Secretismo, nervios y máxima seguridad en el estreno de Israel en los Juegos: "Nos odian por ser judíos"
La tensión sociopolítica llega hasta el Parque de los Príncipes en el estreno del país hebreo en París 2024.

Una hora en los aledaños del Parque de los Príncipes basta para percatarse de que el conflicto entre Israel y Palestina ha llegado a las calles de París. A dos días de la ceremonia inaugural, en el estreno oficial del país hebreo en los Juegos Olímpicos, la Policía de la capital francesa ha desplegado un dispositivo de seguridad sin precedentes.
Cientos de agentes armados han blindado el estadio del París Saint-Germain desde dos horas antes del inicio del encuentro entre las selecciones de fútbol de Israel y Malí. En el metro, a caballo, en furgones o incluso desde el aire, los oficiales han velado por la seguridad de un choque que, como todos en los que compita Israel, contará con medidas de seguridad extremas.
Todo está medido al detalle. Tanto, que el anillo de seguridad que filtra a los aficionados con entrada está ubicado a más de 200 metros del estadio. Allí, la Policía revisa cada entrada mediante códigos QR y cachea, sin excepción, a todo aficionado que accede al recinto.
"Yo nací en Francia, aquí en París, pero apoyo a Israel", confiesa a Relevo uno de los pocos aficionados que porta una bandera israelí en los aledaños del Parque de los Príncipes. "A falta de que Francia compita, lo hemos decidido así, porque no hay mucha gente que anime a Israel por aquí".
El motivo, cuentan, el vínculo religioso. "Somos judíos", declaran al unísono los dos entrevistados, uno de ellos con la bandera del país hebreo a modo de capa. "Toda esta seguridad… [mira a su alrededor] Para nosotros es un poco difícil la situación que estamos viviendo. La gente nos odia porque somos judíos. Da igual que no seamos de Israel, somos judíos y por ese motivo nos odian. Lo sentimos así. Y nos da mucha pena".
Tal es la tensión en torno a Israel, que se producen episodios de lo más llamativos. En una hora, Relevo solo ha podido distinguir a una decena de personas con banderas del país gobernado por Benjamin Netanyahu. Pues bien, una de ellas, una mujer de mediana edad que espera a su marido enfundada en la bandera de Israel, ha recibido muestras de cariño de hasta tres grupos de desconocidos, ninguno de ellos identificados con ningún símbolo de Israel.
Los primeros, todos hombres jóvenes, tocan el hombro de la mujer y, cuando ésta se voltea, señalan la bandera y levantan el pulgar sin levantar la voz, casi susurrando. La discreción es llamativa. Y se repite hasta en dos ocasiones más antes de que arranque el partido.
"Todo esto es una locura", añade otro francés que apoya a Israel este miércoles ante Malí. "Yo soy de París, nací y crecí aquí, pero tengo hijos en Israel, y no entiendo por qué la gente nos odia. No termino de sentirme seguro en una situación como esta. Hoy es el primer día con Israel compitiendo en los Juegos. Veremos qué pasa de ahora en adelante".