FÚTBOL

La vecina de Samu Omorodion en Sevilla que fue uno de sus ángeles de la guarda: "La pena es que mi marido no haya podido ver dónde ha llegado"

Juani ayudó mucho a Edith, madre del futbolista. "Mi marido fue el que lo apuntó a su primer equipo", cuenta Relevo.

Samu Omorodion y su vecina, Juani. /
Samu Omorodion y su vecina, Juani.
Isabel Pacheco

Isabel Pacheco

Pese a no haber disputado ningún minuto en ninguno de los dos partidos ante Países Bajos, en la casa de Juani todos esbozaron una sonrisa cuando vieron a Samu Omorodion correr por la banda de Mestalla instantes después de que Pedri anotara el penalti decisivo que metía a España en la fase final de la Nations League. El delantero, que hoy triunfa en el Oporto y que en las dos últimas convocatorias se ha convertido en una de las opciones de Luis de la Fuente para la línea de ataque, hace no mucho pasaba infinidad de horas en aquel piso de la calle de Constantina de Sevilla.

"Mi madre tenía que trabajar para hacerse cargo de mí y de mi hermana. Gracias a Dios teníamos una vecina que la considero mi segunda madre. Se llama Juani y su marido, que en paz descanse, Antonio. Él fue el que me apuntó a mi primer equipo de fútbol", confesaba Samu en una reciente entrevista en ABC. Al sevillano, siempre que tiene ocasión, le gusta poner sobre la mesa el nombre de las dos personas que para él fueron sus ángeles de la guarda.

"Le conocí cuando tenía tres años. Su madre vivía en el segundo y nosotros en el bajo. Siempre veía como su madre le llevaba al colegio y un día, como ella estaba embarazada, le dije: 'oye, si te pones de parto y no tienes con quién dejar al niño, yo me quedo con él. Desde ahí empezó la amistad", cuenta Juani, la "famosa" vecina a Relevo. La llamada no le pilla por sorpresa a quien Samu sigue llamando "mami" y a quien va a visitar cada vez que vuelve a Sevilla.

La vecina de Samu Omorodion en Sevilla que fue uno de sus ángeles de la guarda: “La pena es que mi marido no haya podido ver dónde ha llegado”

Porque Edith Aghehowa, madre del futbolista, tenía que trabajar para sacar ella sola a sus dos hijos adelante. "Prácticamente, Samu vivía con nosotros. La situación económica de su madre era complicada y nosotros nos lo llevábamos a todas partes", recuerda Juani. Su marido, que falleció hace ya 11 años, tenía pasión con el pequeño y no dudó en apuntarle a un equipo del barrio al ver que eso de golpear un balón no se le daba nada mal.

De aquel club humilde, el Betis le reclutó para su cantera. De allí se marchó al Sevilla y más tarde, ante la negativa de la entidad hispalense de quedarse con el jugador, recalaría en el AD Nervión. Fue allí donde Samu explotó y desde donde el Granada acabaría fichándole en 2021. "La pena que tenemos es que mi marido no haya podido ver hasta dónde ha llegado. Hasta que fichó por el Sevilla, él era el que le llevaba a los entrenamientos. Hasta que ya se puso malo", apunta Juani.

Sin su esposo Antonio, la "vecina" sí que siguió de cerca todo el crecimiento del futbolista. Para ella era como si su hijo estuviera consiguiendo su sueño y su teléfono no paraba de sonar cada vez que habían buenas noticias. "Todavía me acuerdo del día que su madre me llamó llorando para decirme que había fichado por el Granada y la primera vez que le convocó la selección española sub-19. Estoy al tanto de todo lo que le ha ido pasando. Para nosotros es una alegría grandísima ver dónde ha llegado porque venía de la nada. Para mí es muy emocionante. Se me ponen los pelos de punta cada vez que lo veo por la tele".

Una comida de celebración pendiente

Cuando concluya la temporada, las familias tienen una celebración pendiente. Samu se compró hace poco una casa en Sevilla y desde entonces está programada una comida con su "Mami" y sus "hermanos" para inaugurarla. Pese a que la vida le ha cambiado de manera drástica, él, que sigue siendo aquel chico de un humilde barrio de Sevilla, siempre estará agradecido por lo que aquella familia del bajo de la calle Constantina hizo por él. Edith tampoco lo olvida.

Juani lo hizo desde el corazón. Aquella mujer necesitaba ayuda y tanto ella como su marido no dudaron en tenderle una mano. Ahora solo está ella para ver hasta dónde ha llegado su pequeño y lo hace con ese orgulloso de una "mami" que presume de su Samu en el rellano de las escaleras.