Quique Sánchez Flores viaja al momento más duro de su vida: "Estuve en tratamiento secreto durante un año, pasé mucho miedo, pero no se podía decir"
Exjugador y entrenador, Quique cuenta en 'El Vestuario' cómo tuvo que pedir ayuda en secreto cuando era titular indiscutible en el Valencia.

Charlar de fútbol con Quique Sánchez Flores (Madrid, 59 años) es un episodio estimulante para un periodista, pero hacerlo de la vida lo es aún más. Como jugador, Quique era 'rarito' en un equipo por su sensibilidad, porque le encantaba leer en un mundo donde los futbolistas eran fuertes y podían, supuestamente, con todo. Eran los años 90 y hablar de emociones se solía traducir como un síntoma de debilidad. Tampoco se podía decir en un club que estabas pasando por una depresión. La vivías en secreto. Eso mismo sufrió Quique en el que fue, probablemente, el peor episodio de su vida. Y lo ha relatado con su tocayo, Quique Peinado, en una nueva entrega de 'El Vestuario' de Relevo (ahora también disponible en Spotify). Es un pasaje personal interesantísimo, una conversación más allá del deporte que comienza con una reflexión sobre el carácter tan especial que ha definido y sigue definiendo a la familia Flores.
Oye, hablemos de la familia Flores. ¿Cómo es ser parte de, después de la Familia Real, la segunda familia más famosa de España o con más ascendencia en un país? Porque esto era así.
Mira, yo estoy feliz de ser de una familia de la que me siento orgulloso de pertenecer. Nos han dado mucho cariño a mis primas, mi primo, mi madre, mi tía y mi tío, mi padre, mi sobrinas... a todos. Se lo debemos todo al público porque si hubiese dicho esto no cuela, no cuela. No hubiésemos tenido el afecto que sentimos. Pero una vez dicho esto, aunque pueda parecer que somos una familia como muy folclórica, muy extrovertida... somos una familia muy currante. El que ha ido por el fútbol ha tenido que ir por un camino muy serio y ha tenido que hacerlo muy bien, somos responsables, nos importa lo que hacemos y tenemos un poco de vergüenza ajena y un poco de vergüenza propia. Lolita está haciendo una obra de teatro magnífica y es un espectáculo. Rosario llena los escenarios. A mi primo Antonio le fui a visitar ayer con mi hermana Paloma y me dio pena que hacía demasiado tiempo que no iba, pero bueno, a Antonio lo echamos de menos porque era un genio, un tío muy querido. Él representaba lo mejor de la familia, porque a nosotros se nos conoce mejor un poco menos en la parte personal, pero es que mi primo Antonio era un tío que, aunque no te conociera, podía estar contigo aquí charlando tres horas. Nuestros padres han trabajado hasta muy tarde, mi madre se ha jubilado con 78 años, yo cuando tenía 65 le dije: "Mamá, si tú quieres dejar de trabajar no te preocupes, que aquí estamos los demás", y se retiró con 77, 78 años, se fue a hacer una despedida a Argentina. Mi tía Lola, dos días antes de morir, estaba trabajando. Todos hemos sido así.
Pero yo siempre he pensado cuando he visto entrevistas tuyas que de ese ambiente familiar viene que tú hayas sido un hombre mucho más emocional que otros hombres de fútbol de tu edad. Es decir, yo te he visto a ti emocionarte en muchas entrevistas e incluso comportarte de una manera muy emocional, y yo siempre he pensado que eso viene de pertenecer a una familia muy diferente a la demás.
Probablemente sí y no quiero que cambie. O sea, yo prefiero ser una persona que improvisa. Yo no divorcio nunca la cabeza del corazón. El corazón va casi por delante y la intuición va también casi por delante que la cabeza. Somos así, tenemos esta forma de ser y me he emocionado mucho, sí, me he emocionado mucho, pero es que las cosas hay que sentirlas. Nosotros somos una familia que no tenemos tiempo para las cosas sin alma. Nosotros nos apagamos como una flor cuando no le da el sol, nos gusta tener seres de luz alrededor que nos conecte a cosas emocionantes.
¿Y eso para ser entrenador de fútbol es bueno o es malo?
Está bien. Está bien tener emociones y sentir y trasladar. Cuando tienes charlas con los jugadores, me he dado cuenta que no valen las frases prestadas, porque por más que leas o por más que te guste leer también hay frases magníficas que de vez en cuando las puedes compaginar, pero cuando te abres en canal con el grupo antes de un partido y les llegas, lo notas. Hubo una reacción de Mata que recuerdo, que me gustó mucho, fue muy gracioso. Fue en el Getafe, en el año este que estábamos muy mal.
¿Te refieres a Juan Mata?
Sí, Juan Mata, que es un tío encantador, es un profesional majísimo. Y estábamos y di una charla muy desde el corazón, antes de salir, nos emocionamos mucho, y cuando salíamos todos me dice: "Has dicho justo lo que yo estaba pensando, yo hubiera dicho eso también".
¿Tú te has puesto a llorar delante de los jugadores alguna vez?
No, pero me he emocionado mucho. A veces me he emocionado mucho. Sí, porque ha habido momentos para mucha emoción. Y los momentos de más emoción no son tanto cuando estás cerca del éxito, son más cuando estás más cerca del fracaso.
En el mundo de hoy es más habitual o más comprensible, pero esto cuando eras jugador en los principios de los 90, ¿cómo era? Siempre que hablo de esto uso la misma anécdota y recuerdo a un señor en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, de estos que trabajaban con un mono azul. Un día le preguntaron, que qué tal Butragueño y dijo: «Muy majo pero lee mucho», en plan como si fuera un raro. No sé si tú eras un 'raro'.
Yo era rarito, a mí me gustaba leer, recuerdo cuando fuimos al Mundial del 90 que 'Don Balón', que era una revista extraordinaria, me dijo: "Deberías hacer un diario desde desde el Mundial". Y yo decía: "Bueno, pero que diarios voy a hacer, si yo no escribo poesía". Que yo lea cuatro libros no significa nada, ¿sabes? Yo no sé nada comparado con los que saben… pero tenían como una visión mía diferente. Es cierto que ha habido gente que escribe muy bien en la que yo me he sentido muy reflejado. Yo, por ejemplo, en los años 90, recuerdo que yo me devoraba los artículos de Antonio Gala y de Paco Umbral en El País y en El Mundo. Me encantaban. Y he leído mucho de fútbol con Dante Panzeri o Jorge Valdano, conversaciones de Cappa y Menotti, he visto todo eso. Entonces, digamos que entonces se lo ligaba mucho mucho a eso al fútbol. Luego ya con el tiempo me ha gustado más extenderlo.
¿Y ser un hombre emocional en un vestuario del año 90 cómo era?
Es que no te daban cabida. Emocionalmente en los años 80 90 se daba por hecho que en el vestuario todo son hombres, son fuertes, pueden con todo, no hay que decirles muchas cosas, si se lesionan son fuertes y se van a recuperar… había como mucha menos información y se ha dado mucho por sentado. Emocionalmente también es algo que ha venido con el siglo XXI. Todos los problemas mentales, todas las situaciones de los casos, las tasas que tenemos ahora de suicidios… todo este tipo de cosas son más de esta nueva era, son tiempos muy distintos y emocionalmente ahora somos mucho más sensibles, somos mucho más delicados, somos mucho más permeables de lo que éramos en los 80-90, éramos unos bestias, aparentemente podíamos con todo.
Pero cuando tú no podías con todo, ¿a quién se lo contabas? Porque entiendo que con entrenador o al algunos compañeros no eran el ambiente.
Pues mira, el único episodio que he tenido realmente difícil fue en el año 89-90 y ese fue un año en el que yo no podía decirle al club que yo estaba pasando una depresión, porque si tú ibas al club y decías que estabas deprimido, triste, veías cosas raras, te iban a tratar como un extraño, como un extraterrestre. Entonces yo fui a Jorge Sempere, que era el mejor psiquiatra de Valencia, cuando yo era jugador de Valencia, y estuve en tratamiento secreto durante un año. En aquel entonces no se podía decir, pero a mí que me gusta escribir, tengo pasajes de mi vida escritos donde este pasaje lo recuerdo 100% como otros muchos que recuerdo 100%. Era una sensación de despertar un día y ver que todo está parado. Hacer el mismo recorrido en coche que hacía todos los días durante seis años y darme cuenta que había hecho el recorrido sin darme cuenta si había atravesado semáforos, si había cruzado un paso de peatones… mecánicamente estuve actuando durante mucho tiempo y pasé mucho miedo.
¿Semanas? ¿Meses?
No, no, tiempo, un año prácticamente. Y tuve miedo escénico, yo era titular indiscutible y jugaba y tenía que sobreponerme. Ese era un trauma, no era un trauma, era un problema psíquico o emocional o mental de aquella época. O sea, o lo pasabas en silencio o probablemente no lo pasabas. Y eso fue así. Pero ahora, afortunadamente, te puedes abrir emocionalmente, tienes un montón de expertos, tienes un montón de gente que entiende, que podría entender ese mismo problema 30 años después, tienes un montón de información que te sirve y que te puede alentar. Y tenemos un montón de profesionales que se dedican a esto. Y que abiertamente en los clubes podría pasar con algún jugador que pasa. Hay jugadores tristes, hay jugadores que pasan por momentos difíciles, que les supera la presión, que tienen que estar con profesionales y abiertamente se habla y no pasa absolutamente nada.
Ese psiquiatra al que tú acudiste, ¿tenía más clientes futbolistas? Evidentemente no me digas que no sé si lo sabes
Yo creo que no, porque además yo llego a ese psiquiatra por un cauce a través de familias que conocen, pero no tienen nada que ver esas familias con el fútbol.
Oye, siguiendo con lo personal: ¿es verdad que tu familia se volvió llorando de Dubai porque se querían quedar allí?
Yo estuve tres años, fui ocho meses y me quedé tres años porque conseguimos los títulos, se alargaron las cosas, allí me trataron muy bien, pero yo en mi cabeza estaba: "me alejo de la élite, me alejo de la élite, me dejó de la élite". Al final siempre sido un tío muy competitivo y me apetece estar con los mejores. Entonces estaba siempre un poco con esa idea, pero bueno, estábamos muy felices. Y mis hijos vinieron el segundo año, porque el primer año fui en noviembre, no los cambiamos del curso escolar, el siguiente estuvieron bien. Estuvieron en un colegio internacional donde había, recuerdo, banderas de 120 nacionalidades diferentes. Fue una vida muy especial para ellos en cuanto a libertad, cosas nuevas, idiomas nuevos. Fue un año muy feliz y ellos siempre se acuerdan de eso como algo divertido y algo diferente. Yo siempre he procurado que ellos me acompañarán hasta que mi hija mayor entrara en la universidad, pese a ser una familia que nos divorciamos la madre y yo hace ya muchos años, pero siempre hemos intentado estar juntos y no perder ese componente familiar que creo que también es muy importante para el entrenador, porque al final el entrenador tiene que tener su casa y necesita tener su compañía, sus hijos, su familia y su pareja.
Perdóname que te pregunte porque me genera mucha curiosidad: o sea tú estás divorciado de la madre de tus hijos y estando divorciado los hijos se iban contigo a las ciudades
Y ella también.
Y ella, estando divorciados, ¿se cambiaba de ciudad?
Sin ningún tipo de pacto ni nada.
¿Cuántas veces?
Pues ellos han venido realmente de Dubai, han venido a Londres y han venido a Barcelona.
¿Y tu ex mujer con ellos?
Sí, hemos tenido este tipo de relación, hemos querido crear lo mejor para para ellos y lo hemos hecho con total normalidad. Además las relaciones de pareja llega un momento que se pueden acabar pero la responsabilidad por una familia eso no acaba nunca y eso creo que lo hemos hecho bien y es otro eso son trofeos que no cuentan que no se ven pero que son importantes.
Esto sí que es un caso único en la historia del fútbol mundial, ¿eh? Yo nunca había oído eso.
Bueno, hay que tener un poco de empatía y hay que tener la visión de cómo quieres que tus hijos crezcan y cómo quieres que te recuerden. O sea, yo no quería tener en ningún caso un tipo de vida en la que mis hijos pensaran: "Es que yo nunca veía a mi padre en la infancia, porque entre que se separaron y entre que el era entrenador y estaba todo el día por ahí…" No hay excusas: si tú quieres mantener la familia unida la mantienes unida.
Pero me vas a permitir que te diga: tu ex mujer me parece un papel fantástico
La madre de mis hijos está está preparada, es una mujer con tres carreras, está preparada.
Si, pero decidir cambiarte de ciudad porque un señor con el que ella no es pareja…
Ella podía decidir desarrollar un tipo de actividad o podía decidir estar cerca de sus hijos en un momento clave en el que su padre tendía a alejarse por su profesión, entonces decidimos que lo mejor era tenerlos cerca y hoy por hoy nos congratulamos de tener cuatro hijos que tendrán sus defectos como todos, pero cuando se juntan con gente me llaman los padres y me dicen: "Estuvieron aquí tus hijos, qué educados".
Te lo digo que me parece me parece una cosa maravillosa
Debe haber más gente así, ¿eh?
Yo no lo conozco
No le hemos dado mucha importancia, porque es una naturalidad muy propia también de familia Flores.