Ángel López: "Ni a mi peor enemigo le hubiera deseado que le pasara lo que nos pasó a nosotros ese año"
El exinternacional rememora en el décimo aniversario del 'Cordobazo' cómo vivió el "no ascenso" que le llevó a plantearse el dejar de jugar al fútbol.

En la vida se tiende a no recordar los malos momentos, en muchas ocasiones se intenta poder llegar a olvidarlos. El duro golpe que se llevó la Unión Deportiva Las Palmas es un ejemplo de ello, Ángel López reconoce a Relevo no haber visto ni una sola imagen de aquella fatídica tarde que dio que hablar a todo el mundo del fútbol, "No, no he visto nada, no lo quise ver la verdad, me preguntas cómo fue el gol y sé que fue un balón largo y no sé qué más pasó".
Ese balón en largo dio al Córdoba, séptimo clasificado de esa temporada, el ascenso a Primera tras una final de Playoffs que el conjunto insular tenía bastante dominada y en la que pudo sentenciar hasta que la interrupción ocasionada por parte de la afición amarilla cambió el devenir del partido.
A falta de poco más de un minuto Sánchez Martínez el colegiado de ese partido se vio obligado a parar el encuentro ante el acercamiento de los aficionados al terreno de juego. "Sí, es verdad que cuando se para el partido, hay un antes y un después en esa eliminatoria", Ángel, titular en aquel partido, saca conclusiones de lo que para él desencadenó el ascenso del Córdoba. "Quizás faltó alguien, alguien del banquillo que nos reuniera a todos para mantener la atención en el partido, no fue así, recuerdo verme, por un lado, sacando gente y otros compañeros, por otro lado, haciendo lo propio. En cambio, el 'Chapi' Ferrer, el entrenador del Córdoba en aquel año, llama a todos sus jugadores a reunirse, tienen un tiempo muerto en el que hablan, les da ese aliento que en otro tipo de partido es imposible porque no tienes ese tiempo muerto como tienes en el baloncesto". "Eso al final fue lo que pasó, nosotros nos fuimos del partido en todos los sentidos porque el gol que nos meten te pones a analizarlo y hubo fallos que tú te dices '¿cómo puede pasar eso?'".
Muchos son los que atribuyen el no ascenso de Las Palmas a los que saltaron al campo, pero Ángel se muestra contrario a ese pensamiento. "La afición nos despistó, pero no es excusa. Nosotros somos profesionales, tuvimos que haber sido profesionales en ese momento. Con que uno nos hubiese juntado a todos, para comentar cómo teníamos que haber afrontado esos últimos minutos y en ese momento teníamos muchos de nosotros la experiencia para hacerlo, pero quizás esa situación, ese contexto de partido nunca lo habíamos vivido, fue jodido".
La gestión de las emociones y la presión juegan un papel fundamental para obtener resultados positivos en una eliminatoria como esa. Como apunta Ángel, "en el fútbol cuando las cosas van bien, vas sobrado de confianza, pero cuando hay una situación límite, ahí realmente se ven los jugadores". "Se ve en esa jugada el portero nuestro en un partido normal, un balón aéreo de 60 metros sales, vas arriba, la atajas y se acaba el partido, pero ese miedo, esa presión a fallar, a no tener la situación controlada te lleva a tomar decisiones equivocadas". "Son partidos como el del Zaragoza (final de la promoción de ascenso de la temporada siguiente) en el que yo me veo 95 minutos corrigiendo y animando a compañeros que en esa situación de presión estaban idos del partido" "Ese tipo de situaciones son difíciles de controlar y no todo el mundo lo lleva bien".
¿Cómo se vivió en el vestuario?
"Estábamos destrozados, ese vestuario ese día era un cementerio, no me paraba de cuestionar cómo nos podía pasar a nosotros", "para nosotros fue un batacazo de los más grandes que me he podido llevar incluso a veces hay descensos que es algo duro, pero durante el año lo ves venir, pero esta no te las esperas porque lo tenías en la mano y ya estabas casi celebrándolo", "hubiese sido perfecto ascender el primer año de vuelta con el equipo de tu tierra, pero recuerdo que al terminar el partido todos llorábamos, yo estaba desesperado, me costó mucho volver a decir que quería estar otro año en Las Palmas, venía a disfrutar y a hacer disfrutar a la gente y no a sufrir como pasó en ese partido". "Ni a mi peor enemigo le hubiera deseado que le pasara lo que nos pasó a nosotros ese año".
¿Es el momento más duro de tu carrera?
"A veces tienes lesiones, pero por el momento, por ver a tanta gente desesperada, gente que se lleva tanta tristeza, sí, entre otras cosas porque no sabes cuándo va a ser la próxima vez que vas a tener una oportunidad de ascender a primera, lo teníamos tan cerca que sufres demasiado". "Yo me lesiono y me pierdo una Eurocopa que luego encima es una Eurocopa que se gana, la del 2008, muchas veces te pierdes cosas, finales por una lesión o estar expulsado, pero esto es más fuerte", "lo noté porque me lo comentaban los aficionados, no solo de Las Palmas sino de todo el fútbol que no se explicaban cómo a nosotros nos pudo pasar eso", "ahí está la grandeza, pero también la dureza del fútbol que en 30 segundos se te va todo un año de trabajo".
¿Cómo pasas ese verano, cómo se levantó el ánimo para ascender al año siguiente?
"Recuerdo que me llamó el presidente 12/15 días después de lo sucedido, estaba de vacaciones y me dijo 'esto hay que levantarlo, no vamos a esperar que venga nadie a levantarnos, ya hemos llorado todo lo que hemos tenido que llorar', la primera respuesta que le di fue que no quería jugar más que lo había pasado muy mal, me sentía culpable porque había vuelto para ascender al equipo y le habíamos fallado a la afición". "La gente pensaba que veníamos a retirarnos aquí, pero no, en mi caso seguía teniendo tanto ofertas en España como en el extranjero". "Fue complicado, porque al final te tienes que plantear que no quieres sufrir, porque no te fallas a ti mismo, le estás fallando a tu gente, pero ese verano el presidente hace un buen trabajo, renovando gente, trayendo buenos jugadores, un proyecto ilusionante reforzando donde habíamos fallado el año pasado. Y, poco a poco, nos fuimos convenciendo, quizás ese golpe nos hizo más duros, en la pretemporada nos unimos muchísimo, muchísimo al final todos habíamos sufrido muchísimo, nos conocíamos de muchos años, pero no nos conocíamos quizás en ese lado profundo y sentimental de vernos sufrir tanto todos juntos, empezamos muy bien esa siguiente temporada".
Esa siguiente temporada la Unión Deportiva consiguió el ascenso con un gol de Sergio Araujo prácticamente en la misma porción de campo en la que 364 días antes Ulises Dávila arrebató con su gol el ascenso al conjunto amarillo. Consiguieron ese día liberarse del duro golpe del no ascenso y evidenciaron la resiliencia con la que habían afrontado esa siguiente temporada.