Los diez goles que le faltan a Haaland desencadenan un debate sobre su estado en el City

El resumen es el siguiente: al Erling Haaland de esta temporada con el de la anterior lo diferencian diez goles. Ocho menos en Premier League y cuatro en Champions. En contrapeso, ha anotado dos más en FA Cup, gracias a su inolvidable actuación en Kenilworth Road para que el Manchester City destrozara al Luton Town con un repóker y un 2-6 final. La explicación a ese bajón, si se puede llamar así, es algo más extensa y la base de la razón principal solo la tiene el noruego. Pero, en parte, afirmar que Haaland no es el mismo es algo injusto.

Los números dicen que faltan diez tantos y las cuentas no cuadran. La comparación es odiosa teniendo en cuenta que en su temporada como rookie en las islas pulverizó todos los récords habidos. 52 goles en 53 partidos en todos los torneos que disputó fue la marca final en la que se plantó en su primera temporada en el Etihad Stadium. Un listón difícil (casi imposible) de igualar o superar. Pero al fin y al cabo, su listón, el que ahora lo pone en el ojo de la crítica.

Ni siquiera Leo Messi o Cristiano Ronaldo fueron perfectos, y mucho menos iba a serlo el nórdico. Fallos en situaciones de gol cantado ha tenido ya varias esta temporada. Acciones con todo favor, incluso con la portería desnuda, y en las que el balón no terminó besando las mallas. Inexplicables en el momento, pero perdonables a sabiendas de que al final del día Haaland se acuesta con una apreciable media de goles en cada encuentro. Son 26 tantos y nueve asistencias en 35 partidos en el presente curso.

Se dice pronto, y así de rápido se critica también cuando la expectativa es tan alta. Y a la mínima que ocurre un partido como el del pasado domingo en el Etihad Stadium (0-0 en el recibimiento al Arsenal en plena lucha por el título que aún ostentan), su figura está en el ojo del huracán.

La noticia de la semana en Inglaterra es el ataque sin censura de Roy Keane al delantero. El irlandés es un habitual en las televisiones británicas, y al igual que otros exfutbolistas como Jamie Carragher o Rio Ferdinand acostumbra a dejar titulares. "El nivel de su juego en general es muy pobre, y no solo hoy. En términos de goles, es el mejor del mundo, pero su juego general es muy pobre. Es casi como un jugador de League Two (cuarta categoría del fútbol inglés)".

El nuevo disparo del que fuera centrocampista del Manchester United tiene una historia detrás. El padre de Erling, Alf-Inge, lesionó de gravedad en 1997 a Keane, y este se vengó truncando la carrera del por entonces también jugador del lado sky blue de la ciudad, chocando sus tacos con la rodilla del padre, una escena mítica de la liga británica. Por eso, es probable que el ataque sea por una cuestión personal. Un segundo ajuste de cuentas.

Aún así, el discurso del irlandés esconde su resignación al poderío goleador del nórdico. Su única vía de ataque es todo lo que está detrás de su acierto de cara a puerta: su calidad de espaldas a la portería y su incidencia cuando está fuera del área. Algo que a Pep Guardiola parece no importarle: "La razón por la que creamos menos ocasiones no es por él. Es porque nos presencia con más futbolistas en el último tercio".

El candado del Arsenal de Arteta justifica su respuesta a Keane. De hecho, el domingo Haaland solo optó cuatro veces al gol y ninguna de ellas con comodidad. Y aún así, para su entrenador es "excepcional, el mejor delantero del mundo".

La bala del comentarista irlandés también le valió al catalán para disparar de vuelta, estableciendo una comparación. Para Pep, decir que Haaland es un futbolista de cuarta categoría es como decir que Roy Keane es "entrenador de segunda o tercera categoría". Entrenó a Sunderland e Ipswich Town en Championship (segunda inglesa), por lo que algo de razón tiene.

El "la memoria desaparece rápido" con el que Guardiola finalizó su respuesta en rueda de prensa justifica su criterio. Y es que Haaland no llegó a Manchester para ser un creador de juego, sino un rematador. Llegó para ser la pieza que faltaba del puzzle, para ayudar a lograr "todo lo que conseguimos la temporada pasada", en palabras de Pep. Y aunque este año falten nueve goles que sí había en el saco a estas alturas, no se puede subestimar la capacidad goleadora que hasta sus mayores detractores saben reconocer.