Paco García Caridad no se esconde con su polémico "Neymar al Real Madrid" y se posiciona en el caso Rubiales: "Tienes que decir lo políticamente correcto y no me da la gana"
En esta primera parte, el veterano periodista repasa sus inicios en la profesión, opina de la salud del cuarto poder, asume errores y celebra ser de la familia de El Chiringuito.

Las ondas de Antena 3 Radio y Televisión recuerdan perfectamente a Paco García Caridad (Madrid, 1957), Doctor en Ciencias de la Información. Sus inicios profesionales fueron en la plataforma anaranjada, mucho antes de convertirse en director de Radio Marca a nivel nacional durante casi dos décadas, jefe de medios de la UD Las Palmas durante cuatro años, e incluso de recibir la insignia de oro y brillantes de la entidad canaria. Su predilección por la isla, desde joven, es innegable. Se encarga de recordarlo, siempre con periódico en mano -también trabajó en el entonces vespertino Diario de Las Palmas- en cada temporada como colaborador en El Chiringuito, su actual casa periodística.
En su oficio, Paco acumula 46 años cotizados de experiencia, de entrevistas, de aciertos, de ensayos y errores. Ha narrado incontables partidos de fútbol incluso los lunes, con una especial devoción por la UD Las Palmas en el antiguo Estadio Insular, donde hoy atiende a Relevo, por el Atlético de Madrid, por el Real Madrid y por la Selección española. Con la madurez que dan los años, habla sin titubeos sobre la salud del "cuarto poder", del intrusismo y de sus variopintas anécdotas "que espero que no sean muy de abuelo cebolleta".
El protagonista, serio pero vivo de carisma, no olvida en esta entrevista una de sus frases más célebres: "Sí, sí, Juan Carlos Valerón me gustaba más que Zidane y se lo hice saber al jugador francés, que me habló maravillas del mago de Arguineguín". Tampoco se achanta al memorizar su viral afirmación sobre Neymar y el Real Madrid, ni en decir qué medio hace un periodismo de matrícula de honor en este país. La edad es un número y en Paco, da igual la estación del año, nunca habrá pelos en la lengua.
Paco, comenzamos, lógicamente, por tus inicios como periodista. ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando piensas en Antena 3?
Tengo dos fechas grabadas: la primera, el 8 de septiembre de 1982, el Día del Pino. Fue un Las Palmas 2-1 Osasuna, correspondiente a la Jornada 2, mi primer partido. En ese momento, yo estudiaba y trabajaba en Madrid, pero ese año surgió la oportunidad de venir a Gran Canaria. Tenía 25 años, al igual que mi esposa. Ya no solo éramos novios, sino que estábamos casados. Decidimos venir aquí. Esa temporada, lógicamente, me escuchaba a mí mismo y te juro que mis conexiones, mi voz, me daban vergüenza. Luego empecé a darle un tono más periodístico y fui mejorando. Ahora bien, mi primer partido oficial, con la emisora montada en la Calle Franchy Roca, fue el 18 de diciembre de 1982: un Las Palmas 2-1 Barça. Gaspar Rosety, en paz descanse, estaba en la cabina y yo en el inalámbrico.
Fue una campaña durísima para Las Palmas, que descendió a Segunda División en la última jornada contra el Athletic Club.
Sí, sí, sí. Nos ganaron 1-5 y descendimos por golaveraje general. Nos bastaba el empate. Recuerdo ese día, fue terrible. Mamé León era el entrenador y el césped del Insular estaba sequísimo. Antes del partido, Clemente cogió el balón, lo lanzó al centro del campo y dijo: "¡Ahí va la ostia, esto está como si fuese cemento!". Las Palmas comenzó ganando, pero luego la artillería del Athletic Club remontó el partido. También recuerdo que los vascos habían entrenado en Barranco Seco, en la ciudad deportiva, y les habían encharcado el campo. Las curiosidades del fútbol hicieron que, al año siguiente, la UD llegara a las semifinales de la Copa del Rey, con Héctor Núñez como entrenador, enfrentándose al FC Barcelona de Maradona. Empataron y fueron a penaltis, donde los canarios fallaron prácticamente todos. Yo narré todo aquello en las ondas, y así seguimos hasta 1988.
¿Qué entrevista recuerdas con más cariño de aquellos inicios?
Una a Juanito, un gran amigo, en el Estadio Pepe Gonçalves. En Las Palmas formó una pareja estelar con Sergio Marrero. La UD lo había fichado del Güímar. Te hablo de 1984, con Roque Olsen al mando. Juanito, al principio, siempre me contestaba con un "sí", "no" o "no sé". Luego, claro, los jugadores se van abriendo con los periodistas y van madurando. En aquella época, el trato con los futbolistas era tan cercano que incluso íbamos juntos a tomar café y zumos tranquilamente. Algunos llegaban a almorzar en mi casa. Se generaba, prácticamente, una relación de amistad. Así te hacías amigo de Juanito, Román, Félix, Pepe Juan… y, lógicamente, luego querías que ganaran. En Zaragoza, en los años noventa, me ocurrió lo mismo con Antic, Fraile, Pardeza, Chilavert.
Claro, para tener una buena agenda de contactos, la única manera era pedir los teléfonos personalmente, caer medianamente bien y ser cercano. No existían Instagram ni WhatsApp.
Nada. Cada periodista acudía al Insular con su bolígrafo japonés y su grabadora, y ahí hacíamos los programas y los contactos, ganándonos su confianza. No existían jefes de prensa. A veces teníamos discusiones con jugadores como Aparicio o con el propio Roque Olsen, cuando algo de lo que habíamos dicho o publicado en el periódico les molestaba. Pero, en cualquier caso, la relación con los protagonistas era mucho más cercana. Si no querían conceder entrevistas, eran sus familiares quienes ponían las excusas cuando los llamábamos. Decían que estaban durmiendo la siesta, descansando… Recuerdo aquel año del descenso, en 1982, cuando fui a la Calle Pío XII e hice guardia allí. Fueron saliendo todos los jugadores a los que les habían dado la baja, y yo, con la grabadora en mano, los entrevistaba al instante. No hay más secreto que trabajar.
De ahí, ¿quién era tu referente en el periodismo?
A nivel radiofónico, me quedo con Segundo Almeida, un grandísimo narrador y locutor que trabajó muchos años en la UD Las Palmas. Él mismo escribía sus editoriales, era la competencia y me parecía prodigioso, buenísimo. Yo suelo diferenciar mucho al radiofonista del periodista, porque el periodista tiene otros registros y criterios. En ese sentido, me gustaría mencionar a Antonio Lemus, un profesional con una preparación formidable y un amor impresionante por los colores amarillos.
Paco, en tu carrera como periodista, muchos te han acusado de ser un auténtico defensor del Real Madrid. Escuchándote, pareces mucho más de la UD Las Palmas que de cualquier otro equipo.
Solo he sido de dos equipos: de la UD Las Palmas, por el cariño que le tengo a la isla y al club, y del Atlético de Madrid, porque vivíamos muy cerca del estadio, donde residió mi madre hasta hace poco, cuando falleció. Se me acusaba mucho de ser del Real Madrid… Fui del Real Madrid de pequeño, nada más. A mí, Míchel y Butragueño, por ponerte dos ejemplos, me parecían grandes futbolistas, pero, lógicamente, quería que ganasen los jugadores que tenía cerca, en este caso, en Gran Canaria.
En nuestro sector, ¿qué te parece el intrusismo, las personas que, sin título, ejercen de periodistas y se autodenominan como tal?
Tengo una postura clara al respecto. Quizás sea un poco sectario, pero vamos a ver. Comprendo a quienes dicen que no es necesario estudiar periodismo para ejercerlo. Desde el punto de vista de la formación, probablemente un licenciado en Derecho pueda desempeñarse como periodista. Recuerdo que en la facultad luchamos contra el Segundo Ciclo, que pretendía permitir que licenciados en otras carreras accedieran a periodismo en el segundo curso y obtuvieran así una doble licenciatura. Organizamos manifestaciones contundentes y logramos evitarlo. Mira, el médico tiene que ser médico y el periodista tiene que estar facultado para ejercer, y para ello se estudia. Luego, podrá ser mejor o peor, como ocurre en cualquier profesión.
En Radio Marca teníamos un acuerdo con la Facultad de Ciencias de la Información. De hecho, el primer contrato de prácticas de Sara Carbonero y Álvaro Benito lo gestioné yo, entre otros periodistas. Siempre elegiría a alguien que sale de la facultad, porque, a priori, ofrece una garantía: es un profesional que se ha formado. Luego, claro, el periodista debe crecer y progresar. También debe contar lo que ocurre a través de cualquier soporte, pero siempre siendo consciente de qué es lo realmente relevante. Hay que diferenciar lo importante de lo interesante.
Pues esto creo que es importante matizarlo. En 2023, cuando en El Chiringuito te preguntaron por el caso Rubiales, dijiste que no querías opinar lo que ellos esperaban que opinaras…
Sí, así es. Mi sensación es que, en esta sociedad, debes ser políticamente correcto en todo momento, porque si te apartas del discurso esperado, te cancelan. Es la sociedad de la cancelación y se etiqueta muy fácilmente. Yo no voy a decir lo que Yolanda Díaz o cualquier otra persona quiera escuchar. A ver, si la ley dice que es una agresión sexual y hay una sentencia que lo respalda, entonces se considera una agresión sexual. Para mí, un beso a una jugadora en la celebración de un momento puntual de un Mundial, cuando ella misma y su hermano le restaron importancia en programas de radio, no es una agresión sexual. Sí me parece una falta de educación, de delicadeza, de compostura, un abuso de poder. Me pareció casi más grave el gesto de Rubiales tocándose los genitales en el palco de honor que el beso en sí. Creo que la jugadora se vio superada por la situación y ha sido inducida en su postura posterior. Lo que hizo Rubiales me parece bochornoso, sin duda. Y, dicho sea de paso, nunca me pareció un presidente adecuado.
Oye, quiero retomar la cuestión del periodismo. No sé si el hecho de que te dieran por muerto en 2021 en Twitter, a raíz de un supuesto accidente de coche, y que muchos creyeran esa información, dice algo sobre la salud del cuarto poder.
¿Que me dieron por muerto? Ah, sí, sí, sí (risas). El responsable fue Eduardo González, de la Cadena COPE. Él ya debe de tener más de 80 años. Fue un buen compañero mío. Recuerdo que le contesté diciéndole que lo sentía, pero que seguía vivo. Son cosas que pueden pasar. En esta profesión se cometen muchos errores, y yo he fallado muchas veces. Lo importante es no equivocarse a propósito, no inventarse nada. Y si has mentido intencionadamente o has permitido que una mentira prevalezca porque no has dicho la verdad, que al menos no sea con el objetivo de hacer daño.
Neymar al Real Madrid. Esa fue tuya, Paco.
Sí. Lo afirmé en muchas ocasiones y debí haber sido más prudente. Pero la persona que tenía a mi lado en el estudio era un grandísimo conocedor de la actualidad y de la cantera del Real Madrid. Fuera de cámaras te diré quién fue ese gran periodista, porque él me aseguraba y me subrayaba que mi información era correcta. Confié plenamente en su criterio. Sin embargo, como bien sabes y como sabrá el lector, Neymar no fichó por el Real Madrid. Pero estuvo prácticamente hecho.
Te digo más: el club blanco envió a Brasil a dos o tres personas, entre ellas un médico, para realizarle el reconocimiento médico. Tuvieron que comprarse ropa y mudas para quedarse más tiempo en el país. Cuando Florentino Pérez se enteró de que Neymar era un jugador con derechos compartidos entre varios propietarios, consideró que era un riesgo innecesario. En ese momento, Sandro Rosell, que estaba en el Barça, reaccionó rápidamente: viajó a Argentina y adelantó dinero al padre de Neymar. Así fue como se cerró su fichaje por el Barcelona.
Tirando del hilo del Barça, Cesc Fábregas sí que estuvo a punto de firmar por la UD Las Palmas.
Sí, de hecho, él mismo lo confirmó. Se reunió en Barcelona con Luis Helguera y Miguel Ángel Ramírez. Le gustaba mucho el proyecto de la UD Las Palmas, pero no se le podía pagar a un campeón del mundo un salario inferior al de Jonathan Viera. Si se hubiese hecho un esfuerzo económico mayor, habría llegado a la isla como jugador. El Como de Italia le ofrecía un proyecto más atractivo, mejores condiciones económicas y la posibilidad de formar parte del accionariado del club. Y bueno, no le ha salido mal la jugada. Hace unos meses, como entrenador, intentó fichar a Mika Mármol por ocho millones de euros, como ya sabrás.
Volvemos al periodismo. Del 1 al 10, Paco, ¿qué nivel de periodismo crees que se realiza en El Chiringuito?
Para mí es un 10. Es un producto extraordinario, y te explico por qué. Conozco la redacción y es un equipo excepcional, joven, apasionado y riguroso, además de contar con múltiples fuentes de información. Han construido una sólida red de contactos y jugadores. Es un grupo comprometido y, reitero, riguroso en su labor de edición, verificación, y por supuesto contrastando la información con sus fuentes.
Ahora bien, ¿la televisión es un espectáculo? Sí. ¿Tiene un componente de show? Por supuesto. Voy más allá, porque siempre he tenido una teoría: ¿Acaso una portada de Marca o del Diario AS no es también un espectáculo? Sí lo es. ¿No lo son una buena cabecera de informativo o una edición de vídeo bien realizada? También lo son, ya que están diseñadas para el espectador. Entonces, ¿en El Chiringuito hay debate, información y especialistas en fútbol? Sin duda.
¿Te consideras parte de ese grupo de expertos en fútbol?
No, en absoluto. En comparación con otros, no tengo grandes conocimientos sobre fútbol. Hay personas que lo analizan mucho mejor que yo. Lo que sí sé es de periodismo. Después de tantos años en la profesión, o bien he aprendido, o sería un completo incompetente. En El Chiringuito, Jorge D'Alessandro, ¿cuál es su característica principal? ¿La intensidad, la vehemencia? Lo esencial es el contenido de lo que dice. Guti y Lobo Carrasco son auténticos conocedores del fútbol. Que el programa tiene un componente de espectáculo televisivo, por supuesto, pero sigue siendo un producto de calidad. Y, además, es un formato con un recorrido larguísimo.
Hoy será difícil eliminar la etiqueta de que El Chiringuito es el Sálvame del deporte.
¿Sabes por qué se utiliza ese término de forma despectiva? Porque Sálvame, desde el punto de vista técnico, era un programa impecable. Y a quienes dicen eso, les hago una pregunta: ¿Por qué no se dice que El Chiringuito es La Sexta Noche del deporte? Cuando estaban Inda, Pablo Iglesias o Antonio Maestre en aquel programa, ¿no era también un espacio de debate con espectáculo? ¿Por qué se da por sentado que el periodismo político tiene más peso que el deportivo? Al final, ¿sabes qué ocurre? Que al día siguiente, todos analizan el minuto a minuto de las audiencias.
Siempre nos decían que solo hablábamos del Barça y del Real Madrid, que dábamos poca cobertura al Atlético de Madrid, al Sevilla o al Betis. Ahora, si te fijas, existen secciones como "Solo para culés" o "Sevillanía". Se ha diversificado el contenido. Pero, ¿qué es lo que quiere la audiencia? Barça y Madrid. Es una realidad. Los equipos más grandes son los que generan mayor interés.
Analizando tu trayectoria como periodista, ¿cuánto has ganado profesionalmente en El Chiringuito?
Muchísimo. Nadie me impone qué debo decir ni qué opinión debo expresar. Nadie. Todos en el programa formamos una familia. Digo lo que quiero, y como puedes comprobar, todos los colaboradores hacen lo mismo. Muy pocas veces Josep nos sugiere que tengamos cuidado con algún tema, pero siempre desde el respeto absoluto. He visto trabajar a todos: Juanfe, Edu Aguirre, Marcos, Nico… y todos ellos demuestran una ilusión y un compromiso enormes.
Ahora que mencionas a Josep Pedrerol, ¿qué opinas de él como profesional? ¿Te gusta su nueva sección «El Cafelito»?
Sí, me encanta. Ha encontrado un registro distinto, innovador. Es un genio del periodismo televisivo, con una gran formación. Cuando lo ves en acción, en pleno directo, está pendiente de la realización, del regidor, del debate y de lo que sucede en el programa, todo al mismo tiempo, con el pinganillo en el oído. Es exigente, tal como lo era yo en mi etapa en Radio Marca. En ese sentido, me recuerda mucho a mí mismo.
Como diría Josep: ¿becarios sí o becarios no, Paco?
Cuando inicias un proyecto, la gente llega con ganas de comerse el mundo. Tú, Andrés, eres un claro ejemplo de ello. Seguramente, dentro de 15 o 25 años, a medida que pasen los años, formes una familia y vayas acumulando experiencias, tus prioridades cambiarán. Aunque el trabajo es fundamental, con el tiempo comprendes que no es lo único importante en la vida; hay muchas otras cosas que también lo son.
El parón de selecciones, para el periodista, es casi como casarse. Seguro que sabes por dónde voy.
Sí, sin duda. Es un auténtico oasis de tranquilidad cuando llega el parón y te permiten entrevistar a los protagonistas del fútbol. La dificultad para acceder a ellos se debe, en muchos casos, al bloqueo impuesto por los clubes.
Lo sé, por eso me gustaría pedirte una reflexión sobre el periodismo deportivo, y creo que la escasez de entrevistas es un buen punto de partida.
Sí, es un tema relevante. Los profesionales de la información debemos cuestionarnos por qué los futbolistas prefieren conceder entrevistas en programas como El Hormiguero o La Revuelta antes que a nosotros. Evidentemente, parte de la responsabilidad recae en el propio periodismo deportivo, que no ha logrado establecer con ellos una relación que los haga sentirse cómodos. No obstante, El Chiringuito ha sido una excepción, consiguiendo entrevistas exclusivas con figuras de la talla de Benzema, James Rodríguez o Cristiano Ronaldo.