MANCHESTER UNITED

Del éxtasis al vestuario… la regla que dejó fuera a Amad Diallo "nació" en Old Trafford

El joven costamarfileño se quitó la camiseta en la celebración y vio su segunda amarilla, por lo que fue expulsado.

Amad Diallo pide perdón por su expulsión. /AFP
Amad Diallo pide perdón por su expulsión. AFP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

El fútbol y sus situaciones límite nos hacen gozar de momentos únicos como el de ayer en Old Trafford. Y sus posteriores momentos surrealistas. Pudimos ver cómo un joven Amad Diallo, que hasta entonces había disfrutado de 17 escasos minutos en FA Cup (y todas las competiciones) esta temporada, se convertía en el héroe del Manchester United. En el minuto 121 y para inclinar el 3-3 del lado local y confirmar el pase a las semifinales del torneo. Todo un sueño para el chico.

A veces, la euforia dirige nuestras acciones, como seres humanos que somos. Diallo, que a sus 21 años vivió su primera gran noche con el escudo mancuniano al pecho, se dejó llevar por el éxtasis de un estadio que difícilmente verá gestas mayores esta temporada. Fue la mejor manera de ganar un 'clásico inglés'. Y al costamarfileño, que tampoco esperaba ser el factor diferencial de la tarde, se le olvidó todo. Incluso que ya estaba amonestado. Cinco minutos antes de convertirse en absoluto protagonista había visto la tarjeta amarilla, y en el fervor de la celebración del gol, se quitó la camiseta, lo que le costó la segunda cartulina y la expulsión. Diallo se dirigió a la grada pidiendo perdón por dejar al equipo con diez a falta de pocas jugadas para el final y todo arreglado. Cómo no iban a perdonar al hombre del día.

Es algo a lo que ya estamos acostumbrados. No a esos lapsus, que también. Ya lo vimos con el gol en el descuento de Aboubakar en el Mundial de 2022, el que le dio una histórica victoria a Camerún frente a Brasil. A lo que sí estamos acostumbrados es a ver cómo los futbolistas, a sabiendas de la sanción que acarrea, se despojan de su elástica para mostrar algún mensaje, dedicatoria… o músculo. Lo que no todos saben es la procedencia de la medida que los árbitros toman desde hace apenas 20 años.

La 'oficialidad' y el mito detrás del castigo

La versión oficial de la FIFA dice algo muy distinto a lo que la leyenda popular cuenta. La norma (exactamente la número 12 en el reglamento) se agregó en el año 2004. Las razones las explicó el francés Jerome Valcke, quien pertenecía al área publicitaria de la FIFA, y alegaba que al momento de enfocar a un futbolista cuando este celebraba un gol, lo ideal era que se pudieran ver todas las publicidades y señas identificativas de los clubes. Era un gesto innecesario y perjudicial para las empresas que ponían (y ponen) importantes cantidades de dinero. La explicación convenció al entonces presidente Joseph Blatter, que la aplicó en la normativa. Desde entonces, se sanciona con tarjeta amarilla a todos los futbolistas que se despojan de su camiseta o se la levantan por encima del cuello para mostrar algún mensaje.

Aunque detrás de estas razones 'legales' hay un detonante que tiene un punto en común con el episodio de ayer. La anécdota data del 2 de noviembre del año 2002. Mismo escenario, el Teatro de los Sueños. En un Manchester United-Southampton de Premier League, el empate (1-1) reinaba en el marcador cuando el uruguayo Diego Forlán se inventó un zapatazo en el minuto 85 que dejaba la victoria casi asegurada para los locales. Su celebración: camiseta a la grada y locura en Old Trafford.

El problema llegó cuando esa camiseta no volvió a su dueño. Y claro, el juego tenía que reanudarse. 'Cachavacha' no recuperó la elástica que había perdido fruto de su euforia, y cuando se acercó al banquillo en busca de que el utillero lo socorriese, no encontró la ayuda que necesitaba. No tenía camiseta de repuesto. Esto obligó a que Forlán jugara los siguientes minutos desnudo de cintura para arriba. Le dio tiempo hasta a ejercer en labores defensivas y recuperar un balón, para después correr al banquillo a vestirse nuevamente. Esto, lógicamente, no gustó a la organización mundial, y hoy en día es imposible de ver. Ese incidente colmó el vaso de una FIFA que ya estaba cansada de ver repetirse la imagen en los campos.

Lo que aún no es seguro del todo es por qué la FIFA tardó más de un año en introducir la norma desde que Forlán protagonizara una escena tan mítica del fútbol inglés. Probablemente, los 14 meses que separan el episodio y la confirmación de la regla se deban a procesos formales de escritura y aprobación de las normas que debe respetar el organismo para que estas entren en vigor. Pero es más bonito pensar que la locura que desató un gol provocó una revolución en el fútbol, y no únicamente los argumentos empresariales que tengan que ver con la publicidad de una camiseta entre las 22 que pueden verse en el césped.