ENTREVISTA | BASTI

El jugador con el récord de ascensos en España es gitano: "Fue Juanito quien me fichó para el Málaga, ¡no le importó que tuviera rotos la tibia y el peroné!"

Basti recibe a Relevo en La Rosaleda antes de que 'su' Málaga se juegue en Tarragona subir a Segunda.

Sergio Gómez
Sergio Cerqueira

Sergio Gómez y Sergio Cerqueira

Málaga.- Apareció siendo un adolescente, se convirtió en ídolo a golpe de goles y ahora ríe y llora al Málaga desde su condición de leyenda. Para Sebastián Fernández Reyes, Basti, el fútbol es el regreso diario a la infancia. Tal vez sea esa la razón por la que, a pesar de presumir de 49 años, no es capaz de despegarse de un rostro de niño inquieto. Su piel aceitunada revela un origen gitano que luce con orgullo y su prosodia le envuelve en un manto de bondad y humildad poco común en los ídolos. Sin quererlo, es un profeta de aquello que acuñó Pedro Salinas: "La vida es lo que tú tocas".

Basti recibe a Relevo a las puertas de La Rosaleda y se manifiesta terrenal, sin girar la cara ante las duras y agradeciendo las maduras: el polvo de El Palo donde absorbió la esencia barrial; el día en el que le rebautizaron con un apodo que pasó a ser su DNI; cuando Juanito le fichó para el Málaga a pesar de tener rota la tibia y el peroné; el sufrimiento por ver desaparecer 'su' Málaga; el esfuerzo por contribuir a su renacimiento; la llamada de Ben Barek para su debut en el primer equipo; los goles [es el máximo realizador del Málaga CF, con 57]; las subidas, hasta convertirse en el jugador con el récord de ascensos en España; y las bajadas, porque no es fácil la reinvención cuando la naturaleza gana el partido y uno se ve obligado a dejar de hacer lo que sabe…

Un jugador de trayectoria difícil de imitar. Delantero del Málaga en la peor época posible, salió del club blanquiazul cuando tocó el cielo en Primera en busca de foco y en Albacete le acogieron como a alguien nacido entre viñedos y Miguelitos. Se ganó al personal con sus goles y su carisma hasta el punto de que en La Mancha se creó una peña con su nombre. Después, jugó en Xerez, Ceuta, San Fernando y, cuando la retirada ya le cargaba los músculos, eligió El Palo para cerrar el círculo. Un descenso de Primera a los campos de tierra en el que sólo supo subir. Ahora, desde su cargo en la Fundación del club blanquiazul reza por igual a la Virgen del Carmen y al Cautivo para que el Málaga compre este sábado ante el Nàstic (20:30 horas) el billete de retorno a Segunda División.

¿Cuánto darías por enfrentarte al Nàstic?

Todo lo que tengo. Lo daría todo por contribuir y vivir el ambiente del viaje, la llegada al campo, estar en el vestuario, en ese estadio que estará lleno… Un partido donde te juegas el ascenso siempre es emocionante. Con muchísimas ganas de que empiece ya. Vamos con un 2-1, sabemos que será complicado, pero viajamos con mucha moral y ganas. Yo no voy a poder ir. Curiosamente, ese día celebro mi cumpleaños y quiero festejar el ascenso. Si subimos me tiro al agua, que me da pánico: ¡yo soy de secano, no sé nadar! La gente está entusiasmada.

"Si el Málaga sube a Segunda, lo celebro tirándome al agua. ¡Y no sé nadar! La gente en la ciudad está entusiasmada"

En la ida, La Rosaleda lució vestido de Champions.

Fue un ambiente… ¡Más que en Champions! Cuando más lo necesita el equipo, la gente de Málaga siempre está ahí. En ese momento complicado que tuvimos al bajar de división fue cuando hubo mayor afluencia de público, los colegios están volcados, por la calle todos van con la camiseta del Málaga… Y luego el partido fue una locura. Me encantó. Jugamos muy bien, me gustó mucho cómo planteó el míster [Sergio Pellicer] el partido. Y luego Roberto, que hizo un doblete.

Todos le miran por su partido de ida y por su demarcación. Al final, el delantero tiene en sus botas más opciones de dar una alegría. ¿Le das consejos?

Yo le digo 'Roberto, mete todos los goles posibles a ver si me puedes quitar el récord' (risas). Hablo mucho con él. Es un niño maravilloso. Lo que está haciendo hasta ahora... Trabaja, lucha, lo da todo, incansable. Y luego tiene gol. Muchos delanteros tienen gol y a lo mejor no trabajan, pero él lo tiene todo. Reúne muchas cualidades de presión, anticipación, remate, te oxigena el juego. Es muy completo.

¿Más que tú?

Mucho más que yo, por supuesto. Puede jugar en Primera, es un delantero muy top. Además, el fútbol ha cambiado desde cuando yo estaba o cuando empecé.

Vayamos precisamente al inicio de todo. Cuando aún eras Sebastián Fernández. Naciste en El Palo a mediados de los setenta. ¿Cómo era el barrio en aquella época?

Yo me crie en el barrio de las Cuevas de El Palo, de ahí no salía prácticamente. Mi madre era muy protectora, no quería que fuera al campo de fútbol. Parecía que estaba lejos y estaba a tres minutos de casa. No porque fuera peligroso ni nada. Era un barrio marinero, de gente muy humilde, muy bonito. Tenemos montaña, playa. Es uno de los barrios más grandes de Málaga, en torno a unos 60.000 habitantes.

Basti, en las playas de El Palo.  FERNANDO GONZÁLEZ
Basti, en las playas de El Palo. FERNANDO GONZÁLEZ

Quien lo conozca, pronto percibe que es casi como una república independiente.

Así nos identificamos. A lo mejor tú vas de viaje y si te preguntan de dónde eres, tú dices de El Palo. Después le explico que está en Málaga. Los paleños somos muy del Palo.

¿Cómo recuerdas tu infancia en el barrio?

Jugábamos ahí, en la carretera. Fue entonces cuando mis amigos me dijeron 'Basti, ¿por qué no vamos a El Palo a jugar?'. Y nos apuntamos al centro de deportes.

¿A qué se dedicaba tu familia?

Mi padre era peón de albañil y mi madre, ama de casa. Y luego mi hermano, que también jugó en El Palo, siempre ha estado en el tema de hacer chimeneas, las fraguas antiguas. Es muy de gitanos eso. Mi hermano empezó ahí y se convirtió en un tío importante en ese tema, exportó a otros países…

Basti reflexiona sobre cómo le influyó el ser gitanoRELEVO

¿Eres gitano de padre y madre?

Sí. Por los dos lados. Súper contento y orgulloso de serlo. La verdad es que soy el único gitano de España que no sabe ni cantar ni bailar. No tengo mucho arte (risas). Mis hermanos, mis sobrinos, la familia en general sí que lo tiene: el que no toca la caja, baila; el que no baila, pues toca la guitarra. Hay una anécdota muy buena. Mi hermano Manuel, uno de los mayores, siempre me daba la cámara en las bodas, los bautizos, las navidades. 'Basti, tú grabas muy bien. Tú coge la cámara', me decía. Y un día, ya mosqueado, le digo: 'Manuel, ¿por qué siempre me das a mí la cámara?'. Y me suelta: 'Basti, es que tú cuando tocas las palmas rompes el compás. No sabía cómo decírtelo' (risas). Muy orgulloso de ser gitano.

"Soy gitano de padre y madre y muy orgulloso de serlo. En los campos de fútbol todo el mundo se ha portado de diez conmigo. Pero que no haya vivido insultos no significa que no los haya. Hay que cortarlo ya"

¿Cuántas dificultades sociales o en el fútbol te has encontrado por el hecho de serlo?

Gracias a Dios, nunca me he topado con nada. Siempre, todos los compañeros, la afición o las aficiones rivales se han portado conmigo de diez. Incluso jugando en El Palo. Cero problemas, al revés. Me llaman gitano en plan guay, ¿no? En Albacete me llamaban gitano de La Mancha. Era un orgullo. La gente lo veía con normalidad y nunca tuve ninguna dificultad.

Los campos se han convertido en un lugar donde el menosprecio, lamentablemente, es frecuente. El racismo, la xenofobia… Quique Sánchez Flores, por ejemplo, denunció esta temporada que le llamaban gitano de forma despectiva.

Eso se tiene que cortar. Sea por religión, raza o sea por lo que sea, no se puede insultar o recriminar nada a nadie. A Quique lo apoyo. Yo no he vivido nada de eso, pero no quiere decir que no vea lo que hay. De una vez por todas debe cortarse esto, que es violencia también.

¿Cómo llegaste a hacer del fútbol tu profesión? Porque lo tuyo fue un 'boom'.

Lo mío fue muy rápido. Llegué a El Palo en Benjamines, luego Alevines y cuando tenía 15 años se celebraron los campeonatos de Andalucía. Yo siempre fui delantero y me convocaron con la selección malagueña. Entonces, Juan Gómez, Juanito, era secretario técnico del Málaga. Un día se acercó y me dijo que sí quería jugar allí. Yo, emocionado, le dije que sí, por supuesto. Bueno, pues a la semana siguiente de decirme eso me rompieron la tibia y el peroné. Y a Juanito eso no le importó, dijo que para adelante, que el fichaje seguía, que me recuperara en el, entonces, Club Deportivo Málaga. Así lo hice. Comprenderás que para mí Juan…

Lo veneras.

Sí, para mí fue muy influyente en mi vida. Aparte ya como jugador sabemos todo lo que fue, en el Madrid, en la Selección. Para mí era un referente antes de aquella conversación. Y después, imagínate. Que él se acercara y me dijera que fichara por el Málaga a pesar de la lesión tan grave que sufrí… Confiaba mucho en mí. De hecho, hubo una entrevista muy bonita que le hicieron y dijo algo así como que "A Basti parece que le han tocado con una varita, mete goles en todas las categorías". Yo le llevo siempre encima.

Los inicios de Basti y la aparición de JuanitoRELEVO

¿Cómo?

Le llevo en mi cartera, tengo una foto de Juan Gómez, Juanito, siempre en mi cartera. Marcó mi carrera. Luego, todo fue muy rápido. Yo ya con 16 años estaba en los Juveniles. Jugué el primer año, después el segundo disputé nueve partidos en el CD Málaga y ya me subieron al filial, en la segunda vuelta, con Pepe Sánchez. Después, ese año también quedo campeón de España con la selección andaluza. Ganamos 3-0 a Castilla-La Mancha. Jugamos el último encuentro en el Santiago Bernabéu, porque antiguamente se disputaba antes de la final de la Copa del Rey. Entonces, imagínate. Yo ahí, 1991, con 16 años, jugando en la selección de Andalucía y en el Bernabéu antes de un Atlético-Mallorca de Copa. Marqué dos goles y ganamos. Y bueno, después de eso, Ben Barek me dice que haga ya la pretemporada con el primer equipo del Málaga. Él fue quien me subió definitivamente al CD Málaga.

¿Cómo recuerdas tu debut?

Me acuerdo que no tenía ni traje. Nada. ¡Yo tenía 16 años! Era septiembre de 1991. Fue muy emocionante. Debutar con el Málaga, en Escobedo (Cantabria), en Copa. Ganamos 0-1 y metí el gol. Todos los jugadores se metían mucho conmigo. Yo llevaba el chándal del Málaga y poco más. Paco Martín Aguilar, uno de los directivos, prometió: "Os metéis mucho con el chaval, pues con el primer gol que meta le compro un traje". Y yo dije "pues tengo que marcar un gol como sea" (risas). Fue ese gol contra el Escobedo. Y nada, después fuimos a jugar contra el Eibar pero antes acudimos a San Mamés, a ver un Athletic-Real Madrid de Liga. Paco me llevó a El Corte Inglés y me compró el traje, los zapatos, la corbata, la camisa, todo. Lo tengo en mi casa todavía. Pero ni con el traje se olvidaron de hacerme trastadas. Antes del partido en San Mamés me dijeron: "Ahora ya que tienes el uniforme, póntelo que vamos a ir a La Catedral a ver un Athletic-Real Madrid". Me pongo el traje, todo, y cuando llego al autobús ellos van en chanclas. Todo lo contrario. Así que fui a La Catedral con mi traje y mi corbata. Parecía un directivo más. Así fue mi debut.

Tan joven ves la cara amable del fútbol. Pero poco después, vives el otro lado. Los problemas económicos, el fútbol menos galáctico. El CD Málaga desaparece, empieza el Atlético Malagueño, se le cambia de nombre años después al Málaga Club de Fútbol… ¿Cómo recuerdas ese bofetón para un chico que está empezando en este negocio?

Mi vida no fue tanto un tobogán pero subía y bajaba. Debuté en la 91/92 en el primer equipo y uno está ilusionado. Pero en ese mismo año el CD Málaga desaparece. Por impagos y cuestiones económicas se le desciende a Tercera. Allí la deuda era inviable. Se decide empezar de cero con el que era el filial, el Atlético Madrileño, que ya estaba, por así decirlo, independizado. En Tercera. Fue muy duro para la ciudad. Yo tuve ofertas para marcharme. Decidí quedarme, por supuesto. Con el Atlético Madrileño, con gente muy joven, directivos buenos, una afición y unas instituciones comprometidas, estuvimos dos temporadas [con ascenso incluido], después de las cuales se constituyó el Málaga CF, que fue el nombre que la afición votó. Yo me quedé y empezamos en campos de tierra. Después ya vinieron los ascensos a Segunda B, a Segunda y a Primera. Fue algo maravilloso llegar desde abajo hasta la cima, el Bernabéu o el Camp Nou.

Basti en el Málaga de los ascensosRELEVO

¿Algún jugador más se quedó cuando sobrevino la crisis?

Fui el único en empezar desde abajo y llegar hasta Primera.

He leído algunas declaraciones tuyas que me sorprendieron. ¿Por qué tu ascenso más especial es el de Segunda B a Segunda y no el de Segunda a Primera?

Porque fue algo maravilloso. Quedamos campeones de Liga, pero claro, en esa época no subíamos directamente y teníamos que enfrentarnos a cuatro equipos. Nos tocó el Beasaín; el Talavera, que recuerdo que le entrenaba Gregorio Manzano; y el Terrassa. Fue muy especial porque en Terrassa perdimos 3-0 y aquí ganamos 4-1. Estaba el campo lleno, lleno. Fue muy emocionante, bonito. Llegábamos al fútbol profesional. Recuerdo Las Tres Gracias, que es una fuente que hay en el centro de la ciudad. Había un montón de gente, el ayuntamiento... Hay una foto muy chiquitita, aérea, en la que se ve nuestros autobuses y los aficionados subidos en lo alto de los autobuses. Fue una pasada, maravilloso. Después protagonizamos el ascenso a Primera, pero este fue tremendo.

Basti, entrenándose con Movilla.  MALAGACF
Basti, entrenándose con Movilla. MALAGACF

¿Qué equipo teníais por aquel entonces?

El entrenador era Ismael Díaz. El Málaga hizo una cosa muy buena, con Federico Beltrán y Fernando Puche al frente. Confiaron mucho en el bloque. Estaba ya Sandro, que había debutado en el Real Madrid; Movilla; Roteta; Larrainzar. Creo que desde Segunda B a Primera debutamos en torno a diez jugadores, la mayoría de la base, se puede decir que éramos de Segunda B. Y eso fue un éxito total. Ahí fui Pichichi. Después vinieron Rufete, De los Santos, Catanha, Dely Valdés ya en Primera, Darío Silva...

¿Cómo se vivió en ese vestuario con gente de abajo que comenzaran a venir jugadores con tanta experiencia y que ya habían estado en la elite?

Se acoplaban un poco a lo que teníamos. Después nosotros éramos una gran familia. Incluso nosotros les buscábamos casas cuando venían, para que las familias estuvieran cómodas. Les llevábamos a restaurantes a El Palo, a comer. Una familia. Ese fue el éxito del Málaga.

Málaga es una ciudad con el fútbol muy enraizado. Después de años de angustias, ¿qué se palpaba cuando se veía que el equipo podía volver al profesionalismo, a Segunda?

Mucha presión y ahí el entrenador Ismael Díaz jugó un buen papel.

¿Qué hizo?

Él ya era muy peculiar. Yo digo que era el Guardiola de la época. Era muy moderno, nos explicaba mucho el tema táctico, tanto dentro como fuera del campo. Yo recuerdo que invitó a las novias y a las mujeres a una merienda antes de jugar la liguilla de ascenso. Aquí en La Rosaleda. Les mostró las taquillas donde nosotros nos vestíamos, el vestuario… Y en esa merienda les dijo que en esos días podrían notar que íbamos a estar más nerviosos de la cuenta, que nos apoyaran, que estuvieran con nosotros, que era un momento muy complicado.

Después ibas a vivir muchos ascensos, de hecho tienes el récord en España, pero ese era el primero de campanillas. ¿Cómo recuerdas esas semanas de presión?

Mira, tú salías a La Rosaleda y los fondos eran de pie. Y no sé si había unos 45.000 espectadores. Salías y decías: "Es que tengo que correr sí o sí por estas personas". Nos estaban animando mucho. Como dije antes, en esa época yo era Pichichi. Lo fui tanto en Tercera como en ese instante, en Segunda B. Y sí, fue muy difícil. Vives momentos de mucha responsabilidad. Además, yo era de y del Málaga. A lo mejor ibas a comprar el pan, o al parque, o a pasear por tu barrio y te decían: "¡Basti, tenemos que ganar!". Constantemente. Entonces esa presión…

El paso del tiempo anima a las confesiones. ¿Tenías alguna técnica de relajación para sobrellevarla?

Conocí a un amigo mío que se llama Joaquín. Hablando con él sobre estos temas muchas veces me veía agobiado. Y un día me dice: "Mira, Basti, yo soy pintor. Y te vas a venir conmigo a pintar". Y fue una de las cosas más bonitas que he hecho. Pintar.

¿De brocha o de lienzo?

No, no, tengo muchos cuadros abstractos. Y fue gracias a él. Te evades un poco de esa presión. Me compré mi caballete y tengo un montón de cuadros. Íbamos a muchos pueblos. A Frigiliana, a Cómpeta, a Alhaurín de la Torre, a la playa de Huelin porque él vivía por allí. Me hacía mucho pintar, desconectaba para estar centrado en la liguilla, por ejemplo, donde nos jugábamos todo.

"No es fácil gestionar la presión. Yo me di a la pintura. Me compré un caballete y tengo muchos cuadros abstractos; así me evadía"

Acabamos de descubrir el secreto de 'Van Basti', del máximo goleador histórico del Málaga CF, de Míster Ascensos: ¡que tengas el récord obedece a la pintura!

(Risas) No tanto el secreto pero ahí encontraba momentos de tranquilidad para evadirme. Ahora hay muchas cosas que ayudan a los jugadores a afrontar estos trances. Como el que tiene por delante ahora en el Málaga, ¿no? Hay una afición detrás, los jugadores ven el campo lleno, tienes la responsabilidad de subir a Segunda… No es fácil gestionar eso.

Además de la pintura, ¿tiraste de ayuda psicológica?

Nosotros teníamos a Pepe, que era nuestro psicólogo. Nos ayudaba mucho. Era muy gracioso. Porque nos daba unas cartulinas con flores y decía que si te concentrabas podías ver dentro un burro, o una pelota... Un objeto que tenías que identificar. Eso te concentraba un poco. Luego, a la gente que tiraba faltas, como Sandro, les incidía en el tema de la respiración, de concentrarse en el pie de apoyo, en los brazos para el equilibrio. Era difícil gestionar esa presión externa que había. Que por otra parte también era normal porque todos los aficionados querían que subiéramos… Te hacían cosas con cariño, pero al final te... Bueno, te agobiaban.

El objetivo se logró ante el Terrasa. El presidente Puche os tuvo que dar alguna prima...

Subimos gracias a los tres goles de Pablo Guede, que lo recuerda mucho (risas). Fue una locura. Y a raíz de allí, fuimos subiendo y subiendo. ¿Puche? Un genio. Lo de las primas se lo decíamos. Pero nos contestaba riéndose: "Mirad, en mi empresa a mis trabajadores no les pago ninguna prima, ¿por qué voy a tener que pagarla aquí?". Es uno de los mejores presidentes que he tenido. Sobre todo porque veía cosas que nosotros, in situ, no veíamos, no pensábamos. Nos dijo que íbamos a subir a Segunda, y lo hicimos. Cuando sucedió, nos dijo que íbamos a ascender a Primera. Y lo hicimos. Y cuando teníamos un puñado de partidos en Primera, nos decía que íbamos a jugar la UEFA. "Pero, presi, ¿cómo?", le respondíamos. Después se ganó la Intertoto y al poco se jugó la UEFA. Era una persona que te motivaba constantemente. Se metía muchas veces en el vestuario y nos cantaba las cuarenta.

Como Joaquín Peiró, el entrenador que llega para el estreno en Segunda.

Nos enseñó muchísimo. Había jugado en el Atlético, en el Inter, en la Selección. Era un top total. Nos llamaba de usted, era muy peculiar. Siempre con su gorrita. Y daba vueltas al campo, lo recuerdo. Era un lince del banquillo. Se daba cuenta de todo rápidamente. Y después hablaba mucho individualmente con los jugadores.

Peiró posa con Basti.  CARLOS MORET
Peiró posa con Basti. CARLOS MORET

El comienzo no fue muy bueno. ¿Qué pasó?

Bueno, no empezamos mal, pero después tuvimos un bache de cinco o seis partidos perdiendo. Y llegó la jornada contra el Logroñés. Si no ganábamos le echaban. Circulaba el nombre de José Mari Bakero para suplirle, incluso. Y recuerdo que me dijo: "Basti, juegas de titular. Basti y diez más". Fue una frase que a mí se me quedó grabada. Me quedé un poco impactado. Me dio esa responsabilidad y la cogimos con gusto. Metí dos goles y ganamos 3-2. Desde ese partido, ya no perdimos ninguno más y fuimos campeones de Liga en Segunda. Al míster le brindamos los goles. Lo dijimos todos: "Cuando alguien marque, vamos a abrazarle para darle confianza". No queríamos que se fuera. Ese partido fue el punto de inflexión que llevó a que, por ejemplo, el banquillo que vemos a mi espalda lleve el nombre de Joaquín Peiró. No sé si a nivel nacional hay otro banquillo con el nombre del entrenador. Él nos subió y llevó al equipo hasta la UEFA.

"Con Peiró todo cambió ante el Logroñés. Si perdíamos le echaban seguramente. Me dijo: 'Basti, juegas de titular, Basti y diez más'. Me impactó. Metí dos goles, ya no perdimos más y acabamos subiendo a Primera"

Ya estaban en el equipo jugadores de la talla de Catanha, De los Santos.

Les abrimos los brazos. Cuando tú vienes a un equipo, y además está lleno de estrellas, pues a lo mejor es más complicado al principio. Pero nosotros éramos unos chavales humildes, que habíamos conseguido estar en Segunda B y después subir a Segunda. Íbamos por un camino al que se acoplaron muy fácilmente. Pasa en la vida también, cuando tú eres buena persona y abres los brazos, sacas lo mejor de la otra persona. Dieron lo mejor de ellos. Nosotros les ayudábamos a buscar casa. A Catanha, por ejemplo, le buscamos una en El Lagarillo, muy cerca de El Palo. Se sentía muy cómodo por el tema del mar. Hay una anécdota muy buena con él. Los utilleros, Juan Carlos Salcedo y Miguel Zambrana, siempre iban a pescar. Y Catanha, como era tan competitivo en todo, se compró una caña y se iba a los Picones de El Palo a pescar. Al día siguiente de comenzar con esa afición, trajo un póster en el que aparecía él con la caña y un pescado súper grande al lado. Después a mí me chivaron los del Mercado de El Palo que había ido a comprar una merluza. ¿Pero cómo posas con una merluza si no hay merluzas aquí? Les dice a los utilleros: 'Mirad lo que he pescado'. Madre mía. Esas anécdotas hacían que luego en el campo nos lo pasáramos bien. Así acabamos subiendo a Primera y saliendo hasta en los cromos.

Para un chaval como tú, aquello debió ser un impacto.

Lo de los cromos fue para mí una de las cosas mejores que me han pasado en el fútbol. Yo era mucho de cromos, o de estampitas como decimos aquí en Málaga. Yo coleccionaba todos los álbumes. ¡Yo no sé cuántos sobres compré para que me saliera mi cromo! Los tengo en mi casa como una reliquia. Fue una pasada subir a la máxima categoría y visitar todos esos estadios que veía por la tele.

¿Fuiste el primer gitano en jugar en Primera?

El primer gitano cien por cien, es decir, cuyo padre y madre son gitanos. Sí.

Basti, junto a Ruano, celebrando el ascenso del Málaga a Primera, en 1999.
Basti, junto a Ruano, celebrando el ascenso del Málaga a Primera, en 1999.

¿Cómo recuerdas tu estreno en Primera?

Pues no la acabé. Subimos a Primera y los delanteros que venían eran bastante buenos. Yo quería jugar. Era joven y quería minutos. Había varios clubes interesados, pero apareció el Albacete con Julián Rubio, que había estado en el Sevilla y me tenía visto del Málaga. Y me llamó para irme allí. Jugué media temporada. Me lo pasé muy bien en Albacete. Teníamos un gran equipo, Sabas, Julio Iglesias…

¿Te fuiste cedido?

Sí, luego tuve que volver al Málaga. Mira que era Peiró, que no quería que me fuera. Pero no tenía hueco. Hicimos la pretemporada en Ámsterdam y me llamó entonces Paco Herrera, que entró como entrenador en el Alba. Tanto él como el presidente insistieron mucho en que fuera allí. Y hablé con Peiró: "Míster, aquí juego poco". Me quedaba un año más de contrato. Y el tema económico para mí no era lo importante, nunca me moví por el dinero. Prefería bajar a Segunda con el Alba para poder jugar. Y me ofrecieron tres años de contrato. Al principio Peiró no quería dejarme ir. Hablé con Puche, el presidente, para que me echara una mano. Y entonces, sí, me marché al Albacete.

Es que la competencia en Málaga era tremenda: ya estaban Dely Valdés, Darío Silva...

Dely Valdés vino con 33 años pero metió un montón de goles. Era buenísimo y era muy difícil jugar. Por mí no me hubiera ido nunca del Málaga, la verdad. Yo era el niño bonito de la afición. Siempre que estaba en el banquillo, la afición animaba para que el entrenador me sacara. Celebraba mis goles con ellos. Siempre hubo una conexión especial con la grada. Después, ellos comprendieron que me fuera. Me tocó salir y ya está.

El ascenso del Albacete tras un año de cenas y fiestasRELEVO

Más allá de los seis meses de cesión, era la primera vez que ibas a salir del Málaga y de Málaga. Y Albacete se parece poco a la Costa del Sol. Supongo que al principio, pese a las ganas de jugar, notaste el cambio.

Realmente no fue fácil. No había salido a ningún equipo. Y hacía un frío… En Málaga entrenábamos en manga corta y pantalón corto. Incluso en Navidad. Pero cuando fui a Albacete… En aquella cesión a mitad de temporada recuerdo que, en la ciudad deportiva, yo salí a uno de los primeros entrenamiento en manga corta y Julián Rubio me dijo: "Anda, vete para el vestuario y ponte sudadera, guantes, gorro y chubasquero" (risas). Pero Albacete es una ciudad muy bonita y me recibieron tan bien... Me fue estupendamente. Cuando fui a Albacete la primera vez, el equipo creo que estaba en descenso. Y prácticamente casi jugamos la liguilla de ascenso a Primera. Y cuando ya me fichó, igual. Primero con Paco Herrera y después con César Ferrando, que es con el que ascendemos a Primera en 2003.

Basti, cuando fue cedido al Albacete.
Basti, cuando fue cedido al Albacete.

Otro ascenso al bote.

Bueno, es que el mérito… Para mí Ferrando es el mejor entrenador que he tenido. Tuve un técnico, Nene, amigo de Juanito, que para mí también ha sido súper importante. Estuve con él en las categorías inferiores del Málaga y siempre apostó por mí. También Ismael Díaz. Pero Ferrando fue increíble. El mejor tanto dentro como fuera del césped.

"Para mí Ferrando es el mejor entrenador que he tenido. Aun recuerdo lo que hizo en el Bernabéu. ¡Quiso jugar teniendo la pelota! Al final perdimos 2-1, pero el Bernabéu nos ovacionó"

¿Por qué?

Él viene del Valencia, del Mestalla, y nos dio una confianza terrible. Hicimos una pretemporada y empezamos a ganar. Hacía mucho grupo. A mí me decía: "Basti, tú eres el capitán de festejos". También para el tema de las primas: "Basti, tú eres como un relaciones públicas, habla tú". Yo era el encargado de organizar las cenas del equipo.

Si había un capitán de festejos es que eran frecuentes. ¿Salíais mucho?

Nosotros salíamos todos los jueves. Bueno, ahora eso sería imposible eso, está claro. Pero bueno. Quien vive en Albacete, o ha estado con nosotros, sabía que salíamos todos los jueves. O casi todos. Y no nos afectó en nada. Pero era cosa del míster, era su 'culpa' ¿eh? (risas) Y yo le decía: "¿Por qué quiere salir usted los jueves? ¿O tantas cenas?". Me dice: "Mira, Basti, yo quiero que Delporte, por ejemplo, que es francés, aprenda rápido el idioma. O Lawal, que es de Nigeria". Teníamos ese ritual. Nos tomábamos algo con el cuerpo técnico y nos íbamos a casa y al día siguiente, a entrenar. Éramos una piña espectacular. Fue algo maravilloso. Y luego íbamos a los campos y ganábamos. En principio teníamos un equipo para mantener la categoría, pero en un momento nos vimos arriba y acabamos subiendo a Primera. Y nuestro rival era ese Levante de Mijatovic, Congo, Riverita...

Ferrando era un tipo con carácter. ¿Nunca hubo ningún problema?

En absoluto. Para lograr ese éxito la clave fue creer en el entrenador y que el vestuario sea uno. Por ejemplo, en algo tan tonto como la música. Había muchos vascos en el equipo y les gustaba más el rockabilly y a los andaluces nos gusta más el flamenco. Pues pusimos a semanas lo que se escuchaba en la caseta. Nos íbamos a comer con las familias… Hay que tener hambre en el fútbol y sobre todo alguien importante en el vestuario, una conexión también con la directiva. Ese era mi rol un poco en Málaga y en Albacete. En todos los equipos en los que he estado era un poco mi labor. Hasta los entrenadores me tomaban como nexo de unión con algún jugador. Con Ferrando, por ejemplo, hacía mucho eso. Incluso sin yo jugar. Estaba pendiente de algún jugador para que, entre comillas, no se saliera del tiesto. Si salía un poco más, si no se cuidaba lo suficiente, pues estábamos encima dándole buenos consejos. Decíamos, si el míster dice que nos choquemos con una pared, nosotros nos chocamos. Como pasó en el Bernabéu. Ese es el secreto para lograr los ascensos.

La anécdota del BernabéuRELEVO

¿Qué pasó en el Bernabéu?

Es una anécdota muy graciosa de cuando jugamos contra el Real Madrid de los Galácticos. Tenían a Beckham, Roberto Carlos, Zidane, Ronaldo, Figo… Y un día, el míster nos sienta en la ciudad deportiva y nos dice: "Bueno chicos, decidme cómo le vamos a jugar al Real Madrid. Como ustedes me digan, así lo vamos a plantear". Y nosotros: "¿Pero qué está diciendo, míster? Pues metemos en la portería una muralla, el autobús del Albacete, porque esta gente nos va a meter un saco. Hay que salir reforzados". Y nos dice: "Yo he pensado toda la noche que vamos a mantener la pelota". "¿Cómo?", respondemos. "Sí, si yo suelo tener la pelota y no estoy acostumbrado a estar sin ella... ¿Os creéis que Beckham y esta gente va a estar corriendo todo el rato detrás del balón? Les va a costar". Y estuvimos toda la semana haciendo ejercicios de mantener el balón. "Si llegamos al centro el campo y no podemos avanzar nos damos la vuelta pero la pelota no la soltamos", decía. Hicimos eso. Yo creo que los del Madrid dirían "están flipados estos". Pues l2 metió un gol Beckham a Roa, enseguida empató Parri y ya por el 80' Zidane marcó de cabeza en un córner. Perdimos 2-1 pero salimos muy reforzados, con una ovación del público del Real Madrid, que fue algo también muy señor. Cosas como estas hacían grande al vestuario.

Esa 2003-04 el Albacete permanece en Primera, pero ya en la siguiente no sigues. ¿Qué ocurre?

Yo acababa contrato y lo primero que dijo Ferrando cuando le preguntaron es que había que renovarme. La mala fortuna quiere que menos de una semana después, el Atlético de Madrid le ficha. Y claro, viene a Albacete Jose González y ya no me renuevan. Yo tenía varias ofertas, el Sporting, el Salamanca. Y decidí irme al Xerez. Había hecho buenas temporadas con Schuster y estaba cerca de Málaga. Luego allí coincidía con Raúl Molina, Roteta, que estuve con él muchos años en el Málaga…

"En el Xerez me trataron muy bien, luego fui al Ceuta, al San Fernando… Pero no estuve a la altura del jugador que se suponía que yo era. A esos clubes le pido disculpas"

Pero ya nada fue igual. Los goles desaparecieron y Basti, también. Ni en Xerez, ni en Ceuta, ni en San Fernando...

No, ya no es lo mismo. Tengo que ser sincero porque soy así. En el Xerez me trataron muy bien, luego fui al Ceuta, al San Fernando… No estuve a la altura del jugador que se suponía que yo era. No me salieron las cosas. Yo estaba en Primera y a partir del Xerez no me encontré. A esos clubes le pido disculpas. Es lo único que puedo decirle. Muchos jugadores me pueden comprender. Las cosas no se dan y no me salieron. Al final me dije, como yo no quiero engañar ningún club, como no quería ir a ningún sitio y no estar bien, en 2007 decido irme a El Palo, en campo de tierra. Hacía veintitantos años que jugaba en césped natural, pero bueno, volví donde salí. Estaba en Regional, me gustó. ¡Y también ascendí! De Regional a Preferente, a Primera andaluza y a Tercera…

Bassti, manteado tras un El Palo 3 - Huétor Tájar 0, de la fase de ascenso a Tercera.  JUAN MARTÍN
Bassti, manteado tras un El Palo 3 - Huétor Tájar 0, de la fase de ascenso a Tercera. JUAN MARTÍN

Eras el Jeremy de León de los equipos, una suerte de talismán.

(Risas) Tampoco hay recetas. Yo me considero un buen líder. Pero no con un látigo, he sido un líder a las buenas. Eso, para el vestuario, el entrenador… es fundamental.

Te retiraste en El Palo. ¿Cómo encajaste en la vida después del fútbol?

A todos los jugadores o jugadoras que quieran perseguir su sueño tienen que estudiar, prepararse. No hace falta ir a la Universidad, hay módulos donde estudiar algo para después ganarte la vida. Ese sería mi mensaje. Yo me quedé un poco ahí, qué hacer, es complicado. Yo siempre he sido un tío humilde y he tirado para adelante. Estuve en trabajos que no me han gustado, lógicamente, porque a mí me gusta más estar rodeado del balón, que siempre ha sido mi vida. Pero era lo que tocaba y lo he hecho encantado.

"A todos los jugadores o jugadoras que quieran perseguir su sueño tienen que estudiar. Después de retirarme estuve en trabajos que no me han gustado. Pero nunca se me cayeron los anillos"

¿Dónde trabajaste?

Yo he trabajado en Limasa (Empresa Municipal de Limpieza), de camarero, llevando un restaurante en El Corte Inglés… A mí no se caen los anillos. Jugué contra el Barça y con El Palo en campos de tierra, me da igual.

¿Cómo te metiste de nuevo en la rueda del fútbol?

Primero me llamaron de El Palo para llevar las escuelas y, claro, me gustaba más. Tiene una cantera bastante grande. Estuve de coordinador. Y después recibí la llamada del Málaga. Fue algo maravilloso. Ya llevo diez años en el club. Entré en la Fundación y es una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Ayudamos a los más necesitados, también tenemos un equipo con discapacidad. Somos una de las escuelas más grandes a nivel nacional con 90 chicos y chicas, nuestro equipo es mixto, les buscamos trabajo. También tenemos un proyecto muy bonito que se llama Valores Blanquiazules, en donde se va a los colegios para dar charlas sobre valores, bullying. Esa charla la da un jugador del primer equipo, una jugadora y un jugador supercapacitado. Así les llamamos en nuestra escuela. Es muy importante a nivel de visibilidad. La verdad que es algo maravilloso. Mi lema en la vida siempre fue compartir antes que competir. Entonces, a mí, como digo yo, que no me falte para comer, que mis dos niños tengan sus cosas, que yo tenga mi casita para estar con unos amigos en la playa de El Palo. Yo con eso... no me hacen falta grandes lujos para ser feliz.