FÚTBOL

¿Hay ley de ventaja con los penaltis? Cuándo se da y cuándo no

Una de las grandes dudas sobre el reglamento es si un árbitro debe dejar acabar la jugada cuando hay falta dentro del área.

Ortiz Arias, en un partido entre Granada y Cádiz./ARCHIVO
Ortiz Arias, en un partido entre Granada y Cádiz. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Un jugador ingresa en el área, le ponen la zancadilla, cae, el rechace le llega a un compañero y logra marcar. No vale. El árbitro ya había señalado en el momento de ir al suelo pena máxima y no respetó que la acción continuara. ¿Acierta? Es una de las grandes dudas del fútbol y que se repite en numerosas ocasiones a lo largo de una temporada.

La ley de la ventaja otorga a los equipos la posibilidad de seguir disfrutando de un ataque prometedor, una manera de no beneficiar al infractor. En el caso de los penaltis es diferentes, al menos en la cultura popular: ¿acaso hay una mayor ventaja que tirar desde los once metros? Pero lo cierto es que el reglamento no detalla en momento alguno que sea diferente en el interior del área que en el centro del campo.

Qué es la ley de ventaja

Las Reglas del Juego, en su artículo 5 de la versión actualizada de la 2023-24, establece lo siguiente: "La ventaja permitirá que el juego prosiga si el equipo que sufre la infracción se beneficiara de la ventaja tras la acción, y sancionará la infracción cometida si no se produjera la situación ventajosa de manera inmediata o transcurridos unos pocos segundos".

A partir de ahí, no hay más restricción reglamentaria más allá del sentido común. "Unos pocos segundos" es una cantidad imprecisa que debe ser leída por el colegiado en función de la lógica. Lo más natural es que si un equipo pierde el balón cinco segundos después de una falta no señalada por ley de la ventaja, se sancione. Pero también podría ocurrir más de diez segundos después si tiene una lógica narrativa en base a las circunstancias de la acción.

Cuándo se aplica la ley de ventaja

La ley de la ventaja se aplica en todos los casos en los que se produzca una falta y la acción inmediatamente posterior se traduzca en una ventaja para el atacante mayor que la señalización del libre directo. Y siempre es a criterio del árbitro. A partir de ahí hay cientos de circunstancias, que deben ser interpretadas sin que exista una reglamentación fija que las regule.

Por ejemplo, los penaltis. Lo más natural es que el árbitro pite la pena máxima de inmediato, pero no tiene por qué hacerlo si cree que lo que ocurre justamente a continuación es una acción todavía mejor. Lo que sí es una certeza en esos caso es que si dos o tres segundos el balón no acaba dentro de la portería, el colegiado debe retractarse de su decisión de dejar seguir y señalar de inmediato la pena máxima. Más por sentido común que por otra cosa.

Otro caso es un pase atrás, una especie de marcador para definir el inicio de otra acción. De hecho, existe un consenso de que si no se señala un fuera de juego y existe un pase atrás ya no hay posibilidad de que entre el VAR. Pero, de nuevo, es una norma no escrita y que depende de la lógica. Una cosa es un pase atrás que claramente ralentice el ataque y otra que permita que se lance con mayor velocidad. En conclusión, que exista un pase atrás no es motivo suficiente para dejar de aplicar esta norma.

Las amarillas y las rojas también suelen suponer un debate. ¿Si un jugador merece ser expulsado por roja directa o por doble amarilla no se puede aplicar la ley de la ventaja? Sí, si se puede. Y se debe, ya que después de continuar la acción se puede sancionar del mismo modo la amonestación correspondiente. Otro asunto es si es suficientemente peligrosa la acción como para no detener de inmediato y sancionar a un jugador con expulsión.

Porque, de hecho, se puede dar una circunstancia anómala y que apenas ha ocurrido a lo largo de la historia. Si el atacante falla la ocasión y en el contragolpe el infractor que tiene la doble amarilla o la roja pendiente de sacar acaba marcando un gol para su equipo, este debe subir al marcador. Hace años, se dejaba seguir jugando hasta el fin de la acción de ataque y después se señalaba bote neutral para evitar esta rocambolesca situación. Se corrigió y, en la actualidad, el árbitro no puede sacar la tarjeta hasta el momento en el que el juego se pare por cualquier circunstancia.