CARABAO CUP | MANCHESTER UNITED 2 - NEWCASTLE 0

El Manchester United vuelve a ganar: primer título desde 2017

Los de Ten Hag se impusieron por 2-0 al Newcastle en la Copa de la Liga. Casemiro marcó el primero de cabeza.

Casemiro, goleador en la final./REUTERS
Casemiro, goleador en la final. REUTERS
Álvaro de Grado

Álvaro de Grado

La era de Erik Ten Hag ha comenzado con un título: el Manchester United ha ganado la final de la Copa de la Liga al imponerse por 2-0 al Newcastle en Wembley.

Los diablos rojos no tocaban metal desde el año 2017, con Mourinho en el banquillo, cuando lograron un triplete con la Europa League, la Copa de la Liga y la Community Shield. Entre medias, seis años de dudas, altibajos y varios proyectos hasta que Ten Hag, llegado el pasado verano desde el Ajax, ha devuelto los trofeos al club.

El Manchester United cierra el torneo con un título, pero sigue vivo en todas las competiciones donde empezó: lejos pero con opciones en la Premier League -a ocho puntos del Arsenal-, en los octavos de final de la Europa League y vivo en la FA Cup.

En Wembley dejaron una actuación muy sólida, como la mayoría durante gran parte de la temporada, adelantándose primero y evitando cualquier tipo de problemas después. La de esta temporada es su quinta Copa de la Liga de la historia.

El primer gol de la final lo marcó Casemiro rematando de cabeza un córner. El brasileño, que fue nombrado MVP de la final, es el futbolista que más gana de la plantilla y se comporta y rinde como tal: su actuación volvió a ser clave, tanto en ataque (gol) como en defensa, con constantes cortes y coberturas, para que el Manchester United llegara tranquilo a los últimos minutos. Un dato como muestra: Casemiro ha ganado sus últimas nueve finales: cuatro de la Champions, tres del Mundial de Clubes, una Copa del Rey y la Copa de la Liga.

Al borde del descanso, Rashford marcó el segundo y definitivo tanto, aunque el gol se le otorgó a Botman en propia puerta.

El Newcastle, por su parte, continúa con su gafe en Wembley: ha perdido sus últimos nueve partidos en el estadio, una racha que comenzó en 1974, la peor de cualquier equipo que haya pisado ese césped. Con Karius en la portería -tanto Pope como Dubravka no podían ser elegidos-, las urracas no pudieron hacer frente a su rival. Una de las ocasiones más claras, en las botas de Saint-Maximin, la salvó De Gea.