Los días felices de Pedro en Roma que le elevan a otra dimensión: "Esto no es genético; puede ser una leyenda"
Periodistas y ex jugadores de la Lazio calibran la dimensión del canario en el lado celeste de Roma, donde se ha convertido en el gran 'condottiero' de un equipo que desea retenerle, renovarle incluso de por vida. El jugador lo está pensando.

Si le preguntan a Roberto Baggio qué periodo de su vida fue más feliz con un balón, diría que dos: de niño, cuando jugaba en la calle, y en el Brescia, ya en el último tramo de su maravillosa carrera deportiva. Allí, con Guardiola y bajo la dirección del sabio Carlo Mazzone, volvió a sentirse adolescente, libre de ataduras, de yugos. Tenía 38 años, los mismos que Pedro Rodríguez cumplirá en algunos meses.
"Es la estrella. Creo que no juega más por la edad que tiene", anticipa Cristian Ledesma, ex capitán de la Lazio, club donde militó casi una década: 2006-15. "Marca diferencias. De tener tres o cuatro años menos disputaría todo, pero no solo por la calidad sino por la experiencia, la inteligencia que demuestra siempre. Sabe leer como nadie los partidos, su contexto, y en eso lógicamente es clave su sobresaliente trayectoria. Aporta velocidad, temple cuando es necesario, conduce el balón, regatea, anota goles, da asistencias, maneja ambas piernas, va bien de cabeza, es sacrificado… Su cerebro camina a otra velocidad. Me explico mejor… No es que domine los partidos en sí, sino cada una de las situaciones que se producen dentro de él. Son muchas y variopintas las aristas", acentúa.
Con esas palabras vertidas y analizadas, el -otrora- centrocampista argentino rápidamente se teletransporta al último fuera de serie en vestir esa camiseta: Miroslav Klose. Sí, un simposio de competitividad, temple, gen nadador, goles y pesca. No es casual, como Pedro, que también se trate de otro campeón del mundo. Frío y calculador. Ángel endiablado. "Sí, en cuestión de magnitud, los podría comparar. Cada uno con su rol, claro. Ahora bien, con las características de Pedro, con esa calidad pura, esa precisión y técnica en las combinaciones… Quizás Matuzalem (ex Real Zaragoza), y poco más".
Lo saben bien en el club, tanto en las oficinas como dentro del campo. De hecho, Claudio Lotito (presidente) quiere renovarle un año más para después ofrecerle un rol en el cuerpo técnico o incluso como directivo. Por su parte, míster Baroni ha confesado recientemente en rueda de prensa que tiene una misión: "Cuidarle para que juegue, al menos, cuatro años más. Así construiremos una identidad", apuntó.
No son gratuitos, pues, los elogios recibidos por el atacante canario, capaz de triunfar en tres campeonatos diferentes (Liga, Premier, Serie A) y convertirse en un liquidador de récords serial. Los últimos -en Italia- pasan por convertirse históricamente en el tercer futbolista que ve puerta con las dos camisetas en un derbi romano (antes, Selmosson y Kolarov) y el primero de siempre en marcar -eliminatoria directa- en los tres torneos continentales a nivel de clubes. Lo hizo en su debut con la Lazio en la Conference League, contra el AZ Alkmaar. Sí, siempre fue un hombre capaz de darle cotidianeidad a lo puramente extraordinario. A izar banderas para, después, volver a hacerlo.
Hombres del Scudetto
Pedro constantemente ha demostrado carácter, personalidad, gen ganador y una eficiencia clínica cara al gol. Decisivo e imprevisible, cínico sobre todo en los momentos importantes. "Su figura es especial. Madurez y una carrera llena de títulos. No le respetan solo por esto, sino porque cuando entra da ejemplo de qué y cómo hay que hacer. Es un condottiero, y le siguen sus compañeros. Un punto de referencia tanto en el vestuario como en el terreno de juego". Quien atiende a Relevo es Marco Ballotta, un exportero mítico que defendió la Lazio en dos periodos diferentes. Un libro Guinness en sí mismo.
Si en su primer capítulo (1997-00) ganó el último Scudetto del club lazial hasta el momento, en su segunda etapa (2005-08) simplemente se dedicó a cosechar plusmarcas. Una detrás de otra. Hoy, por ejemplo, es el más veterano en haber disputado un partido de Champions (43 años en 2007, contra el Madrid). Un monumento. "¿Comparar la trascendencia, la excelencia de Pedro con la de alguno en mi primera Lazio? Difícil, porque estaba llena de entrenadores en el campo. Ya sabes, Simone Inzaghi, Simeone, Sergio Conceiçao, Nesta, Mancini, Mihajlovic… Pero sí, viendo su nivel, longevidad, ductilidad… Habría sido muy importante en ese grupo también. Le veo jugando a lungo. No se lesiona. Puede ser una leyenda, porque los chicos le ven y emulan para crecer. Esto no es genético, sino ganas de divertirse y querer mejorar, enseñar", reconoce.
Así se presenta el intangible paraíso de Pedrito en Roma. Inmerso, encuadrado en una entidad huérfana de títulos desde hace un lustro, aunque al mando de un grupo joven (Zaccagni, Guendouzi, Mario Gila o Isaksen) con una ambición y unas ganas abrumadores de ganar y morder. La alquimia es perfecta, y en ella el monstruo de Tenerife ejerce de eslabón. Un macho alfa que guía, arenga, sacude y comanda como en su día sucediera con los mentalistas irredentos de Eriksson, el volcánico Paolo Di Canio o el pistolero Giorgio Chinaglia, héroe del primer scudetto en 1974, el de los balones y revólveres.
La paradoja es que de todos los clubes en los que jugó Pedrito, la Lazio, por volumen e impronta histórico-futbolística, no está a la altura de Barça o Chelsea. Ni tan siquiera de la Roma. La suerte es que en esa carretera secundaria donde incluso el maravilloso y humilde Marco Baroni ve una autovía refinada ("Es el mejor equipo que entrené en mi vida"), es probablemente el lugar más propicio para que la fertilidad del fuoriclasse español siga haciendo de las suyas. Por citar un ejemplo… Cruyff, a esa edad, ganó una Eredivisie con el Feyenoord para poner el mundo patas arriba.
El ejemplo Klose
No hay que olvidar una cosa, y es que a Pedro le han tocado los dioses. Inventado por Guardiola, curtido por Mourinho y untado en formol por Maurizio Sarri, no es presuntuoso decir que su futuro carece de límites. Es, desde los tiempos del meta Astutillo Malgioglio (1985), el primero en cambiar lobas por águilas, algo que lejos de condicionarle le ha hecho mejor, más fresco y lozano. Extra motivado, acicalado para las grandes galas.
Hoy es ilusión y mentalidad inquebrantable. Goles milagrosos y determinantes. Sagaz y militante. Además, supone un ejemplo en la Ciudad Deportiva de Formello, ejemplariza el ansia por seguir la horma de los laziali más grandes y la avidez por desempolvar unas vitrinas que quieren perder óxido. Es curioso, pero para Pedro cada día supone la primera vez. Eso le hace ser tan querido, amado, y viceversa. Al final, como dice el escritor Charles Bukowski, "es mejor dormir abrazados una hora que hacer el amor durante toda la noche". Se mueve en este contexto poético, sí.
"Por eficacia, magnitud, prestigio internacional o beneficio para la imagen Lazio, es equiparable a Klose. Los tifosi se mueren por él. Ha reconocido estar feliz, ambientado. Muy grato con el pueblo biancoceleste. Tiene la estima de todos: entrenador, presidente, afición y compañeros. Baroni dice que los jóvenes deben observar y metabolizar la pasión que demuestra Pedro", explica Giulio Cardone, periodista de la Repubblica, quien subraya los paralelismos con el exbomber alemán. "Miro llegó también gratis, con 33 años. ¿Sabes cómo arribó el canario? La Roma lo tenía apartado. Un agente se lo propuso a Igli Tare (antiguo director deportivo), y este se lo regaló a Sarri, quien ya lo tuvo en el Chelsea. Maurizio no se lo creía", recuerda.
El desenlace de la historia se puede explicar con el capítulo previo al aterrizaje de Pedro en Italia (aeropuerto de Fiumicino), inicialmente para vestirse de giallorosso. Era la final de la Europa League'19. El Chelsea de Sarri se impondría 4-1 al Arsenal de Emery con una actuación magnífica del chico de oro, gol incluido. "Pedro y Giroud juegan. Son expertos en citas así. Los otros los eliges tú, Gianfranco". Gianfranco era Zola, su ayudante ese año en Stamford Bridge. "Ahora entiendes que cuando Tare lo sugirió, él dijera que sí, sin pensarlo. En el primer derbi marcó contra la Roma. Lo celebró como un loco. Allí le hicieron sentir como un ex futbolista. Querían quitárselo de en medio", reconoce Cardone. "Pedro Rodríguez es soberbio. Con la Lazio quiere ganar el que sería su 26º trofeo. Una carrera excepcional".
Roma, eternamente agradecida a los héroes sacrificados, simplemente actúa como testigo y marco de su hambre. Muchos podrían llamarle traidor, pero estas piedras milenarias no enjuician, sino que absuelven. El fútbol no es una excepción. Efectivamente, analizando la complicidad, el compacto idilio entre PR9 y la città eterna (lado biancoceleste), da lugar a pensar que se conocen desde siempre. Lo cierto es que no se habían visto antes. O sí, y solo estaban esperando el momento oportuno para poder anunciarlo sin pudor. "Nada es más militante y complejo que el amor", dice el cantautor italiano Ivano Fossati. "Cuando llega, es como si hubiera estado ahí toda la vida".