Turquía-Armenia, cuando la política y el deporte van de la mano: himno silenciado, banderas recordando un genocidio...
La tensa relación entre los países quedó patente en su enfrentamiento en la fase de clasificación para la Eurocopa.

El caso de Luis Rubiales ha vuelto a demostrar una vez más que el fútbol, la sociedad, la política y la gente van de la mano. Es una unión indivisible. Lo que pasa sobre un terreno de juego y todos sus alrededores no es más que una representación de la vida con un balón de por medio. El éxito de las campeonas del mundo ha llenado las calles de festejos, a la par que se multiplicaba la indignación por el intolerable comportamiento del expresidente, del que también han opinado las clases políticas. España no es el único lugar en el que este vínculo está patente en el día a día y en este parón internacional se ha vuelto a demostrar. Concretamente en el enfrentamiento entre Turquía y Armenia en suelo turco. El duelo acabó con empate a uno, pero, sobre todo, ayudó a expandir alrededor del globo un conflicto bélico que irradia distintas opiniones de unos y otros y que, de nuevo, no queda exento del deporte.
En este caso, apenas trascendió al césped, aunque todo lo que rodeó al encuentro tuvo un especial color bélico. Ya en la previa, un grupo de aficionados turcos cantaron orgulloso ante las cámaras: "Karabaj es nuestro, será nuestro". En interior del estadio, un aficionado lució una bandera con el rostro de Ismail Enver Bajá, un oficial del Imperio Otomano causante de miles de víctimas mortales dentro del Ejército de la República de Armenia y uno de los implicados en el genocidio armenio en 1915.
El partido, que se disputaba bajo suelo turco, tuvo la tradicional ceremonia de himnos, tal y como obliga UEFA. Sin embargo, en el momento del himno armenio, la realización televisiva redujo considerablemente la melodía y aumentó el sonido ambiente para que los espectadores apreciaran una sonora pitada a la simbología del adversario. He aquí las imágenes, que apenas permiten escuchar el más mínimo acorde:
🇹🇷❌🇦🇲 Ayer se disputó un partido de fútbol entre #Armenia y Turquía (1-1). En la televisión turca apagaron el sonido durante la interpretación del himno armenio. pic.twitter.com/dFwh3pLilm
— Imperio Armenia 🇦🇲 (@ImperioArmenia) September 9, 2023
Paralelamente, en las gradas se lucieron decenas de banderas de Azerbaiyán, permitidas o, al menos, no especialmente perseguidas por la organización. De hecho, se viralizó un vídeo de un miembro de seguridad del estadio cacheando a una aficionada turca y descubriendo la mencionada bandera. Lejos de requisarla, la dobló con especial esmero, la besó, realizó un ritual con ella y se la devolvió a su dueña sin mayor contratiempo. Por ejemplo, en España la Ley contra la Violencia en el Deporte contempla sanciones de hasta 650.000 euros cuando se exhiban banderas que inciten a la violencia. En este caso, el conflicto bélico que enfrenta a Azerbaiyán con Armenia podría ser motivo suficiente para no permitirse en una grada.
During Turkey- Armenia Match you can see from bozkurt terrorist org grey wolves member showing off enver pasha and such who particpated in Armenian genocide in 1915.
— Armenia The Great (@info1Armenia) September 10, 2023
Peace with turks ? Never ! pic.twitter.com/wdn6UouDEZ
Los futbolistas se vieron afectados en dos ocasiones por la particular batalla que se estaba dando en las gradas. Una niña turca no quiso salir de la mano con un futbolista armenio, que había extendido el brazo para que el camino hacia el terreno de juego transcurriera con total normalidad. A lo largo del duelo, el portero de Armenia, Cancarevic, sufrió el lanzamiento de alguna botella, sin que el asunto trascendiera a mayores.
Desde luego, un clima de tensión innegable que los jugadores trataron de pasar por alto. Pero ¿qué es lo que sucede entre Armenia y Turquía para que un partido de fútbol tuviera tanta carga política en su ambiente?
El origen
Por sorprendente que parezca, el origen del conflicto data del origen de los tiempos, allá por el año 300 d.C. Armenia y Azerbaiyán son dos naciones situadas entre el Mar Negro y el Mar Caspio. La cultura del pueblo armenio se forjó con convencimiento de sus ideas y creencias, con un alfabeto propio y siendo el primer país que declaraba el cristianismo como su religión oficial. Sus rasgos culturales son bien diferentes a los azeríes, cuyo idioma deriva del turco y con una mayoría de islamistas chiíes bajo sus fronteras.
A estas alturas, es posible que sigan sin conocer qué relación guarda Turquía con el actual conflicto bélico. Por partes. El Imperio Otomano extendió sus dominios y ejerció dominación sobre el pueblo armenio, lo que acrecentó la tensión entre ambos pueblos. A posteriori, los turcos acusaron a los armenios de colaborar con Rusia. Las diferencias culturales y políticas entre ambos llevaron al Gobierno turco al conocido como Gran Crimen o genocidio contra el pueblo armenio. Esto ocurrió en 1915 y tuvo entre 600.000 y dos millones de víctimas mortales. Un genocidio que ni siquiera reconoce Turquía… Cabe recordar que en el partido de fase de clasificación para la Eurocopa, un aficionado portó en una bandera el rostro de Ismail Enver Bajá, un oficial turco implicado en aquel suceso.
Turkish police at the security check of the Armenia-Turkey match kiss a guy’s Azerbaijani flag while bystanders clap pic.twitter.com/aaTLQ89kRg
— Lindsey Snell (@LindseySnell) September 8, 2023
El objetivo de las autoridades turcas era hacer desaparecer los rasgos de la cultura armenia para dominar así su nación. El tiempo llevó a la caída del Imperio Otomano y la caída del Imperio Ruso. Entre medias de ambos, se forjaron tres territorios, conocidos a día de hoy como Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Su independencia duró bien poco. El Ejército Rojo convirtió a los países en la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica. El siguiente episodio fue la transformación directa de esa república única en tres diferentes.
La región de Nagorno Karabaj
La fortaleza y convicción del pueblo armenio en sus creencias le llevó a forjar revueltas contra Rusia, que fueron castigadas por Stalin con la anexión de la provincia de Nagorno Karabaj a Azerbaiyán. A pesar de que la gran mayoría de la población era de ascendencia armenia… He aquí el inicio de un conflicto que todavía pervive a día de hoy entre la población civil.
La imposición de Rusia sobre el territorio fue cambiando las reglas sobre el terreno. Azerbaiyán fue poblando la zona con sus ciudadanos y fue cayendo la influencia armenia. Y Armenia no se rindió. La caída de la Unión Soviética fue el detonante de una guerra por el control de la región… a la par que su propio Gobierno optó por la independencia, eso sí, con una tendencia armenia y con el nombre de Artsaj. Independencia, pero no mucho. Pertenece oficialmente a Azerbaiyán, está controlado por Armenia y tiene instituciones bajo dominio armenio.
Algunos hinchas turcos lograron entrar banderas de Azerbaiyán y carteles con imágenes de los responsables del Genocidio Armenio. pic.twitter.com/y7vSifPmkz
— Fútbol y Política (@FutboliPolitica) September 9, 2023
Esta dualidad en Arstaj ha incrementado el odio entre ambas naciones. Armenia cuenta con el apoyo de Rusia, aunque ya cada vez es menor; mientras que Azerbaiyán recibe el respaldo de Turquía. Y he aquí la gran influencia turca en todo este conflicto y el vínculo que ha llevado al partido de fútbol a convertirse en un auténtico altavoz político.
¿Y cómo se encuentra el conflicto a día de hoy? En 2020 se retomó el conflicto bélico y Azerbaiyán ejerció su dominio armamentístico y de su Ejército. La región de Shusha fue controlada por los azeríes y se firmó un alto al fuego a cambio de que las localidades que la rodeaban pasaran a ser 'propiedad' de los vencedores de la batalla.
Aquella falsa tregua duró apenas un par de años. El acuerdo de la Unión Europea con Azerbaiyán por el gas ante la Guerra de Ucrania deja todavía más indefensa a Armenia. Y el papel de Rusia es cada vez menor debido a estar centrado en la invasión. Al menos, a los armenios les queda un acercamiento geopolítico con Estados Unidos. Mientras, se acusan entre sí de ocupar fronteras, el corredor de Lachin está bloqueado por Azerbaiyán, hay colas del hambre para la población armenia…
El conflicto en el fútbol
Los incidentes de este Turquía-Armenia no han sido el único episodio sonado de este conflicto armado y su relación con el deporte. Henrikh Mkhitaryan, el futbolista más importante de la selección armenia y uno de los pocos capaces de hacer una gran carrera internacional, no pudo disputar la final de la Europa League frente al Chelsea del año 2019. El motivo es que se disputó en Bakú, capital de Azerbaiyán. La ley no impedía al jugador viajar al país, pero ni estaba garantizada su seguridad ni él estaba por la labor de formar parte de un gran evento futbolístico en un país que mantiene un conflicto armado con el suyo.
UEFA, en su momento, prometió al jugador la protección suficiente para que solo se tuvieran que centrar en jugar al fútbol, pero él la declinó. Eso sí, la policía, en la previa del partido, invitó a los aficionados del Arsenal que llevaran la camiseta de Mkhitaryan a que se la retiraran.
Azerbaijani state-run media delighted by a little girl’s refusal to hold an Armenian player’s hand at the Armenia-Turkey match last night pic.twitter.com/Mq4eh4mPHR
— Lindsey Snell (@LindseySnell) September 9, 2023
La pasada final de Champions, disputada en Turquía, sí que contó con la participación de Mkhitaryan. No obstante, no es un jugador que se mantenga al margen del conflicto. De hecho, cuenta con una medalla entregada por el propio Primer Ministro de Artsaj por su compromiso con la causa. En los últimos años, ha mostrado su apoyo público a la independencia de la región y ha visitado la zona para ayudar a mejorar la vida de la población armenia bajo suelo del antiguo del Alto Karabaj.
Curiosamente, comparte equipo con el turco Calhanoglu, que ha mostrado también públicamente su respaldo al gobierno de su país y a Erdogan, impulsor de la ayuda de Turquía sobre Azerbaiyán en el conflicto abierto. Es más, en 2019 celebró un gol realizando un saludo militar, que fue castigado con una multa por parte de UEFA.
El organismo europeo, pese a todo, decidió no bloquear en el sorteo el posible enfrentamiento entre Turquía y Armenia. El azar de las bolas les juntó en el mismo grupo, aún a sabiendas de la tensa relación entre naciones. Efectivamente, el primer encuentro fue catalogado de alto riesgo, ya que era la primera vez en quince años que ambos equipos se enfrentaban.
Mkhitaryan fans are feeling the long arm of the law in Baku ahead of the Europa League final…. 😁.#Mkhitaryan #Arsenal #EuropaLeague #Baku #Chelsea #aubameyang pic.twitter.com/a1CIuXOo9L
— sntv (@sntvstory) May 28, 2019
El partido transcurrió con relativa normalidad. Hubo pitos al himno turco, no se permitió el acceso de la afición visitante por orden de FIFA y las gradas contaron con alguna que otra bandera de la República de Artsaj. Un grupo de aficionados, eso sí, portó el lema "Némesis", en señal de venganza contra los responsables del genocidio armenio. Turquía sí contó con representación gubernamental en la grada. Concretamente, la del ministro de Juventud y Deportes, Mehmet Kasapoglu. Desde Armenia se volcaron por la paz. Concretamente su presidente, Vahagn Khachaturyan: "Gracias a los equipos de Armenia y Turquía por un partido impresionante y lleno de emociones. El deporte debe unir a las personas, reconciliar naciones y servir como una causa de paz".
Una vez más, el fútbol y la política van de la mano. El balón rueda y entre patada y patada se entrega a nociones históricas o culturales que hacen de un partido mucho más que once contra once. Este Turquía-Albania estuvo cargado de tensión, aunque, afortunadamente, no hubo que lamentar ninguna consecuencia grave. Es la ley del deporte, vinculada siempre a lo que se habla en la calle.