La parapenaltis del hockey español que renunció a meter goles: "Si a una niña le das a elegir, cogerá antes un palo"
Clara Pérez defenderá la portería de la Selección española de hockey sobre hierba en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Tiene 22 años, pero cualquiera que la escuche puede pensar que la portera de la Selección española de hockey sobre hierba es pura experiencia. Famosa por su agresividad y seguridad bajo la portería, y sobre todo por su don con los shootouts (así se llama en hockey al duelo uno contra uno parecido a un penalti entre jugador y portero), como demostró en el preolímpico, Clara Pérez atiende a Relevo mostrando una madurez que dice haber conseguido "antes de tiempo", a menos de dos meses de la cita histórica que tiene con los Juegos Olímpicos de París 2024.
"España tiene un gran potencial. Podemos aspirar alto, pero por el momento estamos con los pies en la tierra. Lo importante será ganar cuatro partidos de la fase de grupos y a partir de ahí enfocar cada partido como si fuera una final. Creo que si vamos con esta mentalidad podemos llegar lejos", declara la portera del Atlético Terrasa. Las 'RedSticks' brillaron en el preolímpico con una Clara Pérez como protagonista con sus paradas en los shootouts en semifinales, donde se hizo grande parando los tres que lanzaron las irlandesas. "No fue sencillo, pero estaba muy segura del trabajo previo. Sabía que iba a salir".
Habla como una auténtica líder y veterana. Sabe que el foco está puesto en ellas. "Este equipo da frutos bajo presión. Guerrero, que confía en sí mismo y no deja de luchar hasta que pita el árbitro. Nosotras mismas somos las que queremos conseguir grandes cosas y trabajamos para ello". Las expectativas puestas en ellas parece no afectar, sino hacer crecer más a las de Carlos García.
Ser portera es para valientes
Lleva tiempo demostrando que la portería de la Selección española no le queda grande, pero París será su mayor reto hasta ahora como primera vez en unos Juegos. "Ahora que estoy a las puertas, tengo ilusión y ganas de demostrar que soy lo suficientemente capaz". De hecho, no considera que la inexperiencia sea algo negativo para ella. "El rival no me conoce, no sabe lo que puedo hacer. Fuera nadie sabe quién es Clara Pérez".
Al destacar la seguridad y madurez que desprende tras el teléfono se le salta la risa. "Me lo dice todo el mundo". Cuenta que fue por el fallecimiento de su madre, que le inculcó los valores del deporte y de ella sacó la vena competitiva. "Mi fuerza es por eso desgraciadamente. Tengo a mi padre que siempre me ha dado alas para confiar en lo que siento, y equivocarte también es aprender. Una filosofía que tengo gracias a nuestro entrenador de porteras es que hagas lo que hagas, hazlo al 100%. Si sale bien o mal ya se analizará, pero al menos que cuando lo hayas hecho sea a tope".
No tiene un papel sencillo desde la portería. "Normalmente, una niña, si le das a elegir, cogerá antes un palo a unas protecciones". Precisamente no es fácil moverse con ellas, y algo que destaca de sus características como portera es la agilidad y velocidad que tiene para ello. "No pesan tanto como parece, son como de goma espuma. Muchas veces no noto ni que lo llevo". Otro punto fuerte que tiene es la capacidad de lo que dicen llamar "identificación de ventajas". Es un momento puntual, cuando la jugadora que ataca enseña la bola a la portera y esta tiene que saber cuándo es el momento de intentar robarla. Algo que quizá no recibe el mérito que merece.
De parar goles a meterlos
Igualmente, ya sabe qué es tener el protagonismo del gol. Durante una etapa de su carrera, dejó las protecciones de portera para marcar goles como delantera al compaginar entrenamientos con su equipo y también en una categoría superior. "Aun así, siempre he sabido que mi sitio era la portería".
Aunque la etapa en la que está ahora considera que es de las mejores, no siempre ha sido así. Hubo una época en la que dejó el hockey al pasar por un mal momento. "A veces se nubla un poco el camino y tienes que buscar señales que te hagan volver. Estaba en un momento oscuro, no estaba cómoda ni a nivel club ni selección, no le dije nada a nadie y me lo tragué yo sola. Luego vi que era donde tenía que estar, volvieron las ganas".
Tiene claro que el hockey no es un deporte que destaque en la sociedad ni entre los niños, y tampoco lo fue para ella, que siempre hizo deporte por su madre, pero empezó con su hermano en el atletismo, el pádel y el baloncesto. Hasta que en frente de su casa, los fines de semana, unos entrenadores se acercaban con palos y bolas para que fueran los niños a aprender. "Creo que era la manera de que mis padres se relajaran y nos dejaban ahí", confiesa entre risas.
De ahí, pasó a apuntarse al club Linia 22 tras picarle el gusanillo de querer seguir mejorando, pero sin dejar de compaginarlo con el baloncesto, donde también competía. "Cuando se me juntó todo y tuve que decidir, me llega una carta de la Selección catalana de hockey y tiré por ese camino, a ver a dónde me llevaba. Quería competir al más alto nivel. En el hockey me vieron algo y por eso fue".
Define la profesionalización de este deporte como algo que está "estancado". Vivir del hockey no es algo sencillo en España. Por lo que tiene claro que debe pensar en su futuro cuando se retire, por muy lejano que pueda sonar todavía. Estudió medicina durante tres años, con todo lo que eso supone para compaginarlo con el deporte de élite, pero lo dejó. "Me di cuenta de que no era para mí. Luego conocí el mundo de la organización de eventos deportivos, hablar con patrocinadores, sentía que me llamaba la atención. Empecé un grado de marketing y al ser online me es más fácil". Aunque como trabajo post hockey, tiene pensado montar una escuela de porteros. "En España hay pocos y me gustaría que crezca mi posición".