Al Atlético del Cholo no le basta con su apuesta por defender hasta el día del juicio final...

Lo bueno, o lo malo, que tienen los rivales del Barcelona es que siempre saben cómo va a jugar. No existe duda al respecto. Este equipo de Flick es una enciclopedia expedita. Nunca cambia. El enemigo le da absolutamente lo mismo y el estadio, también. Su plan de juego es siempre el mismo. En este sentido, también se podría decir que lo bueno, o lo malo, que tienen los rivales del Atlético es que también saben cómo se van a plantar sobre el campo el once de Simeone. Ya sea con la zaga de cuatro o de cinco, la ocupación de los espacios es prácticamente la misma.
Lo normal es que los del Cholo se comporten también cómo parece y cómo apuntan sus datos. Hasta este partido, poseía el cuarto dato más bajo en posición media global (45,1 metros); es el sexto equipo que defiende más cerca de su portería y el más corto del campeonato. Entre su jugador más avanzado (Julián Álvarez) y los más retrasados, sus centrales, hay una media de 30,5 metros de distancia.
Superado el trauma mental del miércoles y el desgaste físico de rigor, el Atleti no tardó en meterse en su faena, la de defender.Ni siquiera intentó disputar el balón al Barça, pero sí tenía su estrategia para irle ganando metros al terreno de juego, según fueran avanzando los minutos. Al principio, parecía, que tenía demasiada prisa en montar sus transiciones, pero con un poco de pausa consiguió que, mediada la primera parte, la puerta de Szczesny no estuviera tan lejos.
Hay que reconocer, aunque a veces se pase de rosca, que este Atleti sabe defender y se siente cómodo en ese posicionamiento. Posiblemente, no sea el mejor día para escribirlo cuando ha recibido cuatro goles en su estadio después de ir ganando 2-0. Con el Barcelona enfrente y más obligados que nunca, los rojiblancos se esmeraron en ser un once lo más estrecho posible. Más aún que normalmente. Prioridad, cerrar el pasillo central, donde el rival escalonaba tres interiores: Casadó, Pedri y Olmo. Llorente se convertía en tercer central y por delante cuatro hombres muy juntitos: De Paul, Griezmann, Barrios y Lino. Para tapar las bandas estaban: Giuliano y Reinildo, que en esta ocasión tenía una misión añadida: seguir lo más cerca posible a Yamal por toda la banda.
Simeone aprendió del último duelo contra los azulgranas y evitó a Javi Galán otra noche de sufrimiento ante el extremo barcelonista. El mozambiqueño, sin duda, a pesar de su impetuosidad que suele ir acompañada de tarjetas, reúne mejores condiciones para un seguimiento individual que su compañero. En esta ocasión, la experiencia negativa la vivió Yamal, que tuvo menos tiempo y espacio para pensar que en otros encuentros.
El problema que tiene protegerse tan cerca de su área, es que a veces el Atleti se recrea tanto en la materia que cree dominar, que alarga mucho la fase de destrucción y se olvida de la de construcción. Encontrar el equilibrio entre tener siempre la cabeza tapada y que los pies no pasen frío es complicada y más cuando enfrente tienes a un enemigo con tantos recursos ofensivos como el Barcelona. La realidad es que los rojiblancos lo intentaron, sobre todo, hasta el 2-0, pero no les dio para mantenerse vivos en los últimos minutos. Flick sacó todo su arsenal y Simeone comenzó a comprobar que sus jugadores no daban para más y ni siquiera eran capaces de hacer lo que casi siempre hacen bien: defender