El síndrome RED-S tiene a los escaladores en vilo: "A largo plazo se están poniendo en riesgo"
La federación internacional de escalada ha instaurado un protocolo de control frente al RED-S, un síndrome que puede provocar graves problemas de salud a deportistas de élite.

"Mi madre me dice que no le gusta que esté tan flaca", confesaba Ana Peleteiro a Relevo hace tan solo unos días tras proclamarse campeona de Europa de triple salto. "Pero tengo que continuar afinando el cuerpo". Este es un proceso aceptado por los deportistas de élite que ven la cuenta atrás para una gran competición como un período de 'afinación' donde maximizar sus esfuerzos, dejar su cuerpo sin un gramo de grasa e intentar llegar a un punto óptimo de rendimiento. El objetivo es llegar lo más cerca del límite como sinónimo del mejor estado de forma posible.
El gran número de deportistas de primer nivel tienen este proceso bajo un exhausto control médico, pero no siempre es así y empieza a crecer una "alarma" sobre lo que se está dispuesto a sacrificar para lograr los éxitos. Bajo el nombre de síndrome RED-S [en sus siglas en inglés: Deficiencia energética relativa en el deporte], un importante número de deportistas ya han empezado a cruzar una línea roja que les provoca problemas en el presente, pero sobre todo problemas graves a futuro. "
"Es muy frecuente, afecta al 25% de deportistas", analiza César Canales, médico de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) y vicepresidente de la comisión médica de la federación internacional (IFSC), a Relevo. Este profesional conquense es uno de los impulsores del primer protocolo de una federación internacional para detectar, prevenir y frenar esta realidad de la que muy pocos quieren hablar.
Pero, ¿qué es el síndrome RED? "Cuando existe un deterioro en las funciones fisiológicas del atleta provocado por la baja disponibilidad de energía", señala Canales. "Si gasto 3.000 kilocalorías e ingiero 2000 kilocalorías con el objetivo de perder peso, consumo menos cantidad de la que gasto a esos niveles y lo que voy a hacer es autoconsumirme. Mi cuerpo siempre va a estar en catabolismo, en destrucción".
Una situación que provoca "un montón de alteraciones corporales que hacen que poco a poco nos vayamos consumiendo" y propiciando problemas de carácter endocrino, hematológico, cardiovascular, digestivos, inmunológico, del metabolismo óseo y de la función menstrual. Un tsunami corporal que ya no es un aviso, sino una cuestión preocupante: "Cuando vemos síntomas, ya vamos muy tarde".
"El deportista entra en depresión"
Vicepresidente de la comisión médica de la IFSC"Una vez que caes, las consecuencias pueden ser bastante importantes", comienza Canales sobre un síndrome al que denomina como un "enemigo invisible". La IFSC comenzó un intenso trabajo en el verano de 2023 después de que el entonces director de la comisión médica Eugen Burtscher y el miembro Volker Schoeffl dimitieran de dicho comité por lo que consideraban una "inacción ante los desórdenes alimentarios y el RED-S que afectaba de manera sistemática a la escalada" por parte de la federación internacional. "Volker era muy beligerante porque lo había vivido en sus carnes con gente que conocía. Había atendido a escaladores con este problema y les habían quedado secuelas de por vida. Incluso, alguno había optado por la vía letal de quitarse la vida. Esta es una de las cosas que ocurre, porque el deportista entra en depresión".
En las deportistas femeninas, los síntomas son mucho más patentes y se conocen mucho antes. "La primera manifestación en las mujeres es la pérdida de la regla, que conlleva osteoporosis, mala función muscular, riesgo de fracturas, problemas mentales a nivel de ansiedad, depresión, transtornos de la conducta alimenticia... es decir, un maremoto de manifestaciones".
Sobre esta pérdida de la menstruación, a Canales se le quedó marcado hace unos años el testimonio de una atleta española de alto nivel y que tiene a los que deben ser grandes responsables de su protección como culpables: "Me pidió consejo y me dijo que su entrenador le había dicho que prefería que no tuviera la regla. Me quedé boquiabierto". Por lo tanto, los técnicos y las personas del entorno tienen una labor clave en la detección y, también, en no llevar al deportista al precipicio: "El papel fundamental es de los entrenadores, fisioterapéutas o del círculo más cercano al deportista. Solo algunos tienen al médico en el núcleo duro cercano del deportista". Otra de las posibles consecuencias entre las mujeres es la infertilidad. "Dejan la competición, quieren ser madres y no pueden. O que su vida se ve truncada y ya van dando trompicones el resto de su vida".
El doctor Canales también alerta sobre las consecuencias de problemas físicos de los deportistas que ya se dan como lesiones 'normales' pero que pueden estar siendo ya síntomas del mencionado síndrome. "Cuando hay deportistas con fracturas de estrés, cuidado. Por ejemplo, un marchador o un maratoniano que sufre fractura de sacro. El sacro puedo decir, yo que los he visto en vivo, que es un hueso muy, muy, muy potente y a lo mejor con esa rotura hay que buscar una explicación más profunda". Y es que este tipo de lesiones demasiado habituales pueden tener también 'secuelas': "Si yo tengo una fractura de estrés en la cabeza del fémur y a raíz de eso tengo una artrosis precoz, puedes ser candidato a una prótesis de cadera con cuarenta y poco años".
"Estar fino no significa pasar hambre"
Vicepresidente de la comisión médica de la IFSCEn plena cuenta atrás para eventos de la magnitud de unos Juegos Olímpicos, los riesgos se hacen grandes y los problemas esperan a la vuelta de la esquina. "El entrenamiento es muy exigente a alto nivel y podemos tener problemas cuando el entrenador nos dice que sobran dos kilos, que hay que afinar...", señala Canales. "El concepto de estar fino es bueno porque te da un buen rendimiento bastante adecuado y una composición corporal de acuerdo a tu disciplina... pero estar fino no significa pasar hambre".
Para controlar la situación lo máximo posible, la IFSC ha instaurado unos controles previos a las competiciones en los que, quien no los supera, es vetado de la competición. "Estableceremos unos marcadores en los cuales, si un deportista tiene claros indicadores de enfermedad, no se le deja competir". Aunque parezca un sistema como el antidopaje, Canales señala que tiene una gran diferencia: "En los controles antidopaje se busca a quien quiere engañar y aquí lo que se pretende es vigilar el riesgo de enfermedades". En la escalada, según Canales, el nuevo protocolo de control ha sido "una exigencia de los propios escaladores" porque están "alarmados y alertados con este tema".
El experto encargado de la lucha del RED-S comprende que "es complicado no hacerlo porque los rivales lo hacen", pero apuesta porque sean las federaciones internacionales las que "ojalá tomen medidas" para frenar los riesgos: "Hay que promover un deporte más sano, hacer que el deportista no sea juguete roto; éticamente, como médicos, no podemos dejar a nadie atrás". Sobre todo y además, porque los deportistas también son referentes: "El deporte olímpico tiene una mayor visibilidad y también crece la motivación de otros practicantes que pueden copiar inputs que no son del todo buenos. Podrán tener un grandísimo rendimiento deportivo, pero a largo plazo están poniendo en riesgo su salud".