25 AÑOS DEL 'CASO MISTA'

Mista y el sacerdote que le ayudó tras la denuncia al Real Madrid: "Hizo más de psicólogo que de cura"

Hablamos sobre fútbol, fe y psicología con Miguel Ángel Ferrer 'Mista'.

Miguel Ángel Ferrer 'Mista.'/EFE
Miguel Ángel Ferrer 'Mista.' EFE
Cristina Bea

Cristina Bea

Miguel Ángel Ferrer 'Mista' tenía 20 años cuando, a finales de 1998, denunció al Real Madrid. El exfutbolista murciano militaba en el filial blanco cuando rescindió unilateralmente el contrato que le unía al club y fue presentado como jugador del Tenerife, de Primera división. "Por favor, no os asustéis de lo que va a pasar, porque vamos a montar una gorda. He denunciado al Madrid por el Decreto 1006", le dijo a sus padres sobre aquella reclamación, con la que pedía que los tribunales fijaran la cantidad de su salida del Real Madrid al amparo del Real Decreto 1006/1985 que regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales. La entidad blanca la valoraba en 750 millones de las antiguas pesetas (4,5 millones de euros), mientras que el futbolista -más bien, su agente, Manolo García Quilón- consideró aquella cifra abusiva en comparación con los 4 millones de pesetas (24.000 euros) que cobraba por temporada. "Yo era un niño que jugaba en Segunda B hasta que pasó aquello". Hasta que pasó el 'Caso Mista', por el que acabó abonando 24.000 euros al Real Madrid y sentando un precedente en el mundo del fútbol.

A pesar del "final feliz", la vorágine tuvo consecuencias emocionales para el futbolista. "Estaba enfadado con todo el mundo". Hasta que se cruzó en su vida un sacerdote que se convirtió en amigo y que le ayudó a restaurar la crisis que vivía el jugador, procedente de una familia de Caravaca de la Cruz "muy creyente, más que católicos".

Sobre el 'Caso Mista', su carrera, el fútbol, la fe y cómo le ayudó su amigo 'Nono' charlamos con el exjugador de Valencia, Atlético de Madrid o Deportivo de la Coruña, entrenador ahora sin equipo y actual comentarista de DAZN. Le preocupa quedar como el 'capillitas' que no es. No lo hará, ni mucho menos, ante quien siga una de las frases que deja en esta humana charla: "Muchas veces escuchamos simplemente para saber qué queremos contestar y debemos escuchar para ver qué podemos aprender". Somos todo oídos.

¿Qué tal, Miguel? ¿Cómo viviste tu debut televisivo el fin de semana pasado en Montilivi?

La verdad es que bien. Estaba más nervioso de lo que realmente fue luego, porque la mayoría del partido fue arriba (en las cabinas, no a pie de campo) y cuando comentas y no tienes que estar de cara a la cámara, es muy parecido a la radio, y en la radio tengo ya bastante experiencia. Fue bien porque, aparte, te sientes muy arropado y estás con gente de fútbol, hablando de fútbol… En definitiva, tenía nervios por el debut pero al final no fue nada negativo. Contento y con ganas de continuar, y eso parece, que voy a continuar.

¿Te gusta estar a este lado de la barrera?

Por lo menos se tiene menos presión que cuando estás en los banquillo y eso ya me da algunos años de vida (se ríe). Pero bueno, ¿sabes qué pasa? Que la adrenalina esa yo creo que todos los que la hemos vivido, al final, la necesitamos de una forma o de otra. Ahora es verdad que estoy ahí arriba y lo veo muy bien, me gusta y disfruto, pero yo sé que al final, antes o después, me acabará picando otra vez el gusanillo y trataré de buscar algo. Aunque lo cierto es que me siento muy cómodo donde estoy ahora y, de momento, nada más que pienso en eso.

En diciembre de 2021 volviste de Canadá, donde estuviste entrenando al Atlético Otawa desde febrero de 2020 y, de momento, no has vuelto a entrenar.

No, nada. La experiencia en Canadá fue positiva. Fue un poco… no rara, pero sí un poco diferente, sobre todo porque, aparte de entrenar, tuvimos que echar una mano al Atlético de Madrid a poner los mimbres y los cimientos de un club. Pero muy bien. Me volví para España, me tocó un tiempo sabático por el fallecimiento de mi padre y algunas cosas más que pasaron, pero lo cierto es que ahora DAZN se ha acordado de mí y estoy encantado de la vida porque parece que es un proyecto chulo, gente joven, gente que les gusta el fútbol, les gusta el deporte, hay muy buen rollo y, al final, uno lo que quiere es estar en este tipo de ambientes.

Y cuando estás en el banquillo, ¿cuál es el ambiente? ¿Cómo son los equipos de Mista? ¿En quién te inspiras?

Yo soy muy pro Guardiola. A mí me encantan Guardiola, Valverde… Me gusta ser mucho ese perfil de entrenador. De tener el balón, de construir desde atrás. Pero si algo te dice la experiencia es que uno se tiene que adaptar al tipo de jugadores que tiene. Lo que está claro es que todos tenemos una idea de juego, pero tampoco te puedes tirar piedras contra tu tejado y si tienes jugadores para jugar de una determinada forma, por mucho que vaya contra tu pensamiento, tienes que llevar un 50-50 de ceder alguna parte. Al final, de lo que se trata es de tener resultados, sobre todo en el profesionalismo. Y los resultados, como estamos viendo hoy en día, son lo que mandan y en ese sentido tenemos que adaptarnos.

¿Cuánto te influyó Rafa Benítez? Fue el entrenador con el que más campañas has estado, en dos etapas: un año en Tenerife (2000/2001), donde conseguís el ascenso a Primera, y tres en el Valencia (2001/2004), donde conseguís dos Ligas y una Copa de la UEFA.

Mucho. De hecho, suelo tener bastante trato con él, hablamos bastante a menudo. Rafa nos metió tanto el gusanillo, entre comillas, que todos los que hemos pasado por aquel Valencia continuamos relacionados con el fútbol, bien en dirección deportiva como Jorge López o Ratón Ayala, entrenadores como Baraja, Curro, Albelda… Y, bueno, yo que ahora continúo dentro del fútbol, pero desde otro prisma. Nos hizo vivirlo de una forma diferente y eso caló tanto en nosotros que creo que por eso continuamos aquí y queremos tanto este deporte.

¿Cómo de diferente? ¿En qué lo era? 

Nos hizo entender el juego. Hay muchos entrenadores que se dedican únicamente a entrenar, a mecanizar, y yo creo que lo que aprendimos de él, claramente, fue a "perder tiempo" en explicarle al jugador lo que se quiere. Explicarle al jugador cómo es el fútbol, cuál es el funcionamiento del equipo. No te olvides que el futbolista es muy egoísta, somos muy egoístas, y lo único que queremos es jugar, pero dentro de ese egoísmo, cuando tienes una persona bastante cabal que trata de explicarte, al final te estás dando cuenta que es lo mejor para ti y lo mejor para el equipo. A primera vista uno nunca suele entenderlo, porque lo que quieres es jugar siempre y cuando te dicen que no vas a jugar por una cosa o por otra, como las famosas rotaciones que Rafa empezó a poner en juego, no lo entiendes. Cuando pasan este tipo de cosas y sobrepasas un poco la línea de jugador y empiezas a ser más persona, ves el fútbol desde otro punto de vista diferente, te cambia completamente la mentalidad. Y eso es lo que creo que nos ha influenciando tanto para que, cuando hayamos terminado nuestras carreras, todavía queramos seguir estando en este mundo.

No fue fácil tu llegada a Valencia. Hasta la tercera temporada, en la que marcas diecinueve goles y eres decisivo tanto para el título de Liga como el de la UEFA, no tienes una gran participación en el equipo, y tampoco había sido fácil antes tu llegada a Tenerife. Allí llegas después de denunciar al Real Madrid en lo que acabó siendo el 'Caso Mista'. Tú tenías apenas 20 años. ¿Cómo lo viviste? 

Lo viví bien, entre comillas. Termino de jugar un fin de semana con el Castilla y, de repente, Manolo (García Quilón, su representante) me dice: "Oye, Miguel, que he estado revisando las cosas. Tenemos un equipo de Primera que apuesta por ti. Vamos a hacer esto". Y me explica un poco los pasos que vamos a seguir. Le dije: "Si tú crees que es lo mejor y tengo oportunidad de jugar en Primera, vamos para adelante". Cojo un avión a Tenerife, me voy a un hotel (se ríe) en el norte, en el Puerto de la Cruz. Me deja allí escondido de todo el mundo. Llego una noche, esa mañana ya se presentó la denuncia y al día siguiente se hizo todo público. Todo el mundo buscándome. Llamé a mi casa y les dije a mis padres: "Por favor, no os asustéis de lo que va a pasar, porque vamos a montar una gorda. He denunciado al Madrid por el Decreto 1006. Vamos a ver qué pasa". Estoy como dos días recluido en un hotel prácticamente solo. Y ya el bueno de Javier Pérez me llama, me lleva al estadio, me presenta con el equipo y, a partir de ahí, a entrenar hasta que el juez dictaminase la sentencia. Entre comillas, ganamos, porque no eran los 1.000 millones que entonces pedía el Madrid, pero me hizo famoso por algo que no me hubiese gustado. También es verdad que yo tenía muchas ganas de jugar en Primera División, de demostrar, y fue gracias a Manolo porque tomó una decisión -aparte de representante es abogado- y me asesoró muy bien y se hizo aquello.

Mista: «Me hice famoso por algo que no quería». Samu Subiela

Hace ya veinticinco años de "aquello".

Hace muy poco estuve en LaLiga Business, con los jóvenes abogados que están ahí preparándose, y estuvimos hablando del caso, del Decreto 1006, de los derechos del trabajador. Lo tengo muy reciente. 25 años pasan muy rápido y ha sido una anécdota en mi vida muy positiva para mí, pero en aquel momento tenía tantas ganas de jugar al fútbol y tantas ganas de poder triunfar, que uno no es consciente muchas veces de dónde se mete.

¿Qué te dijeron tus padres en aquella llamada? ¿Se llevan las manos a la cabeza cuando les dices que has denunciado al Real Madrid?

Ellos confiaron siempre mucho en Manolo García Quilón, porque conmigo siempre se ha portado como un padre. Él explicó realmente los pasos que íbamos a seguir, me explicó cuál era el proceso y, de entrada, mis padres se quedaron tranquilos. Lógicamente, sabes que los padres llevan el sufrimiento de otra manera, pero nunca me mostraron a mí mucho sufrimiento ni nerviosismo. Simplemente yo llegué a Tenerife, me puse a entrenar con el equipo y fue dejar que pasase el tiempo hasta que saliese la resolución. En ese tiempo, yo me iba a dormir tranquilo. Es verdad que en Tenerife me acogieron de una forma increíble y estaré siempre agradecido por aquello que hicieron conmigo. Al final, salió todo y pude jugar. Y, por suerte, fue un final feliz.

¿Te protegieron de alguna forma del foco mediático?

Yo era un niño que jugaba en Segunda B hasta que pasó aquello. Para mí, todo lo que sucedió fue nuevo, no estaba acostumbrado. Estaba un poco abrumado, pero dentro del vestuario los jugadores, muchos experimentados y con muchísimos partidos en Primera división, me acogieron muy bien. Y, sobre todo, en aquel momento estaba Carlos Aimar de entrenador y me quitó mucha presión. Me ayudó a entender cómo era el fútbol en Primera división. Por eso te digo que estoy eternamente agradecido, sobre todo a ese vestuario, porque fueron los que hicieron todos un poco de hermano mayor conmigo, protegiéndome para que las cosas me fuesen muy bien.

¿Quién más te protegió o te ayudó? Porque hace algún tiempo en una comida me contaste que cuando llegas a Tenerife conoces al que se convierte en uno de tus grandes amigos, un sacerdote.

Mira (se ríe), cuando llegué a Tenerife, yo no sé si fue un poco por la vorágine que viví, pero llegó un momento en el que vivía realmente enfadado con todo el mundo. Todo me molestaba. Vivía realmente una crisis. Estaba en crisis, no sé si de fe, espiritual, conmigo mismo… No quería oír hablar ni de religión ni de absolutamente nada. Y, un día, estaba con un buen amigo de Tenerife, en el sur, y familia era muy amiga de un cura. Yo no quería verlos ni en pintura en aquel momento. De verdad, te lo juro. Y, bueno, fuimos a comer y hablando con él un día me vio enfadado. Me preguntó un poco, me hizo de psicólogo, me preguntó por qué. Y la realidad es que yo no sabía por qué me podía quejar. No sabía si era porque había vivido una situación muy desagradable, de mucha presión, y al final me estaba quitando la tensión de encima así, o no sé por qué.

Mista reconoce que un cura le cambió la vida. Samu Subiela

Le expliqué un poco y me preguntó, porque él es cura: "Pero, hijo mío, ¿no te das cuenta lo que te quiere Dios? Fíjate en la vida que tienes". Y es verdad que me hizo cambiar un poco la percepción sobre mi vida en aquel momento. Dije: "Es verdad, si soy el más privilegiado del mundo porque voy a hacer lo que siempre soñé de pequeño, que es jugar al fútbol en Primera división. Mi familia, gracias a Dios, está bien". Me cambió un poco la percepción de mi vida y se puede decir que recuperé otra vez la fe. Yo vengo de un pueblo en el que somos muy cristianos, sobre todo porque la Cruz de Caravaca, para nosotros, es una institución. Le tenemos una fe increíble. Y sí que es verdad que en aquel periodo perdí un poco la fe en Dios o en algo espiritual. Mi amigo Nono, Gabriel se llama, hizo más de psicólogo que de cura y me hizo, sobre todo, poner los pies en el suelo y darme cuenta de la gran fortuna que tenía y que muchas veces no nos damos ni cuenta.

Tú tenías 20 años. ¿Cuántos tenía él?

Él tenía 42 en aquel momento, o 41, me llevaba unos cuantos años. Pero él nunca me habló como si fuese una institución. Me habló más como persona y me hizo entender un poco que, muchas veces, vemos únicamente un lado negativo de la vida, cuando realmente tenemos muchísimas más cosas buenas que malas. Es como cuando hay un silbido y quinientos aplausos, siempre se oye más el silbido. Es un poco parecido.

Y os hicisteis amigos. 

Sí. Él tiene un carácter muy como yo. Yo no soy de estar todo el día llamando a la gente, pero sí que es verdad que, en el momento en el que me necesitan, saben que me tienen. Y él y yo somos un poco así. Somos un poco este carácter, en mi familia somos muy así. Si llamamos dos días seguidos mi madre pregunta: "Hijo mío, ¿qué te pasa?". Seguimos manteniendo una relación muy cercana y, más allá de que fuese cura o no, para mí es un amigo y me ha ayudado mucho en toda mi vida, en mi carrera. Es otra de las cosas positivas y estaré siempre agradecido por haberlo encontrado y haberlo puesto en mi camino.

¿Se relacionaba también con otros jugadores del equipo? ¿Hicisteis piña o era una relación más vuestra?

No, no. A él, de hecho, nunca le ha gustado el fútbol y sigue sin gustarle. Tenemos un grupo de amigos muy grande y muy bueno en Tenerife que lo sigo manteniendo después de veinticinco años, y eso es algo muy bueno. Él ha sido siempre mucho más de personas. Nunca se ha enterado del fútbol. Siempre se ha alegrado de los éxitos, pero él siempre me decía que, dentro de que éramos unos privilegiados, y es así, que había un entorno que a veces es tóxico.

¿Qué entorno?

La gente más cercana a ti muchas veces, en lugar de quitarte la presión, lo que hace es ponértela. Cuando tienes amigos y no has salido de titular o juegas un mal partido, te están llamado y te preguntan: "Oye, ¿por qué te quita el entrenador? Oye, ¿y qué ha pasado que no has marcado". Ese tipo de cosas, aunque no quieran reconocerlo los jugadores, te cargan la mochila de la presión. Yo sé que muchísima gente lo hacía -y mis amigos, de hecho, me lo han reconocido– siempre con la mejor de las intenciones, pero al final uno lleva tanta presión acumulada que tener gente como la que yo me encontré en aquel momento lo único que hacía era quitarme un poco de presión. Sobre todo porque como no le interesaba mi mundo ni el fútbol, las conversaciones que podíamos tener en el grupo de amigos siempre eran de cosas mucho más humanas que futbolísticas.

¿Podemos decir que la fe te ayudó a llevar el 'Caso Mista'?

Yo siempre he sido una persona de fe, porque en mi casa siempre hemos sido muy católicos. Muy creyentes, más que católicos. Pero sí, lo que me hizo realmente fue volver a confiar un poco en mí, quitarme ese enfado que tenía con el mundo. Fue reencontrarme conmigo mismo y empezar a disfrutar otra vez de todo lo que hacía, porque es lo que me dijo él y de lo que uno no se da cuenta: yo he sido un privilegiado porque he vivido, y sigo viviendo, de lo que me ha gustado siempre. Para mí no ha sido un trabajo, ha sido siempre un hobby jugar al fútbol por más que haya sido profesional o no. Pero él me hizo darme cuenta de que, muchas veces, aunque nos creamos que vivimos en un pozo de oscuridad, seguramente hay muchísimas más cosas alrededor buenas que negativas.

¿La fe influyó, te ayudó, en tu carrera?

Lógicamente, él me ayudó en mi vida personal, porque hoy en día ya está mucho más instaurado el tema de los psicólogos para todos los deportistas profesionales, y creo que es algo necesario. Pero es cierto que, en aquel momento, más que un cura fue conmigo un psicólogo. Creo que por eso creamos esa relación de amistad tan fuerte, porque no tenía ningún problema en contarle realmente cómo me sentía, la presión que podía tener en aquel momento y, luego, es verdad que el Tenerife hizo un trabajo muy bueno conmigo en el tema de que me protegió mucho. Me dejó un poco apartado de los focos, que era lo que yo necesitaba en aquel momento, porque con 20 años todavía te estás formando, por más que estés en un equipo de Primera división. Entonces, aquella etapa de formación fue para mí muy buena y, sobre todo, muy necesaria. Creo que todos los jugadores que han jugado muchos años en Primera división siempre tienen dos o tres temporadas que juegan en Segunda, que se hacen, que es donde realmente se dan cuenta de dónde pueden ir. Para mí, aquellos años en Tenerife fueron la clave para mi vida deportiva.

¿Cómo cambió tu relación con la fe, con la religión, a partir de ahí? 

No sé ahora si voy a salir de aquí como un 'Mista, el cura', pero bueno. (Se ríe). Siempre he sido practicante porque en mi casa mi familia lo hemos sido siempre. Nadie nunca nos lo ha impuesto. Durante toda mi vida deportiva he podido ir poco (a misa) porque, al final, trabajas en fin de semana, pero siempre he sido practicante, siempre he tenido mucha fe. Sobre todo porque han sido, quizá, los valores de mi familia, que me han inculcado desde pequeño y no es algo de lo que me arrepienta, porque, gracias a Dios, y ahora lo decimos, las cosas me han ido bien. Lo único que puedo hacer en esta vida es dar gracias por todo lo que tengo.

En una entrevista en Las Provincias te leí que en la final de la UEFA de 2003 con el Valencia en la que ganáis 2-0 al Olympique de Marsella con un gol y una asistencia tuya, a Vicente, y eres nombrado el mejor jugador del partido, fue para ti como un regalo de Dios.

Sí. Cuando eres pequeño y te dicen: "¿Qué sueño o qué regalo quieres conseguir?" Y es como: "Joer, pues a mí me gustaría jugar en Primera división, jugar una final y ser el mejor jugador o ser una persona destacada". Siempre lo digo en plan de broma, me podía haber muerto después de aquel día porque la verdad es que el sueño que yo tenía de pequeño se cumplió. Por eso te digo que estoy eternamente agradecido por lo que me ha tocado vivir en esta vida, darle gracias por las experiencias que he vivido, por la cantidad de gente que he conocido, por las vivencias. He vivido momentos malos, negativos, en el fútbol y en la vida, como todo el mundo, pero es lo que te decía, que me enseñó un poco a ver cuando pones la balanza sobre las cosas buenas o malas -ya no me refiero simplemente en el fútbol, en la vida en general-, muchas veces tenemos más cosas por las que dar gracias que por las que quejarnos. Aunque, al final, el ser humano tiende a quejarse por todo.

Esa temporada del doblete del Valencia marcas diecinueve goles, eres vital en los dos títulos, pero ese verano previo estuviste a punto de salir al Sevilla. Estaba todo hecho. Fue Benítez, en medio de sus lámparas y sofás, quien te pide que te quedes como delantero. ¿Te convenció él? ¿Jugó algún papel la fe en aquella decisión que cambió tu vida?

No sé si lo he contado alguna vez. Si no, bueno, vamos a contar una primicia. Cuando sucede esto, lo primero que hago es hablar con Rafa Benítez. Me dice que yo decida, que si me quedo, voy a tener el sitio como todo el mundo, pero que si elijo marcharme, lo entendería. La verdad es que él conmigo fue una persona muy sincera y me dijo las cosas como son. Y ese día de entrenamiento, termino de entrenar y me quedo hablando con Ochotorena. José Manuel continúa todavía en el Valencia. Siempre he tenido una relación especial con él, la sigo teniendo. Es un tío que lo ha jugado todo, que tiene una experiencia enorme pero que, sobre todo, es un gran ser humano. Una persona muy, muy querida dentro del vestuario. Entonces me acerco a él: "Ochoto". "¿Qué pasa, Miguel?" "Mira, es que me pasa esto, tengo una oferta del Sevilla, es que no sé qué hacer y tal, y no sé cómo lo ves." Y Ochotorena me dice: "Mira, Miguel, en la vida yo soy de las personas que no les gusta pasar sin pena ni gloria por los sitios. Tú haz lo que quieras pero, joder, tú viniste a triunfar en el Valencia". Y me dice: "Tú sabrás". Y esa frase se me quedó metida, y dije: "Joder, la verdad es que Ochotorena tiene razón".

Mista explica su decisión de quedarse en el Valencia. Samu Subiela

Y te quedaste y fue tu gran año.

Sí. Entonces es cuando llamo a mi agente y le digo: "Mira, Manolo, que me voy a quedar en el Valencia". Hablo con Rafa y le digo: "Rafa, que he decidido que me voy a quedar". Y me dice: "Me parece fenomenal". Tengo una conversación con Suso (García Pitarch, entonces director deportivo del Valencia). Uno siempre piensa en sí mismo y no pensamos en los que tenemos enfrente. No sé si eran seis o nueve millones de euros lo que el Sevilla pagaba por mí, y al Valencia en aquel entonces le venía muy bien el dinero. Suso se echa las manos a la cabeza. "Pues si te quedas aquí a lo mejor te quedas sin ficha porque esto, porque lo otro…" Y yo le dije: "Bueno, si me queréis dejar sin ficha, dejadme, pero yo he venido a Valencia a triunfar y quiero conseguirlo". Y mira, Carew se va a la Roma, yo tengo ficha y el final feliz. (Se ríe). Todos el final sabemos cuál es. Pero sí, Ochoto para mí es una persona muy especial, si cabe ya más de lo que era, sobre todo porque aquel consejo que me dio en aquel momento me llenó. Y, de hecho, me quede en el Valencia gracias a esa frase que él me dijo.

Gabriel, Ochotorena… Te gusta escuchar. Sabes escuchar y dejarte aconsejar. 

Me gusta escuchar pero, sobre todo, me gusta escuchar a gente que tiene experiencias en la vida. Me gusta mucho, sobre todo, la gente... no mayor, porque es verdad que puedes ser más joven o más mayor y haber tenido alguna experiencia vital diferente. A ese tipo de gente es a la que, particularmente, me gusta mucho escuchar. A veces soy demasiado preguntón porque, cuando me interesa algún tema o encuentro algún, yo qué sé, algún piloto, cosas que me gustan de algún deporte que me gusta, no paro de hacer preguntas. Pero sí, me gusta mucho escuchar. Sobre todo, porque como entrenador no dejas de aprender nunca, y da igual que estés en un campo de Preferente o de Primera división, de todo se puede sacar una parte positiva. Me gusta sobre todo la gente interesante que cuenta cosas, que ha tenido muchas vivencias, porque hay muchísimas cosas que te pueden servir luego de cara a cosas que te pasan en la vida, tanto positivas como negativas. Nunca está de más. Muchas veces escuchamos simplemente para saber qué queremos contestar, y debemos escuchar para ver qué podemos aprender. Eso es una cosa que ninguno estamos exentos de ello.

"Muchas veces escuchamos simplemente para saber qué queremos contestar, y debemos escuchar para ver qué podemos aprender"

Miguel Ángel Ferrer 'Mista' Exfutbolista

Yo pienso como escribió Mario Benedetti, que "no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda".

Qué buena, qué buena.

Sí... Te iba a decir que, en esa duda, como no creyente, hay algo que me fascina e incluso envidio de quienes sí tenéis fe, que es vuestra aceptación del "si Dios quiere", "cuando Dios quiera", "lo que Dios quiera"… Con esa fe, ¿qué parte de tu carrera te atribuyes a ti, a tu trabajo, y cuánto a los designios de Dios?

Yo soy de las personas que pienso que la inspiración divina te puede venir en un momento determinado o no, pero que como decía un famoso jugador del golf: "Cuanto más entreno, más suerte tengo". La suerte o la inspiración divina te viene muchas veces dada por el trabajo y el sacrificio. La fe, o creer, no te soluciona la vida. Lo que es cierto es que tener fe te ayuda a llevar las cosas de una forma diferente. Yo, por ejemplo, te cuento mi caso: mi padre falleció hace un año y es cierto que la muerte te duele de la misma forma que fuese quien fuese, pero lo llevas de otra forma diferente. Cuando crees, cuando tienes fe en que haya algo más, cuando tienes fe en que las cosas se pueden mejorar siempre, que siempre tienes a alguien a tu lado echándote una mano... A mucha gente le parecerá esto a chiste, pero es verdad que a mí, en mi vida, siempre me ha ayudado mucho tener fe. Puedes tener fe y que la vida te vaya como el culo, que hay muchísima gente, porque no te soluciona nada, pero bueno, la fe se tiene o no se tiene. Por más que lo intentes explicar a la gente, son vivencias o que hayas notado esa cercanía con la energía, con Dios, con… llámalo como quieras. Pero sí que es cierto que, cuando crees que hay algo más, todo es diferente. Es como que te descargas un poco más la presión.

Esa cercanía también se trabaja.

Sí, lógico, claro. Ahora está muy de moda el tema del meditar, y yo creo que eso es fundamental, sobre todo, ordenar la cabeza. Meditar lo único que hace es acercarte un poco más a tu yo interior, y ese yo interior, puede ser tu guía. Ahora se habla mucho de los guías que tenemos. Cuando tienes fe, tratas de ver la vida de otra manera. Cuando tienes fe, las cosas que te suceden en tu vida muchas veces tienes menos repercusión de la que deberían. Eso es muy bueno. Sobre todo, porque tratas de disfrutar. Sabemos que tienes los días contados, que lo único que necesitamos para morirnos es estar vivos. Entonces, como no sabemos nunca cuándo nos va a llegar la hora, tratamos de vivir de otra manera diferente.

Sí vemos a muchos futbolistas santiguarse al saltar al campo. ¿Tú tenías rituales en tu carrera profesional?

Confundimos mucho el hecho de ser supersticioso con el hecho de tener fe. El que pises el campo con la pierna derecha o con la pierna izquierda te puede ayudar en tu propia confianza. Al final, todo este tipo de cosas lo que hacen es reforzar la confianza que uno tiene. "Si sé que si piso el campo con la pierna derecha, al final las cosas nos van a ir bien". Te puede ir bien o no pero, bueno, es tu propia creencia. Las supersticiones en el fútbol están a la orden del día y te diría que el 95 o 96% de la gente que practica algún deporte son creyentes y tienen fe, porque necesitas descargar esa presión. Es decir: "Por favor, échame una mano para que mañana me vayan bien las cosas y demás". Si te pones a pensar, yo creo que en casi todos los estadios del fútbol, sobre todo en los de Primera división, hay una capilla. En Valencia está la Virgen, en el Nou Camp hay otra, en el Bernabéu no sé si hay... Pero, al final, en casi todos los campos hay un sitio donde vas a estar contigo mismo, donde descargas un poco toda la presión que vas a tener después o que vienes arrastrando. Creo que todos, de alguna forma, nos sentimos un poco dentro de este… no sé si este grupo, este mundo o de este proyecto de gente que tiene fe. Pero yo creo que es necesario.

¿Cuál era, entonces, tu superstición?

A mí me gustaba mucho entrar al campo simplemente con el pie derecho. Nada más. He entrado al campo con el pie derecho y he marcado goles, y he entrado al campo con el pie derecho y no le he dado un pase ni a un compañero. Al final, es lo que te decía: "Cuanto más entreno, más suerte tengo". Ése es un lema muy bueno.

Como explicas, no dejan de ser rutinas para ganar confianza y quitarte presión. Lo hizo contigo tu amigo sacerdote hace veinticinco años y lo hacen hoy en día, y desde hace ya años, los psicólogos en los equipos de fútbol.

Cuando yo entré al Valencia, Paco (Ayestarán, preparador físico de Rafa Benítez) me recomienda un libro que se llama 'Entrenamiento mental'. Se habló mucho del libro, y lo cierto es que te sitúa un poco y te ordena. Lo que yo nunca conté es que el éxito de ese libro fue José Carrascosa, psicólogo deportivo. Yo llevaba un año trabajando con él ya, que lo me recomendó el bueno de Toni Giner, el médico (del Valencia). Cuando trabajas con gente que sabe lo que sufre el deportista profesional, las cosas se llevan de otra manera. El trabajo que hizo mi amigo 'Nono' -Gabriel, le llamamos 'Nono' cariñosamente- hace veinticinco años es realmente lo que sucede hoy en día. Por eso creo que se le da tanta importancia a la salud mental. Ya no sólo en el fútbol, sino en la vida en general. Necesitamos a alguien para coger nuestra basura, sacarla, quitarla, limpiarnos la cabeza y volver a empezar. Es muy bueno. Habrá gente a la que le vaya muy bien ir a misa todos los días porque eso le descarga, y habrá otra gente muy buena que vaya al psicólogo una vez por semana o que hable con el psicólogo deportivo, la gente que está en el fútbol, y que se descarguen esa presión. Al final, todos queremos sentirnos comprendidos (se ríe) y todo lo que queremos es bueno. Que sepamos que nuestros problemas tienen solución. Que no hemos venido de Marte y que lo que nos pasa no le pasa a nadie más.

¿Cómo sigue la papelera ahora? ¿Cómo te trabajas tú?

Me trabajo yendo una vez por semana al psicólogo. Desde hace muchísimo tiempo. No me da vergüenza decirlo porque creo que es algo que es muy necesario, que todos necesitamos. Ésa es mi forma de sacar la basura. Es verdad que hay ciertas etapas en las que, bueno, por H o por B no he necesitado ir, porque mi vida estaba tranquila. Pero cada cierto tiempo necesito volver porque tiene que haber un momento en el que las cosas que nos preocupan o los malos sentimientos que podemos tener hay que ponerlos encima de una mesa, enfrentarnos a ellos y decir: "Esto que te pasa realmente no es tan grave como tú crees". Muchas veces hasta que no te lo dicen de frente no te das cuenta de lo que realmente pasa.

El psicólogo es tu confesionario.

Totalmente, totalmente. Si es que, al final, da igual que sea sentado confesándote con un cura o enfrente de un psicólogo, lo que estás haciendo es abrirte de par en par diciendo: "Mire, éste soy yo con mis virtudes y mis defectos. Y, bueno, aquí estoy". A unos les viene bien una cosa, a otros les vendrá bien otra pero, en definitiva, yo creo que hacen lo mismo, básicamente.

¿Y qué es de 'Nono'?

Pues sigue allí en Tenerife, trabajando en el Hospital General porque, aparte de ser cura y tener una parroquia, luego los fines de semana también trabaja en el hospital y da apoyo a las familias cuando hay que dar malas noticias. Yo no sé cómo aguanta su cabeza, pero bueno, ahí sigue, ahí sigue.

¿Hay alguna frase que te haya dicho en estos años que te haya marcado especialmente?

Él es una persona muy leída. De hecho, en su casa no tiene tele. Lee mucho y me dijo una frase de un libro, de 'El burlador de Sevilla': 'Adviertan los que de Dios juzgan los castigos grandes que no hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague'. Ésa es la frase que se me quedó grabada.

Tú también eres un tío leído y a mí también me gusta escuchar, leer y ver qué aprendo. ¿Algún pasaje de la Biblia al que me recomiendes echarle un vistazo?

Mira, mi padre siempre decía: "Cuando tengas un problema, coge la Biblia, la abres por cualquier fascículo y verás que lo que lees allí se puede interpretar para lo que te está pasando en ese momento. No sé si será verdad o no. Tú ponlo en práctica y, si te va bien, ya me contarás. (Se ríe).

(Risas.) Así quedamos. Palabra.

Vale. Perfecto.