La última polémica de la Kings League destapa la precariedad económica del fútbol español

Los niños y niñas que antes soñaban con jugar en el Madrid, Barcelona, el equipo de tu barrio o el equipo de tu pueblo ahora también anhelan disputar la Kings League. Es una realidad que está ahí, inevitable al éxito arrasador del Twitch y el formato de Gerard Piqué. El fútbol no profesional español, más allá de Primera Federación, vive o, más bien, sobrevive al día. A excepción de algunos clubes con fuertes inversiones detrás, la mayoría de clubes apura para pagar sus nóminas. Incluso algunos jugadores de la quinta categoría del fútbol nacional no cobran por los escasos ingresos que generan sus entidades. "Hay algo que ha salido de la nada y tiene una repercusión mediática enorme. Ellos han hecho algo diferente y a la gente le gusta. Tenemos que estudiarlo", reflexiona el presidente del Cerdanyola, Felipe López.

La difícil realidad del fútbol modesto no evoluciona con el paso de los meses, aunque no siempre esté en el debate a pie de calle. La irrupción de la Kings League, sin embargo, ha invitado a la reflexión. El caso de Cristian Ubón, despedido por dejar a su equipo para jugar la final de la Kings League, no ha sido más que un detonante para exponer las dificultades que continuamente enfrentan en el barro del deporte rey.

El MVP de la Kings League militaba en el Sants, de Tercera Federación catalana. El club le dio permiso para unirse a El Barrio a cambio de siempre priorizar al equipo que le paga la nómina a final de mes. Y hasta la Final Four, así fue. Sin embargo, antes de afrontar los partidos decisivos por el título, decidió no ir convocado con el propio Sants para estar en plenitud para la cita del Camp Nou. Y en consecuencia, la directiva se enfadó y unos días después acordaron poner fin a su vínculo contractual.

Esto provocó una enorme repercusión. Opinó del tema hasta el 'Kun' Agüero, que se mostró molesto tras manifestar el presidente del Sants su enfado porque Ubón no acudiera al partido. Que, por cierto, era clave para la permanencia. Así opinó el delantero: "No conozco al presidente, pero es bastante gilipollas. ¿Cómo le vas a sacar de vivir esa experiencia? Es increíble estar en estadio del Barcelona. ¿Qué se están jugando? Soy yo y mañana le digo 'a 'tomar por el culo".

Pero, ¿compensa a un futbolista dejar su plaza en Segunda o Tercera Federación para centrarse únicamente en la Kings League? Como todo, tiene pros y contras. En el plano económico, es imposible de dilucidar sobre la base, ya que en estas categorías el sueldo es variable, muy distinto dependiendo de zona o club. Pero partiendo de la base de los 70 euros por partido que abona el torneo emitido en Twitch, no parece que en plano monetario a un jugador le salga rentable abandonar la competición por adentrarse en el torneo de Gerard Piqué. Aunque bueno, con matices, como desvela Felipe López: "Hay equipos de ciudad y de pueblo que malviven. El formato (del fútbol no profesional) ya de por sí tiene unos gastos que económicamente son difíciles de soportar".

Es una simple premisa, ya que hay futbolistas que no cobran, otros que apenas un centenar de euros... Y, sobre todo, la sensación de que en el plano económico, la Kings League no hará más que crecer, a diferencia de una Tercera Federación algo estancada en sus problemas y sin expectativa de ingreso extraordinario. Por tanto, puede ser entendible la decisión de Ubón, aunque pueda faltar éticamente a su pacto con el club. No obstante, protagonistas directos del fútbol no profesional español reflexionan en torno al impacto que el nuevo torneo aguarda sobre su destino, más desde una perspectiva crítica con su propio modelo.

"El problema es endémico en Primera, Segunda y Tercera Federación y más en Regional. Se necesitan cambios más radicales que cambios de formato. Hay que utilizar a la Kings League no como el agresor, sino al revés. Debemos mirarla y ver qué podemos hacer para tener un mayor éxito. A veces no queremos mirar a nuestra realidad", reflexiona Felipe López.

Él es una voz autorizada, desde luego. Es presidente del Cerdanyola, en Cataluña, la región que más nota este fenómeno. Un fenómeno que va más allá del dinero. Así lo cree 'El Bonsai' (Raúl Martínez Sánchez), de Troncos, de la Kings League: "No jugamos por dinero. Nos dijeron que iban a subir el sueldo, pero no pensamos que sea importante. Nos da la oportunidad de conocer y llegar a una gente que no hubiéramos tenido al alcance".

Claro que la perspectiva de los jugadores, encantados, puede ir contra la de los propios clubes, que vean a la Kings League como una amenaza. Felipe López sentencia: "Esto nos está diciendo, con un altavoz importante, que nuestro formato está caducando. Más que criticar o no criticar lo que ha pasado con Ubón y el Sants, lo que deberíamos hacer es mirarnos el ombligo. Si no hacemos algo, el formato está caducando…".

Otro presidente de quinta categoría, que ha preferido mantenerse en el anonimato para ofrecer su versión de una forma más abierta, respalda la supervivencia de nuestro fútbol: "No podemos competir con la Kings League, es que son cosas distintas. También se dijo que la gente iba a ver más el campeonato de globos que montó Ibai y aquí seguimos".

Aunque económicamente no se espera una fácil proyección: "Nosotros sobrevivimos y sobreviviremos. Así es el fútbol modesto. Somos un equipo de pueblo, nos viene a ver nuestra gente y queremos disfrutar del fútbol. Si estuviéramos aquí para hacer dinero no nos meteríamos en un club". Por el momento, tampoco en la Kings League.

Y la Kings League, visto lo visto, es un caramelo. El periodista de Golsmedia (medio especializado en las categorías no profesionales) Carlos Gallardo revela en Relevo la postura de los futbolistas valencianos: "Por muy poca cantidad que sea la Kings League, toda la visibilidad que te da… Es interesante. Muchos jugadores de la Tercera Valenciana están interesados en mandar un vídeo y poder dar el salto a la Kings League. Va a ser un boom espectacular, también en otras muchas comunidades. Estoy expectante". También cree que los clubes deben aprovecharlo para sacar rédito mediático.

José Juan es uno de los jugadores más reconocidos de la Kings League, por su pasado de leyenda copera. Ahora juega en el Torrellano y Carlos Gallardo informa de la especial postura que ha adoptado la entidad: "Ha cambiado el día para jugar para que pueda ir a la Kings League. Los clubes pueden sacarle provecho. Deben utilizarlo para enganchar a la gente joven, a los colegios, a los chavales del barrio, diciendo que tienen a Ubón, a José Juan…".

Y sentencia: "Hay que atraerles, serán aficionados del futuro. Voy a muchos campos y se ve a gente muy mayor, a los abuelos del pueblo. Gente joven, menos los de la propia escuela y ya cuesta… Cada vez hay menos chavales jugando en la calle y más jugando al FIFA en casa. Aunque haya más ingresos, lo que se necesita es llenar los campos".

Gerard Piqué, como presidente de la Kings League, no se mostró satisfecho del conflicto entre Ubón y el Sants y matizó: "Intentaremos regular todo esto para que no haya problemas". Por el momento, el torneo guarda a nivel contractual un único requisito: que los jugadores se comprometan el día del partido. La intención que ha defendido la organización es aumentar la cantidad económica que perciben los futbolistas (actualmente, unos 70 euros por partido) y quién sabe si en un futuro garantizar su viabilidad económica sin necesidad de otro empleo u otro club.

Es algo con lo que ya especulan los jugadores no profesionales en España. Por ejemplo, Dani Cuevas del Adarve (Segunda Federación): "Tendría que ganar como mínimo 200 euros por partido para jugar la Kings League". Como Andrei Apostu, jugador del filial del Fuenlabrada (Tercera Federación): "Si en la Kings League pagasen 100 euros por partido muchos chavales irían a jugar. El sueldo seguiría siendo muy bajo, pero al menos tendrías la posibilidad de que te conocieran".

Algo que ya asegura la Segunda Federación prácticamente en su totalidad y no tanto la Tercera Federación, cuyo salario medio puede rondar los 300 euros al mes. Por el momento, las referencias que se pueden tomar quedan recogidas en la web de la RFEF, que publicó el pasado verano las bases de competición y, por tanto, los requisitos de inscripción de los clubes de la cuarta y quinta categoría de la jerarquía nacional.

Para competir en Segunda Federación, los clubes deben estar al corriente de pago con los futbolistas; disponer de un campo de hierba natural o artificial de última generación; un mínimo de 500 luxes de iluminación; 2.000 espectadores de aforo; 14 licencias profesionales exigidas; y un presupuesto mínimo de 400.000 euros anuales de cara la temporada 2023/24 (hasta entonces, 250.000€).

En Tercera Federación, por supuesto, son menos exigentes los criterios: estar al corriente de pago; 500 luxes de iluminación; hierba natural o artificial de última generación; y un presupuesto mínimo de 80.000 euros. La RFEF, para ello, cuenta con sistemas de apoyo económico a los clubes modestos, derivados, entre otras cosas, de los ingresos del fútbol profesional. Carlos Gallardo, no obstante, cree que la competición ha perdido fuelle: "Ahora la Tercera Federación ha quedado algo ensombrecida por la Segunda Federación y los cambios que hizo la Federación".

"Los problemas económicos son lo suficientemente complejos como para no hacerlos públicos. Un equipo de Tercera Federación tiene un problema a nivel legal, porque no es normal que un entrenador o un jugador que cobre 350 euros deba tributar. Porque no le salen las cuentas ni a ellos ni al club. Nos quedamos en la anécdota, pero no tiene sentido. Tomamos las cosas de una manera… La Kings League decimos que es agresora o la panacea. Hay que mirar nuestro formato, toca atraer a la gente joven", cree Felipe López.

Los presupuestos marcados son elevados, pero no implican sueldos en concordancia, ya que los modestos deben asumir múltiples gastos de desplazamiento, instalaciones... Por ello, no existe un salario mínimo para los futbolistas, que dependen de la entidad en la que se enrolen.

En Preferente, no existe una regulación a nivel nacional, por lo que la mayoría de futbolistas juegan tan solo por pasión. El testimonio de Álvaro García, portero del Zona Norte (Madrid) así lo avala: "En nuestra categoría los sueldos son casi anecdóticos y con la Kings League tendríamos la oportunidad de seguir jugando al fútbol y al menos poder conseguir algo de reconocimiento. Mucha gente sigue la Kings League y nuestras ligas no".

Por tanto, es impensable que los clubes puedan impedir a sus jugadores disputarla. Así lo valora Pep Palacios, presidente del Athletic Sant Just, de Primera División Catalana: "No tememos que nuestros jugadores nos dejen por la Kings League. Lo entendemos como cosas distintas, lo vemos como un producto más que un deporte. Y puede ser complementario. En nuestra categoría los futbolistas apenas cobran dinero, por lo que no podemos impedirles nada".

ProLiga ejerce de patronal como sindicato de los clubes modestos de España, en especial aquellos de Segunda y Tercera Federación. Por tanto, es consciente de la magnitud de esta problemática y de casos como el de Ubón. David Jiménez, su presidente, atiende a Relevo para resaltar que ellos mismos muestran preocupación, si bien los equipos a los que representan no creen que vaya a afectar a sus estructuras.

"Tenemos 260 clubes como patronal y no se nos ha dirigido ningún club mostrando preocupación. Aunque sea un tema de a pie de calle, los clubes no nos han preguntado. Pero nosotros sí le estamos dando alguna vuelta al asunto. Lo que más nos preocupa es que pudiera tener impacto en el fútbol profesional y que el reparto de los derechos sea diferente, lo que afecta al fútbol modesto", expone.

Pese a que sean palabras mayores, queda por ver si el fútbol profesional puede verse afectado por la Kings League, bajo la tesitura de patrocinadores o caché a nivel difusión a través de redes sociales o medios de comunicación. No es más que un cambio en los hábitos de consumo: "Al público le gustan los contenidos cortos, que no les cuesten dinero. La Kings League es un producto distinto, que debe hacer reflexionar al fútbol profesional".

Opiniones para todos los gustos. Felipe López, del Cerdanyola, es contundente: "Las autoridades deberían ver qué hacen para cambiarlo. El inmovilismo acaba siendo muerte anunciada. Tenemos pruebas, hay clubes que están desapareciendo". Pero es un arduo camino: "A día de hoy, existe un diálogo muy poco fluido con la Federación, solo una vez al año y para cumplir expediente. Los clubes demasiado tenemos con pensar en el día a día y apagar fuegos. Pero deberíamos tener un prisma más de futuro y abrir los ojos ante lo que nos está diciendo la sociedad".

Carlos Gallardo, periodista, ofrece una alternativa que hasta el momento nadie se había planteado: "La mayoría no juegan por dinero, sino por sentir eso cada fin de semana. Poder jugar en el Camp Nou… Es una locura. No hay que tener miedo a los cambios. Mira la Supercopa, que antes no se le hacía caso y ahora… Igual a la Federación le interesa que la Tercera sea más reconocida y la Kings League tener jugadores de más nivel. Podrían hablar entre ellos y ver a dónde se puede llegar. Sería interesante".

Hasta ahora, abordando la dualidad fútbol modesto-Kings League se había estudiado desde el prisma del compromiso y las prioridades. Y ahí se suele mantener un punto de vista común, a la hora de entender posiciones. "Entiendo el caso de Ubón, pero también al club. Si él estaba comprometido, merece ser castigado, aunque la Kings League le dé más visibilidad. Si un jugador mío quisiera jugarla, trataría de aprovecharlo para que nos conozca más gente", considera, por ejemplo, el presidente que decidió permanecer en el anonimato.

Relevo quiso contactar con un agente, David Copito, para entender también la postura de aquellos que velan por los futbolistas. En su caso, lleva casi un centenar de jugadores de Segunda o Tercera Federación. La mayoría de ellos, por su estatus, cobran una cantidad considerable de dinero mensualmente. No obstante, matiza algo que no está tanto a la orden del día: la Kings League es una Liga amateur y, en caso de que se profesionalizara, no estaría permitida la doble licencia de los futbolistas. "Al final los clubes están dando un permiso como si su jugador fuera a la boda de su hermana", asevera.

David Copito, de todos modos, prefiere que sus representados no participen en la competición de Piqué, aunque con motivos: "Cualquier club en condiciones económicas no dejaría al jugador compaginar. Se va a empezar a poner en los contratos. En el Sants ha pasado porque tendría un contrato amateur, pero, por ejemplo, el Salamanca (también Tercera Federación) no dejaría. Mis jugadores no podrían compaginar porque la mayoría están dados de alta en la Seguridad Social. Si alguno me lo pide, no se lo aconsejaría. ¿Qué pasaría si se rompe en la Kings League el cruzado?, ¿quién paga a ese jugador todos esos meses, la Kings League?".

Que una persona de su experiencia en la categoría hable de la posibilidad de que los clubes limiten por contrato la participación en la Kings League ya es revelador. Es natural, dado el caso de Ubón. Aunque hay asuntos que no se pueden evitar: "El fútbol está mal, las categorías están mal... Tercera División es un pozo y Preferente también. Hay equipos que pagan de toda la vida 50 euros por partido ganado. Si en la Kings League le dan 70… pero entrar no es fácil. Y no parece que se pueda vivir de ella".

Pese a que los propios protagonistas reconocen no jugar la Kings League por dinero, esto sí que supone un paso trascendental para aquellos que se dedican al fútbol como único oficio: "¿Cómo paga el coche un jugador de Segunda Federación que lo deja todo?". Más todavía uno de Primera Federación: "No lo entendería".

El fútbol no profesional necesitaba un cambio y el gobierno federativo de Luis Rubiales optó por ejecutarlo con un año de transición hacia la remodelación de las categorías. Así nació la actual Primera Federación, que vive con la incertidumbre de qué será de ella en un futuro próximo. Desde luego, fue una transformación radical que permitía soñar con un bienestar económico mayúsculo, con la evolución, por fin, de la Segunda B hacia el profesionalismo.

Por el momento, las categorías inferiores a la tercera del fútbol español, continúan estancadas. Así expone David Jiménez la evolución: "Un producto como la Kings League da una visibilidad que no da Tercera Federación. Hay saltos importantes entre las categorías no profesionales. La mayoría de los clubes ya pagan, es raro encontrarse equipos de Tercera Federación que no paguen nada. Hay alguno, somos conscientes, pero pocos. La media de lo que suelen ganar son unos 300-400 euros". La categoría superior genera más ingresos, aunque los sueldos rondan los 800 euros. Siempre, por supuesto, dependiendo de clubes y proyectos.

De hecho, David Copito da cifras distintas, condicionadas por otros factores. Es decir, imposible de concretar, aunque con tendencias: "La remodelación provocó que el nivel bajara muchísimo. Ascendieron equipos a los que les hubiera costado mucho subir y eso provoca que algunos clubes de pueblos de Segunda Federación apenas paguen 400-500 euros. En Tercera Federación hay clubes de capitales de provincia que pagan bastante más".

Cantidades modestas para el fútbol modesto. Aun así, no descartan pensar en cambios para que la categoría crezca. David Jiménez es voz autorizada para ello: "El fútbol no profesional y también el profesional está en una fase de pensar en cómo se puede transformar para generar más. El no profesional no tiene recursos para esto y quizás habría que dárselos desde el Consejo Superior de Deportes… Se necesita que los campos sean mejores, más accesibles para los aficionados... La Kings League ha innovado sobre un producto: el fútbol".

La sentencia final del presidente de ProLiga viene a resumir la tónica general: "La Kings League es un elemento que aparece para obligar al fútbol a adaptarse. Probablemente después saldrá otra cosa. El mundo está en continuo movimiento y no hay que verlo como negativo".

Seguirá en el debate de las plazas, no cabe duda. Pero allá donde haya un balón y una calle para jugar, existirá la ilusión de un niño por representar a Porcinos, al Santiago Bernabéu, a su pueblo o a su barrio. La evolución no es más que la invitación a la reflexión. El fútbol modesto se ha encontrado de frente con ello y ahora debe valorar cómo llegar más a su gente y, de paso, asegurar una viabilidad económica siempre en entredicho.