Luz al final del túnel para Noel: lesión peligrosa, recaída… y la confianza del Real Madrid

El fichaje de Noel López (19 años) por el Real Madrid generó un gran revuelo este verano. El niño bonito de Riazor, la gran promesa del Deportivo, se vio forzado a tomar una decisión difícil recién cumplida la mayoría de edad: continuar su crecimiento en casa o volar hacia una de las mejores canteras del mundo. Dudó hasta el último momento... pero optó por firmar por los blancos para reforzar al Castilla de Raúl. Y sus primeros pasos en La Fábrica resultaron más que positivos.

A pesar de la fuerte competencia, el gallego fue de menos a más y cuajó su mejor partido en la jornada 5: el filial pasó por encima del Badajoz (3-1) y Noel brilló. Su juego de 9 asociativo y de enorme calidad técnica comenzaba a aflorar, pero entonces el infortunio se cruzó en su camino y le sumergió en un calvario del que ha tardado más de cuatro meses en salir.

El delantero iba a ser titular en el siguiente encuentro, ante el Alcorcón (2 de octubre), pero en el último entrenamiento antes del partido sufrió una rotura fibrilar... de la forma más inesperada posible: tirando un penalti. Notó el dolor de inmediato y fue sometido a pruebas que revelaron que sufría una lesión fuerte en una zona peligrosa, muy cerca del tendón. El Madrid le cuidó con mimo y decidió, conjuntamente con el jugador, no correr ningún tipo de riesgo en la recuperación.

Después de dos meses y medio en la enfermería, y cuando estaba a punto de reaparecer, la mala fortuna volvió a frenarle: se rompió dando un pase en otro entrenamiento. Esta vez la lesión no fue de tanta gravedad y se produjo en una zona diferente del músculo, pero los precedentes invitaban a volver a tomárselo con calma. Y así fue. Noel empezó a entrenarse con el grupo antes de Navidad, pero no volvió a una convocatoria hasta el 29 de enero (la visita al Pontevedra) y a tener minutos hasta el 5 de febrero (el último choque ante el Alcorcón).

El de Silleda regresó directamente al once el pasado fin de semana en un partido de máxima exigencia. Las bajas de Álvaro Rodríguez (en el Sudamericano Sub-20) e Iker Bravo (lesionado) le abrieron las puertas del once, y no desaprovechó la oportunidad. Su primera parte fue de sobresaliente: apareció por todas las zonas del frente de ataque, participó en las descargas, se atrevió a encarar... y hasta sufrió un más que posible penalti de Babin que el colegiado no señaló.

Su actuación ante los alfareros sirvió para confirmar que ya ha dejado atrás sus problemas físicos y que está listo para ser importante en este tramo final de temporada. Los que le conocen cuentan que lo ha pasado mal durante estos meses, en un club y en una ciudad nueva, pero todo lo negativo ya ha quedado atrás. En el club (le firmaron hasta 2026) sigue existiendo una confianza total en su nivel y en su evolución. Salvo sorpresa mayúscula, este sábado volverá a salir de inicio en el duelo frente al Córdoba (19:00) con la intención de ganarse un hueco definitivo en el once. Su viacrucis queda atrás... y ahora solo quiere volver a disfrutar.