SERIE A

La Roma pone en duda por primera vez a Mourinho

La derrota en San Siro deja al técnico portugués ubicado en media tabla y siembra la duda sobre su futuro en la capital italiana.

José Mourinho en la derrota de Coppa Italia frente a la Lazio. /EP
José Mourinho en la derrota de Coppa Italia frente a la Lazio. EP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

La derrota en San Siro es la séptima de la AS Roma esta temporada. Con 29 puntos, novena, 'la Loba' encara la segunda vuelta de la liga con la idea de ganar el 'Scudetto' completamente borrada de su lista, y las opciones de pisar competiciones europeas con las que José Mourinho acostumbra a justificarse muy reducidas a día de hoy. El mismo equipo que ganó la primera edición de la historia de la UEFA Conference League, y que estuvo a punto de alcanzar la gloria en la final de la UEFA Europa League ante el Sevilla un año después, es ahora un participante más en la Serie A.

El varapalo de la noche del domingo en Milán (3-1) deja a The Special One por primera vez desde que tomara el cargo en el disparadero. Ya que su Roma no levanta cabeza, y en Italia ya ni sorprenden resultados como el de San Siro. "Crisis de Mou: ahora para las casa de apuestas, el adiós está a un paso" y "Milan-Roma, no hay nada aleatorio" titulan respectivamente la Gazzetta dello Sport y Corriere dello Sport hoy.

El historial del luso en el viejo continente es incontestable, no sólo por sus éxitos pasados, sino por el buen hacer que no se cansa de recordar cada vez que tiene la oportunidad. "También es la primera vez que la Roma llega a dos finales europeas", dijo en septiembre tras admitir que era el peor inicio de la historia del club, así como el de su carrera profesional.

Entonces, comparecía tras la derrota ante el Genoa por 4-1, la que suponía la tercera vez que su equipo caía en los seis partidos iniciales del campeonato. Era todo un cambio de dinámica tras Budapest, ciudad en la que perdió esa segunda final que presume haber alcanzado, y que, al parecer, supuso un punto de inflexión. Por mucho que José Mourinho se obceque con la idea de que su Roma fue campeona en esa final, el trofeo está en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán. Y quizás esa venda en los ojos del portugués le impide encontrar la tecla para sacar al equipo del pozo en el que se encuentra sumido.

Dejando de lado ese trago, la situación actual deja a Mou tocado. Mucho. No sería atrevido asegurar que está en la cuerda floja. Y es que además de conocer lo que pasa cuando un entrenador no ofrece resultados inmediatos en un club con ciertas exigencias como es la Roma, el luso encara un problema mayor. Tiago Pinto, quien desde su llegada al puesto de director deportivo del club en 2020 apostó firmemente por su estancia en el banquillo, abandonará su cargo según concluya el presente mercado invernal.

El anuncio del pasado 4 de enero cayó como un jarro de agua fría sobre el estadio Olímpico. Pinto fue quien, entre otros futbolistas, trajo a algunos de los pilares de la plantilla como Rui Patricio, Tammy Abraham, Nemanja Matic, Paulo Dybala y Romelu Lukaku. También contrató a José Mourinho en la temporada 2021/22.

Adiós al arquitecto limitado

La marcha del verdadero constructor del actual vestuario es un gran problema. Sobre todo para la Roma, que envuelta en una apretada situación económica que le impedía hacer fichajes tirando de un talonario sin topes, vio cómo Pinto trajo estrellas a un equipo con una base sólida pero que carecía de nombres importantes. Los Lukaku, que esta temporada ha vuelto a reencontrarse consigo mismo (registra ocho goles y una asistencia en 17 partidos), Dybala y un madurado Chris Smalling, entre otros, han sido las herramientas proporcionadas a un Mourinho que poco más pedía.

Pero ahora el técnico se ve damnificado de manera directa por la incógnita que genera el desconocimiento de las intenciones del nuevo director deportivo. Y sin sustituto confirmado por los dueños (el Friedkin Group americano), la incertidumbre acompañará probablemente a los gialorossi hasta verano.

Lo que sí parece estar claro es que si los caminos del equipo y el entrenador se separan, desde luego no será por decisión propia del segundo. "No he hablado con el propietario, pero yo quiero seguir en la Roma. Para mí una separación sería dura, pero si sucede no será por decisión mía", declaró a los micrófonos de DAZN en diciembre tras su derrota con el sorprendente Bolonia (2-0).

Dybala, el otro 'problema' de Mou

A la caída de esta Roma se le pueden encontrar varias patas rotas. Seguramente, la que provocó su ruptura son las típicas lesiones que arrugan a los equipos. En este caso, no son pocas esta temporada. Tammy Abraham, Marash Kumbulla, Renato Sanches, Chris Smalling y Paulo Dybala han pasado por la enfermería este curso. Al menos dos de ellos (el central inglés y el delantero argentino) forman parte de la columna vertebral del equipo, y para echar más leña al fuego, hay caso abierto con el contrato de este último.

Aparentemente, no porque su intención sea la de no renovar. Su contrato finaliza en junio del año que viene, lo que deja margen a que el escenario que une al club con el futbolista cambie a una dirección u otra, pero es que el problema con Dybala es otro: su cláusula. La cifra que permite a los clubes de fuera de Italia lanzarse a por 'la Joya' lo convierte en un caramelo. Y es que cualquier equipo de fuera de Italia puede negociar directamente con el futbolista si paga los 13 millones de euros que liberan al jugador desde el pasado 1 de enero.

Antes de la apertura del mercado ascendía hasta los 20 'kilos', un número igualmente asumible para incorporar a una pieza diferencial. Cinco goles y seis asistencias ha aportado a los suyos esta campaña (13 partidos). Aunque bien se sabe que en estos casos el jugador tiene la última palabra. Eso sí, esa autopista para llegar a Dybala, unida a sus continuas ausencias por lesión, constituyen otro dolor de cabeza para Mourinho.

El enganchón de la discordia

Por si fuera poco, la noche terminó con un pequeño desencuentro entre el entrenador y uno de sus futbolistas. A la salida del túnel de vestuarios, Mourinho se encontró a Andrea Belotti compareciendo ante los medios, algo que el portugués no podía hacer al estar sancionado tras su expulsión ante Atalanta el fin de semana anterior. "¿Qué haces todavía aquí? Se van todos en el autobús", espetó contra el delantero, que disfrutó en el partido de media hora de juego sustituyendo a Stephan El Shaarawy.