes que no te hayan visto jugar y ahora estén 'googleando' tu nombre: ¿te daban más o menos palos que a Vinicius?
¡Buah! Si algunos hubieran jugado en mi época no se quejarían tanto. Y si yo vuelvo a jugar en estos tiempos, pues me iría bastante mejor. Y lo digo porque simplemente ahora ese tipo de situaciones se protegen mucho más. No tiene nada que ver. Esta es la eterna comparación que se hacía entre Messi y Maradona, dos dioses del fútbol. Nunca son comparables. Pero no por ellos, que son muy buenos y todo lo que tú quieras, aunque con diferentes físicos, pero no tiene nada que ver el fútbol de Maradona y su época con Leo y la suya. Cada uno, en su época, fueron los mejores.
Has dicho que nunca hablas del miedo, pero ¿qué defensas sabías camino del estadio en el bus que te iban a dar la tarde?
En mi época era muy diferente jugar en casa o fuera. Fuera te iban a matar. No iban a pitar ni falta la mitad de las veces. En casa estabas un poco más protegido porque te defendía la afición. Pero no tenía miedo, y nos buscábamos mucho el defensa y yo. Era otro tipo de fútbol. Los delanteros de entonces también provocábamos. Éramos peligrosos para el defensa porque metíamos el codo y nos hacíamos fuertes. Te adaptabas a lo que ese fútbol demandaba.

Las Sesiones AFE es un buen escaparate para que los futbolistas en paro puedan reengancharse a algún equipo. ¿En tu caso también lo ves así?
Claro. Te soy sincero. Si me dices 'vas a encontrar equipo después de esta concentración o lo encuentran tus chicos', lo tengo claro. Todos tenemos nuestro ego y queremos trabajar, pero prefiero que encuentren equipos ellos. Venimos a trabajar para ellos. Para mí también es una aventura porque es algo que no había hecho y que me está encantando. Y más cuando llevas muchos años y ya has visto y has hecho, para lo bueno y lo malo, muchas cosas. Esto es más para ellos, pero yo también lo considero para mí una mejora. Al final amplias tu formación por si en el futuro tienes que coger a una selección o tienes que coger un equipo rápido, con muy poco tiempo para lograr un objetivo en los dos últimos meses por circunstancias. Para mí es importante estar aquí dos semanas, conseguir que se vea lo que yo intento plasmar en el campo.
"Todos tenemos ego y queremos trabajar, pero prefiero que mis jugadores encuentren equipo después de esta concentración antes que yo"
¿Quién es la persona que más te animó a ser entrenador?
El fútbol. El fútbol me dijo 'ya no eres futbolista, aquí está tu vida, ¿qué vas a hacer?'. Pues ser entrenador. La verdad que he sido director deportivo también, que es una faceta que me gusta mucho porque soy de fútbol, soy de ver muchos partidos, soy de viajar mucho a ver encuentros en directo, y lo de ser director deportivo siempre me ha llamado la atención. Pero como el campo, el balón y la hierba no hay nada.
¿Qué es lo que más echas de menos de dirigir?
Competir.
Jugaste en el Barça, Valladolid, Rayo, Sevilla, Cádiz... ¿ganaste lo suficiente como para vivir sin trabajar o, más allá de tu pasión, también necesitas ejercer para pagar los recibos?
Lamentablemente, si mi padre se hubiera aguantado las ganas 10 o 15 años hubiera ganado dinero para no tener que entrenar ni tener que hacer nada más. Pero como empecé muy pronto a jugar... Hay un margen en el fútbol del año 2000 hacia atrás y luego del 2000 hacia adelante, que económicamente supone un gran salto. Si mi carrera en el fútbol profesional, que fue de 1985 al 2000, hubiera sido del 2000 al 2015, económicamente no hubiera habido color. Con los equipos y las categorías que yo estuve me hubiera dado para comprar el edificio desde el que me estás haciendo la entrevista [amplia sonrisa]. Eso, entre otras cosas.
"Si mi padre se hubiera aguantado las ganas 15 años y hubiera jugado desde el 2000 hubiera ganado dinero para no tener que entrenar ni trabajar más"
¿Hubieras sido en la actualidad un futbolista de los caros?
No es caro, pero con todos los años que yo estuve en Primera y con lo que se empezó a pagar después del boom de la televisión... Todo esto no tiene nada que ver con lo que cobrábamos en mi época.
Pese a tu buen talante, también has demostrado mucho carácter. Recuerdo un buen enfado cuando entrenabas al Toledo el día que te expulsaron y dijiste que pusieran cámaras porque «estabas hasta los cojones de ser el malo». ¿Onésimo es igual fuera y dentro del campo?
Soy parecido. Es cierto que nunca he sido un llorón. Nunca he sido muy de pedir ni dar explicaciones. Quizás hay cosas que me han perdido, pero tengo ciertas leyendas circulando... Debe haber uno muy parecido a mí por ahí... Si tienes un carácter dicharachero y divertido, pues bueno, te sacan unos cantares y te cuentan unas historias que hay veces que pienso 'ojalá y hubiera vivido eso, tío, pero es que yo no me acuerdo de eso que me estás contando'. Muchas veces la gente juzga, prejuzga y no te conoce. Soy un tío visceral. Hay declaraciones de las que no me arrepiento en el fondo, porque tenía razón. Pero igual sí perdí a veces las formas por el momento. En aquella ocasión de Toledo que dices sólo pedía una cámara para ver quién tenía razón. Tampoco era un gasto excesivo. Hay veces que, además de no serlo, no hay que parecerlo. Y yo ahí, por mi manera de ser y de no dar importancia a ciertas situaciones y de valorar mucho más el cara a cara y el hablar directamente, he podido salir un poco dañado.
Hay técnicos súper tranquilos en la calle, como Lopetegui, que se transforman en el banquillo. ¿Ser entrenador es bueno para la salud?
Te acabas de acostumbrar. Y ojo con Julen, que yo lo conozco bien. Es amigo y es compañero. Y hemos jugado juntos, que es cuando de verdad conoces a alguien. Y Julen siempre ha sido un tío de mucho carácter aunque lo disimule. Para ser entrenador te tiene que gustar y ser muy competitivo. Yo no diría que es una profesión dañina, pero es jodida porque compites con mucha gente. Tienes tantos frentes abiertos: prensa, afición, entorno, directiva, suplentes... Lo importante es el campo. Tienes tantas cosas que, o lo sabes llevar y tienes claro cuál es tu camino, o puede ser que te vuelvas un poquito tarumba. Yo lo sé llevar. Aunque estoy un poco loco, ¡eh!
¿Qué no soportas de un futbolista?
Que no compita. Lo odio. Que no dé importancia a ganar a lo que sea. A mí me enseñó mi padre desde hace mucho tiempo, que en paz descanse y que era un genio de los de verdad, a que fuera el mejor siempre. 'Hijo, en lo que sea, pero el mejor'. O sea, si eres tonto, gana; tienes que ser el más tonto. No competir es innegociable.
"Como jugador me sentí un pelín fracasado y me sobró una autoestima tan alta"
¿Y lo que más te entra por el ojo de un futbolista?
Hay dos cosas que valoro mucho. El talento, que eso en dos sesiones ya ves el que es diferente, y la actitud. Valoro mucho la actitud. Me lo enseñó el fútbol, los compañeros que he tenido y a los jugadores que he entrenado. Siempre va a ser mejor el que tiene hasta 60 y te da cincuenta y mucho que el que tiene hasta 100 y te da 50. Y ahí entra la actitud.
Tu último club fue el Atlético Baleares y, cuando te destituyeron, dijiste que «fue un error». ¿Alguna vez has estado de acuerdo en que te echaran?
Yo he tenido muy pocos despidos para todos los años que llevo en esto. Estar de acuerdo con una destitución es difícil. Lo del Baleares fue un error porque la directiva quería otra cosa. No era yo al que buscaban. Veo el fútbol de otra manera. En esas condiciones no trabajo y vi algo que no era lo que habíamos hablado.
¿Qué es lo que más te gusta del día a día de la profesión de estas tres opciones: las charlas y el cara a cara, tomar decisiones durante el partido o la relación con el presidente y la prensa?
Son tres cosas que no son tan diferentes en el fondo y me gustan. Está claro que lo que más me satisface son las decisiones durante el partido. Estar metido ahí es lo mejor.
¿Y qué te da más pereza entre preparar los ejercicios de cada entrenamiento, la edición de vídeos y el análisis de datos o tener que hablar con el argot futbolístico actual para parecer más moderno?
La tercera claramente porque no la utilizo. El tema de los datos me viene muy bien como complemento. Pero yo siempre hago una cosa con mi cuerpo técnico: antes de analizar los datos nos reunimos nosotros solos para hablar de lo que hemos visto. Para exponer y debatir sobre la realidad. Los datos son como el VAR cuando te paran una jugada y te la ralentizan. Una cosa es lo que ha pasado y otra cómo ha pasado.
Una curiosidad: si te llega alguna oferta, ¿negocias tú directamente o tienes representante?
No pierdo la perspectiva y no me cierro a nada que me haga crecer, pero si en mi carrera como jugador y entrenador he firmado 30 contratos, 25 de ellos los he hecho yo.
¿Y eso?
Pues porque alguno te falla por el camino, porque no confías lo suficiente y, muchas veces, porque no lo he necesitado. Ahora sigo estudiando las propuestas que me llegan de la mano de representantes. Y si me traen algo que me interesa, pues hablamos. Pero si puedo hacerlo yo, lo hago. Vamos a ver ahora qué pasa. Quiero seguir ligado al fútbol. Y cuando no puedo entrenar, pues colaboro en medios de comunicación, hago informes, voy a conferencias, etc. Hago de todo.
¿Y has valorado lo de salir al extranjero?
Pues ahora sí que lo he valorado. Y me apetece. Estoy en el momento de tener una experiencia así. No me gustaría retirarme sin vivir algo en otro país. Soy de Valladolid y vivo allí, pero siempre he estado fuera: Madrid, Barcelona, Cádiz, Sevilla, Vigo...
Pues Arabia busca personal para hacer una tercera división potente con buenos sueldos...
¿Cómo?
Sí, sí. Después de llevarse a mucho español a su segunda división, como a Míchel, quieren más. Y valoran nuestro producto a todos los niveles. Ya se lo puedes decir a tus jugadores para animarles...
Claro.
¿Tú te irías a Arabia?
Sí, sí. Sin problema. Un buen traductor y en tres años estamos en la primera división. Es el momento. Venga, muévemelo [risas].