HOCKEY PATINES | EUROPEO FEMENINO

De una partida de cartas a otro Europeo para la Selección femenina con más oros: "Muchas se pidieron vacaciones para jugar"

Derrotaron en Olot a Portugal (4-0) y suman el octavo título de su historia. Los clubes son clave para un deporte no profesional.

La Selección femenina de hockey patines celebra el Europeo de Olot. /RFEP
La Selección femenina de hockey patines celebra el Europeo de Olot. RFEP
Alberto Martínez

Alberto Martínez

El pabellón de Olot se quedó pequeño -el día anterior ya se vendieron las mil entradas- para festejar el séptimo Europeo consecutivo (iguala a la masculina y suma su octavo título) de la Selección femenina de hockey patines, el equipo español más laureado de la historia, aunque el hecho de no ser olímpico (solo fue en Barcelona 92) le reste trascendencia en el deporte. Una victoria sin estridencias ante Portugal (4-0) devolvió a las de Ricard Muñoz a lo más alto, una dinastía que comenzaron más de una década atrás y que tiene asegurado el porvenir con el buen trabajo especialmente de los clubes: España tiene historia y futuro, porque cuenta con una liga potente, unos clubes volcados y una cultura de hockey cada vez más arraigada en el territorio.

De Gijón a Cataluña con parada en Fraga. La amalgama de apuestas por el hockey femenino se disemina por todo el mapa a diferencia de la liga masculina, donde toda se concentra en Cataluña con la excepción del Liceo A Coruña y alguna otra esporádica. En la OK Liga femenina hay clubes de Galicia, Asturias, Aragón, Madrid, Castilla y León y Cataluña, con clubes como el Vila-sana y el Palau de Plegamans que marcan ahora mismo el ritmo de una liga que cuenta con jugadoras no profesionales, como las Ferrer, Puigdueta, Casarramona, Piquero, Florenza o Sanjurjo, ya históricas.

"Todas estudian o trabajan. Hay una oftalmóloga, una médica… Tiene mucho mérito, han tenido que pedirse vacaciones para poder jugar este torneo o para viajar a las concentraciones", explican desde la Real Federación Española de Patinaje, la que ha ayudado a fomentar la paridad en un deporte que presume de éxitos internacionales. La cuna del hockey patines está en Sant Sadurní d'Anoia, Vic, Reus o Voltregà, donde se plantó una semilla que ha ido expandiéndose en distintos puntos, como en Gijón desde los años de la incombustible retirada recientemente Natasha Lee.

"Ahora se llama Telecable HC. Hace ya muchos años que decidieron apostar por el hockey femenino, y empezaron a focalizarse, crear una base y a ayudar a las jugadoras, por ejemplo con pisos para que pudieran vivir", explican desde la RFEP. Lo mismo ocurre ahora en Fraga, donde juegan María Sanjurjo y Anna Ferrer, quienes en ocasiones viajan en coche al CAR de Sant Cugat (180km) para entrenarse con el combinado nacional y regresan a la localidad limítrofe entre Cataluña y Aragón para trabajar. Una paliza por el amor a la Selección y a su deporte.

Instantes antes de la final, las deportistas jugaban en el hall del hotel a cartas. Se reían y se picaban, una muestra de su tranquilidad y de su buen ambiente, la "clave" de los éxitos en un deporte en el que Argentina les arrebató la anterior edición del Mundial. Olot fue una fiesta después de una semana inolvidable, otra más de un deporte que en Europa solo entiende de los éxitos españoles.