FÚTBOL

El fútbol en Groenlandia es el último capricho de Donald Trump, donde se juega la liga más corta del mundo y partidos contra Menorca

El campeonato del territorio, dependiente de Dinamarca pero con autogobierno, se juega en una semanas; la selección nacional apenas puede disputar encuentros por su carácter no oficial.

Partido de fútbol en Groenlandia. /Twitter KAK Greenland Football Association
Partido de fútbol en Groenlandia. Twitter KAK Greenland Football Association
Sergio V. Jodar

Sergio V. Jodar

La traducción literal de Groenlandia es 'tierra verde'. Esto podría hacer pensar que es una zona propicia para la práctica del fútbol, pero nada más lejos de la realidad. De su vasta superficie, cuatro veces la de España, más del 80% se encuentra en estado de congelación. Eso hace que las casi 60.000 personas que viven en el territorio, autónomo, aunque dependiente de Dinamarca, no puedan disfrutar del fútbol al aire libre durante todo el año.

"Todo depende cuando la nieve se derrita, eso puede ser mayor, junio o julio", explica a Relevo Patrick Frederiksen, jugador del B-67. "Lo primero que tenemos que hacer es quitar la nieve de los campos, por suerte nosotros podemos jugar más partidos porque estamos en Nuuk", matiza sobre esta ciudad costera al sur de la isla. La temporada oficial apenas dura tres meses, muy fragmentados, y consta de 20 partidos. Es por eso que muchos, como el propio Frederiksen, juegan al fútbol sala durante el largo invierno.

 

El campeonato de Groenlandia es oficial dentro de la AKA, la federación del país, desde los años 70, aunque sus jugadores no son profesionales, tal y como explica Frederiksen: "El fútbol es ocio para nosotros e incluso pagamos para jugar. Muchos, como yo, trabajamos en orfanatos porque eso nos permite tener más tiempo libre y viajar con nuestro equipo". Es precisamente en esos viajes donde se reflejan las dificultades de la liga de Groenlandia. "Todo depende del tiempo, porque las condiciones pueden hacer que se demore", apunta el central. Eso hace que haya que viajar con tiempo, aunque eso no siempre quiera decir que salga bien: "En 2021, se fue cancelando un vuelo y al final se demoró tres días. El primer partido lo tuvimos que jugar con 10 jugadores porque no pudimos llegar todos".

Esas dificultades para viajar son las que provocan que la fase final se juegue una sola sede durante 10 días del mes de agosto. Antes, en los meses de junio y julio, se juegan partidos de clasificación para dirimir los seis equipos que optarán al campeonato. Aunque Frederiksen considera que no hay un gran seguimiento al fútbol, sí que puntualiza que cada club tiene su base de aficionados.

 

El B-67, el equipo de Frederiksen, es el equipo más laureado de Groenlandia, con 14 títulos, y mantiene una gran rivalidad con el N-48, dos trofeos por detrás en el palmarés. El nombre de esos y otros equipos, como el IT-69 o el K-33, se debe a las iniciales de la localidad a la que pertenecen y el año de la fundación.

Aunque Patrick Frederiksen y su B-67 vuelvan a ser campeones este año, no tendrán la oportunidad de disputar fases previas de competiciones europeas. Es una de las consecuencias de no pertenecer a la UEFA ni a la CONCACAF, ya que la FIFA no la reconoce como competición oficial. La otra es que la selección, en la que también juega Frederiksen, no puede disputar clasificatorios para el Mundial o la Nations League. Además, tiene dificultades para organizar partidos amistosos.

"Es muy difícil jugar amistosos si no eres miembro de una confederación porque la FIFA no permite a las demás naciones jugar contra nosotros", admite a Relevo Morten Rutkjaer, seleccionador de Groenlandia desde 2020. Frederiksen, por su parte, es capitán de la selección a sus 30 años y habitual en las convocatorias desde 2017, pero ha disputado menos de 20 partidos con la selección. Lo compagina con la selección de fútbol sala, con la que de hecho ha jugado más partidos porque tiene más actividad y mayor presencia en torneos internacionales. 

Desde 2020, Groenlandia ha jugado ocho partidos. Cuatro de los Juegos de las Islas, competición que se juega cada dos años y en la que participan combinados isleños como Malvinas, Bermudas o hasta Menorca, contra la que se enfrentó en 2017. Precisamente, en esa edición, y en la de 2013, Groenlandia fue subcampeona. Los otros cuatro partidos que ha jugado desde 2020 han sido cuatro amistosos: contra el Nordsjaelland, el Al-Kahrva (un equipo iraquí), Kosovo sub21 y el último, ante Turkmenistán, en junio de 2024, con derrota de 5-0 para Groenlandia.

Lo que anhela la AKA es salir del limbo al que pertenece. Para conseguir esa oficialidad, la primera opción sería afiliarse a la UEFA, ya que forma parte de Dinamarca. Sería, sin ir más lejos, un caso parecido al de Islas Feroe. Pero el máximo organismo continental ha endurecido las condiciones para que Groelandia pueda acceder. Es por eso que la isla ya pidió el ingreso en la CONCACAF y recientemente ha reincidido en la petición de formar parte de la confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe.  "Cumplimos todos los requisitos para ser el miembro número 42 de la CONCACAF", asegura Rutkjaer, que intenta organizar cuatro o cinco concentraciones anuales con sus jugadores.

Donald Trump entra en escena

El interés se debe en parte a una relativa proximidad geográfica, pero sobre a todo a una mayor flexibilidad para integrar a territorios que no son plenamente independientes, como Martinica, Bonaire o Guadalupe. "Es actualmente el único lugar de la Tierra que no es miembro de una confederación de fútbol", declaró hace algunos meses en la Agencia France Press Morten Rutkjaer, seleccionador de Groenlandia.

"Creo que algún día seremos reconocidos por la FIFA y la CONCACAF, y así podremos participar en campeonatos oficiales", confía Frederiksen, que tiene más esperanza porque recientemente han sido invitados a una reunión con la CONCACAF en Miami. Además, está por ver si tiene alguna influencia la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, que hace unas semanas resucitó la opción de anexionarse Groenlandia, con un alto valor por sus recursos naturales y situación geoestratégica. "Estamos recibiendo más atención y eso puede ser positivo", valora Frederiksen, que aclara que, como en todo el mundo, hay opiniones para todos los gustos en relación a Trump. "No va a ser negativo para nuestra solicitud, incluso ahora puede ser positivo", finiquita el futbolista. Rutkjaer, en cambio, cree que no tendrá ninguna incidencia. "Espero que juguemos un partido oficial no más tarde de 2026, anhela el seleccionador, que aguarda la luz verde para que de verdad Groenlandia sea la tierra verde, al menos en cuanto al fútbol.