SUPERCOPA | REAL MADRID 1- FC BARCELONA 3

La afición respondió en la final, pero generó un problema de seguridad

Aficionados locales se quedaron en las escaleras del King Fahd bloqueando algunos accesos.

Aficionados locales durante el Real Madrid-Barcelona en Riad./Reuters
Aficionados locales durante el Real Madrid-Barcelona en Riad. Reuters
Jorge C. Picón
Toni Juanmartí

Jorge C. Picón y Toni Juanmartí

Real Madrid y FC Barcelona lograron lo que todavía no había sido posible en esta Supercopa de Arabia: prácticamente llenar el estadio King Fahd (57.340 espectadores). Sin embargo, esto generó un problema de seguridad en las gradas, y es que mucha gente se agolpó en los vomitorios y bloqueó algunas salidas. Una situación peligrosa que la RFEF trató de solucionar desde el primer minuto avisando a los operarios locales.

Aficionados en la Supercopa bloquean las escaleras del King Fahd. Relevo

Atravesando los alrededores del King Fahd se podía notar la grandeza del partido. Miles de aficionados se agolpaban en las puertas para entrar. Muchos lo hicieron tarde, víctimas del complicado tráfico de la ciudad. Relevo pudo ser testigo de cómo un grupo de chicos trataban de acceder sin entrada, o de cómo cerraban una puerta en la que se aglomeraba demasiada gente. Además, ya comenzado el partido, hubo muchos aficionados que se quedaron en las escaleras de acceso, bloqueando algunas salidas. Un problema de seguridad que duró todo el encuentro y que la organización no solucionó.

No hubo ni rastro de afición española. La inmensa mayoría de los fans eran locales. Por ejemplo, la parte de la grada del Real Madrid más animosa estaba ocupada por peñas de Arabia Saudí en la que era difícil encontrar españoles. Por parte del Barcelona, más de los mismo. A los seguidores de ambos equipos no les cuadraba los 600 euros (o más) que costaba el vuelo y hotel en Riad, exceptuando algún solitario caso.

También era evidente que la mayoría de los asistentes al estadio iban con el Real Madrid. La diferencia no era notoria, pero se hacía notar en dos aspectos: primero, en los fondos, en los que predominaba el color blanco; segundo, en los gritos, sonando más los abucheos cuando la tocaba el equipo blaugrana. Un ejemplo se dio en el minuto tres de partido: es lo que tardaron en corear el nombre de Luka Modric.

Las entradas para el partido costaban desde los 30 euros hasta los 72. La afición en Riad no quiso desaprovechar una oportunidad única: la primera final Real Madrid-Barcelona que se disputa en la Supercopa. La locura por ambos equipos es total y, en este partido, se hizo más notoria que nunca.