REAL MADRID-ATLÉTICO

El Santiago Solari del Atlético de Madrid sólo pasó penas: "No queríamos traspasarle, nunca tuvo una mala palabra pero no quería jugar en Segunda"

Fichó por el Atlético en enero de 1999 y estuvo una temporada y media que fue volcánica en el club: presidente en prisión, tres entrenadores por curso, descenso y dos finales de Copa perdidas.

Solari, en un partido con el Atlético. /
Solari, en un partido con el Atlético.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Antes que blanco, fue rojiblanco. Con menos éxitos deportivos y menor trascendencia mediática y social, pero la autentica realidad es que Santiago Hernán Solari Poggio, hijo, hermano, sobrino y primo de futbolistas y entrenadores, amarró en el fútbol europeo en el puerto del Vicente Calderón, en pleno río Manzanares. Antes de ganar una Champions, una Intercontinental, una Supercopa de Europa, dos Ligas y dos Supercopas de España en sus cinco años vestido de blanco, el Indiecito, como le apodaban cuando vestía de corto, jugó temporada y media en el Atlético, con el que perdió dos finales de Copa consecutivas y en el segundo curso descendió a Segunda con el trauma momentáneo correspondiente.

Y es, precisamente, a orillas de un derbi que él ha jugado con las dos camisetas, cuando Relevo quiere brujulear en esta etapa menos conocida y descubrir el perfil rojiblanco de un futbolista que comenzaba a triunfar en aquel River de los 90 capitaneado por Enzo Francescoli. Tenía 22 años cuando el secretario técnico atlético de entonces, Miguel Ángel Ruiz, se fijó en él. Le puso en la pista un reconocido representante argentino del mundo del fútbol y del teatro, Daniel Comba, el gran agente y amigo de Carlos Bianchi, que en 2005 también entrenó al Atlético.

Su salida del Monumental y su llegada al Vicente Calderón no fue tan polémica como su posterior aterrizaje en el Bernabéu, pero también tuvo su rocambolesca historia. El jugador y River no llegaban a un acuerdo para la renovación y el Atlético, atento a la situación, llegó a un trato con Santiago, el padre del futbolista, que era quien ejercía de agente. En un principio el pacto era para el final de esa temporada, junio de 1999, pero el club de la franja aceleró el proceso al darse cuenta de que si no vendía antes, Santiago Hernán se marcharía libre e ingresaría poco o nada de traspaso.

Con 22 años, en enero de 1999, los dos clubes llegaron a un acuerdo. Las cifras que se encuentran en los periódicos españoles y argentinos de la época bailan, posiblemente porque aunque en la operación, aunque el representante era el padre del jugador, aparecieron hasta cuatro intermediarios distintos. David Pintado, presidente de River, habló de que el traspaso se había cerrado en cinco millones de dólares, de los que el club argentino ingresó 3.900.000 libres de impuestos y se veía exonerado de pagar lo que debía al futbolista de los dos últimos años, 2.200.000.

Solari, con el Atlético, en un partido contra el Espanyol.
Solari, con el Atlético, en un partido contra el Espanyol.

Santiago Hernán firmó por cinco años con el Atlético y, como era legítimo en aquellos tiempos, se llevó el 15 por ciento de la transferencia. Rescatando sus palabras en la prensa local del día de su marcha no se fue muy contento. "Estoy muy triste. Me voy de River en un momento no deseado y por las grandes diferencias que tengo con el club para continuar. No me quería ir, pero la salida era lo más viable para las dos partes". River amenazó al jugador con pasarle al equipo Reserva si no renovaba y que sería "desafectado" de la mismísima selección argentina, según reconoció, incluso, el presidente de la AFA, Julio Grondona.

Primeros meses convulsos: Gil en la cárcel, resultados durísimos...

En Madrid le esperaba un mundo desconocido y un Atlético presidido por Jesús Gil y Gil que, precisamente, cuando se estaba negociando su fichaje, había entrado por segunda vez en prisión por el llamado 'caso de las camisetas'. Hospitalizado por una arritmia, estuvo del 7 al 14 de enero. Salió bajo una fianza de 100 millones de pesetas. Solari, intentó estar lo más ajeno posible a todo lo que le rodeaba, pero, al fin y al cabo, era su puesto de trabajo y se encontró un equipo deprimido y en crisis. Se vistió por primera vez la rojiblanca con el '9' que había dejado libre Vieri a principio de la temporada en un partido de la Copa contra la Real Sociedad, en el Vicente Calderón. Jugó 30 minutos. Entró por Njegus. El Atleti perdió (0-1), pero se clasificó para los cuartos de final porque había ganado (1-2) en San Sebastián. Todavía valían dobles los goles fuera de casa.

En la Liga, tras 20 jornadas disputadas, el equipo iba octavo con 32 puntos. A cinco del Barcelona, líder, y a dos del Real Madrid, quinto. Solari diputó el 7-2-99 sus 24 primeros minutos ligueros ante el Salamanca en El Helmántico, nueva derrota (2-1). El entrenador todavía era Arrigo Sacchi. A la jornada siguiente, tras perder en casa con el Espanyol (1-2), el prestigioso técnico italiano dimitió.., dos minutos antes de que le destituyeran. Había sido su primer partido como titular. Le sustituye interinamente cinco partidos Carlos Aguiar y acaba la temporada Radomir Antic. Solari aprende rápido que su nuevo club es una máquina de devorar entrenadores. Tres en sus primeros seis meses.

En cuanto a resultados, su llegada fue durísima. Además de las tres derrotas, una en la Copa y dos en la Liga, ya mencionadas, encadena otros cuatro partidos sin ganar. Tres empates domésticos: Oviedo (0-0), Deportivo (1-1) y Villarreal (2-2) y una derrota en casa ante el Parma (1-3) en la Copa de la UEFA. No conoció la victoria vestido de rojiblanco hasta su octavo encuentro, en San Mamés, ante el Athletic (1-2) con goles de Juninho y Mena. Sin posibilidades de quedar entre los cuatro primeros en la Liga y eliminados de la Copa de la UEFA, las esperanzas del equipo se centran en la Copa del Rey, donde llegan a la final contra el Valencia.

Por el camino liguero, Santiago Hernán se encuentra con el primer derbi de su vida. Penúltima jornada. Su equipo está decimocuarto con 43 puntos. El Real Madrid, entrenado por Toshack, llega tercero con 65, pero a 14 del líder Barcelona. Esa tarde conoce el Vicente Calderón en ebullición. Antic no le pone en el once de salida. Su realidad era que alternaba banquillo y titularidad. No era fijo. Su equipo saca lo mejor de sí y suma los tres puntos. Goles de José Mari, Lardín y Juninho. Morientes marca el del honor blanco que había supuesto el 1-2. Solari entra en el minuto 66 por Valerón.

Al fin una alegría que no se ratifica en la final de Copa. El Valencia se pone rápido por delante con dos goles de Claudio López y Mendieta y cierra en el 80' con otro tanto de su compatriota, el 'Piojo'. Tampoco es titular. Tras el descanso sustituye a Lardín y se entera de que el entrenador del rival, Claudio Ranieri, será su técnico al curso siguiente. Su balance de este primer año no era el que él esperaba. Juega 16 partidos: cuatro victoria, cuatro empates y ocho derrotas. Seis encuentros de titular, pero solo dos completos. En la Liga, el Atlético queda decimotercero con 46 puntos, a 33 campeón, el Barcelona. Una clasificación que no corresponde a una plantilla en la que Solari tiene como compañeros a Molina, Aguilera, Chamot, Toni Muñoz, Valerón, Kiko, Geli, Santi Denia, Juninho, Jose Mari, Jugovic, Lardín...

La temporada del descenso

Segundo curso. De mal en peor a nivel colectivo, aunque él se va asentando en la titularidad. Juega un total de 45 partidos. De ellos 37 de titular, 14 completos y ocho suplente. Gana 15, empata 11 y pierde 19. Marca seis goles. El descenso en la penúltima jornada es el castigo final para él y todos sus compañeros. Tres entrenadores vuelven a pasar por el banquillo: Ranieri, Antic y Zambrano. Disputa los dos derbis, ajeno todavía a que el Real Madrid será su próximo destino, aunque en la plantilla rojiblanca, sobre todo según se acercaba el final de temporada, se comentaba que donde quería jugar realmente Solari era en el eterno rival. "Los de River son el Real Madrid, los de Boca son el Atlético... El Indiecito es de River", comentaba un compatriota suyo por los vestuarios del Carlos Tartiere cuando se consumó el descenso.

Solari volvió a ganar al Madrid, esta vez en el Bernabéu. Jornada 10. Se repitió el resultado del año anterior en el Calderón (1-3). Juega los 90 minutos. Marcan Hasselbaink, dos, y José Mari. Morientes para los blancos. En la segunda vuelta, en la jornada 29, marca el gol del empate en el último minuto del primer tiempo. Había marcado antes Morientes. Saque de banda largo sobre el área blanca. Control con el pecho y chilena de espaldas de Kiko... y Solari que llega a rematar de cabeza en el palo más alejado. Celebró el tanto eufórico, corriendo por el fondo sur con los brazos abiertos, dando saltos de alegría sobre sí mismo y mostrando la camiseta y el escudo a los aficionados. Ese fue el último gol del Atlético al Real Madrid en el Vicente Calderón. Curiosamente, los dos entrenadores habían cambiado en relación al partido de la primera vuelta. De Ranieri y Toshack a Antic y Del Bosque.

"Sacchi quería fichar a Nedved. Hicimos una gestión con la Lazio, pero las condiciones del jugador eran desorbitadas y fue cuando aceleramos lo de Solari"

MIGUEL ÁNGEL RUIZ Exsecretario técnico del Atlético

Miguel Ángel Ruiz, el hombre que lo fichó para el Atlético, recuerda para Relevo cómo fue la operación y la temporada y media rojiblanca de Solari. "Yo negocié con él y con su padre. Lo teníamos preparado todo para el final de esa temporada 1998-99 que hubiera llegado libre, pero lo adelantamos al mes de enero del 99. Nuestro entrenador, Sacchi, quería fichar a Nedved para ponerle de segundo delantero. Hicimos una gestión con la Lazio, pero las condiciones del jugador eran desorbitadas y entonces fue cuando aceleramos lo de Solari. Nosotros necesitábamos otro tipo de futbolistas, más como Solari. Yo le tenía muy controlado. Era un chico que aunaba calidad, llegada, trabajo... Y después de hablar con él me di cuenta que además tenía la cabeza muy bien puesta y eso me animó aún más a ficharle. Le quería para nuestra banda izquierda. Para mí siempre fue un centrocampista para jugar por fuera. Tenía un buen repliegue, aunque le gustaba atacar. Podía jugar también en otras posiciones porque entendía bien el juego. Era muy inteligente como persona y lo trasladaba al terreno de juego. Se notaba que era de una familia muy futbolera. Perfectamente podría ser un segundo delantero por detrás de la referencia. Pensábamos que por su juventud nos podía aportar mucho en un futuro...".

Sobre la marcha, Ruiz especifica. "Bueno, por las circunstancias que se dieron después solo estuvo un año, pero nuestra intención no era traspasarle. Su segunda temporada, individualmente fue buena. Respondió a nuestras expectativas. Se convirtió en un futbolista importante dentro del equipo. No era un extremo al uso. Tenía trabajo, mucho ida y vuelta. Jugó muchísimo. Era un futbolista moderno, muy completo. Fuera del campo tenía una personalidad muy marcada. Tenía mucha autoestima. En el primer año, que jugó muy poco, no se vino abajo. Pero, claro, después del descenso, nos pidió salir. No quería jugar en Segunda. A pesar de todo, el recuerdo que yo guardo de él es muy positivo. Nunca tuvo una mala palabra. Nosotros no lo hubiéramos vendido. El Real Madrid pagó la cláusula y después creo que se negociaron las condiciones, pero ya no estuve yo presente...".

Solari, en un derbi, con la camiseta del Real Madrid.
Solari, en un derbi, con la camiseta del Real Madrid.

El enfado de Jesús Gil y Gil con Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid fue mayúsculo. "Es un hijo de p... y un cabrón, eso a mí no se me hace", fueron sus palabras textuales. En aquellos tiempos, los dos clubes tenían un acuerdo no escrito de que no se tocarían jugadores sin permiso. Sanz argumentó que Pirri, entonces director deportivo, le había insistido mucho con el fichaje de Solari y que él mismo había visto varios partidos del jugador. Para justificar su postura dijo que quería hacer la operación antes del 15 de junio. Iba a convocar las elecciones, que luego perdió con Florentino Pérez, y que había llamado varias veces por teléfono a Gil y que no le había localizado. Y fue entonces cuando decidió ejecutar su cláusula de recisión de 600 millones.

En esos días, Real Madrid (Juan Onieva) y Atlético (Miguel Ángel Gil) habían tenido conversaciones para formalizar un traspaso al uso, pero la negociación se rompió porque el club blanco no quiso hacerse cargo de los 400 millones que el club rojiblanco adeudaba al jugador.

Los dos últimos partidos de Solari como jugador del Atlético fue dirigido por Fernando Zambrano, que se hizo cargo del equipo tras la derrota de Oviedo en la penúltima jornada en la que se consumó el descenso. Gil y Gil despidió a Antic y recurrió a su entrenador del filial para el último encuentro de Mallorca, ya intrascendente, y para la final de la Copa del Rey que se iba a jugar en Mestalla contra el Espanyol. El propio Zambrano rememora esos dos últimos lances del Indiecito rojiblanco.

"En Mallorca ganamos 1-2 y Solari marcó el segundo gol. El primero lo había marcado Paunovic y el de ellos Eto'o. Era mi primer partido con el primer equipo y me lo sé casi de memoria. Me acuerdo que me llamó Gil y no confiaba en nosotros. Estábamos ya descendidos, pero le dije que íbamos a ganar y ganamos aunque solo valiera por el orgullo del club. En la final no tuvimos tanta suerte, todo lo contrario. Perdimos con aquel tanto de Tamudo a Toni que nunca podré olvidar en mi vida. En esas casi dos semanas que entrenamos juntos, tengo el recuerdo de un jugador técnicamente bueno, rápido, buen profesional. Era ya un futbolista completo. Sabía lo que tenía que hacer. En la final no fue titular, pero no por nada, sino por el nivel del equipo. Estaban Kiko, Hasselbaink, Valerón, Hugo Leal, aquel portugués, Aguilera, Baraja... Entró en la segunda parte... creo. Luego se fue al Madrid y no supimos más de él. No le pude disfrutar mucho".