Pedro Rocha, un exjugador de fútbol sala que fue delfín de Villar y ahora ejercerá de testaferro de Rubiales
El empresario cacereño y presidente de la Federación Extremeña asume la presidencia interina de la RFEF.

"Hace falta que algo cambie para que todo siga igual". Esa fue la conclusión gatopardista del círculo más íntimo de Luis Rubiales horas antes de su comparecencia ante la Asamblea Extraordinaria en la que el ya expresidente de la RFEF se negó a dimitir. Era una voladura controlada y por eso se apostó por Pedro Ángel Rocha Junco (1954), un destacado miembro de la curia federativa, como el único vicepresidente que no cesó en su cargo. El presidente de la Federación Extremeña de Fútbol está predestinado a ejercer el papel de testaferro del aparato rubialista en un clima institucional de inestabilidad máxima tras la decisión de la Comisión Disciplinaria de la FIFA de suspender con carácter provisional a Rubiales.
Como si Las Rozas fueran las estancias sicilianas de Donnafugata descritas en la novela "El gatopardo", escrita por Tomasi di Lampedusa, Rubiales contemplaba, al igual que el viejo príncipe de Salina, Fabrizio Correra, cómo se derrumbaba su mundo, mientras que el secretario general, Andreu Camps, se afanaba en asegurar el continuismo en la gobernanza federativa tras la decadencia precipitada por el comportamiento de Luis Rubiales en la coronación de España como campeón del Mundo de fútbol femenino y su esperpéntica rueda de prensa negándose a dimitir y plantando cara al gobierno.
Desde el jueves por la noche se había urdido un plan en el que el vicepresidente económico de la RFEF se convertirá en una figura que garantice margen de maniobra a todo el establishment del expresidente Rubiales frente a otros vicepresidentes como el presidente de la Federación Andaluza, Pablo Lozano, o la vicepresidenta Elvira Andrés, presidenta del Observatorio de Igualdad de la RFEF, que hubieran dificultado notablemente la hoja de ruta de Andreu Camps, asesorado por Tomás González Cueto, que es el Comisionado de control externo de la RFEF.
La situación a la que se enfrenta Pedro Rocha a sus 69 años no le es desconocida. Ya la interpretó en 2013 cuando se presentó como el delfín de Ángel María Villar a la presidencia de la Federación Extremeña de Fútbol para poner fin a la controvertida etapa de Juan de Dios Monterde Macías, que había sido imputado por la jueza Susana María Amador, del Juzgado de Instrucción número 1 de Badajoz, por un presunto delito de apropiación indebida en mayo tras una denuncia presentada ante la Fiscalía Anticorrupción de la Audiencia de Cáceres. Imputación sobre la cual el juez dictó sobreseimiento posteriormente.
En julio de aquel año, Rocha se impuso a Elisardo Plaza (que era avalado por Juan Padrón). Fue un proceso electoral que tuvo que ser supervisado por la Dirección General de Deportes de Extremadura en un hecho sin precedentes. Paradójicamente, el cacereño acabó ganando con el apoyo de los asambleístas de la candidatura de Monterde, del que fue vicepresidente durante 3 años. Una maniobra integradora que le define como un perfecto entendedor del sistema federativo. Un personaje elegante (regenta un comercio de moda de caballero), educado en las formas y capaz de generar consensos, pero que es un lugarteniente destacado de Luis Rubiales.
Establecimientos de vestidos de novia, cafetería...
Aunque jugó al fútbol en la cantera del Cacereño, es un amante declarado del fútbol sala, que le proporcionó un escenario más reducido para mostrar su calidad. Jugó en la máxima categoría con el Pescaderías Quico de Badajoz a finales de los 80 cuando no había unificación y se jugaban dos competiciones. Posteriormente, formó parte como directivo y miembro del cuerpo técnico del C.P. Cacereño en Tercera División y Segunda B. También fue vicepresidente del Cacereño Malpartida en Tercera y miembro del cuerpo técnico del C.P. Amanecer, logrando un histórico ascenso a la categoría de platino del fútbol español.
En paralelo, Pedro Rocha se convirtió en un próspero empresario que administra desde 1993 tres establecimientos de su propiedad. Una cafetería con pastelería, una tienda de vestidos de novia y otra de ropa de hombre. Aceptó el reto de ser el delegado provincial de Cáceres de la Federación Extremeña de Fútbol y empezó una meteórica carrera que le llevo a ser vicepresidente de la Federación Extremeña de Fútbol y presidente del Comité de Fútbol Sala en Extremadura desde 2008 a 2011. En apenas tres años se granjeó una merecida fama de gestor y alcanzó la presidencia en julio de 2013.
Declaró por delito de falsificación documental en un proceso electoral
Pedro Rocha afronta su tercera legislatura al frente de la Federación Extremeña de Fútbol, una trayectoria que, sin embargo, no supera los siete años de duración como consecuencia de los distintos parones ocasionados desde 2013 por la celebración de procesos electorales. El último llegó a durar 13 meses tras su primera convocatoria en 2020 con la pandemia de por medio. En abril de 2021, Pedro Rocha fue reelegido para dirigir el organismo territorial hasta 2024 tras vencer a la candidatura de Sancho Bejarano y Ventura Pozo en un proceso electoral que todavía tiene pendiente una querella admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz por presunta prevaricación.
En su desembarco en Las Rozas puso sus conocimientos como jugador, entrenador y dirigente en el Comité Nacional de Fútbol Sala como directivo. En octubre de 2017 fue nombrado por Juan Luis Larrea como presidente del Comité Nacional de Fútbol Sala sustituyendo al manchego Antonio Escribano. Un cargo que Luis Rubiales le respetó tras contar con su apoyo incondicional en las elecciones y ser proclamado presidente en mayo de 2018. Meses después, en septiembre, tuvo que prestar declaración ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz por un presunto delito de falsificación documental en un proceso electoral que le llevó al sillón que ahora ocupa y que le ha permitido ser el nuevo presidente de la RFEF.
Desde esa fecha, Pedro Rocha mantuvo un trato cordial y de colaboración mutua con la Liga Nacional de Fútbol Sala y su presidente Javier Lozano, pero cuando en octubre de 2019 Luis Rubiales decidió asumir la competencia plena de la organización de las competiciones oficiales de la Primera y Segunda División de fútbol sala asumió sin réplica la orden del presidente de la RFEF. En octubre de 2020 fue reemplazado por el andaluz Pablo Lozano incapaz de asumir las tensiones internas derivadas de aquella decisión que ha provocado una guerra en el fútbol sala.
Acto seguido, Rubiales le nombró vicepresidente económico respetando su status de barón de plena confianza y en 2022 asumió la presidencia de la Mutualidad de Futbolistas. Un territorialista fiel a los postulados del ya expresidente y que se convertirá en el máximo representante del fútbol español hasta la celebración de unas elecciones en 2024. En las últimas horas, Rocha ha perdido gran parte de su crédito entre sus homólogos territorialistas, que miran con recelo sus últimas actuaciones para convertirse en el nuevo presidente de la RFEF como una especie de sucesor designado. Todos los movimientos del cacereño serán escrutados con lupa pero nadie duda de su actitud colaboracionista con el círculo más íntimo de Rubiales, que pretende atrincherarse en Las Rozas hasta la celebración de las elecciones a lo largo de 2024.