El nuevo Cheryshev rompe su silencio desde Venecia: "No quiero perder un minuto de mi vida"

Denis Cheryshev (Nizhni Nóvgorod, Rusia, 32 años) se mezcla entre la multitud, con aspecto de turista que acaba de aparcar su coche en Piazzale Roma para visitar la ciudad más loca y peculiar del mundo. En Venecia no hay coches, sólo barcos. Las góndolas, en cambio, son para los enamorados que tienen ganas de besarse en plena laguna. Las calles están conectadas por puentes y en los bares más característicos, los bacari, la cocina es muy parecida a la de las tapas españolas. El jugador se siente a gusto en este escenario de cuento que eligió el pasado verano tras salir del Valencia y después de muchas semanas meditando su futuro. Apostó por este entorno especial para continuar su carrera mientras se refugia en la literatura rusa y utiliza lo justo las redes sociales. Hasta su vestimenta se mimetiza con su presente: entre pantalones y zapatillas luce los colores naranja, negro y verde: los del Venezia Calcio, su club...

Paseamos por las calles de la ciudad italiana bajo un sol abrasador, buscando un lugar donde detenernos. El delantero, que dio sus primeros pasos en el Sporting de Gijón, club en el que también jugó su padre, ha dejado atrás un periodo de lesiones y ahora vuelve a disfrutar de la titularidad en el Venezia, 16º de la Serie B: "El sábado, contra el Como, tenemos que ganar... No estará Cesc Fábregas, pero me encontraré con Patrick Cutrone y Álex Blanco, con los que jugué en el Valencia". Se le ilumina la cara cuando se refiere al Valencia, uno de los equipos por los que Denis siente un gran afecto: "Cuando puedo, veo los partidos. Algún día me gustaría volver, ¡todavía tengo una casa allí! Me lo pasé muy bien con la camiseta del Valencia, también gracias a un entrenador como Marcelino, que me dio mucha confianza".

Encontramos un campo y por fin nos detenemos. En Venecia, el campo equivale a una plaza. No tiene nada que ver con un campo de fútbol, también porque no hay ni rastro de césped. Campo San Giacomo tiene un pozo en el centro y allí mismo nos paramos y empezamos a charlar.

La elección de venir a jugar a Venecia fue sencilla: amor a primera vista. "Hace unos años vine a visitar la ciudad, de vacaciones, e inmediatamente me enamoré. Es preciosa. Por suerte, unos años más tarde surgió esta oportunidad a nivel profesional y no me lo pensé ni un segundo. El objetivo es salvarnos. A principios de año aspirábamos a otra cosa, pero ahora tenemos que permanecer unidos y compactos y conseguir la salvación lo antes posible. Estoy aprendiendo muchas cosas nuevas aquí, incluido el estilo de juego italiano, que es mucho más físico que el español".

No pierde de vista la ciudad que le rodea. "Hay tantos lugares en Venecia que me gustan... El puente de Rialto, la plaza de San Marcos, subir al campanario, desde donde disfrutas de toda la ciudad desde arriba, coger el ferry e ir a ver la iglesia de Santa Maria della Salute... Es todo fantástico". Su adaptación va viento en popa. "Estoy aprendiendo el idioma... Viví en Valencia y el italiano suena un poco como el valenciano. ¿Mi palabra favorita? Varias...", se ríe. Luego añade: 'Buongiorno, come stai, tutto bene'. Aquí en Italia se come muy bien pero hay que tener cuidado, si comes mucha pasta o mucha pizza engordas. Me gusta mucho la pasta con trufas y queso parmesano".

Rodeados de este contexto, el primer nombre que irrumpe en nuestro encuentro es el de un italiano: Fabio Capello. El técnico jugó un papel muy importante en la carrera de Denis, convocándole y haciéndole debutar con la selección absoluta rusa el 14 de noviembre de 2012, a los 21 años y 10 meses. "No hablé con Don Fabio, así le llamamos en Rusia, antes de fichar por el Venezia. Creo que la última vez que nos vimos fue cuando era seleccionador de Rusia. Le respeto mucho como persona, fue importante para mí y para mi carrera".

Hablando de la selección nacional, surgen otros recuerdos. "El entrenador más duro que tuve en mi carrera, sin duda, fue Cherchesov, el seleccionador del Mundial 2018. Daba miedo. Tuve conversaciones muy directas con él. Pero tengo que darle las gracias porque, gracias a su dureza hice cosas increíbles". Como un doblete, en el primer partido del torneo, contra Arabia Saudí. "Al final del partido hablé por videochat con mi padre, que, por cierto, ni siquiera pudo ver el partido porque viajaba en avión. Cuando cogió el teléfono me dijo: '¡Pero si este tío ha marcado dos goles!'. Después de aquel Mundial pasó de todo, te puedo decir que Luka Modric me escribió un mensaje precioso, diciéndome que había hecho un gran torneo y que se alegraba por mí. Hay que tener en cuenta un gesto así, te hace darte cuenta de la clase de persona que es. Para mí Luka es un ejemplo, un profesional increíble".

En cuanto a los mensajes que recibió, uno cambió su carrera. "Acababa de debutar en la selección, con Capello, llego al vestuario y leo este mensaje: 'Prepárate, a partir de la semana que viene entrenarás en el primer equipo'. Firmado por José Mourinho. ¡Me quedé en shock! Ahí, para mí, que era un chaval del Castilla, empezó todo'. ¿Quién hablaba más en el día a día entre Mourinho y Capello? "Mou". Respuesta fácil. "Don Fabio era muy, muy, exigente. Mourinho, en mi opinión, es mucho más tranquilo sobre lo que quiere hacer ver. José es bueno estimulándote, tomándote el pelo, para que des lo mejor de ti".

El Real Madrid coge protagonismo en la charla. Allí pasó muchos años, desde muy joven. Denis creció y conoció a fondo La Fábrica, la cantera blanca. "Hace una semana, Esteban Granero decía que dentro del mundo Fábrica hay una competitividad muy alta porque con 14 o 15 años empiezas a vivir situaciones que la gente normal vive con 35 años. Siempre tienes que dar lo mejor de ti, aunque seas un niño, porque si no llegas a lo más alto lo harán los que están sentados a tu lado. Todo el mundo intenta mejorar, ser el mejor... Yo hice mi camino. Gracias a Dios llegué donde estoy, estaba bien".

El momento más bajo, que todo el mundo recuerda, seguramente sea el episodio de Cádiz. En 2015, el Real Madrid de Benítez cometió alineación indebida con él en la Copa del Rey y fue excluido de la competición. "Fue un momento difícil porque todos los focos estaban sobre mí por un hecho negativo. Lo viví con sufrimiento. Porque sufres, sufre tu familia, tus amigos, tus compañeros... Pero creo que incluso de estas situaciones se aprende y se crece, yo también podría haber tenido más cuidado. Siempre hay que ver el lado positivo. ¿Cuándo me di cuenta? Al final de la primera parte. Sé que los aficionados locales coreaban algo durante el partido, pero está claro que yo no me di cuenta. En el minuto 45, Emilio Butragueño se me acercó y me explicó el asunto, pero sinceramente no me acordaba de esa amonestación. El Real Madrid estuvo a mi lado, como ha estado todos estos años. Todavía hoy me escribe gente del club para desearme un feliz cumpleaños. Hace años que no soy jugador del Real Madrid, pero siempre siento y noto su cercanía".

Cheryshev no duda cuando se le pregunta cuál ha sido el momento más duro de su carrera: "Cuando me lesioné. Y me pasó varias veces. Pero cuando te lesionas en este deporte tienes que levantarte al día siguiente y pensar que tienes que recuperarte. Paso a paso. Con el apoyo de los amigos y la familia siempre sigues adelante y nunca te rindes".

En un intento de devolverle la sonrisa y olvidar los episodios oscuros, le proponemos realizarle preguntas rápidas con la siguiente condición: "Tienes que responder sin pensar demasiado". Denis se prepara. ¿El compañero más gracioso? "Novakovich, del Venezia, hace mil bromas, pero también mencionaré a Cani, del Villarreal". ¿El más técnico? "Modric y Özil. ¿El más carismático? "Sergio Ramos es un líder. Pero Nacho también es un líder silencioso, cuando habla siempre dice las cosas correctas... es un capitán. Ya con 10 años llevaba el brazalete, le recuerdo bien". ¿El más festivo? Denis no se explaya. "No creas que a cierto nivel hay compañeros que salen de fiesta todas las noches... En cualquier caso, no puedo dar nombres". Cristiano Ronaldo: "Fue un honor jugar con él. Hablaba con todo el mundo, no era engreído, un gran trabajador".

El fútbol deja su protagonismo a la vida y abordamos todas las pasiones que nada tienen que ver con la pelota. Denis está chapado a la antigua. "No tengo tatuajes, ni uno solo, ¡y nunca he pensado en tenerlos!", dice antes de confesar que es un enamorado de la naturaleza: "De niño pescaba mucho, cuando estaba en Rusia, cerca de casa de mi abuela. Un día me dieron una caña de pescar en la mano y dije: 'Pero ¿qué es esto?'. Y empecé a pescar. Las horas se me pasaron volando, en plena naturaleza. De niño era muy activo, pero cuando pescaba me quedaba quieto, tranquilo, disfrutando del momento. Desde las cinco de la mañana hasta las diez. Y luego volvía por la tarde. Ahora hace mucho que no pesco, pero en el futuro me gustaría volver para experimentar ciertas sensaciones".

En los viajes largos también se diferencia. En el autocar del equipo, mientras todos miran sus teléfonos móviles, él se sienta y lee un libro: "Me gusta mucho leer. Ahora mismo estoy con 'Los hermanos Karamazov', de Fedor Dostoievski, y luego leo a muchos autores clásicos de la literatura rusa. Me gustaría leer un poco más de Aleksandr Sergeevič Pushkin, Lev Tolstoi...". "Entonces, redes sociales, ¿sí o no?", le lanzamos. "Mi relación con Instagram la considero de amor y odio. Me gusta vivir el presente. Ocurre que te metes en una de estas aplicaciones y te pasas horas en ella sin ver nada. Pasan las horas y pierdes el tiempo. Yo cuando tengo que postear, para mandar un mensaje a los fans, o por temas de publicidad, me descargo la App, posteo y luego borro la App. No quiero perder ni un minuto de mi vida. No quiero publicar la foto que le gusta al público, sino hacer las cosas que me gustan a mí".

"¿Y si no se hubiera hecho futbolista?". Denis sonríe: "¡Eso he pensado muchas veces! Cuando era joven estudié Ciencias del Deporte y quería hacer algo relacionado con el fútbol, o con el deporte en general. En aquella época jugaba en Tercera división, no sabía si llegaría a lo más alto. Quizá habría sido entrenador. Por cierto, sólo me falta el último título para llegar a serlo. Quién sabe si en el futuro llegaré a serlo de verdad, ¿por qué no?".