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La vida de Joan Lino tras una medalla: "He trabajado de camarero y de lo que sea para llevar un plato de comida a casa"

Medallista de bronce en el salto de longitud de Atenas 2004, analiza la realidad de los deportistas olímpicos después de salir de los focos mediáticos.

Joan Lino Martínez besa su medalla de bronce en Atenas 2004./EFE/Manuel Bruque
Joan Lino Martínez besa su medalla de bronce en Atenas 2004. EFE/Manuel Bruque
José M. Amorós

José M. Amorós

Ganar una medalla olímpica es el gran objetivo de los 10.500 deportistas que estos días aterrizan en París sobrados de ilusión, cargados de trabajo y concentrados en cumplir el sueño. Pero, ¿cuánto cambia la vida de un deportista por subir a un podio de unos Juegos Olímpicos? Mucha gente lo asemeja a ser agraciado con el Gordo de la Lotería o, incluso, a un premio de por vida que permite a los competidores tener la vida solucionada de ese momento. Que se lo digan a Joan Lino (La Habana, 1978), medalla de bronce en el salto de longitud de Atenas 2004. Aunque resalta que le dio "tranquilidad", no le evitó tener que salir a ganarse las 'habichuelas' como camarero, pintor o cualquier oportunidad que saliera para "llevar un plato de comida a casa".

Ya han pasado 20 años del bronce de Joan Lino en Atenas.

Como dice Gardel: "Veinte años no son nada". Pues que me lo cuenten a mí. Cuando hablo con chavales y me dicen que no habían nacido, te das cuenta de lo mayor que eres.

¿Qué ha pasado en estos 20 años?

¿Cuánto tiempo tenemos? La vida te da muchas vueltas. Estos 20 años me han servido para aprender, para disfrutar, para sufrir, para llorar, para levantarme, caerme y volver a levantarme. Encontrarte con la vida después del deporte, es otra vida. Nosotros siempre vivimos una burbuja en la élite y, cuando sales de ahí, te encuentras con el día a día, el ir a un trabajo, tu jefe, la empresa y todo ese mundo que nosotros desconocemos porque entramos al mundo laboral muy tarde.

¿Te cambia la vida una medalla olímpica?

A ver, a mí me cambió la vida, las cosas como son. Yo no voy a negar que ganar una medalla a no tener la medalla, para mí fue de blanco a negro. Bueno, de negro a blanco en mi caso. Digamos que gané tranquilidad en ese momento. Yo vivía casi al día, los ingresos eran los justos y tenía que estar todo el día pendiente de la cuenta.

Pero, ¿cuánto duró esa tranquilidad?

Hasta que se te acaba la buena suerte en el deporte. Yo tuve la mala suerte que encadené dos operaciones seguidas que me llevaron a estar casi dos años y medio fuera del deporte de élite, entre recuperaciones y no compitiendo bien porque no terminas de estar bien. Una vez que la suerte deportiva se te acaba, empieza de nuevo la lucha y la guerra. Tienes que volver a "buscarte las habichuelas". Yo me retiré en el año 2010 en plena crisis económica, en plena crisis de todo, pero tenía que retirarme.Y a buscarme la vida, a mandar currículum, a hacer entrevistas de trabajo y a hacer cosas que normalmente no hacías. En mi trabajo yo era conocido, pero para el mundo laboral yo era un auténtico desconocido.

Mucha gente puede llegar a pensar que cuando ganas una medalla olímpica, tienes la vida solucionada y ya no vuelves a trabajar.

(Sonríe) Estuve trabajando en una campaña del Comité Olímpico Español que se llamaba Todos Olímpicos, en los cuales los chavales te preguntaban: "Tú eres un medallista olímpico, ¿tiene las vida resuelta, no?". Una medalla olímpica te da dinero, pero esto no es fútbol. Se lo resumes así. Si a mí me hubieran pagado lo mismo que le pagaba a un futbolista, yo te garantizo que estaría en mi casa ahora mismo jubilado, retirado y viviendo la dulce vida. Y yo no critico a los futbolistas, que les paguen lo que tengan que pagarles y lo que ellos se merecen. Ahora, nosotros no cobramos ni la décima parte de lo que puedan llegar a cobrar ellos por muy buen que lo hagamos.

Joan Lino, sobre la vuelta a la realidad después de la élite.RELEVO/SALVADOR FENOLL

Hablas de buscar trabajo, ir a echar curriculums... ¿cómo fue el choque con la realidad?

Duro, porque pasas de depender de ti mismo, porque el deporte te da esa posibilidad de que dependes de ti y tu entrenamiento, a depender de otras personas. No es que lleves el mejor currículum y te presentes a una entrevista, no. Ahora es que el de recursos humanos de turno, lo primero que te pregunta es "¿Por qué con treinta y tantos años no tienes un bagaje laboral?". Y tú le explicas a uno de recursos humanos que tu bagaje laboral son veinte años dedicados al deporte de élite y, para él, eso es nada. Literalmente, nada. No te lo dicen a la cara porque creo que empatiza un poco. Pero a cualquier empresa del mundo le dices "Yo vengo de veinte años como deportista de élite" y te dice "Muy bien, yo necesito a alguien que tenga experiencia laboral, ¿la tienes? ¿No? Siguiente". Así, muchas entrevistas. Yo siempre dije que éramos los parados más incómodos del mundo. Yo cuando fui la primera vez al paro, la señora del paro con todo su cariño y con todo su respeto, me preguntó: "Con 32 años, ¿y es la primera vez que vienes al paro? ¿Qué has hecho tú con tu vida?". ¿Qué le respondes? "Señora, tengo una medalla olímpica". ¿Y? Ahí pone que no tienes derecho a ayuda, no tienes derecho a paro o no tienes derecho casi ni a sentarte en esta silla.

¿Qué hiciste?

Pues a buscarte la vida, de aquí para allá. Si hay que trabajar de camarero, de ayudante o de lo que te salga. Tienes que llevar el plato de comida a tu casa, no te queda otra. Estuve trabajando de camarero con un colega, otra época trabajando con otro amigo pintando una casa, el Comité Olímpico me llamaba para programas de seis-ocho meses... Y haciendo 'menudeces', unos días aquí y otros días allá para sacar hoy 50 euros aquí y mañana 40 euros allá. Así iba sumando.

En ese momento, estaba más reciente la medalla olímpica y tus éxitos en el atletismo. ¿La gente no alucinaba cuando te encontraba sirviéndole una mesa como camarero?

Siempre he dicho que no soy famoso, soy conocido para el mundo del deporte y los aficionados del atletismo. Algunos te conocían y decían "¿Qué haces aquí?". Pues currar, no puedo dar más explicaciones. Muchos no entienden que un tío con una medalla olímpica esté poniendoles una copa, pero a mí no se me caen los anillos. Necesito dinero y estoy trabajando.

En ese momento, ¿no te planteas si ha merecido la pena?

A veces te lo planteas. ¿Ha merecido la pena todo lo que he conseguido? Sí, merece la pena porque a mí que me quiten 'lo bailao'. Si dices pues si hace diez años atrás hubiera empezado a trabajar en vez de seguir entrenando, a lo mejor estaría ahora ya más tranquilo con un puesto de trabajo o una situación económica más estable.

Ahora hay un consejo que se repite a los deportistas: que estudien.

Yo es que entrenaba y estudiaba. Cuando me retiré, yo tenía mi carrera terminada y me hice un máster durante esos tres años que estuve de operaciones. No era uno que salía del entrenamiento y no sabía hace 'la O con un canuto', como suele decir. Yo salía preparado, pero esa preparación no era suficiente.

Joan Lino posa con su bronce olímpico en su visita a Relevo. RELEVO/SALVADOR FENOLL
Joan Lino posa con su bronce olímpico en su visita a Relevo. RELEVO/SALVADOR FENOLL

Algunos dirán que deberías haber ahorrado en tu época de atleta.

A ver, ahorras pero nosotros no ganamos tanto dinero como para poder ahorrar lo suficiente como para cuando me jubile no tener que estar pendientes. En mi caso, más todavía, porque yo vengo de Cuba y mi familia allí tenía que cubrir ciertas necesidades. Para mí, era vital para que mi familia estuviera relativamente bien en Cuba. Todo eso conlleva un gasto extra directamente, pero yo estaba encantado de gastar ese dinero porque lo tenía. ¿No ayudo a mi familia y ahorro el dinero para cuando me retire? No, hay que ser consciente de las cosas y mañana ya buscaré la vida.

A todo esto, como ya nos lo han comentado en Relevo otros deportistas como Rafa Pascual o María Schlegel, sin haber cotizado.

Exactamente. Todo lo que nosotros hemos luchado, es la suerte la tienen los que vienen detrás. Que para mí es un placer que ellos vayan a tener una "mejor vida". Todas nuestras quejas y nuestras críticas llevaron al gobierno a cambiar la ley y ahora todos los deportistas de élite tienen una cotización. Cuando se retiren, por lo menos tienen esos años cotizados y no van a encontrarse con la nada directamente. Pero a nosotros eso no se nos aplicó y tuvimos que luchar mucho para que ellos tuvieran esa cobertura. Rafa Pascual decía que no tenía cotizaciones y mucha gente le decía que había estado 20 años jugando en Italia. Pero una cosa, nosotros pagamos los impuestos que tenía que pagar con todo lo que cobraba y, aunque pagara todos los impuestos, no cotizaba.

En estos años, también diste el salto a la política.

Entré en política. Bueno, hice mis pinitos. Sigo estando, pero me lo tomé con más tranquilidad tras ser padre después de la pandemia.

RACISMO Y LAS CRÍTICAS A SU NACIONALIZACIÓN

¿Es España un país racista?

Vamos a dejarlo claro, España no es racista. Pero una parte de los españoles tienen síntomas de microrracismo. Me explico, no es que te vayan a decir 'negro de mierda' por la calle, porque eso te lo puedes encontrar en una de cada dos millones de personas y también me lo he encontrado. Pero gestos y actitudes racistas, sí las hay. A veces queriendo y otras veces sin querer. Como la persona que te ve sentado en el metro y de repente viene, te mira y se va. ¿Y eso por qué? ¿Eso es racismo? No, porque esa persona no te ha dicho ni te ha hecho nada, pero si te pones de verdad a pensar no se ha sentado al lado tuyo por el color de tu piel. Ha visto que eres negro y se va a otro sitio habiendo sitios a tu alrededor. A mí me da igual.

Aunque se han visto muchos episodios en los últimos meses hasta en campos de fútbol, cuando llegaste a España quizás podría ser peor.

En año 2000 y algo, ibas por la calle, venía alguien de frente y te das cuenta como literalmente cruzaba la calle. ¿Te ha dicho algo? No, pero... A mí me molesta, me ofende y lo hablo muchas veces con mi chica que ella muchas veces no se da cuenta de esas pequeñas pinceladas pero yo sí. Mira, un día estaba parado para cruzar la calle en un semáforo y un señor deja el coche y me da la llave. Le digo: ¿qué hace?. "Ah, ¿no es el aparcacoches?". Da por hecho que, como estoy en la esquina, ya soy el aparcacoches. Esto no es racismo, pero es microrracismo.

Joan Lino analiza las situaciones racistas que ha vivido en España.RELEVO/SALVADOR FENOLL

Y, a diferencia de las opiniones de algunos, no es solo depende de la clase social. ¿Te pasó algo parecido tras ganar la medalla olímpica?

Pasaba, pasa y pasará. Me fui con unos amigos por la noche y salimos a tomar una copa a una discoteca en Madrid. El portero de la discoteca no quería dejar entrar. ¿Por qué? Dice que no iba vestido adecuadamente. No discutí, llamé al dueño de la discoteca, sale y me dice "¿qué haces?". Terminamos entrando, pero al final estas cosas pasan y pasarán.

Sumamos una dificultad más a la hora de buscar trabajo.

A ver, me han dicho que quitara la foto del currículum. ¿Por qué? "Hombre, a ver es que el currículum va con fotos, quítala porque al final es que si no...".

Por cierto, tu nacionalización también trajo mucho cola y críticas por parte de saltadores de longitud españoles. Se hablaba de que robabas su sitio, algo que sigue ocurriendo a día de hoy con otros atletas. ¿Tu opinión?

Ufff... se puede decir que, a lo mejor, le vas a quitar el pan de la boca a otros que ya estaban ahí. Pero el deporte te da una cosa muy sencilla y en el atletismo más. Corres, saltas y lanzas. Ya está. Si quieres ser el mejor, salta más que el resto del mundo. Cuando alguien venía y me decía que fulanito había dicho esto, siempre les respondía lo mismo: "Estupendo, maravilloso. Hay una pista ahí con un foso, que venga y que salte". Yo no le quito el pan a nadie. Esto es un mundo global. Que vayan y que salten. Si salta más que yo, enhorabuena y el lugar será para él. Eso de 'es que yo no puedo...', si no puedes, chico, lo siento mucho. Pensar que esto es mi cuartito y yo no quiero que entre nadie... entonces, vives en una burbuja.

¿Te molestó algo especialmente?

Sí, claro. Hay comentarios de algunos que se lo podía haber ahorrado, pero son comentarios que se hicieron desde el dolor de la impotencia. A ver, culturalmente, España ha evolucionado mucho de aquella época a ahora. Es que hace 20 años, a lo mejor, por las calles veías a 25 negros. Te cruzabas con un negro una vez cada... pero, ahora, es lo más normal. En cualquier colegio tienes un 30% de niños, por ejemplo, que son de padres que son españoles, pero que no son nacidos en España. Mi hijo va al cole y de los 14 de clase, 8 creo que son mestizos. Es decir que, ya es algo normal. Pero, hace 20 años...