El renacer de Mariona Ortiz a las puertas de los JJOO: "Cuando una ha estado tantas veces en sitios oscuros, ya no te dan tanto miedo"
En dos años la base del Casademont ha pasado de la depresión y pensar en dejar el baloncesto a ser MVP de la Liga Femenina y estar en París: "Mira mis fotos, no puedo dejar de sonreír: me merezco disfrutar todo esto".

Para explicar la trayectoria de Mariona Ortiz (Calella, 1992) en estos dos últimos años hay que recurrir a términos emparentados con el clásico viaje del héroe: hay algo de superación personal, una laboriosa victoria sobre los demonios íntimos, un tránsito progresivo hacia la redención. Hace dos veranos, la base catalana pensaba en la retirada, después de un periplo de cinco temporadas en equipos de Polonia y Bélgica, más el regreso a España para jugar un año en el Estudiantes. En realidad, Mariona confiesa que varias veces a lo largo de su carrera ha pensado en dejarlo, acosada por la insatisfacción y una muy poco generosa autoexigencia personal y deportiva. También por persistentes problemas de rodilla que contribuían a una aguda sensación de desencuentro con el baloncesto.
Hasta que llegó a Zaragoza, "un lugar de paz" en sus propias palabras; un entorno de crecimiento individual y colectivo retroalimentado, de lo deportivo a lo personal y vuelta. A los 32 años, ese proceso ha convertido a Mariona Ortiz en una jugadora referencial en el equipo zaragozano, en la nacional más valorada (MVP) de la última Liga Femenina y, por fin, en una de las integrantes de la Selección de España para los Juegos Olímpicos. También en una deportista inspiradora, abierta a compartir sus incertidumbres personales, la terapia como palanca de evolución personal y la positiva transferencia de ese trabajo a su baloncesto. A pocos días de viajar a París, Mariona Ortiz irradia luz.
¿Cuál ha sido el recorrido de tus sensaciones a lo largo de estas semanas desde la llamada a la Selección, la preparación, la entrada en la lista definitiva...?
Siempre he sentido mucho agradecimiento, sobre todo a Miguel [Miguel Méndez, seleccionador], porque me ha dado la oportunidad de competir por un puesto en la lista. Y mis sensaciones en todo momento han sido de felicidad, por el hecho de estar ahí y poder devolver esta oportunidad. Me he tomado estas semanas con el objetivo de disfrutar y estar bien día a día, sin ir más allá. A partir de ahí, si entraba en la lista, perfecto; y si no lo hacía, lo habría entendido perfectamente porque soy consciente de que mi posición está muy cotizada. He disfrutado cada día e intentado hacerlo lo mejor posible.
El puesto de base está muy cotizado… pero en este momento también lo está Mariona Ortiz.
Los dos últimos años en Zaragoza han sido in crescendo, cada vez me he sentido mejor y eso se ha visto en la pista. Pero siempre he tenido muy claro que en la Selección mi rol es diferente. Sin duda lo que he hecho a lo largo de la temporada tiene que ver, me ha ayudado a estar aquí, pero una vez que llegas a la Selección tienes que adaptarte y comprender tu papel, porque estás rodeada de jugadoras que son muy buenas. Soy feliz estando en el grupo y la intención es ayudar todo lo que pueda.
¿Cómo has enfocado ese cambio de rol?
En Zaragoza soy... bueno, un pilar, una de las piezas importantes: tengo muchos minutos y eso te da más oportunidades de jugar bien. Aquí entiendo perfectamente que Maite [Cazorla] es la base de la Selección a día de hoy, tiene que ser así. Por mi parte trataré de aportar mis virtudes, el juego en el poste… en definitiva ser yo misma y tratar de complementar a Maite o a Leticia [Romero] o a quien sea.
¿Te has imaginado ya los Juegos? Para un deportista son algo más que una competición, hay mucho de experiencia personal.
No me lo he imaginado, la verdad. Creo que aún estoy en proceso de creerme que voy a vivir unos Juegos, no lo he asimilado del todo. Me parecía algo tan imposible hace tres años que estoy en la fase de aceptación. Muy ilusionada, es sin duda una experiencia vital que contaré algún día a mis hijos y a mis nietos, pero sin perder de vista que lo más importante y lo que me ha traído aquí es el baloncesto. Creo que ambas cosas van de la mano.
"El desánimo me ha acompañado durante mucho tiempo. Cuando una ha estado en sitios tan oscuros, ya no te dan miedo, te sientes preparada: ahora quiero disfrutar, me merezco disfrutar después de lo que he sufrido"
Base de EspañaHas hablado abiertamente de tu evolución personal desde hace dos veranos: de la insatisfacción y el desánimo a este buen momento. ¿Le haces también preguntas a esta felicidad?
El desánimo me ha acompañado durante mucho tiempo y por eso le he hecho tantas preguntas. Es incómodo y lo cuestionas. No es lo mismo con la felicidad, que tratas de disfrutarla y deseas que dure lo máximo posible. Como todo en la vida, una es consciente de que se acaba terminando, pero estoy tratando de alargar estos dos años todo lo que pueda. Cuando una ha estado tantas veces en sitios oscuros ya no te dan tanto miedo, te sientes preparada para lo que puede venir. En este momento lo que quiero es disfrutar, porque me merezco disfrutar después de sufrir lo que he sufrido. Mira mis fotos estos días, en todas salgo sonriendo como una niña… y así es como me siento. Es muy importante que, de la misma manera que sientes y sufres los momentos oscuros, aproveches y disfrutes también los buenos.
Hace no mucho decías que aún no te creías merecedora del MVP de la Liga Femenina. Ahora sí te sientes merecedora de este buen momento… Es un avance, ¿no?
Estoy yendo a terapia desde hace seis años, de manera intermitente. Este último año, sabiendo que existía la posibilidad de los Juegos, volví a retomarla para hacerle frente y encontrar herramientas contra los posibles demonios que pudieran aparecer. Empecé hace cinco meses y siento que en este tiempo ha habido un progreso. Cuando dije eso estaba trabajando cosas que aún necesitaba trabajar: que a veces una no se siente lo suficientemente buena, el síndrome de la impostora… A día de hoy ya soy capaz de disfrutar. Y es una de las cosas de las que me siento más orgullosa.
Es raro que lo que a uno más le gusta pueda al mismo tiempo ser una carga terrible y una fuente de satisfacción… ¿Has hecho las paces con el baloncesto?
Al final entendí que no era el baloncesto, la esencia del baloncesto, lo que me trajo tantos problemas. Eran los agentes externos que lo rodean. Yo crecí en un ambiente de mucha exigencia. Eso sin duda me ayudó a llegar al alto nivel, pero también a crecer con una sensación de no estar nunca satisfecha, de no ser nunca suficiente. Cuando llegas a la élite, dependiendo del ambiente del que te rodees, esa presión aumenta y yo viví de forma constante con la sensación de que no era lo suficientemente buena. Daba igual lo que hiciera, siempre tenía que hacer más. La presión, la exigencia son realidades que acompañan al deporte de élite y que no son la esencia del baloncesto. La esencia del baloncesto es jugar, meter canastas, tirar, fallar… Es lo externo lo que provoca que el hecho de fallar sea malo. Ha sido un proceso que he tenido que aceptar, procesar ciertas cosas, aceptarlas y perdonarme a mí misma. A partir de ahí es cuando he sido capaz de entender que el baloncesto es algo muy fácil: lo que es tan complicado en este mundo es lo que hay alrededor.
¿Te sientes ahora más importante desde el punto de vista del juego?
Entender todas estas cosas me ha dado regularidad en mi baloncesto. Ahora soy capaz de aceptar que el baloncesto es un deporte de errores, procesar esos errores, asimilarlos. Ahora me resulta más sencillo seguir metida en el partido, sin comerme la cabeza. Creo que esto ha tenido mucho que ver en el MVP. El hecho de encontrar esa regularidad, de aceptar que va a haber momentos buenos y malos, que no eres perfecta y que eso está bien, todo eso me ha ayudado a estar más tranquila en la pista.
"Crecí en un ambiente de mucha exigencia, eso me ayudó a llegar a la élite pero también con una sensación de no ser nunca lo suficientemente buena: al final entendí que mi problema no era el baloncesto, su esencia, sino los agentes externos que lo rodean"
Base de EspañaHablemos de la competición en los Juegos. Empezáis con China y habéis jugado con ellas en esta fase de preparación. ¿Cómo las analizáis en un contexto de primer partido de un gran torneo?
De los tres rivales en el grupo es tal vez el más complicado, a priori. Jugamos un amistoso, pero somos muy conscientes de que ese partido no fue muy real, les faltaban tres jugadoras titulares. Ellas venían aún en preparación y van a ser un rival muy duro para arrancar los Juegos. Sin duda es muy importante empezar bien, con buen pie, por confianza, para afrontar mejor los dos partidos siguientes. Nuestra filosofía es ir cada partido al máximo, no entrar en especulaciones, qué es mejor o peor: lo mejor siempre es ganar cada partido y dar el máximo posible. Y a ver dónde nos pone la clasificación y qué pasa.
¿Qué os dice como grupo el balance de esta preparación: resultados, juego, evolución…?
Para mí la preparación sirve para eso… justo lo que dice la palabra: para preparar cosas, probar. No creo que uno tenga que analizar mucho más allá de sacar lo máximo posible, en términos positivos, de todo lo que vas haciendo. ¿Vas a un partido y pierdes? Bueno, pues eso también sirve para ver en qué te has equivocado y que no vuelva a pasar. Creo que todos los equipos lo enfocan así, porque lo importante al final es cómo llegas a la competición, en ese momento, no lo que has hecho antes.
¿Y cómo llega España? ¿Qué fortalezas ha construido el equipo?
La defensa siempre ha caracterizado muchísimo a España. Es lo que he percibido aquí, queremos que la defensa sea un factor clave porque robar balones es lo que te permite correr y sumar puntos fáciles. Tenemos muchas jugadoras que pueden hacer muchas cosas y eso es muy bueno. Hay mucha versatilidad, tenemos especialistas de tres, jugadoras muy creativas y muy buenas en lo ofensivo, buenas defensoras… Somos muy completas como equipo y eso nos convierte en un rival difícil.
Hay una favorita clara y varias candidatas. ¿Qué lugar ocupa España?
Estados Unidos siempre va a ser la favorita. Por detrás de ellas, creo que todo va a ser bastante competido. España puede estar ahí. Va a depender mucho del rival de cuartos: el objetivo tiene que ser pasar primeras y evitar en el cruce a Estados Unidos. A partir de ahí todo es posible, una vez que pasas esa frontera de cuartos todo resulta mucho más difícil, pero esta selección ya ha demostrado lo buena que es compitiendo.